Se rompe mi vida 2: Lucía
Nueva vida se le plantea al protagonista
Es una curiosa fauna la que ves en el parque paseando perros:
Están los jubilados que pasean a sus perritos, algunos perros son tan mayores como los amos, se reúnen en manada se paran en cada banco del parque y arreglan el país en una mañana.
Los macarras con sus grandes y peligrosos perros, atados con cadenas de hierro y poniéndoles collares de pinchos, para darles aspecto más fiero, o para frenarlos en seco, la verdad, los llevan más por amedrentar que por cariño a los animales.
También hay personas, con sus hijos, que pasean al perro y no se meten con los demás, yo me encuadro entre ellos.
No olvidemos a los deportistas, que van corriendo con el perro detrás de ellos, o delante, todo depende del estado físico del dueño.
Además están aquellas que pasean a los perros por obligación, sea porque es de la pareja, de sus hijos o vete tú a saber, que arrastran a los perros más que pasearlos para que hagan pronto sus necesidades y volver a casa.
¿Y de los guarros? que llevan a los pobres animales sucios y descuidados, claro que ellos van incluso peor que los animales.
Finalmente están las curiosas, gente que desentona en el parque o que simplemente llaman la atención, por algún motivo. Una de esas particulares era Lucía:
Lucía destacaba en todo el parque paseaba un pequeño perro, de esos que no crecen, vestía siempre con traje de Chanel o de cualquier otro diseñador famoso, llevaba siempre unos tacones de vértigo, dado que tenía complejo de bajita, la verdad llevar tacón de aguja de 10 – 12 cm en suelo de tierra, de piedra o césped tiene su mérito. Permanecía no más de media hora en el parque y se marchaba, mi hijo la llamaba, la guapa, por lo bien vestida que iba, ya que era una chica normal, morena larguísima melena, ojos verdes no muy alta alrededor de 1,60 delgada con pechos pequeños y culo casi plano.
¿Por qué destaco esta chica? Por lo siguiente:
Un día estando en el parque paseando a mi perro, que ya lucía un tamaño respetable y eso que tan solo tenía un año, a la chica se le acercó uno de los macarras, estuvo como un par de minutos hablando con ella, la chica es realmente educada, no lo envió a hacer gárgaras, cosa que yo habría hecho seguro.
El perro del macarra, un pastor alemán precioso de pura raza, se le veía muy intranquilo, no paraba de moverse y dar vueltas, estirar de la cadena… bueno esas cosas que hacen los perros cuando algo les molesta. De pronto pasó el desastre, se lanzó contra el perro de Lucía y le intentó pegar un par de dentelladas, de puro milagro no le dio, pues si no lo habría matado. Esto suele pasar cuando los amos son imbéciles, no educan a los perros y solo les imparten altas dosis de agresividad. El energúmeno sacó un cuchillo de montaña, y gritó
- ¡Ahora mismo mato al perro cabrón este!
- No por el amor de dios, que ha sido un accidente.- Dijo Lucía
- Por usted yo hago lo que haga falta y si tengo que matar a este chucho sarnoso lo hago.- Dijo el chulo
Salí corriendo junto a mi perro y le di un golpe en la mano del cuchillo. Hay un músculo en la mano, que si sabes cómo presionar se desgarra, el dolor inicial es muy fuerte y obliga a abrir la mano, a quien lo padece.
Las consecuencias del golpe hacen que el mismo perdure meses ya que aunque no tienes ningún hueso roto, si no vas al médico, para que te lo arreglen, aunque, puedes articular la mano, con dificultad, la tienes sin fuerza y te caen las cosas de la misma. Al final cuando se te ocurre ir al médico es tarde y te tienen que operar para devolverte al sitio el músculo.
Yo lo sé gracias a las artes marciales, es una de las primeras cosas que me enseñaron, por lo que estaba convencido de haber conseguido mi propósito, ya que soltó el cuchillo enseguida.
¿Soy un cabrón?
Pues si la verdad, pero no aguanto que se abuse de los animales cuando están indefensos. Medio llorando soltó el macarra
- Cabrón ¿quien te ha dado vela en este entierro?
- No vas a matar a un perro, solo, porque no sepas como educarlo._ Dije
- ¿Quieres que te dé a ti?._ Soltó la típica bravata.
- ¿Qué vas a hacer ,que?._ Le pregunté cuadrándome delante de él.
Entonces es cuando se dio cuenta, de que le sacaba una cabeza y mis hombros eran mucho más cuadrados que los suyos
- Titán ataca._ Le dijo al pastor alemán, este se tumbó en el suelo y pasó de él.
- Duque en posición._ Le dije yo al mío que se levanto y se puso en posición de guardia
- Tío vale tu ganas, haya paz
- Sí no sabes educar a un perro tan excepcional, no deberías tenerlo._ Le dije
- Yo quería un pitbull, pero mi padre me compró al mierda ese._ Dijo señalando al perro
- El mierda ese es un perro precioso._ Dijo Lucía que hasta ese momento había permanecido callada
- ¿A si? Pues tómalo que yo no lo quiero._ Contestó dándome la correa del perro
- Ven aquí perro bonito._ Le dije mientras le daba unas palmaditas en el costado para calmarlo
- Bonito no, se llama Titán._ Dijo el majadero mientras se marchaba, mira que era anormal.
Menudo nombre, pero bueno, si a ese nombre respondía, así había que llamarlo. Cogí mi teléfono y llamé al chico que me vendió el mío. Tiene una academia que se dedica a adiestrar perros para la policía o para que sirvan de perro guía. Al llegar y verlo exclamo
- Menudo perro es una auténtica preciosidad, la unidad canina de la policía, me lo quitará de las manos cuando lo adiestre.
- Tuyo es, responde por el nombre de Titán._ Dije mientras le alargaba la correa.
- Gracias, ¿cuánto quieres por él? Es un perro de pura raza, vale un ojo de la cara._ Dijo
- A mi nada me costó, por lo que no te voy a cobrar por él._ Le contesté
- Le diré a la policía que fue una donación tuya dirigida a ellos, que te den una medalla o algo así._ Dijo mientras se lo llevaba
Ni medalla, ni porras me dieron, Hay veces que la gratitud escasea.
Este incidente rompió el hielo entre nosotros y cada vez que salíamos a pasear a nuestros perros, hablábamos de muchas trivialidades, supe que siempre estaba tan arreglada porque trabajaba de comercial para unos grandes viñedos por lo que la apariencia lo era todo, y como siempre iba justa de tiempo no tenía posibilidad de cambiarse. Eso sí, solo podía hablar con ella cuando no tenía a los nenes, pues cuando venían conmigo no me dejaban ni acercarme a ella. Al cabo de un par de meses le pedí una cita, lo sé no soy muy lanzado, pero que queréis, estaba escocido con el género femenino.
Fuimos a cenar y al cine, era una afición que compartíamos, no la besé hasta la segunda cita y no me acosté con ella hasta la sexta.
El sexo con ella fue bueno sin ser muy imaginativa, del misionero pasaba a cabalgarme y poco más. No esperas que una persona tan delgada sea tan poco flexible, si eso le unes que yo soy grandote, no gordo pero si cuadrado, hacía que el misionero fuese para mí como hacer flexiones, pues si dejaba apoyar mi cuerpo por completo en el suyo la aplastaba y le hacía daño. El sexo anal misión imposible, pues tenía el culo estrecho y le dolía horrores que se la metieras por allí, aunque te pasases horas estimulándolo, no conseguías que se ensanchase lo suficiente. Y me confesó que siempre había sido igual por lo que no insistí mucho. Tenía una perversión que a mí me encantaba, follaba con mi camisa o camiseta puesta y luego le gustaba que me la pusiese para volver a casa, así olería su perfume a hembra por todo el camino hasta casa. Siempre lo hacíamos en su casa o en la mía, nunca quiso hacerlo en el coche o en algún lugar más atrevido, yo lo respeté y no me importó.
Pero su poca imaginación la suplía con unas mamadas del quince, joder nunca jamás volví a encontrar a una mujer que mamase mejor la polla que ella.
No usaba para nada las manos, su boca y su lengua eran suficientes, yo tengo una polla de tamaño medio, no me voy a poner medallas, a ella le cabía entera en la boca, no dejaba nada sin mamar. Empezaba por el capullo, lo besaba lo lamía le daba ligeros mordiscos, luego seguía por el tronco dando chupetones además de lamerla y besarla trataba a los huevos con tanto cariño besándolos y lamiéndolos que me los cargaba hasta el máximo, teniendo unas corridas abundantísimas, le encantaba tragarse la leche la aguantaba toda en la boca te la enseñaba y se la tragaba, eso le daba un morbo que la ponía a cien.
No os he contado que era madre soltera de un par de gemelos de 4 años, el padre un auténtico putero, les dio el apellido y una pensión, pero no quiso saber nada, ni de ellos ni de la madre cuando la preño.
Cuando llevábamos un par de meses saliendo llegó el día de planteárselo a nuestros hijos.los llevamos a una famosa hamburguesería que contaba con un parque infantil, para que estuviesen más tranquilos, fue un auténtico desastre. Los hijos de Lucía son unos auténticos destroyer, pegaron empujaron y arañaron a mis hijos hasta que su madre tuvo que castigarlos.
La verdad, volvimos a quedar un par de veces más, el sexo con ella aunque poco imaginativo no era malo, pero enseguida vimos que sin la aprobación de nuestros hijos no teníamos nada que hacer, así que quedamos como amigos. Alguna que otra vez, volvimos a quedamos para follar cuando los dos estábamos sin pareja, pero eso también se acabó.
Ahora es una de mis mejores amigas, nuestros hijos, ahora que saben que no seremos pareja, se llevan muy bien y hacen buenas migas, por lo que quedamos de tanto en tanto, incluso con nuestras parejas, cuando tenemos, simplemente para contarnos como nos va la vida. Le tengo un cariño especial pues fue la mujer que me devolvió las ganas de buscar pareja y a ella le pasa lo mismo, pues gracias a mi supo que había hombres decentes y no todos eran unos cabrones egoístas como su ex. Ahora escribiendo estas líneas acabo de darme cuenta que nunca he llegado a conocer al putero de su ex.
A mi ex no la puedo ni ver, mi intención no era manchar con su presencia este relato, poro claro hay que ir aclarando cosas y dar luz a lo inexplicable. Tardé seis meses en calmarme lo suficiente, y tener la sangre fría, como para averiguar, quien era él.
¿Mucho tiempo?
No, ni mucho menos, recordad que estaba el juicio por la paliza que le di, tenía totalmente prohibido por mi abogado, el acercarme a menos de medio quilómetro, del maromo. Debía ir en cuidado si perdía el juicio, porque los antecedentes penales les darían a mis jefes una escusa para despedirme, pues el proceso de reestructuración de la empresa trajo consigo dos centenares de despidos.
Tras la sentencia empecé a meterme en el meollo:
No soy detective y me negaba en redondo a contratar uno para que me diese una respuesta. Tenía que hacerlo yo solo, por mis huevos. Lo primero era saber el nombre, no hubo problemas para ello, Nada más recibir la denuncia lo supe Vicente Cifuentes Ramos. Una cosa menos por descubrir.
¿Dónde buscar más información? ¿En qué sitio podría encontrar más sobre el tío ese sabiendo nombres y apellidos?
Entonces se me encendió la lucecita, con mi cuenta de Facebook, hice una búsqueda de ese nombre, y mira tú por dónde tenía una cuenta creada. Entonces me cree una falsa, para más inri me hice pasar por mujer, lo hice convincente, puse en la información que vivía en nuestra localidad, que había estudiado en coles e institutos de aquí, metí fotos de la guara que se estaba tirando al cabrón de mi jefe, que sería puta pero estaba más buena que el pan. Espere a tener un centenar de amigos, los hombres somos más fáciles de engañar que las mujeres, llené mi muro de frivolidades típicas de alguien de 23 años, la edad de la amante de mi jefe, sí, el es mayor ronda los 60, por supuesto es su secretaria personal, ¡Qué típico!.Y por último le pedí amistad.
En el primer relato os puse que era un tarado mental, sin conocerlo apenas, es precipitado hacer un juicio en caliente, pero mirad la primera conversación que tuvimos, a través del facebook, justo dos días después de pedirle amistad. Y vosotros opinareis.
- ¿Cómo no voy a aceptar a una buenorra como tu?._ Dijo eso palabra por palabra
- Chico, que halagador que eres, me gustan los hombres que tratan bien a las mujeres._ Contesté
- Porque no me conoces en persona que yo tenro una ficilidad de palabra que soiprende._ Sí, así lo escribió
- Chico que arrollador que eres._ Seguí
- Sí yo te arrollase verías._ Parece ser que había encontrado el corrector
- Menos lobos caperucita._ Sí lo se una sarta de estupideces, pero quería saber más
- Verás como se las gasta un macho potente._ Encima mentiroso, que le había visto la polla y estaba por debajo de la media
- Seguro que eres un niño de mama, muerto de hambre y que se mata a pajas._ Toma órdago
- Pues no lista que soy el dueño de la zapatería que hay en la calle Libertad.
- Seguro, allí hay muchas zapaterías._ Era cierto es una larga calle comercial y en ella hay varias zapaterías.
- La zapatería de caballeros que hay justo enfrente del parque Ramón y Cajal._ Joder no era un muerto de hambre esa zapatería hacía los zapatos por encargo y valían un huevo.
- Seguro que no eres más que un empleado y te estás tirando un farol
- Pues no, que sepas que mi padre es el dueño de esas zapaterías y yo dirijo solo esa en concreto._ Entonces recordé que tenían una de mujeres y otra de nenes ubicadas en el mismo barrio.
- Eso tendré que verlo
- Ven cuando quieras que te espero
- ¿Qué no tienes novia?._ Eso ya fue pura curiosidad
- Alguna puta que otra tengo por ahí, nada serio, están tan enamoradas de mi pollón, que no me las puedo quitar de encima._ Imbécil pixacorta
En ese momento corté la conversación ya sabía quién era, eso no quiere decir que me aclarase mucho, pues la verdad
¿Cómo podía haber conocido a un fantasma así?
Teniendo en cuenta que entre la enfermedad el accidente y la rehabilitación, no le daban mucho margen de maniobra, por lo que no pudo salir mucho.
Los zapatos me los compraba yo, era a lo único que no me acompañaba y yo jamás entraría a una tienda cuyos zapatos más baratos cuestan 500 euros. Por lo que conocerlo en la tienda era del todo imposible. Eso me sería más complicado
Bueno ya tenía, el quien, era el primer paso. El siguiente paso sería, el cómo pero por hoy ya he hablado bastante de esa cuestión, en el próximo relato os diré más