Secretary 2

Exhibida y entregada

-¿Con cuantas mujeres ha estado?- me preguntó mi secretaria.

-No lo sé con precisión, unas cuantas- respondí – y tú, ¿con cuántos hombres?

-Solo dos, mi marido y usted-

-¿Porque me lo preguntas?- repuse

-Me imaginaba ser como usted, haber estado con muchos hombres, tener muchas experiencias, he descubierto cosas a su lado que nunca imaginé y que me hacen sentir una mujer especial, no puedo evitar pensar que me perdido mucho-

-¿Y con mujeres, has estado con alguna?-

-No-

-¿Y te gustaría probar?-

-Cuando me iba de la oficina esos días en que usted se quedaba aquí con la señora de García, he fantaseado con que me invitan a quedarme y unirme a ustedes, he pensado muchas veces en ello e imaginando que usted me entrega a ella y que me hacía cosas-

-Mmm… que interesante, pues hemos de solucionar eso, te entregaré a otros hombres y a mujeres también-

-¡Señor! No sé si estaré preparada para eso- dijiste sobresaltada

-Lo estarás, tranquila, prometo cuidar de ti-

-Me encanta que cuide de mi- me dijo sonriendo complacida.

La abrace y bese tiernamente, deje en tu oído un –me gusta cómo te entregas a mí- y ella me respondió con un –me enloquece entregarme a usted-

-Organiza la mañana del martes para no recibir visitas después de las doce del mediodía, espero a Luis y no quiero que nos molesten, ah! y ese día ponte muy sexy, tengo una sorpresa para ti-

Las sesiones de obediencia y sumisión en el despacho continuaron cotidianamente, no siempre podíamos hacer lo que nos apetecía, pero cuando la ocasión se presentaba y el trabajo nos lo permitía volvíamos una y otra vez a nuestras prácticas.

Martes.

Un ritual diario se estableció entre nosotros sin yo proponérmelo, alguna vez yo se lo pedía pero finalmente ella tomo la iniciativa, a primera hora cuando abríamos el despacho sin yo decirle nada, ella se subía la falda y me mostraba como iba vestida por dentro, ese martes al subirse la falda comprobé que bajo la misma solo llevaba las medias con encaje a medio muslo, no llevaba puesto el tanga como de costumbre y su depilado sexo se mostraba desnudo a mis ojos.

-¿Y eso?- le dije

-me dijo que me pusiera hoy muy sexy y me apetecía estar así para usted, ¿me va a castigar por no decírselo?- me dijo sonriendo maliciosamente.

-¡A la mesa!-

Sumisa y sonriendo complacida te inclinaste y pusiste tus antebrazos en la mesa con las palmas boca abajo, abriste ligeramente las piernas y cerraste los ojos suspirando esperando el ansiado castigo.

Subí tu falda y deje al descubierto tu esplendido culo que ponías en pompa descarado para recibir el castigo, pase mi mano por tu sexo y mis dedos penetraron dentro de ti comprobando que estabas muy húmeda, mi mano dejo unos azotes en tu culo y de tu boca salieron palabras entre gemidos pidiéndome más…

Una regla de madera continuó el castigo, los cachetes de tu maravilloso culo enrojecieron al mismo ritmo en que mi polla endurecía.

-De rodillas- te dije.

Arrodillada ante mí te mostré mi erección bajo el pantalón.

-¿Puedo chupársela señor?-

-Apresúrate, hemos de empezar a trabajar- respondí

Liberaste mi sexo de sus mazmorras de tela y lo acogiste en tu boca sedienta de mí, apuraste tus caricias con labios y lengua, mientras tus manos estimulaban mis testículos hasta que explote en tu boca que hambrienta me exprimió y trago mi esencia limpiando glotona y concienzuda hasta la última gota de semen.

-Te quiero caliente y muy excitada esta mañana, no te correrás por el momento- y abriendo el cajón de los juguetes te dije –ponte el plug mediano, quiero que tu culo esté preparado para ser penetrado en cualquier momento-

Sin mediar más palabras, con gesto excitado y la mirada expresando lo golfa que te sentías en aquel momento, lo humedeciste con tu boca y te lo introdujiste en el culo ante mí.

-Y ahora a trabajar- te dije.

….

Luis era más amigo que cliente, un hombre mayor que yo, éramos buenos confidentes y compañeros de travesuras, incluso habíamos compartido una amante, la mencionada señora García en más de una ocasión para hacer tríos o separadamente.

A las doce habíamos quedado en mi despacho, me proponía exhibir a mi secretaria ante él y comprobar hasta donde llegaría su entrega y sumisión, quería también complacer su deseo de conocer otros hombres y seguir haciendo de ella una mujer ardiente y obediente.

-Buenos días Don Luis, saludaste cuando entró-

-Buenos días Flor, estas muy guapa hoy-

-Gracias Don Luis- respondiste a su galantería.

Luis pasó a mi despacho y tomo asiento al otro lado de mi mesa diciéndome:

-Aquí me tienes, ¿cuál es la sorpresa?-

Abrí la puerta de mi despacho para permitirte oír nuestra conversación.

-Hay una mujer muy especial en mi vida y me preguntaba si querrías conocerla- dije mirando cómo te estremecías ligeramente al escucharme.

Luis me miro extrañado, no entendió en ese momento porque abría la puerta y permitía que tú oyeras la conversación.

-No te preocupes, no tengo secretos para Flor- dije guiñándole un ojo.

En ese momento Luis comprendió que Flor jugaba un papel en la escena aunque aún no entendiera cual y me siguió la corriente.

-Y que hace tan especial a esa mujer- dijo

-Digamos que disfruta sometiéndose a mi voluntad, es sumamente obediente y enormemente ardiente-

-Mmmm, eso suena de maravilla-

-Flor, acércate por favor-

-Como sabes Luis es mi mejor amigo, sabes que se puede confiar en él, por eso voy a pedirte algo-

-Como usted diga- contestaste tímida y sonrojándote.

Tome un pañuelo de seda de un cajón de mi mesa y te dije –toma, véndate los ojos-

Tomaste sumisa el pañuelo y te vendaste los ojos, Luis en su asiento no daba crédito, se mostraba tan sorprendido como excitado por la escena.

-Muéstranos tu ropa interior por favor-

Se te notaba asustada y dudaste un instante antes de decir –es… es que… no llevo- dijiste avergonzada.

Luis no imaginaba que aquella mujer modosita que había sido mi secretaria y con la que había mantenido multitud de conversaciones y sesiones de trabajo, se prestara a algo como lo que estaba ocurriendo allí.

-Queremos comprobarlo- dije.

Te mantenías quieta dudando, junto a ti Luis te miraba expectante.

-Quizás prefieras que Luis te ayude- te dije.

Estabas confundida, tremendamente excitada y le dije a Luis: -súbele la falda-

Desde su asiento Luis te puso mirando hacia él y agarro tu faldita subiéndola lentamente, mientras tú, avergonzada con las manos apretadas contra tu pecho empezabas a jadear… al descubrir tus piernas semidesnudas con aquellas medias y más arriba tu precioso pubis depilado resoplo como un caballo en celo, -ufff!! Que mujer por dios Flor, estas divida!!-

Luis sentado al tiempo que te acariciaba te giró para verte por atrás, paseo sus manos por tu firme culo, recorrió con sus dedos tus glúteos dándose entonces cuenta de que tu culo estaba penetrado por aquel plug.

-¿Flor que llevas ahí?- dijo sorprendido

No acertaste a decir nada, estabas tan avergonzada como excitada, fui yo quien dije:

-Contesta a Luis por favor y haz lo que te pida,  hoy tú eres mi regalo para él-

-…Ssi… señor- respondiste tímida, -Don Luis es que el señor quería que estuviera preparada para ser… -dudaste pudorosa- pe… pene… penetrada por ahí.

-Oh! qué maravilla, me encantan las mujeres que disfrutan del sexo anal, date la vuelta y abre las piernas quiero ver tu sexo- y diciendo esto te giro ante si mientras yo me sentaba en mi sillón disfrutando de la escena al otro lado de la mesa.

Abriste las piernas ofreciéndole tu sexo y él lo acaricio suavemente haciendo que tu respiración se agitara conteniendo imperceptibles gemidos.

En mi sillón me abrí los pantalones y extraje mi polla erecta por presenciar aquella excitante escena y comencé a acariciarla.

Luis te volteo y reclino contra la mesa, te apoyaste en ella con las manos y quedaste con el culo expuesto para él y mirando para mí, aproveche para levantarme y sacarte el suéter y el sujetador dejándote solo con la falda y las medias y volví a mi asiento para seguir masturbándome.

Inclinada y expuesta permanecías con los ojos vendados, tus piernas se abrieron para dejar acceso a tu intimidad, Luis desde detrás de ti se bajó pantalones y calzoncillos dejando a la vista su enorme polla erecta como un palo, te abrazo desde detrás y manoseo tus pechos pellizcando y erizando tus pezones y arrancando los primeros gemidos descarados de tu boca que hacía gestos inequívocos de querer mamar una verga.

Luis tomo distancia y te abrió aún más las piernas inclinándote hasta que tus pechos tropezaron con la mesa, el plug ocupaba tu culo pero en esa posición tu húmedo coño quedaba a merced de la polla de Luis que sin pensarlo se abrió paso lenta y firmemente en tus entrañas.

-Eres el tercer hombre de su vida Luis- dije

-Es deliciosa esta mujer, se ha tragado mi polla entera aun con el culo ensartado con el plug, tienes aquí una gran folladora- contesto Luis con la voz quebrada por la excitación.

-Aún queda su boca libre y creo que está pidiendo una polla en ella, ¿verdad Flor?- dije.

-shiiii…- respondiste lujuriosamente.

Inclinada con los ojos vendados y Luis bombeando en tu coño, me recibiste en tu boca.

Quite la venda de tus ojos para permitirte disfrutar de la escena, Luis penetraba tu coño desde atrás, tu culo ocupado por aquel artilugio y tu boca por mi verga.

-Luis, túmbate en la moqueta del suelo, quiero hacerle un regalo a Flor- dije

-Flor, cabalga sobre Luis coge su miembro y métetelo bien dentro- estabas tan caliente y excitada que obedeciste inmediatamente, tu mano dirigió la tranca de Luis dentro de ti y al sentirte penetrada de nuevo cerrando los ojos exclamaste: -siii, follenme!-

En esa posición yo desde detrás de ti podía ver como la polla de Luis te penetraba y tu culo penetrado por el plug, te incline sobre Luis que aprovecho para succionar tus voluptuosos pechos mientras que yo sacaba el plug de tu expuesto culo despacio.

Enloquecida por aquel momento, tus manos me buscaban detrás de ti para seguir mamándome, pero mis planes eran otros, rodilla en el suelo con mi polla en la mano, apunte detrás de ti al agujero que quedaba libre y dilatado para mí, te di mis dedos para chupar y te penetre hasta el fondo…