Se lo que te pasó el último verano
Una chica cuenta su fantasía a un ciber amigo. Pasado un tiempo se le hace realidad.
Ya ha pasado un tiempo de lo ocurrido y no se porque me pasó eso a mi, si todo fue casualidad o fue por chatear con aquel señor. Si tuviera que decidirme por alguna opción lo mas fácil es pensar que aquel hombre estuvo detrás de todo. En el caso de que no fuera así serían muchas coincidencias.
El caso es que chateaba por Internet con un señor que vivía a centenares de kilómetros de donde yo soy y rápidamente cogimos confianza y hablábamos de muchos temas. De cosas mías, suyas, de problemas de la sociedad......... Había surgido sin duda una amistad cibernética y a mi me gustaba tener ahí a alguien para contarle mis cosas y que me ayudase o que simplemente me leyese.
Para poneros en situación os digo que vivo en una ciudad con mis padres. Además tenemos un campo (una parcela con una casa, césped, piscina......) en el que mis padres suelen ir en Otoño, Invierno y Primavera a pasar los fines de semana (prácticamente todos), pero en Verano no van porque es una zona muy concurrida de turistas y no tienen la tranquilidad que ellos buscan. En cambio yo hago al contrario. Paso allí buena parte del verano porque me lo paso muy bien ya que se sale de marcha todas las noches y encima no tengo a mis padres. Mi aspecto físico es normal, aunque muchos dicen que tengo un buen tipo. Mido 1,70 y peso 56 Kilos más o menos, de constitución delgada. Tengo el pelo castaño y mis ojos son marrones.
Volviendo al tema, este señor con el que chateaba sabía que en verano pasaba en mi campo un buen tiempo, prácticamente todo el verano. En ese tiempo perdíamos el contacto pero lo recuperábamos a finales de Septiembre cuando volvía a la ciudad porque ya no había marcha y los turistas se iban de la zona.
Una noche, como tantas otras de chateo, salió el tema de las fantasías. Le comenté mas o menos por encima algo que me daba mucho morbo. Era que en esa época que estaba en mi campo en verano y estuviera sola (porque a veces se quedan amigas conmigo o algún primo) entraran en mi casa y aprovechando que estuviera dormida me atasen en la cama para ser violada, torturada y humillada por varias personas.
Eso fue lo que me ocurrió. Llegué de marcha sobre las 9 de la mañana, me duché y me acosté (siempre duermo desnuda en mi campo por el calor que hace). Pasada una hora mas o menos de haberme quedado dormida, tres personas con capuchas se abalanzaron sobre mi y no pude hacer nada, cuando me di cuenta estaba con las manos en el cabecero de la cama atadas y las piernas bien separadas a las esquinas de la cama y atadas también. Mis gritos apenas se escuchaban porque uno de los hombres me había puesto algo parecido a una almohada sobre mi cara y apenas podía respirar y mucho menos pedir ayuda. Aquello olía mal y empecé a marearme. Me quitaron aquello y me amordazaron. Me taparon la boca con algo parecido a esparadrapos. No podía abrir la boca. Seguidamente me pusieron una capucha en la cabeza, era estrecha y solo dejaba al aire mi nariz para poder respirar, pero me anularon la visión. Me imagino que en ese momento ellos se quitarían las que llevaban, pues no tenía sentido que las tuvieran cuando ya no podía mirar.
Me llevé dos sorpresas, la primera era que no eran tres hombres, sino 2 hombres y una mujer, y la segunda era que hablaban en francés, así que no entendía nada de lo que comentaban.
Me dejaron sola en la habitación, no se cuanto tiempo, para mi fue mucho, pero lo mismo no fueron ni 10 minutos, el caso es que se me hizo eterno. En ese momento lo primero que pensé es que me iba a ocurrir, puesto que estaba desnuda en mi cama y atada sin posibilidad de escapar, pedir ayuda ni de defenderme. Me puse a pensar en como me han podido atar, si yo siempre cierro la puerta y tengo cuidado, y más o menos, llegué a la conclusión de que entrarían en mi casa por la tarde, cuando yo estaba en la piscina y tomando el sol y aprovecharían para entrar en la casa y esconderse en algún lugar. Saltaría uno de ellos la valla de mi campo y se escondería en la casa aprovechando que yo estaba en la piscina. Cuando salí de marcha esa persona abriría la puerta a la mujer y al otro y esperarían a que yo llegase y me dormiera. Otra explicación no tenía.
Pasado ese tiempo volvieron los tres, los dos hombres y la mujer. Unas manos empezaron a tocarme los pechos y por la situación empecé a excitarme. Aquellas manos me tocaban suavemente, pero cambió su forma de tocar y empezó ya a apretarme los pechos y a hacerme bastante daño. Me los apretaba y me retorcían los pezones y tiraban de ellos. El dolor era intenso, y solo podía retorcerme en la cama lo poquito que me permitían las cuerdas, mientras hablaban entre ellos.
Cuando paró de hacerlo escuche unos ruidos, como si estuvieran fotografiándome.
Sentí como se sentaron a ambos lados de la cama, y procedieron a ponerme pinzas, supongo que de ropa, en los pechos. No sé cuantas tenía, pero cinco seguro que me habían puesto en cada pecho. Me dolía bastante. Cuando las tenía puestas empezaron a mover las pinzas y el dolor me era muy intenso y empecé a gritar como pude, pero apenas se escuchaba. Seguidamente a eso empezaron a quitármelas de una manera muy dolorosa y era tirando de ellas lentamente hasta que saltasen. Aquello era insoportable.
Sentí como encendieron con un encendedor algo, de buenas a primeras caía en mis pechos algo ardiendo, seguramente cera de una vela. A cada impacto en mi dolorido pecho parecía como si me lo atravesaran con un cuchillo, pues la cera estaba muy caliente.
Cuando pararon me dejaron sola otro rato, también se me hizo eterno. Tenía los pechos bien doloridos y llenos de cera dura.
Otra vez volvieron, seguían hablando entre ellos y se sentaron otra vez a ambos lados de mi cama. Me pusieron pinzas de ropa en los labios del coño, tres en cada uno. No me dolía, era un dolorcito molesto, pero soportable. Sentí como manipulaban esas pinzas y tiraron de ellas hacia los lados y ataron las pinzas a mis piernas de manera que lo dejaba todo bastante expuesto. Una lengua empezó a jugar por todo el coño, tenía que ser la de la mujer, porque en ningún momento sentí el tacto rasposo de una cara afeitada o con barba de pocos días, parecía una cara cuidada y lisa, así que tuvo que ser la mujer la que me estaba haciendo sexo oral. No podía evitarlo pero me gustaba mucho aquello y movía ligeramente mi cadera hasta que tuve un orgasmo y me corrí.
Ella se apartó y noté algo que me introducían en el culo, un consolador tendría que ser y lo dejaron ahí metido. Yo era virgen en el sexo anal, pero aquello no me dolió en exceso como había escuchado a otras amigas, lo que si me era molesto. En ese momento senti como otro consolador entraba en mi coño y se movia rapidamente, con movimientos bruscos y violentos. Creo que me estaban violando con un consolador puesto sobre un palo, y eran el palo acoplado con el consolador el que metian y sacaban y lo movian con fuerza. Me hacian daño y el consolador en el culo me molestaba mas. Me lo movían en circulos dentro del coño y tambien lo agitaban con bastante fuerza, incluso me levantaban el culo de la cama con el palo metido en el coño. Me dolia una barbaridad y mas porque me había corrido hace un par de minutos.
Dejaron de hacerme eso y seguía con el coño abierto con las pinzas y el consolador en el culo. De repente me empezaron a azotar en el coño y en el interior de los muslos con algo fino y flexible. En el coño me daban suavemente, pero muy seguido, me daban en el clítoris y en los labios internos. A medida que pasaba el tiempo me molestaba mas, a pesar de que me daban flojo. Cuando pararon empezaron a azotarme en las piernas, en la parte interna, mas o menos cerca del coño y ahí si me daban muy fuerte. Me dejaron marcados los muslos 4 días de cómo me daban de fuerte. Me retorcía lo que podía y cada golpe era aun mas doloroso, pues el dolor era acumulativo.
Cuando pararon sentí algo que me raspaba por el coño, como si fuera una tela áspera, un trozo de lija fina o yo que se, pero me estaban raspando toda la zona de la entrada a la vagina. El efecto era como si te lamiese una lengua de gato, que es áspera. Aquello era muy molesto y estuvieron un buen rato, me escocía bastante. Cuando pararon me pusieron una pinzas en el clítoris y con un trozo de algo empapado en alcohol seguramente me frotaron la zona irritada y escocida que tenia. Aquello era demasiado, gritaba lo poquito que podía, me agitaba lo que me permitían las cuerdas. Además la pinza en el clítoris me dolía bastante y el consolador en el culo me seguía molestando. Volvieron a dejarme sola en la habitación.
Pasado un buen tiempo volvieron, no se cuanto, pero fue bastante. Me sacaron el consolador y me quitaron la pinza del clítoris, afortunadamente sin tirar de la pinza, y las de los labios también. Me quitaron la capucha y pude verlos. Pero tenían ahora ellos sus capuchas. Me miré los pechos, los tenía llenos de cera y mis muslos con muchas rallas rojas de haber sido azotada. La chica cogió una cerilla y la empezó a mover por mi barriga, haciendo círculos y bajando lentamente hasta mi coño. Yo lo veía todo y me daba mucho miedo lo que hacía. Llegó con la cerilla al clítoris y la quitó de ahí y la encendió. La acercó a mi bello púbico y me lo iba chamuscando. Olía a pelo quemado. No me dolía porque los pelos apenas prendían, pero el miedo era tremendo porque me los podía prender y quemarme sin remedio. Por suerte en ningún momento llegué a sentir el calor de la llama de las cerillas que iba encendiendo para ir chamuscando mi pubis.
Seguidamente a eso, vi que pusieron una silla al lado de mi cama, y sobre la silla había una vela que la encendieron, y mediante unos alicates agarraban un trozo fino de metal que estaba sobre la llama de la vela, lo estaban poniendo ardiendo y me puse muy nerviosa porque me iban a marcar. Cuando quitaron el trozo de metal de la llama de la vela giré mi cabeza a un lado, no quería ver como me iban a marcar, de repente sentí el metal en mi estómago. Me oriné en ese momento del miedo que tenía. Me habían engañado, el metal estaba frío pero yo sentía como me quemaba porque creía que era el que pusieron sobre la llama de la vela.
Me desataron las piernas. Sentí un gran alivio. Me quitaron los esparadrapos de la boca y seguidamente me volvieron a tapar la cara con una almohada y ese olor fuerte. Otra vez me mareé y me quedé aturdida. Cuando me di cuenta ya tenía las manos desatadas y ellos se habían marchado.
Sobre la cama había una nota, escrita en español. Decía la nota que habían fotos mías atada en la cama y un vídeo de todo lo que pasó. Además ponía que si denunciaba lo ocurrido ya verían que hacían con ese vídeo y las fotografías, y que posiblemente me matarían.