Se rompieron las reglas (04: El vecindario)

Sigue mi historia pero ampliada no solo a mis cuñadas. También mis vecinas tenían algo que decir, o más bien hacer.

SE ROMPIERON LAS REGLAS IV- EL VECINDARIO

Tengo una teoría sobre la atracción sexual que una persona pude llegar a experimentar. Pienso que cuanto más sexo practicas más desprendes sexualidad al resto de personas que te rodean. Por eso creo que ese momento de mi vida fue tan fructífero sexualmente. Después de unos meses desde el primer contacto con Laura, me acostaba varias veces a la semana con ella y con Vane tuve otros cinco encuentros bastante salvajes. Lo que os voy a contar creo que ocurrió por desprender tanta sexualidad.

Como me temía, mi tobillo empeoró hasta tal punto que me tuvieron que colocar una escayola en la pierna por varias semanas, obligándome a coger una baja laboral. Como Sara tenía ese horario tan extenso algunos vecinos pasaban por mi casa para hacerme compañia de vez en cuando. Nuestra relación con ellos era bastante buena. Es una zona residencial tranquila donde solemos reunirnos a menudo para hacer fiestas, barbacoas y cosas así (muy al estilo yanqui). Con respecto a mis vecinas no había mucho donde elegir salvo Marisa (una rubia imponente), Soraya (amiga íntima de Sara) y Úrsula.

Úrsula y su marido Mario, los vecinos con los que compartimos verja en el jardín, nos cayeron muy bien desde el principio. No eramos amigos íntimos, ya que llevabamos poco tiempo allí, pero cada día era más evidente que llegariamos a serlo. Además ella estaba en una situación parecida a la mia, puesto que Mario era representante y estaba de lunes a viernes fuera de casa. Si añadimos que hacia unos meses que Úrsula había dejado de trabajar no es de extrañar que pasaramos algún tiempo juntos. Ella es una mujer de piel negra, 1'75m y con un cuerpo y unas curvas muy marcadas. No se puede decir que es una mujer con un cuerpo delgado pero creo que unos kilos de más no hacen a una mujer menos bella y apetecible. La idea de belleza actual de extremada delgadez me parece absurda. Además en España no es muy habitual ese color de piel y personalmente me parece muy excitante. Por mi fijación, presté especial atención desde que nos conocimos a su culo; lo tiene un grande pero en el conjunto de su cuerpo es brutal, todo un lujo para mi vista.

Nuestros jardines están comunicados por una puerta que siempre está abierta. Un día estaba tumbado viendo una película en la tele cuando entró por la puerta del jardín.

  • ¿Me invitas a un café?- dijo al entrar en el salón.

  • !!!Hola,Cuanto tiempo sin verte¡¡¡- exclamé en tono simpático al verla- llevo tres días sin saber de ti.

Me levanté del sillón para ir hacia la cocina a preparar el café y ella me siguió.

  • El otro día estuve a punto de interrumpir algo. Pasé a pedirte un poco de sal pero escuché unos grititos y preferí darme la vuelta- me espetó riendo abiertamente apoyada en el marco de la puerta- si llego a entrar y os pillo haciendo cositas malas me hubierais matado. Parece que lo pasabais muy bien.

  • Ya sabes como sois de escandalosas las mujeres para todo, y para eso no iba a ser distinto- dije intentando hacerla creer que era Sara mi acompañante. Realmente no sabía que decir porque no sabía si había visto con quien estaba.

  • Lo cierto es que me extrañó que Sara estuviera en casa a esa hora. Tenía el día libre o algo parecido?- dijo al coger las tazas.

Dudé un momento si seguir con el tema pero decidí tomarmelo a broma para que no sospechara.

  • Además, ¿quién te ha dicho a ti que fuera Sara la que se lo estaba montando conmigo?. Tengo tantas amantes que podía ser cualquiera- dije en tono irónico.

  • Es cierto, que ingenua soy. Como estas tan bueno y eres tan simpatico y atractivo te llueven las mujeres- dijo devolviendome la broma.

  • Pues no me faltan, graciosa, como me imagino que a ti tampoco te faltarán pretendientes. Toda la semana solita y sin compañia. Los hombres harán cola en tu puerta- dije mientras la miraba.

  • Con que me hiciera caso Mario me valdría pero ni tan siquiera él- me dijo con cierto tono de amargura.

  • A mi me lo vas a contar, te veo más a ti que a Sara- utilicé un tono más serio al mirarla.

  • ¿Si quieres te añado a mi agenda de conquistas y nos liamos?- dije para cambiar el tono de la conversación.

  • Me lo pensaré- dijo sonriendo- pero si no era Sara ¿quién demonios era la escandalosa del otro día?

  • Bueno, si yo te contara te sorprenderías de cuantas podrían haber sido, ¿cómo no me digas el día exacto?- respondí mirándola pero sin sonreir.

Se quedó en silencio con los ojos clavados en mi cara buscando un gesto cómplice que la hiciera saber que no hablaba en serio. Yo mientras tanto esperaba para ver su reacción y actuar en consecuencia.

  • Yo debería hacer lo mismo para no sentirme tan sola- dijo por fin creo que dando por sentado que yo hablaba en serio.

  • Me encantaría ser yo el hombre que te haga sentir acompañada en tus momentos bajos- dije al irnos hacia el salón.

  • Es solo una idea. No quiere decir que lo haga- dijo al sentarse.

  • ¿Qué te hace falta?- pregunté sentándome a su lado y poniendo mi mano sobre su muslo.

  • Lo que me hace falta es algo natural en una mujer como yo.

No me apartó la mano del muslo y mi experiencia me decía que atacará sin miedo. Pasé mi otra mano por detrás del cuello y la intenté besar.

  • ¿Qué haces,estás loco?- dijo mientras se retiraba nerviosa pero no enfadada.

Yo seguí atacando. Agarré su cintura cuando intentó levantarse lo que hizo que cayera sobre mi. Mis manos pasaban por todo su cuerpo, de las tetas a su pubis subiéndo su falda hasta las caderas. Estuvo forcejeando unos 20 segundos hasta que sus quejas bajaron de volumen. Continuaba diciendo que no, pero ya en un tono muy suave y acompañado por un cierto movimiento en su cuerpo. Al cabo de unos minutos ya estaba entregada por completo a mis caricias. Se tumbó en el sofá y al intentar quitar sus medias me paró las manos.

  • No lo hagas, por favor. Nunca he engañado a Mario y no quiero traicionarle ahora-. Su tono de voz era muy tímido pero serio.

En ese momento ya no pensaba en otra cosa que follarme a esa negrita. Iba a ser mi primera vez con una mujer de color, ¡¡¡y que mujer!!!.Estaba cachondísimo y aparté sus manos haciendo caso omiso a sus ruegos.

  • Me estás forzando a hacer algo que no quiero. Dejame por favor- soltó entre sollozos.

  • Dime que no lo deseas. Si realmente no quieres te dejaré pero se que lo estás deseando tanto como yo-.

Me miraba a los ojos pero no dijo nada. Rompí sus medias y me encontré con un tanga amarillo que contrastaba mucho en su piel. Lo aparté y masajeé sus labios y su clítoris. Tras unos instantes me levanté y me desnudé sentándome y sentando a Úrsula sobre mi. Ya no lloraba, se fue introduciendo cada centímetro de mi pene hasta apoyar sus nalgas en mis piernas. Me miraba fijamente a los ojos e intentaba acostumbrarse a tener mi polla dentro. Hacia una especie de círculos con las caderas que me volvían loco. Yo no se notaba tristeza en su cara solo placer mientras mis manos amasaban su culo y mi boca repasaba sus tetas.

  • Quiero que te pongas un condón- me dijo levantándose.

La indiqué en que cajón estaban y sacó uno de la caja. Lo abrió y me lo fue a dar pero yo acompañé sus manos hasta mi pene para que me lo pusiera ella. Lo puso torpemente y cogiendome la polla se volvió a sentar pero ya con movimientos mucho más sensuales. Hay que reconocer que sabía como moverse. Creo que viendo mi cara de puro placer iba cogiendo más confianza.

Después de un rato noté que me estaba llegando la hora de soltar mi liquidito de amor. Nos levantamos y se puso a cuatro patas sobre el sillón dándome la espalda. Eso me permitió ver su culo en todo su esplendor lo que me excito aún más si cabe. No me gusta correrme con el condón puesto (como supongo que a ningún hombre) y se lo hice saber.

  • No te vas a quitar el condón y metemela ya- medio gritó.

Se la intruduje otra vez pero al instante la giré y la senté. Su cara quedó a escasa distancia de mi aparato.

  • Chupamela Úrsula- dije cuando me quitaba la goma.

  • Nadie se a corrido en mi boca. No se si me va a gustar su sabor-dijo poniendo cierta cara de asco.

  • Si no lo pruebas no lo sabrás. Hazlo, por favor. Me muero de ganas- dije para convencerla.

Tuve que agarrar su cabeza para que no se escapara, pero al final de un pequeño forcejeo abrió la boca y sacó la lengua pasándola por el glande. Al instante ya estaba chupandome toda la polla. Aunque torpemente intentaba introducirse todo lo que daba su boca, no me dio tiempo a dar ninguna explicación. Soltando un gemido impresionante descargué todo el semen en su boca. Lejos de apartarse, intrudujo el glande hasta que no me quedó nada dentro. Empezó a escurrir mi leche por su barbilla hasta caer en sus preciosas tetas, resaltando su color en su piel oscura.

  • Esto no saldrá nunca de estas cuatro paredes,¿entendido?- me soltó mientras se limpiaba los pechos.

  • No te preocupes- dije al dejarme caer a su lado- pero,¿te ha gustado?.

  • Tú que crees idiota. Pero habrá que seguir probando- contestó con una sonrisa picarona.

Nos vestimos y nos refrescamos con una coca cola para quitar el sofocón. Nos tuvimos que despedir al poco rato entre besos y con ganas de mucho más. Desde entonces nuestra relación es mucho más "íntima" y aprovechamos muchos momentos para estar juntos.

Pero eso ya es otra historia....

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