Se rompieron las reglas (03: El masaje)
Disfrutar por primera vez de la hermana pequeña de mi mujer fue todo un descubrimiento, y lo que me contó también.
SE ROMPIERON LAS REGLAS III- EL MASAJE
Disculpad la tardanza en continuar la serie, pero me han sucedido algunas cosas que me han impedido contaros todo lo ocurrido. Pero sin más dilación os diré que los dos relatos anteriores estan publicados aquí los días 12 y 9 de agosto de 2003, así conocereis toda la historia.
Mi siguiente objetivo era la hermana pequeña de Sara. Mi cuñada Vanessa tiene 25 años y físicamente es muy parecida a mi mujer pero con los rasgos un poco más acentuados, más salvajes. Si Sara desprende sensualidad al contemplarla, Vane desprende sexualidad por todos y cada uno de sus poros simplemente con mirarla. Su cuerpo tiene unas curvas muy marcadas, unas grandes tetas y un culo bastante respingón.
Por desgracias de la vida, durante un partido de baloncesto tuve una torcedura de tobillo, lo cual me obligó a visitar al médico. Me aconsejó reposo absoluto y que pasados unos días con el yeso comenzara una rehabilitación para fortalecer los músculos porque si no me cuidaba se podría producir una lesión más grave. Después de unos días llamé a Vanesa, que es fisioterapeuta en una clínica,para ver si podía comenzar con la rehabilitación con ella. Me dijo que no había problema y que me pasara esa misma tarde.
Al llegar nos saludamos y me mandó tumbar en la camilla. Mientras me movía el tobillo hablábamos de todo un poco. Aprovechando que era ya última hora de la tarde y no tenía más pacientes pregunté si era posible que me diera un masaje también en la espalda, pues la tenía muy dolorida. Me dijo que me quitara la camiseta y me tumbara boca abajo. Me echó una especie de aceite en la espalda y cuando se puso manos a la obra me dijo que era normal el dolor porque tenía muchas tensiones. Sus manos presionaban mi espalda produciendo un cierto dolor pero pronto me relajé y disfruté del masaje. Sin darme cuenta me adormecí en la camilla y Vane tuvo que despertarme cuando acabo. Comentó entre risas que sí había logrado relajarme pero se quedó cortada cuando me levanté de la camilla. Cuando me quise dar cuenta ya era tarde, tenía una erección descomunal que no lograba disimular mis pequeños pantalones de deporte. Me tapé como pude disculpándome y ella entre risas preguntó si yo me relajaba así. Contesté que normalmente no pero que el masaje me había parecido muy sensual y que al dormirme mi cuerpo reaccionó por su cuenta. Nos reimos de la situación y nos fuimos de la clínica.
Mis sesiones eran diarias pero mi tobillo iba cada vez peor. No hacia caso a las recomendaciones del médico y de Vanesa y no cambié mi ritmo de vida. Sin embargo, mi espalda iba cada vez mejor ..... y mis erecciones también. Me pasaba casi todos los días y ya nos habiamos acostumbrado bromeando con ello.
Un día justo antes de salir de casa camino de la clínica llamaron al teléfono. Al contestar me encontré con la grata sorpresa de la voz de Laura. Tengo que decir que con ella tuvé otro par de encuentros después de aquella primera noche. Me dijo que quería verme y yo le invité a que fuera a casa. Como sospeché lo que podía ocurrir llamé a Vane para decirle que no podría acudir a la cita. Ella insistió en que fuera, que cada vez mi pie iba peor y no me podía permitir el lujo de saltarme más sesiones, pero dije que tenía que hacer unas cosas en casa y que no andaría nada. Dicho esto colgué el teléfono y me fui a dar una ducha.
Poco después de salir de la ducha sonó el timbre de la puerta. Abrí la puerta y invité a Laura a pasar hacia la cocina para preparar un café. Al llegar a la cocina ya estabamos besándonos y desnudándonos lentamente. Os aseguro que había algo especial en cada encuentro, no había prisa, solo había sexo buscando placer mutuo. No quería satisfacer mis instintos solamente sino que ella experimentara cosas que nunca había probado hasta ahora. Si solo fuera un intercambio de fluidos no hubiera estado tan preocupado como estaba por esa situación. Bueno, como os decía ya estabamos desnudos cuando Laura se arrodilló y besó mi glande. Pasó por todo mi pene con su lengua antes de introducirsela en la boca. No habría pasado ni un minuto cuando nos sorprendió el timbre de la puerta. Nos quedamos cortados los dos y me acerqué a la ventana para ver quien era. En la puerta estaba Vanesa esperando a que abriera. Laura se asustó mucho y estando a medio vestir salió corriendo hacía la puerta de la bodega. Yo me puse los pantalones y la camiseta al ir hacia la puerta. Me saludó y al verme sudando y nervioso me preguntó que me pasaba. Entró y al cerrar la puerta vi como Laura salía por la puerta del garaje, ya que está comunicado con la bodega. Al darme la vuelta Vane me preguntó que si me alegraba de verla. No caí en la cuenta de que mi polla estaba erecta y a medio hacer hasta que me dijo que "eso" me pasaba después del masaje no antes. Al entrar en la cocina sin saber muy bien que hacer me pareció que toda la habitación olía a sexo. Tuvimos un silencio un poco incómodo hasta que pregunté que hacia allí. Me dijo que como iba a estar en casa se había pasado para que no perdiera la sesión de ese día.
Nos subimos a la planta de arriba donde tenemos una habitación con una cama pequeña para los invitados. Me tumbé boca abajo porque me dijo que empezariamos por la espalda. Desde el primer momento noté que eso no era un masaje normal. Sus manos pasaban suavemente por mi espalda hasta mis gluteos. Yo estaba que explotaba más si cabe despues de haberme quedado a medias en la cocina. Sus manos se habían quedado en la zona lumbar y de los gluteos. Deslizaba sus manos como una profesional del masaje como era. No sabía hasta donde iba a soportar cuando me dijo que me diera la vuelta para empezar con el tobillo. No quería moverme pero ella me insistió mientras cogía un taburete sentandose frente a la cama. Al darme la vuelta me levanté de la cama. Nos volvimos a quedar en silencio. Ella ahora a escasos 30 centímetros de mi polla. No dijo nada, me miró y me pasó una mano por dentro de la camiseta mientras que la otra subía por mi muslo. No me lo podía creer. Sin proponérmelo demasiado mi cuñada estaba a punto de caramelo. Nos tumbamos en la cama mientras intentábamos desnudarnos. Me volví a levantar y la quité primero las medias, luego las bragas (de encaje gris) y el sujetador. Quedó con su vestido plegado en la cintura. La coloqué de espaldas a mi y froté mi cuerpo contra el suyo. La fui bajando el vestido y besando su cuerpo al hacerlo. Cuando me incorporé mi pene se quedó apoyado en su culo. La incliné hasta que apoyó sus manos sobre el colchón.
- ¿Te gusta mi culo? - preguntó moviéndolo suavemente - tranquilo, todavía tienes que impresionarme con algo antes de que te deje hacer lo que deseas.
Yo flipaba con toda la situación. Debía notarse mucho mis miradas a su culo pensé. Puse mi pene en la entrada de su gruta y fui metiendo poco a poco mi polla entre grititos y gemidos de placer. Ella se movía para delante y para atrás con lo que yo no tenía ni que moverme. Con el calentón que tenía no aguanté mucho más y la saqué justo a tiempo para correrme sobre su culo. Me senté en la cama mientras ella se iba al baño. Escuché como se levaba y como abría los armarios del baño.
Estás un poco flojito ¿no? - me dijo al salir del baño.
Cuando llegaste estaba masturbándome - solté para justificarme.
Ahora entiendo lo de la erección y el sofoco que tenias pero yo no me quiero conformar con esto - dijo acercándose a mi.
Me agarró el pene medio flácido y lo limpio de restos de semen con un pañuelo. Dejó el pañuelo en el suelo pero sus manos no se apartaban de mis testículos. Estaba claro que quería algo más que lo que la había dado hasta ahora, que en realidad solo habian sido unos empujones hasta que me corrí.
Si quieres que esté otra vez durita tengo una solución - dije mientras intentaba meter su cabeza entre mis piernas.
No te voy a chupar nada nene, no te hagas ilusiones - me dijo riendo y señalando a la mesita de noche - pero yo también tengo ideas para despertarte.
Casi tuve otra erección en ese instante. Sobre la mesita estaba un bote de vaselina que Sara y yo utilizabamos para nuestros juegos.
- Te lo tendras que ganar. No me pienso conformar con cualquier cosa - dijo mientras me masajeaba el abdomen.
Tardamos unos minutos en conseguir que mi pene estuviera en condiciones inmejorables. Sabía que ibamos a disfrutar porque tardo mucho en correrme por segunda vez. Metí mi cabeza entre sus piernas y pasé mi lengua por sus labios buscando el clítoris. Estuve unos minutos jugando con mi lengua y mis dedos en su sexo.
- Tumbate en la cama y no te muevas - dijo separando me la cabeza de su pubis - dejame hacer a mi por favor.
Se sentó sobre mi y empezó a cabalgar poco a poco pero cogiendo un ritmo cada vez mayor. Se que es una posición bastante placentera para las mujeres, ya que mantienen el control y el ritmo en todo momento. Además se reclinó sobre mi para que su clítoris rozara con mi cuerpo. De repente se paró pero no del todo, seguía moviendo lentamente las caderas y gemía muy fuerte.
- ¡¡¡Bestial!!! - acertó a decir al pararse completamente - que lengua tienes cabrón. Por poco me corro antes de sentir tu polla dentro de mi.
Nos quedamos tumbados un minuto pero ahora era yo el que quería más. Dándole un azote en el culo pregunté si ya se había cansado. De inmediato empezó a mover otra vez sus caderas. Alargué la mano hasta la mesita y cogí el bote de vaselina. Unté mis dedos en él y los pasé por su ano. Al no decir nada metí un dedo dentro y lo movía al mismo tiempo que su cuerpo. Estaba dilatando su culo pero casi no me estaba dando cuenta del polvo que sin embargo ella si disfrutaba. Solo pensaba en su culo.
- Ya no aguanto más, tumbate el la cama - dije girándola.
Se colocó tumbada boca abajo y con las piernas abiertas. Aunque estaba lo suficientemente dilatado puse un poco mas de vaselina en su ano y me dispuse a introducir el pene. No se movió ni un centimetro mientras metía toda mi polla. Lo que estaba claro es que ese culito había recibido otras pollas antes que la mia. Elevó un poco el culo hasta que se puso a cuatro patas y empezó a moverse otra vez. Ver como entraba y salía mi polla de su culo me hizo tener que contener mi eyaculación. Esa postura me excita mucho, sobre todo si es mi primera vez con ese culito. Agarré su pelo con una mano tirando de él un poco y con la otra daba algún azote a sus nalgas de vez en cuando. Parecía que eso la gustaba porque gemía cuando yo lo hacía. Ella mientras tanto había apoyado la cabeza en el colchón y con una mano se estaba frotando el clítoris. Eso duró un rato pero todo lo bueno se acaba y presentía que no aguantaría mucho tiempo.
Me voy a correr Vane, no te muevas - dije al intentar sacar mi pene.
No la saques, correte dentro - gritó como una loca - me está llegando.
Cuando no aguanté más la metí hasta dentro y me corrí dando gritos de placer. Al mismo tiempo ella gritaba también y soportaba todo mi peso apoyada solo en sus rodillas y su cabeza. Todavía tardó unos segundos hasta caer rendida sobre la cama. Yo como es normal caí con ella porque mi pene tovavía estaba dentro de su culo.
- Acabo de realizar una de mis fantasias sexuales desde hace años - dijo mientras yo me movía hacia un lado - ha sido como me lo había imaginado.
Al verme sorprendido mirándola y sin saber que decir continuo: - mi hermana me ha contado alguna vez vuestros juegos y siempre me excitaba pensando como sería follar contigo.
¿Que sabes exactamente? - pregunté esperando una contestación.
Cuando hace años comenzasteis con los intercambios me contaba muchas cosas. Llegó un día en que la propuse participar en ellos pero no quiso que fuera contigo. Lo hicimos varias veces con gente que conociamos de nuestro barrio pero hasta que habeis regresado no me lo había vuelto a contar ni a proponer.
¿Proponer qué? - volví a preguntar un poco confundido.
Desde que estáis otra vez en la ciudad me he reunido con ella y un compañero suyo varias veces aquí. No te ha extrañado que sepa donde está la vaselina en tu baño.
Sabía que Sara había hecho algún trio sin mi, pero no sabía que Vane estaba en medio y menos desde que habiamos vuelto.
Me sacó de dudas que ese compañero había sido Arturo y que habían sido tres veces exactamente, dos en casa y una en un hotel.
Sospechaba que no había dejado de follar con él porque cuando se encoña no puede resistirse. Sabía que se había colgado con su polla, no era otra cosa. Además supe por los comentarios que pude sacar a Vane que realmente sabía utilizar su aparato y que tenía la misma fijación que yo (cosa que comentó Sara después de un encuentro con ellos), que no era otra que la de encular. También me dijo que la apetecía mucho ofrecerme su culito porque con ellos no lo había podido conseguir por el grosor del pene de él pero que Sara si lo había hecho aunque con cierto dolor.
La limpié el semen que todavía escurría de su culo antes de que se subiera las bragas. Se arregló en el baño y nos despedimos con un beso antes de abrir la puerta.
Al quedarme solo me senté en el salón y me puse a meditar lo que Vane me contó. Algo no funcionaba entre Sara y yo, ya no nos contabamos lo que sucedía entre los dos. Hasta ahora todo había ido bien porque confiabamos el uno en el otro pero si fallaba eso fallaría todo lo demás. Supuestamente seguía habiendo amor entre nosotros pero...
Esos pensamientos no me dejaron casi disfrutar de la sensación de haber follado con una gata salvaje como Vanesa y de haber disfrutado de un culo de primera como el suyo. Tendría que hablar con Sara pero evidentemente tendría que aumentar mi venganza, pero eso ya es otra historia.
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