Se acabaron las vacaciones
Nunca hay que rendirse y tampoco se puede decir, de este agua no bebere, este cura no es mi padre y ese rabo no me entra en el culo.
Al finalizar el anterior relato (VACACIONES RARAS) os recordaré que aproveche para decirle a Sandra las ganas con las me quede de azotarle el culo de puta que tenía y que ella con un tono serio, me dijo si me creía que era irresistible y que no creyera que ella era como todas las que caían rendidas a mis brazos. Con un punto de chulería y para que no fuera ella la que dijera la última palabra, le dije también, que si le metiera la mano entre las piernas seguro que estaría mojado y le lance un advertencia, de que mi rabo se follaría su culo de puta. Ese día después de comer, porque eso sucedió por la mañana, la mañana siguiente a la que nos dimos esa enorme follada entre su marido Ernesto, ella y yo, Ernesto me cogió aparte para decirme que no sabía que le había dicho a su mujer, pero que nunca la había visto tan cachonda. Lo que me confirmó que las contestaciones de la mañana habían sido una pose. Más tarde me llamó Ernesto para hablar conmigo de nuevo y le note serio, muy serio.
--- Creo que te has pasado esta mañana y no era lo acordado.
--- A ver explícate, porque hace un rato está todo muy bien y ahora me das la bronca. Qué ha pasado en este poco tiempo?
--- Porque Sandra se ha quedado muy tocada con todo lo que sucedió, porque no quería, pero vale sucedió y ya está. Habíamos quedado en que a solas no le dirías nada y me ha contado lo de esta mañana y estoy de acuerdo con ella, ha sido un despropósito.
--- Voy a pensar que lo habéis hablado deprisa y corriendo y por eso ha venido esto. Cuando lo habléis con tranquilidad y en frío ya verás cómo ni ha sido ni es tan grave, que es algo normal.
--- Una cosa son las miradas, etc.… y otra bien distinta lanzarte a decirle de todo y eso de llamarla puta, no está nada bien y hacerlo sin estar yo presente, lo ha hecho más grave.
--- Sin problema te puedo asegurar que no ocurrirá más, ni tan siquiera miradas.
Ni me mosquee, ni me enfade, porque suponía lo que había pasado. La primera apreciación que hizo él por la mañana, de que su mujer estaba cachonda perdida, él debió de pensar que era por habernos visto, alguna mirada lujuriosa y ya. Cuando ella se sinceró con él, cogió el mayor mosqueo que podía cogerse, porque aunque no lo reconociera los celos le había dado un pellizco en la tripa. Algo que sucedía con mucha frecuencia y con el paso del tiempo se borraba, por eso no le di importancia y eso sí, Sandra a distancia. No había necesidad de que Ernesto se sintiera mal y de rebote Sandra. Desde ese mismo instante seguí con mi vida, como si no hubiera pasado nada. Para relajar la posible tensión o incomodidad, o me iba el primero a la casa y a mi habitación o lo hacía bien tarde, cuando sabía que estarían en su habitación. Eso no iba a hacer que me quedara sin follar el resto de las vacaciones, porque está lo que había empezado con Lucia, había que rematar por lo menos una vez.
Una mañana Lucia me dijo que ese día comiera allí, que no me fuera después de comer y que tampoco me pusiera a jugar a nada, me lo dijo tan deprisa que no me dio tiempo a preguntar. Ya caminaba bastante bien, lo de su tobillo fue mucho menos de lo que se creía o directamente fue cuento y no fue nada. Después de la comida unos a echar la siesta y otros a jugar a las cartas, a mí me toco mirar. Lucia se acerca a la mesa en la que está jugando su marido Isidro y le dice que quiere ir hasta la fuente. El sitio quedaba a 20-30 minutos andando sin agobiarse. A Isidro que no le gustaba andar y menos por medio del campo y que estaba con su partida de mus, no dejaba de decirle que más tarde, Lucia le recriminaba que ayer y antes de ayer lo mismo. El trataba de convencerla para que se lo dijera a alguna de las otras mujeres. Ella le decía que estaban en la piscina o descansando. Cuando oigo que le dice que me lo diga a mí que estoy sin hacer nada y ella ofendida le dice como me va a decir nada a mí. Él no lo duda, “Pelayo a que no te importaría acompañar a Lucia hasta la fuente? Es porque le da miedo ir sola” acepte por hacerle un favor.
Llevaba una camiseta, unas zapatillas y un pantalón corto nalgón, todo de color azul. Menos de 10 minutos andando y nos quedamos en una arboleda por la que pasaba el riachuelo del agua de la fuente. No sé quién estaba más desesperado de los dos, porque nos enganchamos como perros en celo. Iba a ser un polvo casi de aquí te pillo aquí te mato. Le quite el pantalón corto y solo llevaba eso. Desabroche el sujetador y no se lo quite, lo levante con la camiseta. Lucia provocadora me decía, “espero que merezca la pena arriesgarme y encontrarme a un hombre de verdad, tú lo eres?” lo que tardé en colocarme un condón fue lo que tarde en meterle el rabo en plan salvaje. La follaba por la espalda, podía tocar sus buenas tetas y sus duros pezones. Había un absoluto silencio, salvo el sonido de algún pájaro. El follar de esa manera, no me hace perder la consciencia de donde estoy y mis sentidos se agudizan.
El sonido de ramas pisadas llegó a mis oídos, sin dejar de follarla vi a Sandra y ella nos vio a nosotros. Se quedó como una estatua y aproveché para divertirme follando. Lucia admitía y le ponía cachonda todo lo que le decía, que la golpeara el culo, que le metiera un dedo por el ano, todo le venía bien y tanto se animó, que tampoco se quedaba callada y reconocía que le gustaba sentirse una zorra, que la manera salvaje de follarla la estaba poniendo cachondísima y cuando se corrió, aunque trato de ser contenida, se la pudo oír más que bien. Le disgusto que no me hubiera corrido con ella y le dije que no habíamos acabado. Hice que se volviera a colocar de la misma manera e iba a fallarme otra vez. Me dio risa cuando me dijo, “ey, cuidado, que te confundes de camino” ni la respondí, le di un primer viaje con mi rabo y entró en su culo. Eso para que viera que no me había equivocado.
Protesto, maldijo sin mucha seguridad, se calló, seguí follándome ese culo prieto y habló de nuevo para decirme provocándome de nuevo, “es que te tienen que ayudar para empujar? Ya te has quedado sin fuerza?” de un golpe le metí lo que quedaba fuera, que era casi todo el rabo, lanzó un grito y me dijo que aunque chillara que no parara. Me decía que había perdido la virginidad de su culo por segunda vez, le daba la risa y gemía. Sandra miraba estupefacta y seguro que cachonda. Uní a mis penetraciones salvajes, azotes en sus nalgas. Que resonaban entre la arboleda. Esta vez nos corrimos los dos y cuando me salí de su culo Sandra ya no estaba. Nos quedamos hablando un poco y los dos coincidimos que debíamos de seguir aprovechando estos días y me confesó que le puso muy cachonda hacerlo con su marido tan cerca, pudiéndose oír por tener la ventana abierta y que le comiera su chochito estando asomada. Le prometí que lo volveríamos a repetir.
Íbamos a llegar un poco más tarde. Cuando lo hicimos ya varias mujeres estaban rondando por allí. Sandra nos dijo que había ido a la fuente, pero que a mitad de camino se tuvo que volver y Lucia le decía que era una pena, porque se estaba muy fresco y nos habíamos quedado un rato sentados. Sandra volvió con su rabia, pues se te ve muy turbada del camino y Lucia si la otra era mala ella peor, pues sí, porque el tobillo todavía me da problemas, menos mal que Pelayo me hizo un masaje fantástico y me ha dejado nueva. Sandra tenía cara de mosqueo. Follamos varias veces más, polvos rápidos, pero el mejor fue en su casa. Solo me dijo, “hoy es el día, te tengo una sorpresa” y me dio una llave para entrar en su alojamiento. No sabía a qué hora, ni en qué momento. Terminamos de comer, la charla con el café, Sandra que se quedó, porque desde el día de la fuente no volvió a irse a echar la siesta y enredaba a alguna mujer más para quedarse.
Ese día Lucia se fue nada mas comer ni postre, ni café. No tardó en asomarse a la ventana y desde allí hablaba con todos nosotros. Se había ido a su alojamiento, según ella, a lavarse y ponerse una pomada en una llaga que le había salido en la planta de los pies. Como estaba sentado apartado de las mujeres, me levanté sin llamar la atención y me fui a dar lo que sería un paseo. Lo único que di una vuelta para entrar en su alojamiento. Abrí y entre. No me esperaba esa imagen. Lucia estaba de rodillas, desnuda de cintura para abajo y lo más cojonudo. La cortina de color tierra que había en las ventanas, le había colocado un montón de imperdibles para que no se abriera. Una idea genial y solo se le podía haber ocurrido a ella. No hice nada de ruido, me descalce y me agache, sople sobre su coño y luego le di un lametón. Hizo un ruido y antes de que le preguntaran dijo que le había dado un escalofrío. Isidro que estaba escuchando con voz potente le dijo que cuidado con las corrientes. Me costó pero logré que se corriera.
Le susurre, “no sé qué hacer, follarte el culo, el coño, si hacerlo con condón o sin él, que dudas que tengo” y le solté un buen tortazo en su culo, que resonó y como es una mujer con recursos dijo un portado. Su marido le volvió a decir que cuidado con las corrientes. Lo que le había dicho era para provocarle, porque me la iba a follar con condón, ella sin venir a cuento para los demás, “quien conduce es quien manda y decide” y como nadie entendía a qué se refería se enredó con una historia extrañísima. Follaba despacio, sin moverla mucho, para que no se notara, movía su cintura cada vez más descaradamente, hasta que alguien habló del coche que les entregaban en septiembre, hablaban y hablaban y Lucia con voz pausada pero remarcando lo que decía, “a mí me gustan los coches potentes, esos que se notan que tienen fuerza, que empujan bien” y no se quien, le corrigió diciéndole que es aceleran no empujan.
Si ella quería arriesgarse adelante. Me agarre bien a ella y le empecé a hacer penetraciones largas y fuertes, sujetándola lo que podía para que su cuerpo no saliera más de la ventana. En cualquier momento alguien se daría cuenta, porque mi follada estaba siendo más potente. Hasta que Sandra que estaba dispuesta a no perderse una le dijo que parecía que tenía el baile de San Vito y ella con voz suave le dijo, es que me estoy haciendo pis. Diciendo a continuación ahora vengo. Me llevo a su cama para rematar la faena. Estábamos los dos muy calientes por todo el rato que llevábamos follando en la cara de los demás. Se pego una corrida un 10 en la escala de Richter. Me quite el condón, le hice desnudarse del todo y me menee el rabo hasta que me corrí en sus tetas y algo le cayó, en la cara y en el pelo.
Me fui de su alojamiento y cuando me senté con los demás Lucia seguía sin salir. Cuando lo hizo Sandra, le lanzó una puya, “con lo que has tardado te tienes que haber quedado nueva” y Lucia le respondió a ella, pero con un mensaje también para mí. “Pues me he quedado bien pero me podía haber quedado mucho mejor. Espero que en Valencia me pueda quedar muy satisfecha” ante la mirada de incredulidad de Sandra y el resto Lucia lo aclaro, “no me miréis así, mal pensados, lo digo porque no hay ningún sitio mejor que el baño de tu propia casa” luego dijo que iba a hacer cosas y se quitó. Hasta un poco antes de la cena no la vi. Me dediqué a evitar con discreción y en lo que pude a Ernesto y Sandra. Me marché unos días antes que ellos porque el día 20 jueves me tocaba empezar a trabajar. Y luego dicen que el trabajo es salud. Pues de vacaciones estaba mucho mejor.
Los demás vendrían más adelante, en concreto Ernesto y Sandra el 25 tenían que estar aquí, porque uno de ellos empezaba a trabajar, no recordaba cual. Un fallo garrafal que cometí, no quedarme con el móvil de Lucia, tenía que estudiar cómo conseguirlo. La noche del 24 me llama Ernesto y me dice si podíamos quedar al día siguiente a comer o tomar un café. Le pregunté que quería y era hablar sobre las vacaciones. La verdad es que a otro le hubiera dicho de hablarlo si quería en ese momento, sin necesidad de vernos en persona. Como nos conocíamos acepté y quedamos a comer. La que empezaba a trabajar era ella y él empezaba el día 1 de septiembre. Ernesto empezó a contarme los detalles de los últimos días de vacaciones, del viaje que pincharon y que la rueda de repuesto era una mini rueda. Hablaba nada más que él y yo me limitaba a escuchar, porque estaba esperando que llegara la parte interesante, porque no era esa. Se marcharon los de una mesa cercana y luego otra. Podíamos hablar con más relajación y sin temor a que nos escucharan.
--- Vale ya Ernesto, estamos prácticamente solos y no creo que me llamaras para hablarme de ruedas, de deportes ni de política, que es lo que has estado haciendo.
--- No es que te quiera pedir disculpas, es que tanto Sandra como yo, hemos llegado a la conclusión de que lo mismo me pase contigo, que fui muy estricto con lo que te dije y si es así subsanarlo.
--- Cómo hay que subsanarlo?
--- No pienses que queremos repetir lo que ya sabes, sucedió estuvo bien, pero más. Sobre todo porque Sandra no quiere. Pero si podemos cenar una noche como algo más que amigos, porque después de lo que pasó, seremos algo más que amigos, o no?
--- No considero que haya que subsanar nada, que tenías que haber pensado un poco antes de hablar, puede que sí. Aunque estuvo bien que te soltaras que dijeras todo lo que tenías en las tripas. Porque no es malo tener un pellizco de celos, en ese momento y cuando paso todo, es de lo más normal, no eres raro por eso.
--- Te equivocas, no me sucedió nada de eso.
--- Ernesto sí hemos quedado que vamos a ser más que amigos, no me mientas, que para eso lo hubiéramos hablado por teléfono y nos ahorramos esto.
--- Bien, lo mismo tienes algo de razón.
--- Si no es que sea más listo que nadie, es que he tenido muchas experiencias de este tipo con tres tipos de resultados siempre y ya me lo conozco. Por eso te he dicho que es bastante normal.
--- Lo de que no queremos nada más, eso es verdad y si quieres podríamos quedar una noche a cenar en mi casa, esta semana nos vienen muy bien, porque no tenemos que ir de culo, los niños están con los abuelos hasta que empiece el cole.
--- Pues cuando queréis o cuando preferís.
--- Te viene bien el jueves?
--- Me viene bien pero pongo una condición.
--- Cuál?
--- Que te voy a hacer varias preguntas de verdaderos amigos y me las vas a contestar sinceramente. Qué te parece?
--- Bien siempre que tu contestes a las mías.
Acepte pero tuvimos que irnos de allí, era tarde y además no era el sitio más recomendado para hacer las preguntas que me apetecía hacer. Fuimos a un sitio conocido y tranquilo, cada uno en su coche y ya estaba deseando irme, porque como en realidad no conocía tan bien a Ernesto, no sabía si al final sacaría algo de él, algo que fuera real y no una pose. Quiso pedir un whisky doble para los dos y le dije que no, que para mi mejor una ginebra con limón. Pedí esto como podía haber pedido otra cosa, fue para dejar claro que iba a mi aire.
--- No perderé el tiempo, tú quieres que vuelva a ocurrir?
--- (duda) Pero la que importa es Sandra y no quiere bajo ningún concepto. La conozco y no cambiara de decisión.
--- Esa no ha sido mi pregunta.
--- Por mi podíamos intentarlo a mi manera.
--- No hay ni tu manera ni nada. Lo comprobé y tu mujer es mucho más caliente de lo que yo me imaginaba y más de lo que tú me habías dicho, lo note rápido y note que se cortaba un poco. Creo que mas por ti que por mí.
--- Conozco bien a mi mujer y te equivocas.
--- No me equivoco y no quieres reconocerlo, sabes que no me equivoco.
--- Esa es tu opinión.
--- Si tu mujer ahora no quiere es porque aunque no te des cuenta la acogotas con tastas “imposiciones” lo que le hace dudar. Y no quiere mas por si se le va de las manos y te mosqueas. Si no fuera así tu mujer estaría dispuesta a repetir.
--- Vamos a suponer que tienes algo de razón, que no te la estoy dando. Qué harías tú en mi lugar?
--- Lo primero actuar de una forma natural con lo que ha sucedido, quitarte fantasmas de tu cabeza, ser en verdad más abierto, pero de verdad. Que ella lo sienta cuando hables de todo esto. Reconócele que si, que te dan pinchazos en la tripa, pero que es mayor el deseo de verla en “acción” y que estas abierto a todo.
--- Es que ya se lo he dicho y no me dan pinchazos en la tripa.
--- Si no te dieran, no pondrías líneas rojas, no te molestaría lo que le hubiera podido decir, no te molestaría que le susurrara algo al oído.
--- Si tú lo dices, aunque creo que te equivocas.
--- Sabes que no me equivoco y es mas el jueves en la cena intentare seducirla, que follemos y que puedas demostrarle que se te ha pasado todas las indecisiones y pequeños “complejos”
--- No tengo complejos.
--- Pues eras la única persona que conozco que no tiene complejos.
--- Tú los tienes?
--- Mas de uno y si de verdad quieres avanzar, hasta el jueves trátala de poner en “situación” y ese día, nos vamos a comer tu y yo y luego llegamos juntos a cenar, así veremos el resultado.
Lo que Ernesto no se daba cuenta es que le entendía que no quería forzarle a nada y que el jueves, porque estaba convencido de que el ambiente se caldearía rápido, no le veía a él dispuesto a pasar un momento de diversión, ni lo intentaría ni llevaría la situación a ningún momento de tensión, abandonaría en el momento. El miércoles no me llamo para quedar a comer ni el mismo jueves tampoco. Pero si me llamo sobre las cinco de la tarde y quedamos en mi casa. Hicimos tiempo hasta la hora de cenar, le había dicho a su mujer que había quedado conmigo para ir a ver mi nueva casa y asesorarme en algunas cosas que quería cambiar. Me dijo que no se la había follado en esos días para que estuviera con mas predisposición, no sabía si era verdad y cuando le pregunte que con que actitud estaba Sandra, tristón me dijo que la veía igual, con negación absoluta. Las expectativas no eran muy buenas, pero por lo menos cenaríamos bien, porque según Ernesto su mujer cocinaba de categoría.
Quedaba poco para irnos y me estaba cambiando mientras hablaba con Ernesto, le veía preocupado y le pregunte. “No quiero que te enfades, pero bebi un poco más de la cuenta y la lengua se me perdió, le conté a Carlos parte de lo que paso” ni me molesto ni no me molesto, le pregunte que cuanto era de en “parte” para saber y al final me confeso que todo. Carlos era un conocido en común, que teníamos una buena conexión y a este si le conocía a su mujer. Carlos tenía 39 años y su mujer 40 años. Los dos estaban muy bien, su estatura estaba en el 1,75 ella y el pocos centímetros más. Carlos estaba bien musculado, para mi gusto excesivo y ella era también de gimnasio, no con la exageración de él y siempre decía que era para fortalecer sobre todo su pecho, que era algo exageradísimo y no quería que le colgara mas de la cuenta. De Carlos y Charo siempre pensé que eran exhibicionistas, sobre todo ella y a él lo veía mas como un consentido. Como vi que varios tíos se llevaron algún corte con ellos, siempre me contuve de insinuar nada. Me dio igual que le contara algo y lo mismo se abría una puerta.
Llegamos a su casa. Como cada uno fue en su coche y él lo metió en su parking, me espere fuera y salió a abrirme la puerta, cuando lo hizo pulso dos veces el portero automático y subimos sin esperar respuesta. Estaba deseando verla, ver que ropa se había puesto, porque seguro que estaría cañón. Al abrir la puerta de la casa, Sandra dijo que estaba en la cocina. Al verla me quede desilusionado, estaba con una bata de cocina negra. Bien peinada y maquillada, pero ni la bata era corta. La saludamos y dijo, “Ernesto, poneros algo antes de cenar que todavía le queda un toque de horno y a mi sírveme un martini” sé que sonara raro, nunca vi a nadie toma un martini. Nos fuimos al comedor y estaba la mesa perfectamente preparada, no le faltaba ningún detalle. No quise tomar nada, no me apetecía. En ese momento me di cuenta que se me había olvidado en casa el vino que iba a llevar y una orquídea que había comprado. Iba a disculparme e ir corriendo a mi casa cuando entro Sandra. Nos quedamos los dos alelados y no se Ernesto, pero mi rabo se medió empalmo. Muslos al aire que los dejaba ver bien la minifalda que llevaba, un escote que dejaba prácticamente al aire el pecho moreno.
Sandra le pidió a su marido si podía descorchar el vino que estaba en la cocina para que se aireara y lo pusiera en el decantador de vino. Ernesto se levantó y fue a la cocina. En ese momento Sandra me pregunto qué pensaba, “mas que pensar, estoy calculando si voy a ser capaz de llegar a los postres sin follarme tu culo, como te dije” no me quise andar con rodeos después de verla como estaba y ella me responde, “Jajajajaja, no defraudas, no me esperaba menos de ti. Tendrás lo que quieras, siempre que me des a mi lo que yo quiero y también mi marido” me quede mirándola, esperando que continuara y me asombro con su propuesta no esperada, “quiero que primero le des a él por el culo, así de claro. Porque solo de pensarlo me pone muy cachonda y porque aunque le he preguntado más de una vez, siempre me ha dicho que no en frio, pero sé que curiosidad por lo menos tiene” mi respuesta fue rápida, que no creía que Ernesto esperara eso de esa noche y ella me dijo que la dejara a ella, que me lo decía a mí, porque era de mente más abierta y le deje claro que no me comprometía a nada.
No sabía si era todo una trama de los dos y tampoco sabía en caso de que fuera en verdad una cosa de Sandra, lo intrigante era como lo plantearía. Era verdad que cocinaba muy bien todo estaba perfecto. “Ernesto tu amigo sigue con la idea de hacerme de todo y en ese todo está como no, darme por detrás” Ernesto respiro de distinta manera, siguio cenando como si lo estuviera normalizando pero cuando continuo Sandra todo cambio, “le he dicho que puede hacerme todo lo que quiera, ya que mi amado marido le gustaba ver cómo me hacen de todo, pero le he puesto una condición y seré toda suya y tuya, esa condición es que primero te dé por culo a ti y ya está dicho todo, que te parece?” se atraganto, casi se ahoga y paso del rojo al blanco y del blanco al rojo en su cara en décimas de segundo, incluso creo que se puso un poco morado. Otro hubiera preguntado si era una broma, Ernesto supo que hablaba en serio y paso un buen rato hasta que reacciono y respondió.
“Nunca te había visto ni oído tan ordinaria. Se puede saber que te ha pasado?” y Sandra altiva se lo dejo muy claro, “tu querías que te pusiera los cuernos con otro, tu fuiste el que pusiste las normas que tenían que imperar y era como hacerme un favor a mí y por mí. De eso nada, es por los dos y no te has dado cuenta de que el morbo tiene que ser para los dos. Y no puedes decir que no eres celoso y tienes actitudes de celoso. Pues me pone pensar que te lo estas montando conmigo y otro te da por detrás a la vez, porque además de pasarlo bien se te quitarían las tonterías. Eso es lo que quiero, salvo que prefieras que me lo tire y tu solo mirar” esta vez no se atraganto pero se quedó mudo. Al final acepto y la cara de Sandra era de satisfacción, se acercó le dio un buen morreo y cuando acabaron hable yo, “me parece muy bien y estoy casi dispuesto, salvo que en el momento justo me eche para atrás, pero si continuamos, no seréis ninguno de los dos los que llevareis la iniciativa, seré yo y no es discutible”
Sandra se apartó de su marido y se sentó sobre mis piernas y ahora me morreo a mí. Vi más relajado a Ernesto, me daba que se había quitado un peso de encima. Metí mi mano debajo de su minifalda y me moví un poco, para que Ernesto tuviera mejor ángulo de visión. Sandra estaba mucho mas suelta que en las vacaciones, disfrutaba y nos hacia disfrutar. Le hice un gesto a Ernesto para que se acercara y que desnudáramos a su mujer, lo hicimos como un equipo compenetrado, como el comerle cada uno una teta a su mujer, lo hicimos espontáneamente y Sandra nos acariciaba las cabeza. En un momento concreto, trato de unir nuestras cabezas para que nos besáramos y vi a Ernesto con predisposición, pero hábilmente lo rechace y por eso, me desnude del todo, dejando la ropa allí mismo y mientras Ernesto hacia lo mismo, coloque a Sandra apoyada a la mesa donde todavía estaba los platos, vasos, etc. y lo que le había prometido empecé a cumplirlo, me satisfacía pegándole en el culo. Debía ser la primera vez, notaba que no estaba acostumbrada y fue dura, admitió la paliza en su culo sin protestar, aunque en los primeros golpes que sonaban mucho, alguna queja se oyó.
De las quejas paso a leves gemidos, muy leves, que trataba de ahogar. Baje el ritmo y cuando estaba relajándose subí de nuevo el ritmo, mas vigoroso y a mis palabras de que era una señora puta, se le olvido todo y ya gemía descaradamente. Me llevaron a su habitación, había una cama de 2X2 y en los pies de la cama había un banco a todo lo largo. Sandra tenia el coño como una fuente y cada vez más, Ernesto y yo estábamos con un empalme exagerado. Me senté en el banco, me apoye en la coma con los codos y le dije a Sandra, “venga puta cómeme el rabo que lo estoy deseando” miro a su marido hizo una mueca con la boca de estar pasándolo bien y se arrodillo a comerme el rabo. Ernesto miraba sin perderse nada, porque estuvo un rato lamiéndome el rabo, hasta que se lo metió en la boca y miraba mas a su marido que a mí. Se detuvo se alzo un poco y me dijo en mi oído, “hazme el favor túmbate en la cama que este esta a punto, por favor” su voz resultaba muy cachonda. Me levante y me tumbe en la cama, como ella me había pedido.
Después se subió a la cama y se sentó sobre mi boca, mirando hacia mi rabo. Sentir su coño en mi boca era un placer y mas que le iba a dar y aquí ella se brotó. “Venga a que esperas, dame el placer de verte, se ve que te gusta, que no te de corte, el ahora no te puede ver” empezó dentro de lo que cabe suave, no hacía falta ser catedrático para saber lo que pretendía y subió algunos tonos más. “Venga hijo de puta, cómetela, quiero verlo, VAMOS, así acércate, cógela” y note una mano temblorosa que me cogía el rabo. Le iba diciendo todo lo que tenia que hacer y cómo, la lengua de Ernesto pasaba por todo mi rabo y Sandra me mojaba con mas cantidad mi boca, se restregaba mas y mas fuerte. Parece mentira una imagen hace mucho, porque en el momento que se metió su marido mi rabo en su boca, se corrida fue atronadora, gritaba hasta quedarse sin voz y le decía que no parase. Quería que me corriera en su boca y le decía a su marido que no se le ocurriese quitarse, se corrió tres veces más, todas seguidas y se lanzo a comerse el rabo con su marido. Se quito de encima y era una imagen muy cachonda ver como se lo comieran entre los dos y como se intercambiaban besos entre ellos.
Otras veces me lo habían hecho, pero ver tanto amor entre ellos, tanta complicidad, me puso cachondo y le dije a Ernesto que trajera un condón de mi pantalón, se fue a por el y le explique a su mujer que me los iba a follar a los dos. Sandra ya no se cortaba y se hacia una paja delante de mi y sin dejar de mirarme, con la mano libre se pellizcaba los pezones y me provocaba. Ernesto me dio el condón y me lo coloque. Le dije que él se follaría a su mujer y yo me lo follaría a él, no lo entendían o les cogió por sorpresa. “es sencillo, tu Ernesto te follaras a tu mujer y yo te daré por culo, ya te digo que nos tendremos que concentrar” Sandra se coloco bien y el empezó a follarse a su mujer y con mucho temor estaba esperando a ver si era capaz o no. Me puse detrás y me costó, porque el cabrón se resitúa, hasta que su mujer le agarro las pelotas y le “amenazo” me costó, pero una vez que logre introducir parte de mi rabo, se relajó y con mis empujones, nos follábamos a su mujer.
Sandra dudo y estiro la mano como pudo hasta comprobar como era verdad que le estaba dando por culo a su marido, desde ese momento era como si no estuviera, se decían todas las guarradas del mundo y también las palabras más amorosas que existían. Los dos no tardaron en correrse, el primero fue el y aguanto una vez que acabo lo que pudo, Sandra se quito de abajo y quiso ver como me follaba el culo de su marido y le gustaba tanto que se hacia una paja y se volvía a correr. Me quite y le dije a Ernesto, “ahora sí, ahora te lo vas a tragar todo, cornudo” ya se le habían quitado los tabúes, se agacho y me corrí en su boca, lo hizo dedicado a su mujer, porque no se metió mi rabo, saco su lengua dejando la boca abierta para que descargara sobre ella. Una vez que me corrí, entonces si se metió el rabo en la boca y luego se morreo con la puta de su mujer.
Nos habíamos ganado un pequeño descanso y al contrario de lo que sucede muchas veces, Sandra estaba habladora, “os tengo que dar las gracias a los dos, a ti Ernesto por este regalo que me has hecho y por convencerme de nuevo y sobre todo por haberte sincerado al 100X100, porque si no, no estaríamos ahora así. A ti Pelayo por ser tan buen amante, por tener tan buena polla y por saber entendernos y no rendirte” Ernesto secundo las palabras de su mujer y añadió, “que tiempo mas tonto hemos perdido y es una lástima, porque va a ser difícil que vuela a pasar. No es por ti Pelayo, no me mires así. Es por nosotros, que este mes de septiembre me trasladan fuera, hubiéramos hecho un buen equipo” . Me dieron los detalles de su traslado y era verdad que seria una pena. Fue cuando añadí, porque ya había mucha confianza, “pero Sandra tu no te escapas de que te folle tu culo” riéndose, “es que no pensaba dejarte escapar yo a ti y lo siento por mi marido, pero en la ducha solo cabemos dos, así que vamos machote” y nos fuimos a la ducha.
Era verdad la ducha era pequeña, pero nos metimos y Sandra supo ponerme el rabo duro de nuevo, mientras nos enjabonamos y nos duchábamos. Ernesto estaba sentado en la taza del wáter y nos observaba, acariciándose suavemente su rabo. Me dio la espalda se inclino lo justo y ella misma se llevo mi rabo a la entrada de su culo diciéndome, “sin miedo y diga lo que diga aguanta y no pares” le entraba mejor que a su marido, pero costaba un poco y ella estaba dispuesta a seguir poniendo cachondo a su marido, “amor esto si es una polla cariño mío, bueno tu ya lo has probado, me siento completamente llena, muy llena, venga aunque me duele un poco, dale marcha a nuestros cuerpos” le folle el culo, le pegue, le aprete bien los pezones y mientras veía a su marido pajeandose con la furia de los monos, me corrí en su culo y ella conmigo. Antes de irme Sandra que estaba brillante, “antes de irnos nos tenemos que ver de nuevo y como aquí queda el resto de familia, algún viaje haremos para ver a la familia y nos podremos ver, claro si quieres” a esto no respondí nada, lo deje abierto. La conclusión que saque de lo que había pasado con esta pareja, que no hay que quemar todos los puentes, hay que dejar siempre alguno intacto y nunca rendirse.