Secreto de Familia

Mi hermana es mi diosa sexual y tenia esperanza de poder tener sexo con ella, pero sucedio lo nunca inesperado.

Secreto de Familia

Por Georgina del Carmen

Actualmente tengo 22 años y desde que tengo memoria soy lo que se puede denominar como un caliente empedernido, desde entonces he sentido deseos sexuales por mi única hermana, Giselle quien es 3 años mayor que yo, he hecho todo lo que los adolescentes hacen cuando sienten deseos carnales por alguna mujer de la familia, me apoderaba de su ropa interior sucia para olfatear su aroma intimo, besarla, lamerla y masturbarme frotándome la verga con ella mientras fantaseaba que disfrutaba el suculento cuerpo de Giselle.

He de puntualizar que mi candente hermana, desde que recuerdo, tiene un gusto exquisito por la lencería fina, pequeñita, coqueta, provocativa llena de encajes y transparencias, una o dos veces por semana usa liguero con medias y a veces no usa ropa interior. Su vestuario exterior es como el de cualquier otra chica de su edad con breves minifaldas y pantalones ajustados a la cadera que por la pretina dejan ver la parte superior sus diminutas pantaletas tipo tanga y por ser bajita de estatura siempre usa zapatillas de tacón muy alto que solo se quita para bañarse y dormir.

Los deseos por verla desnuda se habían convertido en obsesión, lo ideal seria verla cuando se bañara, pero era imposible poder hacerlo, simplemente no había modo de observarla. La última opción era en su recamara, y la única manera era a través de la rejilla de ventilación que hay en cada una de las habitaciones de la casa. Por casualidad la rejilla que había en mi recamara esta justo en el mismo lugar que en el de la de ella, es decir el muro estaba totalmente perforado y el hueco cubierto con las mencionadas rejillas de ventilación.

Trepé a una silla y me di a la tarea de sacarle los tornillos, separé la rejilla y metí la cabeza en la cavidad. Estuve a punto de gritar de alegría, la rejilla que se encontraba en la recamara de Giselle tiene las ranuras orientadas a hacia abajo por lo que desde ahí dominaba totalmente la habitación, por fin podría hacer realidad el sueño de ver encueradita a mi cachonda hermana. Solo tendría que mantener la luz de mi habitación apagada y evitar ruidos que pudieran llamar su atención.

Las horas que había de esperar a que llegara la noche para poder observar encueradita a mi hermana se me hicieron eternas, tal parecía que los relojes se habían detenido.

Por fin llegó la noche y la hora en que Giselle llegó a casa, luego esperé impaciente a que se despidiera y se fuera a su recamara, enseguida hice lo mismo y presuroso, a obscuras, retiré la rejilla de mi cuarto y metí la cabeza al hueco disponiéndome a mirar a mi hermana en su expendida desnudez.

Luego de acomodar sus cosas y elegir el vestuario que usaría el día siguiente Giselle procedió a quitarse la ropa, principió por la blusa quedando solo en el pequeño brassiere de media copa en color negro que sostenían sus hermosas chiches, luego el ajustado pantalón que portaba para quedar en las diminutas pantaletas tipo tanga que hacían juego con el sostén, conservaba aun las zapatillas de tacón alto y procedía a limpiar su rostro del ligero maquillaje que usaba.

Verla solo en lencería me había puesto la verga en su máxima dureza, la saqué de mi pantalón para masturbarme ante aquel excitante espectáculo erótico que me regalaba mi cachonda hermana. No perdía detalle de todos sus movimientos admirando detenidamente cada una de las partes de su majestuoso cuerpo, sin duda lo mejor que tenia eran sus nalgonas que miraba al descubierto gracias a las pequeñas pantaletas llenas de encajes por el frente y transparentes por la diminuta parte trasera, que se incrustaban entre sus poderosas nalgas. Sin embargo todo de ella me gustaba y me tenia al borde de la eyaculación.

El momento supremo estaba por llegar, Giselle se desabrochó el brassiere y retirándolo expuso a mi morbosa vista sus lindas chichitas, firmes y erguidas coronadas con un redondo pezón rodeado por una aureola color de rosa, al caminar por el cuarto, sus senos se bamboleaban levemente demostrando la dureza que sin duda tenían. Se paró frente al espejo y muy lentamente se bajó las pequeñas y translúcidas pantaletas hasta quitárselas por completo, quedando como en mis sueños, totalmente encueradita. Ya desnudita su cuerpo lucia mejor, sus nalgas sobresalían ante la brevedad de su cintura y sus muslos lucían gruesos y carnosos, lo mejor podía verlo a través del espejo, su panocha totalmente cubierta de espeso vello negro formándole un triángulo perfecto, que daba la impresión de traer una tanga negra, pero era su abundante pelambre.

A cada momento estaba a punto de venirme, y los espermas empezaban a salirse aun sin que friccionara mi endurecida verga. Con ojos desorbitados miraba el espléndido cuerpo de mi hermana, quien se probaba un coordinado de brassiere de media copa y pantaletitas tipo tanga en color rojo totalmente transparentes que seguramente usaría el día siguiente, era nuevo ya que le había quitado apenas las etiquetas.

Minutos después se volvió a desnudar por completo luciendo su cuerpo al natural ante mi lujuriosa mirada, volvió a colocarse las pantaletitas negras que había usado ese día y se metió a la cama apagando la luz y disponiéndose a dormir. Bajé de la silla y me masturbé a placer repitiendo en mi mente las imágenes de Giselle encueradita hasta que me vine en la mejor masturbación que me hubiera hecho en toda mi vida.

Al día siguiente me levanté muy temprano ya con la verga a todo lo que daba de erección, disponiéndome a observar el momento en que mi hermana se levantara mostrándome nuevamente su desnudez, así fue aunque muy rápidamente ya que se cubrió con una bata y se fue al baño para ducharse, impacientemente esperé su regreso, cuando llegó inmediatamente se quitó la bata, estaba totalmente encueradita y procedía a secarse y cepillares el cabello, en tanto yo me frotaba la verga recorriendo cada palmo de su excitante cuerpo.

Sus nalgas, su velluda panocha, sus senos, los muslos, todo de ella me parecía de diosa erótica. Pude ver como frotó su cuerpo con loción en poses por demás cachondas y como se fue cubriendo con el transparente coordinado de brassiere y pantaletas rojo, luego una pantimedias color café claro y por último un minivestido azul claro que dejaba al descubierto mas de la mitad de sus encantadores muslos y lo ajustado de minivestido delineaba su cuerpo de forma muy provocativa, se calzó con unas zapatillas de altos tacones y se dispuso a salir a su escuela.

Corrí al baño y tomé los calzoncitos que se acababa de quitar aspirando embelesado el aroma intimo de mi hermana, los lamí, besé y froté mi verga con ellos hasta la eyaculación, además me los guardé en la bolsa del pantalón para olfatearlos durante todo el día en espera de que llegara la noche para poder volver a disfrutar del erótico espectáculo que Giselle me regalaría con su exquisita desnudez y con la esperanza fantástica de poderla ver masturbándose.

Durante todo el día estuve pensando en el candente cuerpo de Giselle con la verga bien parada y aspirando el aroma intimo de su raja sexual y su culito por medio de sus pantaletas sucias, lo que hizo que el día no se me hiciera tan dilatado. A lo largo del día me fui autoconvenciendo que era posible poder cogerme a mi hermana, si poco a poco le demostraba mis deseos carnales para con ella e ingenuamente lo daba por hecho como resultado de la extrema cachondez que mi hermana me producía.

Cuando Giselle llegó a casa no perdí ninguna oportunidad de mirarle las piernas al sentarme frente a ella y, por momentos, pude ver sus sensuales pantaletitas rojas al final de sus adorables muslos, lo que me ponía más cachondo y anhelaba que llegara la noche para poder disfrutar de su desnudo cuerpo e ilusionado con poder verla masturbarse.

Al fin llegó la hora y mi hermana se fue a su recamara y yo tras ella a mi habitación tomando mi posición en el hueco de la ventilación. La cachonda función estaba por iniciar y yo ya tenía la verga bien parada y sacada del pantalón en espera de ver el estupendo cuerpo desnudo de mi caliente hermana.

Agilmente se sacó el minivestido quedando en ropa interior y pantimedias, enseguida se quitó éstas y se calzó con unas sandalias destalonadas de tacón alto. Ahí estaba Giselle en brassiere y pantaletitas moviéndose por la habitación ante mis desorbitados ojos que no se llenaban con cada una de las partes intimas de su sensual humanidad, ratifiqué que lo que más me excitaba eran sus adorables nalgas, su abundante vellosidad pubica se podía ver claramente a través de las translúcidas pantaletas y el diminuto brassiere dejaba descubiertos mas de la mitad de sus ricos senos al punto de ver parte de sus pezones.

Se paró frente al espejo acariciando su cuerpo por encima de la ropa intima, creí que mi deseo de verla masturbándose se haría realidad. Desabrochó el sostén por el frente dejándolo caer al piso para masajearse las chiches con ambas manos. A poco sus manos recorrían todo su cuerpo, estaba cachondisima, se frotaba el vientre, los muslos, la panocha, las nalgas y su rostro denotaba la extrema calentura que le envolvía.

Aun sin música movía voluptuosamente su cuerpo como una desnudista profesional y lentamente se fue despojando de las minúsculas pantaletitas hasta sacárselas por completo, separaba sus muslos y frente a mi se dedeaba la raja pasando sus dedos por su hermoso culito y con la otra mano frotaba sus chiches, nalgas y muslos, se estaba masturbando ante mi morbosa mirada. Sentía que la verga me iba a explotar ante aquella maravillosa imagen y la leche se me empezaba a salir.

Era un espectáculo erótico indescriptible, mi hermana acariciaba su cuerpo en clara señal que estaba muy cachonda, seguía posando para el espejo, y claro sin saberlo para mí también, sin dejar de tocar lascivamente su delicioso cuerpecito. Tenia la verga parada en su máxima erección y a cada momento sentía que eyacularía ante la excitante exhibición.

Súbitamente la puerta de la habitación de Giselle se abrió, ella con tranquilidad volteó a la puerta sin intentar siquiera cubrir su desnudez. Me quedé petrificado el inesperado visitante era nada menos que... ¡mi padre!, Giselle contorsionaba su cuerpo con mayor lascivia que anteriormente exhibiéndosele en todos los ángulos posibles dejándole ver sus encantos más íntimos y se acercaba a mi padre contoneando su cuerpecito en forma por demás provocativa.

En cuanto llegó a él le echó los brazos al cuello y se fundieron en un apasionado beso en la boca, las manos de mi padre se apoderaron de las hermosas nalgas de ella friccionándoselas y hurgando entre ellas seguramente para tocarle su culito y su raja sexual, Giselle movía su cadera cadenciosamente repegando su vientre y peluda panocha en la entrepierna de él, quien al terminar el beso prosiguió chupeteándole las chiches ante la complacencia de mi hermana e hija de él, quien sin tener las manos quietas le agarraba la verga por encima de la bata que le cubría, era evidente que no era el primer encuentro sexual entre ellos.

Giselle se puso en cuclillas abriendo la bata de mi padre, poniendo en libertad su tremenda verga de colosal tamaño, las manos de mi hermana se veían pequeñitas al tomar la enorme tranca de nuestro padre, se la friccionaba horizontalmente en forma de masturbación en tanto besuqueaba la cabeza de tamaña macana y sin esperar mucho la empezó a mamar introduciéndola lentamente en su boca a cada chupete, era increíble que en unos cuantos minutos ya la enorme verga de mi padre había sido devorada totalmente y alojada en su garganta por su hija, mi hermana, y solo sus güevotes quedaron fuera de los labios de Giselle.

Varias veces la sacaba y volvía a meter en su boca, mi padre la puso en pie, se sentó en la cama e hizo que mi hermana girara dándole la espalda, mi padre incrustó su rostro entre las nalgas de Giselle besándole y chupándole el culito, en tanto ella sacando su cadera la movía circularmente con lentitud y se seguía friccionando las tetas.

Una vez que mi padre se sació del culo de Giselle, se puso en pie, la hizo girar y empinándola, apoyada en la orilla de la cama, procedió lentamente a penetrarla me era imposible ver si era por la vagina o por su divino culito, después de ver como se había tragado la colosal tranca todo era posible, el mete y saca del miembro de mi padre en la humanidad de mi hermana se generalizó tomando gran velocidad. La cara de mi hermana evidenciaba el gran placer que estaba recibiendo y su boca se movía diciéndole algo a mi padre y que yo no podía escuchar.

Luego de algunos minutos mi padre se recostó en la cama apoyando los pies en el piso y mi hermana dándole la espalda se montó en su vientre, ella misma se colocó la vergota de nuestro padre en su adorable culito, ahora podía ver con claridad su velluda panocha encima de donde la cabeza de la verga de mi padre empezaba a desaparecer incrustada en el culo de Giselle, ella seguía diciendo algo que no podía escuchar mientras lentamente la vergota de nuestro padre iba penetrando el conducto excretor de ella.

En un par de minutos ya solo los güevotes de nuestro padre estaban fuera del hermoso culito de mi hermana, se había devorado todo el enorme camote del "viejo" con su adorable agujerito. Por algunos instantes Giselle arremolinaba sus nalgas contra la verga de nuestro padre sabedora que la tenia toda adentro y a poco se fue levantando un poco para volverse a sentarse en el camote de su progenitor, una vez mas y otra y en cada una salía mas la verga del "viejo" para volver a incrustarse en el culito de mi hermana hasta que salía por completo la enorme verga pudiéndole ver en total expansión el culo de Giselle que volvía a "tragar" la colosal macana de nuestro padre incontables veces.

Minutos mas tarde mi padre se puso en pie e hizo que su hija, mi hermana, se pusiera en la pose de "perrita" colocándose tras ella para volverla a encular y arreciar el vaivén de su gran camote en el culito de Giselle, se podía escucha claramente el chasquido que producía el incesante choque del vientre de mi padre en las sabrosas nalgas de mi hermana. Minutos mas tarde mi padre sacó su enorme tolete del culito de Giselle y ésta ágilmente giró metiéndolo entre sus labios para mamarle, instantes después mi padre estaba eyaculando en la boca de ella que tragaba el esperma de mi padre sin dejar de chupetearle el formidable camote hasta que éste perdió la erección.

Se pusieron de pie y se besaron en la boca apasionadamente para retirarse mi padre de la habitación de Giselle. Ella se volvió a poner las pantaletitas roja para meterse en la cama disponiéndose a dormir bien cogida y enculada por su propio padre.

Cuando aquella pecaminosa sesión de sexo incestuoso terminó yo ya me había venido en seco y aun tenia la verga bien parada. No salía de mi sorpresa de saber que nuestro padre se estaba cogiendo a mi hermana, su hija. La gran sorpresa no me escandalizaba, solo me producía una gran envidia ya que con ello sabía que Giselle estaba prohibida para mí.

Ahora entendía muchas cosas que antes no me hubieran llamado la atención. Aquellas bolsas de tiendas departamentales que mi padre le daba constantemente a mi hermana y no me imaginaba que mi padre era quien le proveía de aquellas sensuales prendas íntimas. El por qué mi hermana tenía un auto nuevo y le complacía todos sus caprichos. Las constantes visitas de Giselle a la oficina de mi padre, ya me imagino las cogidas que ahí le daría. Y Más aun la compañía de mi hermana en los viajes de trabajo que constantemente mi padre realizaba al interior de la nación y al vecino país del norte.

Tengo que conformarme con espiar diariamente a mi hermana desnudita y masturbarme con sus pantaletas sucias y por supuesto disfrutar de las sabrosas cogidas que mi padre le da por lo menos dos veces por semana.

Georgina del Carmen

Nota:

Relato basado en los datos proporcionados por nuestro amigo cibernético "Incesto69", quien asegura son verídicos, y otorga autorización expresa para su redacción y publicación. En esa condición lo pongo a su consideración.