Se lo que hicieron el verano pasado

UN relato q lei una vez y me encanta....Por cierto, se supone que éramos cuatro tipos straight (heterosexuales), y la idea era conseguirnos las chicas al llegar allá. Nunca mejor dicho, "se supone". Yo me consideraba bisexual pero nunca había tenido contacto con un hombre. Sin embargo...

"Se lo que hicieron el verano pasado"

Les voy a contar lo que ha sido la experiencia más intensa de mi vida, ahora que recuperé el aliento...

Corría julio de 1998 y las clases estaban a punto de terminar. Habíamos planificado un viaje para Margarita cuatro muchachos de la universidad la segunda semana de vacaciones. Yo tenía 21 entonces y era el menor de mi grupo. Soy blanco - bronceado, cabello rubio largo, ojos azules, alto, con el cuerpo definido y casi lampiño. Por cierto, se supone que éramos cuatro tipos straight (heterosexuales), y la idea era conseguirnos las chicas al llegar allá. Nunca mejor dicho, "se supone". Yo me consideraba bisexual pero nunca había tenido contacto con un hombre. Sin embargo, los dos mayores mantenían un intercambio de claves que siempre había pasado desapercibido y que en el fondo me parecía extraño.

Llegamos a la isla y nos fuimos a la playa directamente. En la noche nos dirigimos al resort para dejar el equipaje y prepararnos para salir a alguna disco. Obviamente, lo primero que había que hacer era darse una buena ducha. Las habitaciones constaban de dos baños, y como de costumbre, todo el mundo compite por llegar de primero a alguno. Esta vez quedé afuera, pero si éramos cuatro, entonces alguien más debía estar esperando, ¿no?. Busqué quién más quedaba pero me di cuenta que estaba solo y las dos duchas funcionando. Entre hombres nunca pasamos seguro a las puertas, así que entré discretamente a cada uno hasta que me llevé la sorpresa de mi vida en el último cuarto.

El dúo dinámico, Jean y Mario, estaba bajo la ducha a full potencia ocupados en un beso super intenso. La imagen de sus espectaculares cuerpos bronceados tocándose y esparciendo la espuma era incomparable. La vista de perfil que tuve al entrar fue impresionante pero excitante a la vez: Podía apreciar sus lenguas y como mordían suavemente sus labios, más abajo estaban sus miembros rosados y espumosos, totalmente erectos y presionándose contra el otro, y finalmente uno de ellos introducía su dedo en el agujero de su compañero. Me quedé descaradamente parado en la entrada, estupefacto, porque presentía que cualquier movimiento hubiera sido torpe y me descubrirían rápidamente.

Bueno, de igual forma me descubrirían tarde o temprano. Mientras tanto, yo ya estaba super excitado y mis 19 cms se salían rebeldes del traje de baño, que era lo único que llevaba puesto. No pasó mucho antes de que Jean me viera y entonces se separó fuertemente de su compañero . "Mierda !!!", fue lo único que dijo. Mario, el mayor, se sorprendió desde luego pero inmediatamente sonrió y dijo: "No te preocupes, yo creo que el chamo también quiere bañarse, y tanto así que se está desvistiendo solo...". Y ahora, ¿cómo respondía yo a eso?!. Ya mi erección era tan fuerte que tenía la mitad del pene descubierta. Estaba mudo e inmóvil, hasta que Jean se acercó, me tomó de la mano, y me llevó bajo el agua. "Y ahora, mientras te quitas la sal del cuerpo, nosotros seguimos en lo de antes", dijo. Se arrodilló y se metió todo el miembro de su compañero en la boca, algo grueso y de unos 18 cms, y comenzó a hacerle una espectacular mamada. El otro empujaba con fuerza hasta el fondo de la garganta de su amigo en rápidos movimientos de entrada y salida, y éste hábilmente lo llevaba hasta su garganta sin ningún problema. De pronto se lo sacó de la boca, tomó el mío, y empezó a hacer lo mismo. "Está perfecta!", dijo. Yo estaba sorprendido y muriéndome de placer al sentir como este tipo casi me arrancaba la verga.

De pronto Mario se agachó detrás de mí y empezó a pasar su lengua por la entrada de mi ano mientras me separaba las piernas con las manos y hundía su cabeza entre mis nalgas. La sensación era tan fuerte que tuve que sostenerme de las paredes para no perder el equilibrio. El agua me parecía helada al caer sobre mi cuerpo caliente por el sol y sus lenguas eran cómo látigos que me quemaban toda la entrepierna. Entonces empecé a sentir como me penetraban con la lengua por detrás, y wow, era lo máximo!. Después sentí un dolor agudo cuando Mario metió uno de sus dedos, y luego un gran dolor cuando metió el segundo.. Nunca había sido penetrado con nada, ni siquiera yo mismo lo había intentado. Poco a poco sus dedos moviéndose en mi interior y mi verga en el fondo de la garganta de Jean me llevaron al imperio de los sentidos. Apenas pude decir "Ya, no aguanto, voy a acabar...", y Mario empujó hasta el fondo sus dedos dentro de mí. Entonces tomé a mi amigo por la cabeza sin soltarlo, lo penetré hasta la garganta, y él permaneció en esa posición mientras me succionaba como si me fuese a arrancar el alma en un orgasmo. En dos segundos estallé en un estupendo e interminable río de semen que fue a parar en la garganta de Jean. Luego lo fui sacando poco a poco de su boca mientras él lo chupaba y limpiaba la última gota de la punta. "Carajito: vaya si estás divino!", dijo con una sonrisa ciertamente pícara en el rostro. "Y ahora joven, esto no se ha acabado todavía para ti", me dijo Mario. Con una fuerza tremenda me tomó por los hombros y me arrodilló..

Entonces ambos se pararon frente a mí y comenzaron a alternar sus vergas en mi boca. Al principio era todo raro, pero después podía maniobrar cómodamente con ambas y era como si lo hubiese hecho cientos de veces antes. Cuando ya sus caras empezaban a cambiar de forma y sus vergas empezaban a latir y a calentarse más en mi boca, fueron acercando sus miembros al mismo tiempo queriendo entrar los dos a la vez. De repente Jean dijo: "¿Sabes lo que pasa?: que casualmente estamos a punto los dos. Ah!, y no te imaginas lo que es el semen cuando se moja. Yo te recomiendo que no lo dejes escapar por nada del mundo", y se sonrió de nuevo pero irónicamente esta vez. Entonces acomodé como pude a los dos en mi boca mientras ellos se masturbaban desde la base. Resulta indescriptible pero fabulosa la sensación de los dos capullos que se frotaban entre ellos y con mi lengua al mismo tiempo que eran vestidos y desvestidos por sus prepucios.

De repente sentí como mi boca se llenaba de un torrente espeso, dulce y caliente, y traté de echar mi cabeza hacia atrás pero inmediatamente me lo impidieron. No podía saber quién había acabado, pero no me importaba porque estaba deleitado sintiendo como ahora dentro de mi boca se movían sus vergas y mi lengua mezcladas con aquel líquido. No pasó un minuto para que el segundo acabara también, pero esta vez fue mucho más y no pude evitar derramar una parte por la comisura de los labios. Unos segundos después los dejaba salir de mi boca y Mario nuevamente me levantó con fuerza y me besó profundamente. Jean se unió a él y ambos metían ahora sus lenguas en mi boca y lamían mis labios llevándose consigo los restos de sus elíxires. Salimos de la ducha y nos vestimos, y por suerte Cesar, el otro muchacho, estaba rendido desde hacía rato en su habitación y nunca se enteró de nada...

Nos fuimos a la discoteca y ya eran alrededor de las 3:30 am. Después de unos tragos, Jean me pidió que lo acompañara al baño porque se sentía mareado y quería vomitar. Entramos en una cabina y de pronto, sin que nadie se diera cuenta, cerró con el pestillo y bloqueó la entrada. Entonces comenzó a desabotonar sus jeans, sonrió pícaramente como de costumbre, y me dijo: "Ahora te voy a coger como los dioses". Las palabras retumbaron chocantemente en mis oídos, pero para mi propia sorpresa sentí que me gustaba lo que estaba pasando. En un parpadeo estaba de espaldas a él y contra la pared, mientras poco a poco comenzaba a introducir su lengua para lubricarme. Al principio sentí placer cuando su verga caliente rozaba mi ano y se movía alrededor presionando ligeramente buscando dilatarme. Por un momento quise que cesara, sentía que el corazón me latía aceleradamente y con fuerza pero había algo que me impedía detenerme. De pronto sentí como empezaba a ser penetrado por aquella pieza de acero de generosas dimensiones. El dolor era increíble, pero yo quería seguir adelante. Centímetro tras centímetro, poco a poco, sentía como mis músculos se desgarraban al paso de su verga. El dolor era indescriptible y entonces él acercó su mano a mi boca y fue metiendo sus dedos en ella. Luego empezó a moverse rítmicamente y con mucha potencia, y ya estaba entrando y saliendo de mi agujero mientras yo chupaba y mordía sus dedos.

El dolor se transformó gradualmente en placer y ya podía sentir sus vellos en mis nalgas cuando me penetraba hasta el fondo.

El sonido de los jeans y la ropa mientras era sodomizado y el sonido de las braguetas que se abrían en el baño constantemente, así como la imagen de todos aquellos hombres con sus miembros expuestos y en sus manos frente a los urinarios me llevaron al clímax. Unos quince minutos después Jean estaba acabando increíblemente dentro de mí. Antes de salir me besó y me dijo: "Estás divino desde cualquier punto de vista", y no faltó su sonrisa irónica de nuevo. Salimos discretamente pero Mario estaba en la barra de frente esperándonos, y nos hizo señas para que nos acercásemos hasta allá. Estaba muy serio y su tono de voz era fuerte. "Vamos a hablar de esto ahora mismo pero no en este sitio. César ya hizo su grupo con la gente de aquella mesa y supongo que ellos lo llevarán al hotel más tarde. Vámonos ya". Subimos al carro de Mario; yo iba en el asiento trasero, y nos fuimos al norte de la isla vía "Playa Caribe". Eran como las 4:30 am cuando Mario se detuvo. Nos pidió imperativamente que nos desvistiéramos y que nos acostáramos en el asiento trasero. Era un auto deportivo, por lo que resultaba realmente incómodo y acostarnos los dos atrás. Toda esta situación me había excitado de nuevo, y al ver esto Mario me pidió que penetrara a Jean. Con el calor que hacía dentro del carro y con el brillo que dejaba el sudor en nuestros cuerpos, me decidí a poseer a Jean de una sola vez. Gemíamos como animales y sentía un profundo placer al sentir como entraba en una cavidad tan cálida y apretada. De repente Mario se puso a mis espaldas y me penetró violentamente. Se acostó sobre mi cuerpo y me mordía el cuello e introducía su lengua en mi oído a la vez que susurraba: "Esta va por dejarme solo esperando". Con el espacio reducido sentía que me faltaba el oxígeno y que casi perdía la conciencia, a la vez que el sudor de los tres cuerpos se mezclaba y exhalaba un intenso olor a sexo. Finalmente acabé dentro de Jean y poco después Mario estallaba dentro de mí mientras mordía el espacio entre mi cuello y mi hombro hasta casi arrancármelo. Esperamos el amanecer en la playa y el resto del día fue espectacular. El resto de la semana tuvimos sexo otro par de veces. Regresamos a Caracas, y aún cuando Jean y Mario se graduaron, siempre salimos a disfrutar del ambiente de la ciudad. Probablemente nos consigamos contigo una de estas noches.

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Me gustaría conocer sus comentarios. Saludos, Daniel