Se puso crema...
Micro relato de puro estilo hardcore y XXX
Se puso crema
MB. salió de la ducha a la luz del mediodía, su piel blanca, tersa, jamás en mi vida había visto ni tocado piel así, musgo de bosque después del rocío, suavidad aérea, arena de la playa de Caletilla en las manos abiertas; MB pisó con seguridad la alfombra del baño avanzó cruzando el cuarto y tardó unos segundos mirándose en el espejo. Yo no la ví, pero ví que se observó con orgullo, levantando la cola, fijamente, estirando el torso, apretando sus nalgas, presumiéndose a sí misma sus senos desnudos con esos pezones etéreos poco contrastados con su piel que parecieran difuminarse e integrarse al pecho como la gota de acuarela que cae en el papel húmedo; avanzó un poco más y la madera de la recámara crujió anunciando con bombo su presencia, entró decidida, y buscó sin pensarlo, el lugar mas iluminado de la habitación, los rayos del sol resplandecían su piel y la convertían en oro, justo como esa luz potente que iluminaba aquella mesita de sol en una pintura de Dalí; MB se quedó entonces fija, con su tronco torcido, libre, con esa sensualidad que sólo algunas mujeres saben, hechizante, con la cadera chueca, el peso sobre una pierna, el torso estirado, la panza curva y femenina se escondía tras una mano que momentos antes sostenía la blanca toalla de baño y que ahora cubría su sexo con pudor primigenio.
Yo la observé, y hechicera al fin, sabía del morbo que guardaban mis ojos, entonces miró hacia el infinito un instante, pausó su mirada en el universo un segundo y respiró hondo, me miró serena suspirando, como el que suspira profundo antes de meterse al agua honda, entonces cubrió con su delicada mano sus senos y yo sentí que Venus nacía de la ostra, ella sonrió por su triunfo personal, por su existencia yo sonreí por el buen símil; delicadamente abrió sus brazos e iluminó mis ojos con su desnudez...
MB estiró su brazo lentamente y llevó su mano a la mesita de noche, con un movimiento sensual y felino tomó la botella de crema, el envase tembló, ella deslizó sus dedos por el borde del pomo de cristal, de abajo hacia arriba, lentamente, del infierno al infierno, hasta que su dedo índice y su pulgar alcanzaron la cubierta esférica de la tapa, MB sonrió y después cubrió la botella con sus dos manos y lo apretó contra su pecho; el dispensador de la crema hervía, lava roja, espuma estallante; y cuando ella, con sus delicados y femeninos dedos lo apretó.....
Éste se corrió en un grito largo, lento y ahogado inundando de crema sus manos, borbollón de semen, vida blanca. MB no vaciló un instante, tomó esa crema entre sus dedos y perversamente se la untó lento, en su cuerpo de diosa sin dejar de mirarme
M.
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