Secreto con mi padre (3ª parte)
Mi obsesión por el sexo de mi padre sigue aumentando
Desde esa tarde que había masturbado por primera vez a mi padre me obsesioné con su sexo. Hubo unos días que por la vergüenza, mi padre y yo nos evitabamos y cuando coincidíamos nuestros diálogos se limitaban a preguntas escueta y contestaciones con monosílabos. Después de un tiempo mi padre me confesó que su distanciamiento era por sentirse culpable y un mal padre por desear mis caricias. Yo cada noche me encerraba en mi habitación y me desnudaba. Me tumbaba en mi cama y cerrando los ojos recordaba el sexo de mi padre. Visualizaba mentalmente cada parte de su miembro, me excitaba recordando el calor que emanaba cuando lo rodee con mis dedos.Separaba mis piernas y me acariciaba imaginando que volvía a masturbarlo, ponía mi mano abierta sobre mi vagina y al cerrar la mano imaginaba que era la mano de mi padre agarrandola. Me corría pensando que papá acariciaba y masturbaba mi coñito.
Aquello era una obsesión. De masturbarme por las noches pasé a masturbarme también cuando me despertaba antes de ir al instituto. Mi cuerpo cada vez me exigía más y por la tarde interrumpía mi hora de estudio para masturbarme en el baño. Cuando me masturbaba sentia que descargaba una tensión muy fuerte pero al correrme muchas veces deseaba poder abrazarme a mi padre como aquella tarde. De evitar encontrarme con mi padre pasé a necesitar de su contacto. Sin decirnos nada, si lo encontraba en la cocina, en el salón sentado o donde fuera y asegurándome que mi madre no podía vernos, lo abrazaba fuerte y sentía el cuerpo de mi padre temblar. Apoyaba mi cabeza en su pecho y escuchaba su corazón latir muy acelerado. Muchas veces , sobre todo si papá llevaba pijama , sentía que se ponía muy nervioso y al separarse de mí no podía ocultar su erección y se iba avergonzado.
Una noche que mi madre se acostó temprano nos quedamos solos en el salón. Mi padre estaba en el sofá grande y yo en el otro. Lo miraba y sin decir nada me levanté y me senté a su lado. Apoyé mi cara en su pecho y sentí de nuevo el corazón agitado de mi padre. Me sentía feliz estando así pegada a él. Por un momento pensé que parecíamos una pareja de verdad. Él no dijo nada cuando desabroché su pijama poco a poco, dejando su pecho desnudo. Le dije a mi padre que esperara un momento y salí del salón. Sabía que si cerraba la puerta del fondo del pasillo, aunque mi madre se levantara nos daría tiempo a ocultar lo que deseaba hacer. Volví al salón y me abracé de nuevo a mi padre. Ahora éramos los dos los que temblábamos. Besé el pecho de mi padre y mi mano acariciaba su vello. Tenía mucho vello y me gustaba su suavidad. Mis dedos jugaban con sus pelos. Al mirar hacia abajo ví la erección de mi padre bajo el pijama. Mis dedos se deslizaban por sus pelos que dibujaban un sendero desde el pecho pasando por su ombligo y continuando hasta más abajo de la goma del pijama. Acaricié su ombligo, su pubis. Miraba fascinada el bulto del pijama, cada roce mío hacía que ese bulto diera como un salto. Mi mano se introdujo por la goma del pijama y rocé su sexo. El contacto con aquel miembro me hizo suspirar contra su pecho.Lo comencé a masturbar despacio y papá gemía muy excitado. Sentía su polla totalmente dura, caliente, el glande estaba húmedo y mojaba mi mano y el pijama. Estaba muy excitada masturbando de nuevo a mi padre y deseé con todas las fuerzas volver a versela. Le bajé el pijama y se la miré. Por fín la tenía de nuevo delante mía. Papá miraba mi mano en su polla y gemía. Yo también miraba y desee mirarla de cerca. Me tumbé con la cara en sus muslos y seguí masturbandolo. Me fascinaba ver aquella polla tan cerca. Mi mano se movía arriba y abajo. Miraba sus testículos. Mi mano libre acarició aquellos vellos canosos que los cubrían. Por primera vez sentía el olor de un hombre excitado y me atraía mucho. Papá gimió cuando acerque mi cara y con curiosidad olí su sexo. La mano de mi padre se metió por dentro de mi braguita y por primera vez sentí que alguien me acariciaba mi vagina. Me comenzó a masturbar y sus caricias me hacían gemir. Su polla me rozaba la cara, la nariz, me rozo los labios y sentí el deseo de probarla. Papá aumentó el ritmo de sus caricias en mi clítoris cuando notó mi lengua rozar su glande. Gemí al sentir como me iba a hacer correrme. Abrí los labios y aquel glande resbaló en mi boca. Mi mano seguía masturbandolo y sentía en mi boca la tensión de su polla. Papá me estaba haciendo correrme y metí más su polla en la boca. Sentí un chorro fuerte salir de su polla. Me asusté y la saqué de mi boca al tiempo que seguían saliendo chorros de semen contra mi cuello y pijama. Mi orgasmo duró unos segundos y mis piernas temblaban sin control. Sentía en mi boca el semen de ese primer chorro y sentí que era un sabor diferente a nada conocido. Sentí que estaba feliz y lo tragué. Nos miramos con esa extraña mezcla de vergüenza por sentir lo que nos estaba pasando. Mi padre al ver que tragaba su semen, acercó sus dedos mojados por mi orgasmo a su boca y los lamió.
Papá me llevó en brazos a mi cuarto y me metió en cama. Nos miramos y los dos sabíamos que lo nuestro no tenía freno. Estábamos asustados pero felices...
Por favor si alguien desea ponerse en contacto conmigo envienme correo.Me gustaría conocer gente que viva una situación similar a la mía. Saludos