Secretaria sumisa 3

Claudia cuenta su vida de colegiala

Durante la comida, que se prolongó algo más de una hora ya que el servicio era demasiado lento, Claudia me contó a petición mía, algunos aspectos de su pasado.

Se había criado en una familia acomodada sin muchas preocupaciones mas que las típicas de una adolescente de su edad, aunque desde muy jovencita sentía esa necesidad irrefrenable de entregarse en todo lo que hacía, de modo que cuando comenzaron sus primeras relaciones con chicos, desde muy pronto accedía a todo lo que ellos le propusieran. Con once años había realizado su primera felación y adivinad donde había ido a parar toda la descarga de su partenaire…. Justo ahí en su boquita de mamoncita adolescente. A los quince años la ponía especialmente caliente ser sometida por un profesor y a menudo fantaseaba con eso.  Se había puesto enferma y no pudo entregar un trabajo para el profesor de historia, un hombre de la edad que yo tengo ahora más o menos y con cierta fama de estricto. Este expresara que todo aquel que no entregara el trabajo que acudiera a su despacho después de las clases y Claudia así lo hizo, en ese colegio todas las chicas debían de portar uniforme siempre, llamó a la puerta y este le indico que pasara, con la cara muy sería le tendió la silla para que se sentara y procediera a explicar los motivos de su retraso, Claudia se quedó callada sin saber que decir y el profesor ante su mutismo le ordenó que se levantara, al mirarla debió de calentarse ya que Claudia ya poseía parte de las hermosas formas que hoy ostenta y la falda del uniforme mas bien corta dejaba ver sus muslos adivinándose un buen culo. Sin cortarse nada le dijo:

Seguro que no lo has hecho por andar perdiendo el tiempo en zorrear por ahí con cualquiera, estoy seguro de que ahora no llevas ni braguitas, no es así? Ella miró al suelo y respondió de manera tímida:

Si, si llevo, es una tanga de color negro.

Esto excitó muchísimo al maduro profesor que sintió su polla subir al mismo ritmo con el que le daba la siguiente orden a la joven zorrita que tenía delante, apoya las manos en la mesa le dijo, de manera que ella quedaba con todo el culito en pompa,  vamos a comprobar como es esa tanga negra que dices que llevas y nada mas subirle la falda pudo comprobar como la tanga se metía entre las nalgas de la joven. El metió la mano entre sus piernas para separarlas un poco y comenzó a sobarle su coño, lo tenía ya empapado había mojado toda la tanga y siguió mojando más en cuanto sintió los dedos.

Así estuvo un buen rato sobando su culo y su ya depilado coño hasta que le ordenó que se desnudara, que quería ver su cuerpo de putita adolescente, Claudia estaba que no podía mas de la excitación y obedeció presta, una vez desnuda le ordenó que se sentara en la silla con las piernas abiertas y empezara a tocarse mientras el se sacaba la polla, ya que no se desnudó en todo lo que duró el encuentro. Ella estaba a punto de correrse y pidió permiso para hacerlo pero le fue negado lo cual incrementó su nivel de excitación, trágate esta polla mientras te masturbas zorra, le ordenó el profesor mientras le introducía el miembro en la boca. Ella chupaba metiendo solo el capullo, el sacó la polla y le propinó una bofetada aunque no demasiado fuerte si con la intención de someterla más, y le dijo que no sabía chupar pollas, que las pollas se chupan metiéndola entera.

Ella  dijo que no le cabía pero el empezó a follarle la boca de manera que las arcadas y la babita de la joven Claudia no tardaron en aparecer aunque ella seguía abriendo la boca y tragando aquella polla mientras sus pechos estaban cada vez más mojados, el empezó a retorcer los delicados pezones de la alumna provocando mas placer en ella que ya no podía más y acabó corriéndose como una posesa. El le dio la vuelta y con la cabeza de ella pegada contra el sobre de la mesa empezó a bombear en su coño con fuerza mientras la joven no paraba de gemir. El gritaba te gusta eh zorra te gusta que te follen rico y ella respondía que si que era su zorra que podía hacer con ella lo que quisiera que era la más putita de todas y que quería su leche, el se corrió en su cara. Ella le entregó el trabajo que era brillante como siempre y el se quedo con su tanga como recuerdo. Todos los días por la mañana ella debía de acudir a su despacho a dejar la ropa interior que trajera puesta y recogerla antes de irse a su casa, durante el día ella tenía que estar sin nada debajo, con su coño dispuesto para ser mostrado cuando el se lo pidiera o incluso follado, al finalizar el día de clase el le devolvería su tanga lleno de su leche para que ella se pusiera y volviera a casa. Así comenzó su primera relación de sumisa entregada y desde entonces nunca había dejado de tener un amo. Después de esa caliente anécdota de su pasado volvimos a la oficina para que yo llevara a cabo lo que ya había planeado……..