Se Vende... 01
Marta, una sensual madura, busca desahogo con el Agente Inmobiliario.
Bueno, todo sucedió hace unos meses, cuando trabajaba como agente inmobiliario en mi ciudad del sur de España. Tenia una cita para enseñar un adosado en la zona de la playa, con unos clientes, un matrimonio de unos cincuenta y tantos años de edad, del norte Antonio y Marta. El, un empresario, aparentaba más edad de la que tenía, en cambio su mujer, era una morenaza, lo que aquí llamaríamos una Jaquetona, con una melena negra ondulada, ojos verdes y maquillados, un par de tetas impresionantemente redondas y grandes, y dos piernas fuertes coronadas pon un culazo y una cadera que haria las delicias de cualquiera.
Pues bien, como decía quedamos para enseñarles un adosado, era Junio y ya hacia un calor casi insoportable, y para colmo eran las 17:00 h...
Llegamos todos puntuales a la cita; yo les hice algunas preguntas acerca del viaje que acababan de hacer, desde Bilbao, a lo que me respondieron que un poco cansados, ya que el viaje, en coche, habia supuesto una verdadera paliza.
Entramos en la vivienda, y mientras ellos descubrían cada uno de los rincones de adosado, yo me iba imaginando cada uno de los rincones que escondía el vestido largo y fino que llevaba Marta.
Entramos en uno de los dormitorios, y mientras ellos miraban la terraza, yo me quede mirando el culo de Marta, que suponía que llevaba un tanga, o quizás nada, ya que no se le marcaba ninguna costura bajo el vestido. Quizá por el exceso de confianza, ella se percato de mis miradas, y yo, un poco más acalorado si cabe, me puse rojo y cambié rápidamente la mirada de sitio, empezando una conversación un poco irrelevante.
Cuando nos disponíamos a bajar de la planta superior, Antonio el marido tomó la iniciativa y emprendio el descenso por la escalera, yo continué tras el, y tras de mi iba Marta.
Y entonces, sucedió...
Bajaba yo agarrado al pasamanos de la escalera, cuando noto la mano de Marta acariciar la mia, sobre el pasamanos, a lo que me giré un poco contrariado, y comprobe como me clavaba sus ojos verdes en los míos y me guiñaba.
Entramos en la cocina, ellos primero, yo despues. Salió Antonio, diciendo que esa parte de la casa no le interesaba puesto que no era un sitio que él fuera a frecuentar. Me quedé junto a Marta, que con la intención de salir tras su marido, paso ante mi, y debido a la estrechez de la cocina, no tuvo pudor ninguno en restregar su culo, o culazo, por mi paquete, que paso de morcillón, a cantimpalo, en una milésima, volviendo, como anteriormente, a regalarme una mirada furtiva.
Salimos de la vivienda y cada uno se fue en su vehículo, sin cerrar ninguna cita posterior, y despidiendonos con un apretón de manos de Antonio, y con dos besos, más largos de lo normal, de Marta.
Camino de la oficina, llevaba un calentón de la hostia.
Llegue en unos 30 minutos, parque mi coche y cuando entré, cual fué mi sorpresa, cuando me dijo Carmen, la Administrativa, que había llamado Marta para volver a ver mañana el apartamento, a la misma hora...
Continuara...