¿se puede morir de amor?
un textito para los románticos incorregibles que alguna vez han mirado la luna preguntándose si en algún lugar del mundo existe ese ser único y maravilloso que sea su complemento. Para los que creyendo haberlo encontrado, lo han perdido por cualquiera que hubiera sido la causa. Corrijo entonces: A todos nosotros, pues, está dirigida esta carta.
¿Se puede morir de amor?
Este es un textito que escribo para los que están enamorados, o alguna vez lo han estado.
Es para los románticos incorregibles que alguna vez han mirado la luna preguntándose si en algún lugar del mundo existe ese ser único y maravilloso que sea su complemento.
Para los que creyendo haberlo encontrado, lo han perdido por cualquiera que hubiera sido la causa. Corrijo entonces: A todos nosotros, pues, está dirigida esta carta.
Y pregunto: ¿se puede morir de amor? (a mi mente viene el recuerdo de la niña de Guatemala: " dicen que murió de frío / yo sé que murió de amor" ).
La inmensa mayoría opinará que no, pues la víscera cardiaca sólo está destinada a la función física de bombear la sangre de nuestro cuerpo y que no va a detenerse nada más por un sentimiento (dicho de pasada, no sé quien dijo que es el pobre corazón el responsable de sentir). Por favor; no me vayan a decir que el amor es causado por las feromonas, porque yo me enamoré como una burra de alguien a quien no conocí físicamente. (Eso será tema de otra carta; ahora, sigamos):
Puede ser que se diga que el corazón es el que siente porque, ¡pobrecito! cuando tenemos una pena se apachurra y se constriñe, y nos da la impresión de que tenemos una pasa arrugada en lugar de un músculo de regular tamaño. Y por el contrario, cuando vemos al que amamos (aunque sólo sea en una pinche fotografía) se nos henchíe de gozo, y andamos como flotando, envueltos en una estela sonrosada de ilusión, y nos reímos de nada, y nos sentimos plenos, mejores, contentos de vivir y respirar bajo el mismo sol que ilumina a nuestra persona amada, aunque esté a miles de kilómetros de nosotros.
Los que al leer la pregunta inicial responderíamos que sí, o dudaríamos en decir que no, ¡cuán desubicados estamos en este mundo tan terrenal, donde no se cree en lo que no se toca, donde el sexo incidental encuentra su justificación en el puro deseo carnal, y los cuerpos se mezclan en una larga sucesión de caras anónimas, y la gente nos cuestiona si es válido esperar a tener sexo sólo cuando amamos a alguien, dando a entender que los que así lo hacemos, es porque somos unos majes perdiendo el tiempo ¡cuántas y cuántas veces a una mujer voluntariamente casta se le espeta en la cara que es frígida o lesbiana, cuando en realidad sólo está esperando que un día aparezca el hombre que sin ser un príncipe, al aparecer en nuestra vida, haga que ya no haya lugar para nadie más ni en nuestro corazón ni en nuestra mente, porque de todos los millones de seres humanos del planeta, es el ÚNICO al que podemos amar y es el único que deseamos que nos quiera!...
Lo más "gacho" del asunto, es que a veces, cuando creemos que el amor que sabemos que existe pero que no encontramos aparece, ¡pum! Se esfuma en la nada como si nunca hubiera existido, dejándonos sumid@s en la mayor consternación, en la incredulidad, en el "¿qué pasó?" y ya luego vamos comprendiendo poco a poco que nuestro amad@ sólo estaba jugando con nuestros sentimientos, o coleccionando corazones, o que en el mejor de los casos, era sólo un cobarde incapaz de decir "adiós, ahí te ves, Clodomira, abur, bye-bye, nena", y entonces nos damos cuenta de lo tontos que somos, pues tercamente nos aferramos a pensar en el que un día fue por las tortillas y no volvió!
Es hasta ese momento cuando reflexionamos en cuánta razón tenía Benedetti cuando escribió "ustedes y nosotros", del cual les paso un poquito, para dejarlos picados y que por fuerza tengan que leerlo porque vale la pena:
Ustedes
cuando aman exigen bienestar una cama de cedro y un colchón especial
nosotros
cuando amamos es fácil de arreglar con sábanas qué bueno sin sábanas da igual
ustedes
cuando aman calculan interés y cuando se desaman calculan otra vez
Pues sí, muy estimados míos. En este puñetero mundo estamos destinados a ser los unos y los otros. Y ustedes ¿de cuáles son?