Se convierte en una rica afición

Los dos hermanos me hacen suyo jugando en el bosque

Solo tuvimos una oportunidad mas antes de que acabasen las vacaciones de volver al sitio de siempre, y esta vez se nos ocurrió jugar a escondernos y buscarnos sin hacer ruido, correteando en bolas por la pradera intentando sorprendernos los unos a los otros.

Yo estaba junto a una especie de valla medio caída, escondido y mirando por encima de las tablas, y no se veía a nadie. Mi primo, el de mi edad, gritaba bastante mas lejos, junto al rio y yo esperaba, armado de paciencia, verle aparecer por allí para cazarle por sorpresa.

En eso, de pronto y con gran rapidez, sentí una mano sobre mi boca, y otra agarrándome por la cintura impidiendo que me moviera. Ya eres mío, me soltó bajito al oído, y volví a sentir su cuerpo pegado a mi espalda y sus manos hurgando en mi trasero. Yo levanté los brazos como rindiéndome, pero no hizo caso, una mano comenzó las caricias sobre mi pecho mientras la otra buscaba mi polla que empezó a dar muestras de alegría por el contacto y ese masaje suave de arriba abajo, que tanto me gustaba.

Se pegó más aun y entonces sentí otra cosa mas dura en mi espalda, que apuntaba donde tanto me gustaba que lo hiciera. Me incliné ligeramente adelante, para ponérselo mas fácil, mientras el no dejaba de manosear mi polla y esa cosa dura se iba acomodando entre mis glúteos.

  • Parece que te va gustando esto de follar, ehhh

Me imaginaba a que se refería con eso de follar, pero yo nunca había tenido esas conversaciones con amigos o compañeros, era bastante inocente por aquel entonces, así que solo pude contestar que sí, que me estaba gustando, a lo que respondió buscando dirigir su polla hacia mi entrada. Esta vez lo hizo mejor, visto que ya no era a traición, y que yo lo aceptaba; entró relativamente fácil, tampoco era un miembro de adulto todavía, y yo lo aprecié entrando y saliendo con delicadeza, jugando en mi interior, dándose gusto y calentándome a mí con ello.

Cuando se corrió tuvo el detalle de hacerlo fuera, entre mis piernas, con lo cual no salí tan manchado como la vez anterior y tampoco me sentí tan sucio.

  • ahora te toca a ti, le oí decir, a ver si aprendes tu también como se hace.

¿A mí? Qué cosa más rara se le había ocurrido, si apenas se me levantaba… pero no, era a su hermano pequeño que había aparecido y nos estaba observando en silencio.

Nunca lo habíamos hecho aun, no nos atrevíamos, pero ante la invitación del mayor, se tiró de cabeza sobre mí, que caí al suelo de bruces. Bueno, le ayudé un poco separando las piernas para que tuviera buen acceso, y entonces, apoyándose en mis muslos se colocó en posición. Yo notaba su pito, poco mas grande que el mío, intentando entrar hasta que consiguió penetrar poco mas de un dedo. Y ahí… pues no supo que mas hacer, intentaba imitar a su hermano, pero al moverse se le salía, y al final se quedó quieto sobre mi espalda sintiendo que estaba dentro hasta que se corrió un poco y se levantó satisfecho.

Me quedé un poco cortado, eso de ser objeto estaba muy bien, pero yo quería también algo de protagonismo, y asi se lo dije volviéndome boca arriba y mirándoles algo mosqueado. El mayor me dio la razón por una vez: me dijo que me tumbara que ahora entre los dos me iban a sacar la leche.

Me quedé quieto, apoyado en mis brazos mirándoles como entre los dos se turnaban para chupar y comer mi polla, que no tardó en ponerse algo dura, y yo excitado al verles trabajar tan afanosamente. Al fin consiguieron que me corriera, casi mas de verles sobre mí tocándome por todos lados, que del gusto que me daba lo que hacían con mi pito medio duro.

Nos fuimos los tres tan contentos al agua, y con eso acabó aquel verano en el que aprendimos tantas cosas sobre el sexo.