Se las di a mi cuñado
Cuidando a mi hermana que se había accidentado levemente, varios días coincidí con su novio y en varias ocasiones sentía su mirada sobre mi. Un día se descaró más rozándome las nalgas cada que podía; ese día, estábamos ambos abajo, mi hermana dormida, él me arrinconó en la sala.
Hace unas semanas mi hermana, Viridiana, sufrió un leve accidente en el trabajo, por lo que tuvo que quedarse en reposo en casa de mi papá, así que su novio y/o yo íbamos a cuidarla. Desde hacía unas semanas atrás me di cuanta que mi cuñado (Ricardo) me veía más, con ojos de deseo, me desvestía con la mirada y cuando me saludaba o se despedía de mi, me acariciaba un poquito más abajo de la cintura. Cierto día, como muchos, coincidimos en casa de mi papá para cuidar un rato a Viri. Le hice de comer en lo que su novio estaba con ella, después comimos juntos en el cuarto de Viri, le dimos su medicina para dormir y bajamos para lavar los trastos. Mientras yo lavaba y él acomodaba cosas, en varias ocasiones cuando pasaba por detrás mío, me rozaba las nalgas. Al acabar, íbamos a la sala para ver la tele un rato cuando él me arrinconó en la sala contra la pared.
Yo - Qué haces?
Rick - Estamos solitos...Viri dormida...
Yo - Y?
Rick - Hay que aprovechar, no?
Yo - Para qué o qué?
Rick – No te hagas, Paty, que tienes tantas ganas como yo.
Yo – No, Ricardo, cómo crees?
Rick – Ni te inmutaste cuando te estuve dando arrimones, además te inclinabas a propósito a cada rato para enseñarme tus tetas bajo ese escote. Y están muy ricas.
Yo – Eres novio de mi hermana –yo estaba totalmente arrinconada, su paquete ya duro lo sentía en mi abdomen-.
Rick – Sí, pero esto es sólo sexo, Paty –subió su mano hacia mi cara, pero primero acarició mis tetas- estás deliciosa…te tengo muchas ganas.
Yo – No podemos…-tomó mi mano y la puso en su paquete, eso me sorprendió mucho-
Rick – Mira cómo me tienes, Paty…y mira qué grande y dura está.
Yo – Eres mi cuñado, Ricardo.
Rick – Eso lo hace más rico –me susurró al oído; me movió la mano para que le acariciara el paquete- o no te excita imaginarte cogiendo conmigo y tu hermana dormida en su recámara? Casi podría cacharnos –seguía susurrándome al oído y eso empezaba a calentarme, eso y el morbo de la situación; Ricardo no es muy guapo, pero la situación ciertamente era atractiva- sólo no gimas muy fuerte, cuñadita –me fue levantado la falda por el costado, sobre mi pierna, yo me resistí un poco-.
Yo – No, Ricardo, espérate, de veras…no podemos.
Rick – Ssshhh…tú también tienes ganas, cuñadita…bien que te dejas -metió la mano por debajo de mi falda, acarició suavemente mi muslo y luego mi conchita sobre el ligeramente húmedo calzón- ya ves…estás calientita…mojadita.
Yo – No manches, Ricardo –yo le acariciaba el paquete, pero su mano ya no estaba sobre la mía- no está bien.
Rick – Ok…sólo una mamadita, así nos quitamos las ganas –él me acariciaba la conchita con el dorso de los dedos, yo me mojaba más- y ya no insistiré –se abrió el pantalón- tú también quieres, cuñadita.
Yo – No digas nada a nadie, eh.
Rick – No soy pendejo –me hinqué y se la saqué del calzón, estaba grande y dura, se la acaricié, se la jalé un poquito y le di unas lamiditas- ahora mámamela, Paty…ay, así.
Yo – Mmmmmmmmmm…mmmmmmmmmm…mmmmmmmm…-en efecto me estaba calentando muchísimo el morbo de la situación, mi hermana en su cuarto dormida y yo hincada, mamándosela a su novio- mmmmmmm…mmmmmmmmm.
Rick – Qué rica mamada me estás dando, cuñada…-me acariciaba el cabello- se me antojaba un chingo esa boquita…ábrete la blusa, no seas malita, quiero verte las tetas que tanto presumes con tus escotes –así lo hice- mmmmmm....sácatelas del brasier –le obedecí- uy, qué ricas tetas, cuñadita.
Yo – Mmmmmmmm…mmmmmmmmm…mmmmm…en serio te gustan? No me había dado cuenta que te fijabas en mi –mentí- mmmmmmmm…mmmmmmmmm.
Rick – No te hagas, bien que sabías que te comía con la mirada y bien que te gusta, cuñadita…puta madre, ahí se van tu hermana y tú en sus tetas y en lo bien que la maman…pero según lo que me cuenta Viri, tú eres bastante más putita –qué tanto le contará la pinche Viri de mi?-.
Yo – Mmmmmmmmmmm…mmmmmmmmmm…mmmmmmmmmm…-empecé a dedearme la conchita, por supuesto él se dio cuanta-.
Rick – Ya me calentaste más, cuñadita…entre la mamadita que me estás dando y ver cómo te dedeas…ven –me levantó y yo se la jalaba-.
Yo – No quieres terminar?
Rick – Te la quiero meter, Paty.
Yo – Dijiste que…-empezó a caminar hacia el comedor “empujándome”-.
Rick – Te la voy a meter, cuñadita –empezó a levantarme la falda- o no quieres? –no sabía qué decir, no me dio tiempo de nada, me subió a la mesa, me enrolló la falda en la cintura, hizo a un ladito mi tanga, me jaló hacia él y me la metió-.
Yo – Ay…-lo veía a los ojos mientras me bombeaba- nos puede oír, Ricardo.
Rick – Cállate y déjate coger, que bien que te gusta que te den verga, cuñadita.
Yo – Por qué me dices eso? –me ignoró, me agarró las piernas y las detuvo con sus brazos para que yo me acostara en la mesa; con una mano me jalaba del brasiere y luego me agarró las tetas-.
Rick – Tenía muchas ganas de tenerte así, cuñadita…después de lo que me cuenta Viri, me echo unas buenas chaquetas pensando en ti, Paty –me soltó las piernas y empezó a masturbarme y agarrarme las tetas mientras me bombeaba-.
Yo – Qué te ha…?...Ay no mames…así, síguele…
Rick – Ssshhh, cállate putita –yo ahogaba mis gemidos- te gusta, eh..-yo asentí- te vas a venir…putita? –asentí de nuevo y seguía gimiendo en silencio- te gusta que te digan putita, verdad? Te calienta, cuñadita? –asentí y estaba agitada porque no tardaba en venirme- qué rico, putita…ya te vas a venir? –asentí y él aceleró sus embestidas; me vine-.
Yo – Mmmmmmmmmmm…-ahogué mi grito- mmmmmm.
Rick – Me voy a venir, carajo –entonces me la sacó, empezó a masturbarse y descargó su semen sobre mi, me salpicó en la conchita, la falda, las tetas y hasta la cara- aaaaahhhhh…mmmmmmmmmm...ah, qué rico…-los chisguetazos seguían, acabó de venirse en mi conchita-.
Yo – Me salpicaste toda.
Rick – Mámamela, cuñada –me bajé de la mesa, me hinqué, me “limpió el semen que tenía en la cara con su verga y se la mamé mientras perdía su erección-.
Yo – Mmmmmmmm…mmmmmmmmmmmmm…mmmmmmmmmmmmm.
Rick – Límpiamela bien, cuñadita…ay, qué rico –cuando acabé de limpiársela, nos vestimos rápido-.
Yo – Te saliste con la tuya, cabroncito.
Rick – Tú también querías, cuñada.
Yo – No. Qué tanto te ha contado Viri?
Rick – Lo suficiente para despertar mi imaginación, cuñadita.
Me fui y no hemos tenido ya nada, pero Ricardo me manda mensajes cachondos y fotos ocasionalmente. Hasta me ha mandado unas cogiéndose a mi hermana.