Secretaria sumisa
Desde que era adolescente siempre me había gustado ver a las chicas sometidas, cuando alguno de mis compañeros rechazaba a alguna y esta se arrastraba detrás de el me sentía excitadísimo
Desde que era adolescente siempre me había gustado ver a las chicas sometidas, cuando alguno de mis compañeros rechazaba a alguna y esta se arrastraba detrás de el me sentía excitadísimo y todavía más cuando alguna tenía que entrar en el despacho de algún profesor por haber tenido malas notas, cuantas veces me habré imaginado en la situación del profesor.
El caso es que ahora he crecido, tengo alrededor de los 45 años y dirijo una próspera empresa de exportaciones con bastante personal, tanto en las oficinas como en los almacenes. Recientemente a pasado a formar parte del equipo una nueva secretaria de dirección, cuento con tres en la actualidad debido a la mucha carga de trabajo que tengo y lógicamente ellas desempeñan más de una actividad.
La nueva secretaria en cuestión tiene alrededor de los 25 años, es una chica de aspecto normal con buenas curvas de cabello rubio y cara un tanto aniñada o mejor expresado de ese tipo de chicas que parece que nunca han roto un plato, ósea mis preferidas, en cuanto a su vestimenta he de decir que varía bastante, algunos días viene con jeans y cuando se sienta se le pueden ver las tiritas de su tanga y claro os podéis imaginar como se me pone mi polla, otras viene con faldas que aunque no son excesivamente cortas si le dejan a la vista sus muslos, he de decir que tiene un buen culo y unas buenas tetas.
Desde que ha empezado no he parado de pensar en follármela así que me decidí, al final no tengo nada que perder, pero claro quería follármela como a mi me gusta follar a este tipo de zorritas por tanto esperé al día que venia vestida como a mí más me gusta.
Ese día traía una camisa blanca que dibuja a la perfección sus dos tetas, una falda un poco mas corta de lo normal de color beige con medias y unas botas. La polla se me puso como una piedra, parecía que la muy puta se había vestido así para la ocasión.
La mandé llamar al despacho, en el poseo un cómodo sofá para reuniones informales, la ordené que se sentara, ella obedeció al momento con su carita de niña buena que le daba un aire de sumisa que me excitaba todavía más. Al sentarse aunque lo hizo con cuidado, pude ver que no llevaba pantys si no medias hasta el muslo, creía que ya no podía más así que decidí seguir adelante con lo planeado.
Le ordené de manera tajante pero no especialmente brusco, ya habría tiempo para eso, que así no era forma de sentarse ante su jefe, que se sentara con las piernas abiertas, ella accedió al instante y pidió perdón. Me excitó que fuese tan sumisa, yo me dirigía a mi silla detrás de la mesa y le ordené que se acercara, a lo cual accedió al instante, se quedó a mi lado de pie, separa las piernas le dije y ella lo hizo sin protestar, le dije que iba a comprobar si llevaba braguitas y ella me respondió mientras mis manos subían por sus muslos que si llevaba aunque alguna vez me confesó que había venido sin ellas. Le subí la minifalda y pude comprobar como le sentaba de bien aquella tanga de color negro que apenas cubría su depilado coño. Le dije que así con la mini subida y esas medias que parecía mi putita a lo cual ella respondió que así era que ella era mi putita.
Sácate las tetas le ordené, zorra y al desabrochar la blusa comprobé que no llevaba sujetador, verla así solo con las medias y sus botas, totalmente desnuda ya tumbada en el sofá me calentó tanto que le ordene que se tocara su coño de puta, ella comenzó a gemir y pude comprobar que estaba empapada. Le ordené que no se corriera, que me la mamara sin dejar de tocarse pero que ella no se corriera, yo claramente me descargué en su boca. Ella trago toda mi leche. Después de eso le di la orden de que se vistiera pero que no se pusiera las bragas si no que las metiera dentro de su coño, que en un par de horas la volvería a llamar para comprobar como las tenía y si estaban todo lo mojadas que yo deseaba le daría permiso para correrse e incluso que si me ponía caliente con sus gemidos la ofrecería a alguno de los directivos que estaban en ese momento por la oficina para que se la follara. Le expliqué que a partir de ese día debería de estar siempre disponible para mí, incluso algún día la llamaría la noche anterior para ordenarle como debería de venir vestida de manera que me pusiera más caliente de lo normal.
Continuará……………………………………………..