SdM[8]: El jefe cabrón.

Una madre desesperada suplica al jefe cabrón de su marido que no lo despida. Ya sabéis lo que va a pasar. Esta historia trata un tema delicado y puede que no sea de gusto de todos. No solo al sexo forzado. Si lo lees y no te gusta el tema, por favor, no califiques solo por tu gusto personal.

Atención

Esta historia trata un tema delicado y puede que no sea de gusto de todos. No me refiero solo al sexo forzado. Si lo lees y no te gusta el tema, por favor, no califiques solo por tu gusto personal.

Recuerdo a la gente que esto son solo fantasías. Y que las fantasías viven en la mente, que es donde deben estar y de donde no deben salir. Si quieres sacar al mundo real ciertas fantasías debo decirte que tienes un problema.

Introducción

Begoña estaba desesperada.

Su vida ya era de por sí un pequeño infierno. A sus treinta y muchos años había sido madre muy joven. Pero había tenido la mala fortuna de tener un hijo adolescente con un raro autismo. Apenas se comunicaba o mostraba afecto. Hasta donde Begoña sabía, ella era a la única a la que jamás había abrazado su hijo. Y lo más preocupante era los episodios donde su hijo se autolesionaba. Eso era lo que más le dolía a Begoña. Cuando empezaba a hacerse daño Begoña hacía lo posible para frenarlo sabiendo que no podía hacer nada más hasta que acabara su berrinche. Pese a todo ella adoraba a su hijo Ismael. Era su más preciado tesoro y no había nada que odiara más que cuando veía cómo otros lo miraban como un bicho raro. Haría lo que fuera por su querido niño. Incluso ahogar la economía familiar. Begoña llevaba a su hijo a un caro colegio donde tratan este tipo de comportamiento. Se supone que les ayudaban a saber relacionarse mejor con la gente pero, sobre todo, le explicaron que en este tipo de autismo a veces se puede evitar si se encuentra lo que llamaron el interruptor. A veces se podía parar sus berrinches haciendo algo específico que cambiaba su atención. A Begoña le comentaron casos que iba desde algo tan sencillo como darle una piruleta a otros más raros como empezar a saltar a la pata coja delante de él.

Pero el día anterior su marido, Luis, le había dicho que lo iban a despedir. Su jefe, Ramón, (Ramón el Cabrón lo llamaban a sus espaldas, había heredado la empresa de su padre y parecía que lo tenía todo. Era apuesto, rico, seguro de sí mismo y con la capacidad de empatía de una pedrada) le había avisado que a final de mes prescindir de sus servicios, que no estaban contentos con su rendimiento.

Sin ese salario no podrían pagar el colegio especial de su hijo y eso es algo que atormentaba a Begoña. No podía permitirlo. No. Por su hijo.

Así que esa mañana, mientras su marido estaba en el trabajo y su hijo en el colegio especial que pronto no podría pagar, sabiendo que Ramón estaria en su casa, decidió ir a visitarlo y rogarle que no despidiera  a su marido.

Capítulo I La madre abnegada

“Si. ¿Que quiere?” le preguntó Ramón. Alto, rubio, ojos azules, sonrisa perfecta, un adonis con un alma de cabrón. Habia recibido a Begoña en la puerta de su chalet. Una vivienda de dos plantas vallada con un muro y un gran terreno alrededor en una exclusiva urbanización.

“Disculpe…” dijo con miedo Begoña “Soy Begoña, la mujer de Luis, que va a despedir a final de mes. Verá… vengo a implorarte que no lo haga. Tenemos un hijo especial que necesita ir a un colegio especial. Necesitamos el dinero. Por favor. No lo despida”

“Manda cojones. ¿En serio? ¿Vienes a molestarme con eso? Tu marido está en la puta calle. Es un capullo que me cae mal. Un pusilánime al que dan ganas de darle una patada en el culo y es lo que voy a hacer. Si en el fondo os estoy haciendo un favor. A ver si espabila de una vez”

“¿Lo va a despedir por eso? ¿Porque le cae mal?” A Begoña le pareció un acto gratuito del tipo que hacen los abusones contra gente más débil solo por eso, porque son más débiles. “No. Por favor. Haremos lo que sea, trabajara más horas, le ayudaré si es necesario pero no lo despida, por favor”

Ramón estaba cansado de aguantar a ese incordio y sólo quería quitársela de encima. Así que decidió pedirle algo imposible para quitársela de encima.

“¿Quieres  que no le despida? ¿Harías cualquier cosa?. Vale. Enseñame las tetas”

Begoña se quedó congelada. ¿Realmente le había pedido eso? La sonrisa de desprecio y superioridad de Ramón eran evidentes. “Ya veo…” dijo Ramón mientras empezaba a cerrar la puerta.

“NO!” Gritó Begoña que paró la puerta con su mano. Ramón se sorprendió de la reacción y antes de poder decir nada vio como Begoña inhalaba aire con fuerza y se llevaba sus manos a la pechera para empezar a desabrocharse los botones. Ramón atónito, vio como Begoña se desabrochaba los botones, se abría la blusa, y se levantaba el sujetador para mostrar un par de bonitas tetas, redondas, bien proporcionadas, cada una con el tamaño justo de areola y un bonito pezón.

Ramón se asustó por un momento y cerró la puerta de golpe. No se lo esperaba. ¿Que había pasado? Escucho a Begoña llamar a la puerta, pidiéndole que abriera, pidiéndole confirmación de que su marido no iba a ser despedido ahora que… ahora que había hecho eso. Si que estaba desesperada. Y con buenas domingas, pensó Ramón. Era preciosas. Realmente… realmente lo ha hecho. Ramón se preguntaba hasta dónde estaría dispuesta a llegar Begoña por que no despidiera a su marido.

Ramón abrió la puerta y vio a Begoña que había vuelto a abrocharse la blusa. “Yo lo he hecho. ¿Va a mantener a mi marido?”

“Putita… Solo es el principio. Tu me estas pidiendo que mantenga a tu marido para siempre. Para ser justo tu tendrias que hacer todo lo que quisiera siempre. No solo cosa de un momento”

“To… ¿Todo lo que quisieras?”

“Todo.” recalco Ramón. “¿Quieres asegurar el puesto de tu marido? Se mi putita, haz todo lo que te pida y nunca más tendrás que preocuparte de que el inútil de tu marido pierda su puesto de trabajo.”

Tartamudeo Begoña. “ eso es… “ Begoña estaba en shock. Una cosa es enseñarle las tetas, otra muy distinta es ser… ¿Estaba pidiendo que fuera su esclava sexual?

“Ya veo… se te llena la boca con las preocupaciones por tu hijo pero al ahora de la verdad no tienes lo que hay que tener” y bufo una risotada. “Adiós” y empezó a cerrar la puerta.

“No!” volvió a gritar Begoña parada la puerta. “No…” mas bajo esta vez. “Vale. Lo haré si me prometes que mi marido seguirá manteniendo su puesto de trabajo”

Ramón seguía alucinando. ¿Realmente iba a aceptarlo? “A ver putita… no se si lo entiendes. Hablo de que te voy a follar como a una puta. Te voy a meter la polla hasta la garganta, me voy a correr en tu coño, te voy a dar por el culo. Todo esto siempre que quiera y cuando quiera y más cosas que te pediré. Solo por que me divierten. ¿Queda claro? ¿Vas a hacer… y te vas a dejar hacer… todo lo que quiera y te ordene?”

Begoña agacho la cabeza avergonzada. Pero por si hijo haría cualquier cosa “Si…” dijo en un susurro.

Ramón se quedó en silencio un momento, triunfal. Increible. Ahora se fijaba un poco más en Begoña. No estaba mal .Y ya le había visto una preciosas y firmes tetas. “Desnúdate” ordenó. “Quiero ver lo que compro”

Begoña asiento aun sin levantar la cabeza e hizo ademán de entrar. Pero Ramón le paró. “Desnudate aquí”

Begoña ya alzó la cabeza y miró alrededor. Desde donde estaba se veía el piso superior de alguno de los chalets de alrededor. A saber si alguien podría estar allí, si podía verla. “No… ¿No seria mejor dentro?”

Ramón le dio una bofetada. “Hemos quedado que yo ordeno y tu obedeces. Ese es el trato putita mia. Si no lo quieres cumplir yo no te voy a obligar. Así que…. date la vuelta y vete o desnudate ahora mismo”

Begoña tembló, inspiró y se preparó mentalmente. Cerró los ojos y empezó a desnudarse. Primero la blusa, luego la falda, sujetador, bragas… fue despojándose prenda a prenda hasta quedar absolutamente desnuda, con al ropa a sus pies. Tenía un bonito cuerpo. A su edad se mantenía bien. siempre había sido una belleza. Su pelo moreno liso le llegaba a los hombros. Sus ojos verdes contrastaban con su oscura melena. Bien tonificada con las curvas justas, ni pocas ni demasiadas. Unos pechos del tamaño que se cubrían apenas con una mano y con un coño que tenía una mata de pelo bien recortada justo sobre la raja.

Begoña se quedó allí, en el portal de entrada, esperando, con los puños apretados pegados a sus muslos, temblando no por frío sino por los nervios. Ramón estaba quieto, tomándose su tiempo, mirándola de arriba a abajo, sonriendo de forma odiosa. Alzó su dedo y dibujó unos círculos ordenando, a Begoña que se diera la vuelta, lo que hizo obediente. El culo iba  a juego con el resto del cuerpo “Me va a encantar follarme ese culo” dijo.

“Po… por favor. No lo…” iba a pedir que no lo hiciera pero se dio consciente de la inutilidad de esa petición. “Por favor, hazlo con cuidado. Nunca lo he hecho por ahí”

“Hummmm…” susurro Ramón detrás suyo en el porche “Un culito virgen” y Begoña sintió la mano de Ramón impactar con fuerza contra una de sus nalgas para quedarse allí y apretarla con fuerza. Begoña temblaba, cerraba los ojos una y otra vez y sus puños cerrados temblaban por la crispación.

“Bien. Me gusta lo que compro. Puedes entrar” Begoña se apresuró a coger la ropa del suelo y entrar pero Ramón la freno. “La ropa se queda fuera” Perpleja Begoña dejo la ropa en el suelo y se apresuró a buscar la discreción del interior de la casa.

Una vez dentro hizo ademán de taparse con los brazos pero enseguida se frenó y los siguió manteniendo a los lados. “Bien” dijo Ramón “Veo que vas aprendiendo, mi putita obediente” Ramón se volvió a colocar detrás de ella que se había quedado en medio del Salon. “¿Así que todo esto lo haces por tu hijo? Hablame de el. Le tengo que estar agradecido. Gracias a él voy a poder hacerte muchas… “ y las manos de Ramón se posaron en las caderas desnudas de Begoña “muchas…” empezo a subir sus manos en busca de los pechos “muchas… “ y sus manos llegaron a los pecho que apretó con fuerza y sin ninguna consideración “muchas cosas feas, sucias y malas”

Begoña empezó a hablar de su hijo. En última instancia eso le sirvió de mucho ese dia. Le servía para recordar por qué estaba haciendo y se estaba dejando hacer todas esas cosas. Eran por su amado hijo. Mientras le iba contando todos los problemas y alegrías que le daba su hijo Ramón no parecía hacer mucho caso y seguía a lo suyo. Palpando su nueva mercancia.Recorriendo esa piel a su antojo, el cuello, los pechos, bajando hasta su pubis, encontrado su raja que invadió dos dedos. Al hacer esto Begoña dio un respingo y hecho el culo hacia atrás para golpearlo contra el paquete del pantalón que adivinaba ya una polla dura. “Hey” se rió Ramón “tranquila. Parece que tu culito esta deseando que me lo folle” y se rio. Y por cierto. “Ramón cogió con la punta de sus dedos la mata bien recortada de pelo de Begoña sobre su pubis y empezó a retorcerlo. “A mi me gustan mis putas con el coño bien afeitado. Para la próxima vez vez esto lo quiero fuera” Begoña ahogo el dolor del tirón del pelo de su pubis y solo acertó a tartamudear una aceptación. Dios. Aún no había superado el primer dia y ya estaba hablando de otros.

Cuando ya había recorrido toda su nueva propiedad con sus manos Ramón cogió a Begoña del pelo y la llevó casi a rastras hasta el borde de la cara mesa del comedor. Una mesa de cristal preciosa. Inmediatamente Ramón se puso detrás. “Doblate” ordenó Ramón. Begoña. a cámara lenta, esperando un milagro que evitara lo que iba  a ocurrir, fue doblándose hasta que sus pechos desnudos dieron contra el frío cristal y se quedaron allí, apretados.

Ramón dio un fuerte azote en el trasero de Begoña. “Separa las piernas, puta. Si vas a ser mi putita aprende a hacer tu trabajo, estupida” Begoña empezó a sollozar pero siguió obedeciendo. Separó sus piernas hasta donde pudo, apoyando más peso contra sus tetas y esperó. Escuchó el característico sonido de un cinturón desabrocharse, de unos pantalones cayendo al suelo y empezó a notar como la punta de una polla se colocaba a la entrada de su coño Cerró los ojos. volvió a apretar los puños con fuerza y esperó.

Las manos de Ramón la sujetaron por la cadera y noto como empezaba  a empujar con fuerza, abriendo sus labios mientras esa polla le invadía el coño. “Oh, sí…” oyó decir a Ramón que empezó a jadear al ritmo que su polla empezó a entrar y salir del coño de la pobre Begoña. Para ella estaba siendo un suplicio pero oía perfectamente todos los gemidos de placer, como estaba disfrutando Ramón con su cuerpo indefenso y rendido.’ “Es por Ismael’ se decía Begoña una y otra vez cada vez que sentía esa polla salir y entrar en su coño. Ramón siguió disfrutando de su propiedad, bombeando una y otra vez, jugando con el pelo de su esclava, tirando de él, y cuando estaba a punto de correrse paso sus manos bajo el cuerpo de Begoña para agarrarle con fuerza las tetas, se dobló para quedarse muy pegado a ella, su pecho contra su espalda y empezó a bombear con más fuerza. Entonces Begoña se dio cuenta. “No… no llevas condón. No… por favor… no te corras dentro” Y solo escucho una risotada de Ramón que apretó con más fuerza sus tetas hasta hacerle daño y redobló la velocidad con la que golpeaba su coño con su polla. Begoña cerro los ojos sabiendo que sus súplica no iban a ser escuchadas y pronto sintió como se le llenaba el coño con el semen de su violador.Este se quedó donde estaba, sobre el cuerpo de Begoña, disfrutando de los últimos escupitajos de lefa que disparaba dentro del coño de su víctima. “bufffff…” resoplo Ramón “Si te sirve de algo he disfrutado mucho con tu coñito”

Ramón terminó levantándose pero Begoña no se atrevía a moverse. No sabia que hacer. Se quedó allí, tumbada, sollozando, esperando. ¿Qué hacer ahora? y entonces escuchó ese falso click de cámara de fotos que hacen los móviles hoy en dia. Sin moverse del sitio giró la cabeza y vio que Ramón estaba sacando fotos. Como si fuera un trofeo o así. “No te muevas” le ordenó Ramón que se acercó a mostrarle la primera foto . Un primer plano de su coño, aún abierto y chorreando semen. Ahora iba a hacerle una en la que se le veía por completo, incluyendo la cara. Begoña hizo ademán de girarse para que no se le viera la cara pero Ramón la freno. “Quieta, putita. Mira a la cámara y sonríe”

“Que… que vas a hacer con las fotos”

“¿Te pregunto yo qué vas a hacer con el dinero que le pago a tu marido? Lo que me dé la gana. Ahora mira a la camara y sonrie, puta”

Begoña, reluctante, obedeció y le dedico algo parecido a una sonrisa a la cama. Ramón siguió haciendo alguna fotos  y se las mostraba después a Begoña que seguía doblada contra la mesa de cristal. La que le hizo desde abajo que se le veía abierta de piernas y con las tetas aplastadas contra el cristal tenia incluso cierto valor artístico.

Cuando acabó de hacerle fotos Begoña se atrevió a hablar “He… hemos acabado ya? ¿Puedo irme?”

“¿Que? No, por dios! Ese culito tuyo ha pasado demasiado hambre y se que esta deseando sentir una buena polla metida hasta el fondo. Así que ven aquí y ponmela dura para que pueda reventarlo”

Con otro suspiro Begoña se levanto, aun notando el semen chorreando por sus muslos y se acercó a Ramón que le esperaba de pie. Había sacado de algún sitio una cámara de video y la estaba grabando “Estas cámaras tiene mejor calidad y pueden grabar mas tiempo” le informó Ramón. Begoña, ya vencida, se acercó a él. Como vio que este seguía de pie ya imaginaba lo que esperaba de ella. Dios… sí que empezaba a pensar como una puta obediente. Se arrodilló ante él, le desabrochó el cinturón y le saco la polla. Todo esto mientras le grababa desde arriba. No era una mala polla. El cabrón lo tenía todo y, aun asi, seguia siendo un cabrón. Begoña se armó de valor, tomó aire y se metio esa polla en la boca para empezar a felarsela. Dios. Iba a tener que ponersela dura para que después se la metiera por el culo ¿Cuanto le iba a doler? ¿Sin lubricante? Ya imaginaba que iba a ser tonteria pedirlo. Así que por su propia supervivencia empezó a salivar, a aumentar el ritmo, a llenar esa polla con la saliva que iba a ser su único lubricante cuando le fuera a ‘reventar el culo’.

“Bufff… putita. Eso sí que es ponerle ganas” Ramón movia la camara buscando primeros planos en los que se veía perfectamente como la cabeza de Begoña se esmeraba en darle un buen tratamiento. “si… eso es, chupapollas..” se oía decir a Ramón grabado para la posteridad disfrutando de la mamada. “si…” Y con la mano libre le cogio por el pelo, le sujetó la cabeza y fue él quien empezó a mover la cadera mientras le follaba la boca. Poco a poco aumentó el ritmo y la profundidad. Begoña se quedó quieta, dejándose hacer, y cada vez que el glande de la polla de Ramón llamaba a la puerta de su garganta sentía una arcada. Y cada vez llamaba más a menudo y más profundamente hasta que empezó a hacerse insoportable, intento zafarse pero la firme mano de Ramón y su voz admonitoria la freno “Quieta puta y traga!” . Begoña reunió toda su voluntad y se mantuvo firme, esperando, aguantando, intentando evitar devolver hasta que al fin noto como Ramón le metia la polla hasta el fondo de la garganta, la sujetaba con fuerza y esperaba allí.Begoña se ahogaba, Ahora si intento zafarse sin éxito. Ramón era mucho más fuerte y joven que ella. Pasaron unos segundos que le parecieron agónicos, pensaba que se iba a hogar, hasta que Ramón le liberó. Begoña cayó al suelo y empezó a toser. “Bien. No ha estado mal para ser la primera vez. Tranquila. Acabarás tragandote mi polla hasta el fondo sin pestañear”

Begoña pensó que eso era imposible, No podía imaginar cuánta práctica necesitaria para poder hacer algo así. Mucha desde luego. Y de repente se dio cuenta que le esperaba toda una vida de esclavitud. Si que podia ser que aprendiera a base de práctica.

“Ahora siéntate en el sofá hacia mí, cógete los talones y ábrete bien de piernas” sin dejar de grabar todo el rato. Begoña, rota, obedecía ya sin pensar, fue al sofá y como le pidió, no… como le ordenó. Se sento y abrio de piernas cogiéndose los talones y mostrándose de una forma obscena. Ramón se acercó y preparó su polla contra el ano de Begoña.

“Por favor” imploro Begoña “con delicadeza” pero vio como Ramón sonreía y sabía que no iba a ser así. Se mordió el labio y se preparó para lo que venía

Efectivamente. La polla de Ramón entró a trompicones en el ano de Begoña que se retorció pero aguanto como pudo hasta que la segunda mitad, ya con parte del trabajo hecho, entró de golpe y Begoña dio un respingo que le hizo soltar sus talones y acabó abrazando con sus piernas a su violador. “Huy” dijo con sarcasmos “parece que eres toda una putita. ¿No quieres que me salga de tu culo y por eso me sujetas? jajajaja. Toma. Aguanta la cámara y que nos grabe mientras disfruto de este culito no-tan-virgen-ya”

Begoña se sentía humillada. No era nada para Ramón. La usaba como si fuera una pedazo de carne sin sentimientos. Pillo la cámara y la mantuvo en el aire con el brazo extendido apuntando hacia ellos. Ramón aprovechó para lanzar una sonrisa a la cámara mientras alzaba los pulgares antes de volver a reforzar su interés en la sodomía de Begoña. Ya con las manos libres tenía total libertad para jugar con las tetas, cogerle del cuello o tirarle del pelo de Begoña mientras su polla entraba y salía de ese ano y con cada empujón hacia que Begoña sintiera una quemadura mas, allá abajo.

Pero Begoña aguanto. Cada vez que desfallecía pensaba en Ismael, su hijo, apretaba los dientes y se mentalizaba para aguantar el abuso, el dolor y la humillación. Otra vez pudo sentir como Ramón aumentaba el ritmo, como eso hacía que le doliera aún más el ano y como, al final, pudo ver la cara de satisfacción del cabrón cuando descargo, tiro a tiro, todo su semen dentro de su culo.

“Bufff… contratada” dijo mientras se levantaba satisfecho. “Ya puedes irte pero antes limpia esa marcha de lefa del suelo junto a la mesa”

Begoña, obediente, busco la cocina, encontró papel, limpio el suelo, salió al exterior donde recuperó sus ropas y se vistió temerosa de ser vista por alguien y salió corriendo con el culo dolorido.

Interludio.

El día siguiente Begoña lo pasó preocupada por si Ramón honraría el trato. Efectivamente fue así. Su marido llegó con insuflas contando cómo había entrado en el despacho del Ramón y le había exigido mantener su puesto y como este no solo había aceptado sino que además le había conseguido sacar que contratara a Begoña como su segunda secretaria a media jornada.

Poco después de la cena Begoña recibido una llamada de Ramón. “Ya te han dado las buenas noticias. ¿No? Que mierda que es tu marido. Cuando le ha llamado al despacho se ha puesto a suplicar y no veas lo sorprendido que se ha quedado cuando le he dicho que no solo se quedaba sino que te contrataba a ti. Ya imaginas por qué. Empiezas mañana. Y vístete… bueno… puedes imaginarlo”

Cuando Begoña colgó se fue al baño, se abrió de piernas y empezó a afeitarse el coño.

Capítulo 2. El jefe cabrón

Su marido entraba al trabajo antes que ella. Begoña llevó a Ismael al colegio y luego fue a su nuevo trabajo ataviada con un largo abrigo. Nada más llegar la enviaron al despacho de Ramón.

“Hummmm… “ dijo Ramón al verla entrar “Me pregunto que habra debajo del papel de regalo”

Begoña se quitó el abrigo y lo dejó en una butaca Ramón tuvo que admitir que era perfecto. Ni demasiado ni demasiado poco. Un traje falda/pantalón. Una falda de tubo hasta mitad de sus muslos, una chaqueta torera, una blusa blanca semitransparente que dejaba adivinar un sujetador de encaje muy sugerente. Aderezado con unos zapatos de tacón alto y con unas medias a medio muslo. Sexy pero rozando el límite de lo aceptable.

“Hummmm…” murmuró Ramón al verla, complacido. Se acercó y empezó a rodearla. Al pasar por detrás vio  como esos tacones realzaban su trasero y aprovecho para darle una palmada en el mismo. Begoña dio un respingo por lo inesperado pero no hizo nada más. Cuando acabó delante de ella desabrochó un botón más de la blusa. Ya estaba al límite. Ahora podría verse el encaje junto al canalillo de sus pechos que quedaba realzado por el sujetador push-up. Luego Ramón metió la mano con dificultad por debajo de la falda hasta palpar las bragas. Unas a juego con el sujetador, Pero ese detalle no le dio importancia. “Quitatelas” ordenó Ramón. Begoña. obediente, se quitó las bragas y las depositó en la mano de Ramón que las estaba esperando. Este las lanzó sobre una de las baldas de una estantería con desinterés pero quedando a la vista. “A ver…” y hizo un ademán con dos dedos para que se levantara la falda. Con cierta dificultad, pues era de tubo, Begoña se la levantó y mostró un pubis descubierto y sin atisbo de pelo. Ramón afirmó sonriente y complacido. Se sentó y... … le hizo ademán que se fuera. “Pregunta por Rosario. Ella te pondrá al corriente de tus nuevas obligaciones… bueno...de las públicas. De las privadas ya te las imaginas. ¿No?”

Begoña hizo ademán de irse pero Ramón la freno preguntando otra vez alzando más la voz. “¿No” ?

“S… si” tartamudeo Begoña con la falda  a medio bajar. No se atrevió a seguir bajandola.

“¿Si que? A ver… ¿Cuales son tus obligaciones… privadas?”

Begoña inspiró y se lanzó. “Obedecerle” Ramón hizo ademanes para que continuara. “Vamos. Mas claro, mas explicito”

Begoña volvió a inspirar y se obligó a decir lo que su mente ya sabía “Ser tu puta. Hacer y dejarme hacer todo lo que digas cuando tu digas, como tu digas y cuando tu digas”

“Bien… veo que lo tienes claro. Ya puedes irte. Tengo trabajo” Begoña volvía a irse ya con la falda bajada cuando una vez más Ramón le paro. “Espera… tienes algo mal en la ropa” se acercó y subió un poco uno de los lados de la falda. “Ya puedes salir” Begoña se imagino como se veía. como si la falda estuvieron a medio bajar. Salir del despacho del jefe, vestida así y con aspecto de haberse subido la falda iba a hacerle pasar ante todos como una puta. Efectivamente. Al salir pudo ver la cara de la secretaría de Ramón y de un par de personas que estaban con ella. Una cara de franca reprobación.

La mañana empezó con las indicaciones de Rosario. Parece que realmente la habían contratado para ser secretaria además de para estar a mano de Ramón cuando quisiera disfrutar de su putita. Pero allí donde fuera podía ver las caras, primero de asombro y luego juzgandola por su vestimenta.

A mitad de mañana recibió la visita de su marido que ya había oído las habladurías. Algún mozo de almacén más bien bruto y descarado ya había hecho algún comentario sobre qué buena estaba su jaca. Fue a verlo con sus propios ojos y efectivamente era así.

“Begoña” dijo con preocupación sin saber cómo decirlo “¿Estas bien? ¿Que tal la primer mañana?”

“Bien.” Dijo con cierto malhumor

“Oye… como decirtelo… Algunos dicen que tu ropa es… inapropiada. que deberías cambiartela… no se… Yo no digo nada pero… si ellos lo dicen”

Recordaba como se había marcado el tanto de mantener su trabajo cuando había sido su coño el que lo había hecho, como otra vez intentaba esquivar el bulto no atreviéndose a decir lo que pensaba. Escudándose en otros. Que patético era su marido. Como se había podido equivocar tanto.

“No seas tonto. Es un traje pantalón de secretaría normal y corriente”

“Si… si…” sin atreverse a enfrentarse a su mujer y decirle que parecía una puta de lujo “Supongo…Que tengas un buen dia. Nos vemos en casa”

El día continuó, casi parecía que no iba a sufrir ninguna humillación más cuando Ramón se le acercó con un par de empleados más. “Begoña. Sígueme. Vamos a Archivos y asi ves como funciona. Me tendrás que traer algunos documentos archivados que hay allí”

Archivos era un habitación de techos altos con estanterías de más de dos metros de altura llenas de carpetas y archivadores. Ramón iba hablando con los otros dos empleados sobre algunos documentos que había que revisar. Todo parecía muy profesional aparte de alguna mirada discreta hacia Begoña. Paseaban por el pasillo cuando Ramón le indico a Begoña que necesitaba un archivador. “El 12345” le señaló Ramón. en los más alto. Begoña miro alrededor y vio una escalera que corría a lo largo de la estantería, la acercó y empezó a subir… Se dio cuenta que si subía hasta arriba iba a poder verle las bragas… hasta que se acordó que las bragas estaban en una estantería en el despacho de Ramón. Begoña se quedó un momento quiet a mitad de altura. “Algún problema?” preguntó Ramón. “¿Vértigo?”

“No, no…” recordó a su hijo Ismael y siguió ascendiendo. A cada peldaño notaba que la falda de tubo se le subía un poco más facilitando aún más la visión de su entrepierna. Llego hasta arriba y empezó a buscar lo que le habían pedido pero no lo encontraba. No había buena luz. “Espera que te alumbre que a veces eso está oscuro” dijo Ramón. Casi podía oírlo reirse. Ramón encendió una linterna y alumbró hacia arriba. Efectivamente podía ver mejor, y seguro que desde abajo su coño era perfectamente visible. Oía perfectamente el silencio. Ninguno de los otros dos trabajadores decían nada. Pero por mas que buscaba no encontraba lo que le habían pedido.

“Hummm… tal vez esté en la sección P” Vamos allá. Begoña bajó y pudo ver la cara de los otros dos trabajadores. Apenas podían evitar una risita estúpida. Begoña hizo ademán de bajarse la falda que aun la tenia a media altura pero Ramón tosio. Begoña pudo ver una imperceptible negación con la cabeza que pasó desapercibida a los otros dos hombres más preocupados en fijarse en su escote y piernas que en otra cosa. Así, con la falda a medio subir siguió a los hombres hasta otra sección donde se repitió el paripe. El archivo estaba en lo más alto y Begoña subió otra vez sintiendo como su falta se arremolinaba prácticamente por su cintura. Otra vez Ramón la ayudó con la luz y otra vez se sintió como si un foco iluminara su coño… como así era. Ramón le indicaba que buscara a la derecha… a la izquierda… Begoña intentaba maniobrar hasta que se dio cuenta que que con sus indicaciones había acabado totalmente doblada hacia delante y que debía de ser la forma óptima de verle la entrepierna desde abajo. Después de un rato se desistió en la búsqueda y la mandaron a buscar a un tercer sitio… que estaba a la altura de los ojos y que se encontró a la primera. Y Begoña seguía con la falda a mitad de los muslos.

“Vaya Estaba aquí. que fallo mas tonto” y le dio el informe a los otros dos hombre. “Hala. A trabajar” . Al pasar junto a Begoña le dio una palmada en el trasero sin ninguna discreción y que los hombres pudieron percatarse “Buen trabajo, Begoña”

Begoña podía ver la miradas cómplices entre los dos hombres rememorando lo que acababan de disfrutar mientras iba camino de salir del archivo. Ya en la puerta Ramón paró a Begoña. “Acabo de acordarme que necesito unos informes… de prospección.  Iros y luego hablamos del informe” Los dos hombres asistieron y se fueron sabiendo que su empresa no trabajaba con nada que necesitara informes… de prospección. Por si les quedaba alguna duda nada más salir oyeron el pestillo del cerrojo atrancar la puerta por dentro. Obviamente fue la comidilla de toda la empresa ese dia.

Ramón chasqueo los dedos y Begoña lo miro extrañado.

“Cuando chasquee los dedos tu preguntaras, ‘De rodillas, boca arriba o boca abajo’. ¿Entendido?”

Begoña miró hacia la nada y con un suspiro asintió.

“A ver…” y Ramón volvió a chasquear los dedos

Después de un mínimo instante de rebeldía que desapareció al recordar a su hijo Begoña pregunto “¿De rodillas, boca arriba o boca abajo?”

Ramón, exultante contestó. “De rodillas. Me apretece follarte la garganta”

La fuerza de voluntad de Begoña era digna de mención. Obligándose a colaborar con su propia humillación se arrodillo ante Ramón, le saco la polla de los pantalones y empezo a chuparsela con asco pero con determinación. La polla ya estaba medio dura por el espectáculo anterior y podía sentir cómo se iba endureciendo aún más poco a poco con cada lametón  y con cada inserción en su boca. Cuando ya estaba convenientemente dura Begoña sintió como le cogian de la cabeza y se la apoyaban contra la puerta cerrada, sin sitio donde huir hacia atrás, y como por delante Ramón empezaba a ser el que marcaba el ritmo, moviendo sus cadera cada vez más rápido y empujando cada vez más a fondo. Begoña recordó la médio mamada que le tuvo que hacer para ponersela dura antes de su primera sodomización, de como se la metió hasta la garganta, de como acababa de decir que quería follarle la garganta y entendió realmente lo que venía ahora.

Las arcadas eran constantes. No podía moverse pues tenía bien sujeta la cabeza contra la puerta, pensaba que se iba a ahogar mientras sentía como la polla de Ramón entraba y salía de su garganta como si fuera un coño mas. Begoña hacia pobres intentos de liberarse que ha veces venían reprimidos con alguna bofetada y con alguna amenaza sobre romper el trato, lo que hacía que Begoña recuperara su determinación y volveriera a aguantar la violación de su garganta… durante un rato hasta que su cuerpo la traicionaba e intentaba huir en busca de aire.. para luego volver a aguantar estoicamente esa violación.

Al final oyó esos gruñidos que a base de experiencia acabó por reconocer que anunciaban una corrida por parte de su dueño. Su boca se llenó de esa asquerosa y pegajosa flema que escupen las pollas de los hombres. Disparo a disparo se le fue llenando la boca de una abundante corrida.

Cuando saco su polla de la boca Ramón le miro desde arriba y le pregunto “¿Que crees que quiero que hagas con mi corrida?”

Begoña aun tenia la boca llena de ese asqueroso mejunje pero imaginaba bien lo que quería. Algo que nunca había hecho. Espero un momento y se oyó un sonoro glup al tragarse Begoña toda esa lefa.

“Esa es mi putita” dijo “¿Y ahora que se dice?” Begoña, aun de rodillas, no sabía qué decir genuinamente. “¿Qué dicen las niñas buenas?” Pero Begoña seguía sin pillarlo. “Dan las gracias, puta estupida. Así que…”

“gra… cof cof… gracias”

“¿Gracias por que?”

Cómo qué por qué, se preguntó Begoña. Por obligarme a hacerte una mamada, por tragarme tu lefa, por follarme la garganta…?

“Gracias, por follarme la garganta” dijo Begoña, humillada, aún de rodillas.

“Bien Y ahora…no puedo salir así”

Begoña miró la polla flácida que salía del pantalón desabrochado. ¿Salir así? Claro. Lo entendió. Aun de rodillas Begoña volvió a meterle la polla dentro del pantalón, se lo abrocho y arregló la ropa como si no hubiera pasado nada.

“Bien, bien.. así siempre. Ya iras aprendiendo. Vamos”

“Puedo bajarme ya la falda, por favor” preguntó con miedo Begoña.

“Esa es mi putita! si, claro” y cuando se la puso bien Ramón volvió a subirle un poco de un lateral. “Vamos. Siempre que salgas de la habitación haz esto. Que todo el mundo sepa que me he follado a mi putita”

Claro. Como si mi pelo despeinado y mi maquillaje corrido no fueran pista suficiente, pensó Begoña.

Interludio

Pasaron varias semanas y Begoña fue aprendiendo sus nuevas funciones tanto la pública como la privada. Cuando Ramón chasqueaba los dedos ella le preguntaba, cuando acababa le daba las gracias, siempre salía de la habitación con la falda medio levantada… y más reglas similares y humillantes.

Su fama de puta corrió como la pólvora. Las atenciones indecorosas de Ramón eran públicas, con palmadas en el trasero, besitos, abrazos e insinuaciones y comentarios jefe/secretaria que parecían sacados de una mala pelicula erotica de los años 70. La vestimenta de puta de lujo no ayudaba y que varias veces los empleados se encontraban la puerta de su despacho cerrada con pestillo después de que ella entrara tampoco.

Pero cuando el primero que no era Ramón le toco el culo y Begoña le cruzó la cara mantuvo a raya a todos los demás. Todo el mundo pensaba que era un trepa que pensaba ascender a base de coño pero solo con el jefe.

Todo un infierno que cada vez que le hacía flaquear invocaba el espíritu de su hijo.

Obviamente los comentarios a su marido iban subiendo de tono. Luis oía risitas a sus espaldas, de cornudo, de lo puta que era Begoña, de cómo vestía…

Tardó semanas pero Luis al fin consiguió el valor de encararse con su mujer. La intentó interrogar pero esta lo negó todo. Las discusiones fueron en aumento y terminó con Luis exigiendo que Begoña moderase su vestimenta.

Capítulo 3 El cornudo destapado

Como cada mañana Begoña entró en el despacho de Ramón en busca de sus quehaceres, ya fueran públicos o privados. Cuando este le dijo que no necesitaba nada Begoña le dijo que necesitaba hablar con él.

Estaba en una encrucijada. La relación con su marido era insostenible con varias broncas diarias. Le había exigido que cambiará la vestimenta y le preguntaba si podría ser para poder aplicarlo. Las discusiones afectaban a su hijo que terminaba lesionandose cada vez que oía a sus padres discutir. Todo lo hacía por su hijo y no iba  a permitir que la situación le afectara.

Ramón dudo durante un segundo y le dijo que se sentara. Luego mandó llamar a Luis a su despacho. Begoña se preocupo. ¿Que pensaba hacer?

Ya con ambos en el despacho Ramón cerro el pestillo. La preocupación de Luis era aparente y aumento recordando algunas historias de pestillos cerrados que había oído sobre su mujer.

Ramón se acercó tras Begoña y empezó a hablar muy calmado.

“Luis. ¿te gusta tu trabajo? Que tonteria. Es un trabajo de mierda pero ¿Te gusta mantener tu trabajo? Por que tu trabajo depende de que no te muevas de esa silla a no ser que te lo diga yo y que no abras la boca. Como te levantes cuando yo no te lo diga o abras la boca te despido de forma fulminante y te vas a la puta calle. Entendido”

El tono seguro de Ramón contrastaba en gran medida con la cara de absoluto pavor de Luis que no entendía qué estaba pasando. Esperaba una explicación aunque falsa, de que no pasaba nada con su mujer, para poder salvar las apariencia, o que entendía lo de la vestimenta y que no iba  a volver a repetirse. Pero ahora estaba perdido.

“¿Recuerdas cuando viniste lloriqueando para mantener tu puesto aquí?” Luis miró asustado a Begoña desconocedor que ella ya sabía la verdad. Fue a decir algo pero Ramón le hizo callar. “Primer aviso. No habrá un segundo. Cierra la puta boca, pobre imitación de hombre!.” Luis agacho las orejas y se callo. “¿No te sorprendio lo facil que fue?” Ramón apoyó sus manos sobre los hombros de Begoña que ni se inmuto. “Yo había decidido despedirte. Ya lo sabías pero esta buena mujer vino a verme a tus espaldas a convencerme, a implorarte que no te despidiera. La verdad es que no te la mereces.” Ramón empezó a masajear los hombros de Begoña que permanecía impertérrita. “Recuerda lo que te digo. Si te mueves o hablas sin que te lo diga te vas a la puta calle y te las apañas con tu hipoteca y con tu hijo tan caro de mantener sin trabajo y recomendaré no contratarte a cualquiera que me pida referencias sobre ti. ¿Está claro?”

Luis, acojonado, asintió.

“Bien. Pues ya es hora que entiendas que si salvaste el culo es porque esta mujer no salvo el suyo”

Luis al principio no pareció captarlo pero de repente su cara mostró la iluminación de entender  lo que había pasado.

“Recuerda. A... la... puta… calle…” Dijo Ramón mientras su manos bajaban por el cuerpo de Begoña, bajo su blusa, hasta agarrar los jugosos pechos de Begoña la cual no hizo absolutamente nada.

Luis estaba con los ojos muy abierto. No se atrevía a moverse, no se atrevía a decir nada. No podia creer lo que estaba pasando.

“Si, pedazo de mierda. Tu culo está a salvo porque tu mujer me pone el culo para que me lo folle, asi como cualquier otro orificio que quiera profanar. Le debes tu patetico trabajo, tu subsistencia a esta mujer, Así que si mañana decide venir al trabajo con blusa pero sin sujetador, con una minifalda que apenas sea un cinturón ancho o con un top que apenas le cubra las tetas, tu, pedazo de mierda, le darás las gracias y te callaras. ¿Entendido?”

Luis apenas podía creérselo. No podía quitar la vista de la smanos que apretujaban las tetas de su mujer, se imaginó en un instante una vida en el paro, con ese hijo tan difícil, sin expectativas de futuro, con la fama de cornudo… y se cago en los pantalones. Le faltó poco para que fuera literal.

“¿Entendido?” volvió a preguntar Ramón esta vez con un tono más enfadado. “Ahora es cuando puedes hablar pedazo de mierda”

“S… si. Entendido” dijo Luis y agacho la cabeza sin atreverse a mirar a su mujer.

“Levanta la puta cabeza, mierdecilla. Voy a estar seguro que lo entiendas. Vas a ver lo que ha estado haciendo la santa de tu mujer para salvar ese culo tuyo que no vale una mierda. Begoña. Levántate”

Begoña se levanto y quedo entre las dos sillas, con su marido en frente. Sentia cierta satisfacción. Dos semanas sufriendo ella sola en silencio este calvario, y la actitud de su marido en casa no ayudaba, y por mucho que le pedía que no discutiera delante del niño que le daban los ataques este seguía obviando su súplica. Ya era hora de compartir este sufrimiento.

“Desnudate” Y Begoña, obediente empezó a desnudarse .Luis hizo ademán de de decir algo y levantarse pero una mirada férrea de Ramón señalando la puerta lo freno. Pronto vio a su mujer totalmente desnuda, se percató que no llevaba bragas y, por primera vez, que se había afeitado el coño.

Ramón chasqueo los dedos y Begoña pregunto como tantas otras veces “De rodillas, boca arriba o boca abajo”

“Boca abajo” señalando con el pulgar la mesa del despacho. Begoña, ya con experiencia, se tuvo sobre ella, estiró las piernas hasta que sus pies daban contra las patas, lo que le permitía cierta estabilidad, se sujetó con las manos al otro lado de la mesa y esperó.

Luis estaba atónito pero su miedo a quedarse a la calle y, sinceramente, se sentía sometido por la actitud de macho alfa de Ramón y él, sinceramente, era una mierda cobardica. Vio como Ramón se ponía detrás de su mujer, como se bajaba los pantalones y como se preparaba. “Mira aquí” Luis se negaba a mirar “MIRA AQUI!” y le dio un bofetón a Luis que le hizo reaccionar. “Quiero que veas como mi polla se mete en el culo de tu mujer. Y cuando pienses si tu culo está salvo que recuerdes que este es el culo que te está salvando”

Con más facilidad de la deseada la polla de Ramón entró en ese culo. Begoña dio un pequeño respingo por el dolor inicial y luego se relajo. Debía reconocer que estaba siendo más fácil de lo esperado adaptarse a su situación. Ya era consciente que era una cuestión de tiempo que no le doliera cuando le dieran por el culo o que pudiera tragarse la polla de Ramón hasta las pelotas sin pestañear.

“No se te ocurra dejar de mirar. No has querido mirar hacia otro lado antes con lo de la vestimenta de tu mujer y no lo vas  a hacerlo ahora” y Ramón procedió con una vigorosa sodomía con todo el repertorio. Largos y profundos empujones, tirones de pelo, apretujones de tetas, azotes en el trasero… Todo bajo la mirada asustada de Luis. Le debió parecer eterno pero al final los gruñidos de Ramón anunciando su orgasmo llegaron y con ellos una buena carga líquida y caliente de semen en el recto de Begoña.

Después de un rato de silencio con Ramón tumbado sobre la espalda de Begoña, con su polla escurriendose lentamente de su ano, este se levantó y se apartó. Begoña se levantó y dijo “Muchas gracias por darme por el culo, Ramón” Luis se mostró sorprendido pero ni se molestaron en explicarle que era parte de sus obligaciones. “De rodillas, Boca arriba o boca abajo”

“No necesito nada mas por ahora, putita”

Begoña se arrodilló y volvió a meter la polla de Ramón en sus pantalones y se los arreglo. Todo bajo la estupefacta mirada de su marido. Begoña empezó a vestirse y Ramón se puso tras Luis. “Esto es lo que está dispuesto a hacer esta mujer por ti, pedazo de mierda, y tu no tienes los redaños de defenderla. Que sepas que si hubieras tenido los redaños de levantarte y defenderla habría cambiado mi opinión sobre ti pero solo has reafirmado mi convencimiento de que eres un pedazo de mierda cobarde y egoísta. Así que ahora dile a tu mujer ’Gracias por dejar que te follen para salvar mi culo’”

Luis vaciló pero un cate en la cabeza, ni siquiera una bofeta, ni un puñetazo, sino un cate en la colleja como si fuera un crío, le hizo reaccionar.

“Gra… gracias Begoña por dejarte follar para salva mi culo”

“Que te quede claro. Todos los días me follo a tu mujer asi que a partir de ahora, cada mañana al salir de casa, le darás las gracias por ir a dejar que me la folle, y cada noche cuando vuelvas le darás las gracias por dejarse follar. ¿Entendido?”

Otro cate en la coronilla le hizo reaccionar aceptandolo.

“Mejor que hagas todo lo que te mande esta mujer porque tu culo, tu patética vida, pende que se siga dejando follar, Ahora fuera de mi oficina, pedazo de mierda”

Luis se levantó como un resorte, corrió a la puerta, forcejeo con ella hasta que se dio cuenta que estaba cerrada con el pestillo. Pero terminó abriendola y saliendo. La secretaria y alguno más pudieron ver la cara asustada y compungida de Luis al irse.

Antes de salir Begoña de la habitación Ramón la paro. “No me engaño. Nada de lo que te dejas hacer es por el culo de tu marido. Se que todo lo haces por el bien de tu hijo. y eso lo respeto. Me cabrea más que tu marido no tenga los cojones para defenderte y me apetecía hacerlo sufrir por eso. Pero no creas que voy a dejar de follarte. Es una gozada, estas muy buena y me pone cachondo poder hacer lo que quiera contigo… al menos por ahora” . Y con un ademán con la mano la echó del despacho.

Begoña se subió un poco la falda, hizo poco para corregir su pelo despeinado y su maquillaje corrido y salio con lo que casi se podría calificar de una sonrisas satisfactoria. Eso dio pie a numerosas teorías sobre lo que había ocurrido y, con la fama de calzonazos de Luis, bastante certeras.

La sonrisa le duró poco a Begoña cuando se percató de un detalle. Ramón había dicho que le ponía cachondo… por ahora. ¿Que pasaria si se cansaba de ella? De repente la perspectiva de escapar del chantaje le asustó.

Interludio

Siguieron las semanas. Begoña vestía como quería, o más bien como quería Ramón, y obligaba a Luis a darle las gracias las dos veces al día por lo que estaba haciendo. La misma noche que Luis vio como Ramón se follaba a su mujer, Begoña lo mandó a dormir al sofá y allí se quedó desde entonces. Ya no había peleas en casa por lo que los episodios de autolastimarse de Ismael volvían a ser los usuales. Algo que tranquilizaba poco a Begoña. Cada vez que veía a su hijo hacerse daño era como si se lo hiciera  ella. Un dia se planteó dar escala a su sufrimiento de ser violada una y otra vez con la de ver a su hijo hacerse daño y concluyó que era mucho pero ver el dolor de su hijo que cualquier otra cosa

Pero los miedos de Begoña empezaron a aflorar. Lo que era una violación diaria pasó a ser ‘solo’ dos o tres a la semana. Y otra vez el miedo a quedarse en la calle le asustó más que el asco que le daba a ser violada cada día… algo que ya no ocurría.

Capítulo 4 El hijo afortunado

Como todas las tardes Begoña estaba en casa, con su hijo adolescente. Este estaba jugando a videojuegos. Como siempre apenas se comunicaba. Se podía pegar horas sin enterarse que hubiera nadie alrededor .Sobre todo con los videojuegos. Apenas decía nada. Se comunicaba las pocas veces que se comunicaba con apenas dos o tres palabras con suerte. Con la única persona que había llegado a contactar mínimamente era con ella misma. La única persona a la que su hijo abrazaba de vez en cuando. Rehuía todo contacto con el resto de la gente. Para Begoña era un infierno verlo así. Eso y sus autolesiones era peor que cualquier otra cosa que podría pasarle y dada su vida los últimos meses podía dar fe de ello.

El teléfono sonó. Era Ramón. “Veo que estás en casa, putita. Estoy cachondo así que voy a pasar a visitarte en 15 minutos”

“Ahora no puede ser” imploro Begoña. Estoy sola con mi hijo y no puedo dejarselo a nadie “O voy y te abres de piernas o me busco a otra, tu mismo” y colgó.

Bueno… pensó Begoña. Ya empezaba a flaquear su interés por ella. No podía arriesgarse a desencantarlo más. Manda cojones que era ella la que tenía que esforzarse en mantener a su violador. Podía dejar a su hijo en su habitación, pensó, lo normal es es que en toda la tarde ni se entere de que está solo. Asi que rapidamente se arreglo, se quitó la ropa de estar por casa y se puso algo más sugerente. Al principio dudó pero al final decidió recibirlo directamente en lenceria y tacones altos. Con un liguero, braguitas blancas y rosas de encaje con sujetador a juego y unas medias blancas a medio muslo. Se vio en el espejo. Realmente era un puta.Así es como debían recibir las putas a sus clientes, pensó.

Oyó el timbre de la puerta. Vivia en un piso. Miro por la mirilla. Era Ramón. desde la mirilla no podía ver otras puertas del rellano pero rezo que no hubiera nadie. Abrio la puerta y pudo ver la cara satisfecha de Ramón al verla vestida así. “Adelante” dijo Begoña y se apartó para dejarle pasar pero se extrañó al ver que Ramón no entraba. Solo esperaba sonriente y chasqueo los dedos. ¿En serio?

“De rodillas, boca arriba o boca abajo” dijo Begoña.

“De rodillas.” y sonrió malvadamente.

Después de tantos meses Begoña ya sabía que no valía la pena discutir. Era vox populi. Del trabajo había pasado a círculos de amistades y demás conocidos. Era una zorra arribista que se dejaba follar por su jefe para trepar. Eso es lo que pensaba todo el mundo. Así que se arrodillo, como tantas veces le saco la polla a su jefe, y empezó a mamarla. En cualquier momento un vecino podía salir, si no es que ya había alguno mirando por la mirilla, así que se afano en darse prisa con la mamada esperando satisfacer a Ramón pronto.

Pero como siempre a Ramón le gusta llevar el mando. Cuando la polla estuvo suficientemente dura cogió la cabeza de Begoña y empezó a follarle la garganta. Begoña se relajó y se dejó hacer como pudo. Ya no tenía problemas por el culo. Le podian meter una polla y ni pestañeaba. Pero tragar un polla hasta la garganta, aunque había mejorado, aún le costaba. Y no podía impedir hacer algún ruido raro y alguna arcada de vez en cuanto.

Así estaba cuando oyó a alguien detrás suyo. “Mamá está mal, mama mal” . Begoña se giró de golpe y vio a su hijo, asustado, con claros síntomas de que iba a tener uno de sus ataques.

“No, no, no, hijo mío… no pasa nada, calma, calma…” pero estaba muy nerviosa. Ramón, sorprendido pero mucho más frío por naturaleza entró tras Begoña. “Cálmate, putita estupida. Estás transmitiendole tus nervios”

“No me digas cómo tratar a mi hijo, Cabrón.” Begoña perdía el control y empezó a sollozar, sujetando los brazos de su hijo esperando a que se calmara. Lo único que podía hacer. A veces le costaba mucho tiempo y por mucho que lo intentara, Ismael ya había crecido lo suficiente como para zafarse de vez en cuando y llegar a hacerse daño. Algo que laceraba a su madre.

Ramón, por su parte, mucho más tranquilo, se acercó al chaval. “Hey, cabroncete. Amigo. Mirame a mi. Tranquilo. no mires a tu madre que está como loca. Mirame a mi. no pasa nada. Tu madre y yo estábamos jugando. un juego, un juego. Es solo eso. Un juego. Es divertido. Un juego”

La tranquilidad, la calma y el control que trasmitia Ramón fue sobreponiéndose a los nervios que trasmitia Begoña e Ismael fue calmandose.

“¿Un juego?” Pregunto. “¿Mama en juego?”

Begoña se sorprendió como Ramón había podido calmar a su hijo tan rápidamente “Si. cariñito mio, si. no pasa nada.” noto la mano de Ramón sobre su hombro “más calmada” le dijo. Begoña respiró hondo .”Si. Es solo un juego”

“¿Mama divierte con juego?” Begoña casi oyó a Ramón reirse.

“Si” trago saliva “si. Es divertido. Mamá está bien -No pasa nada. Era solo un juego divertido”

“Yo quiero jugar con Mama. Yo quiero juego divertido”

Begoña abrió mucho los ojos y volvió a notar la mano de Ramón “Calmada”

“Calmada” susurro Begoña “Es mi hijo. No puedo… jugar con él”

“¿Quieres arriesgarte a que piense que le has engañado?¿O que no quieres jugar con él? ¿Que no te lo estabas pasando bien? O Dios sabe que puede pasar por esa cabecita suya.”

Begoña estaba en shock. No podía decir nada. Lo malo es que Ramón tenía razón .Pero era su hijo. No podía. ¿Que iba a hacer?

“Claro que si, cabroncete. Tu dile a tu madre ‘de rodillas’ y a jugar” le dijo Ramón. Begoña no se lo podía creer. Empezó a hiperventilar. ¿Que podía hacer? “Has hecho ya muchas cosas por tu hijo” le dijo Ramón en susurros “Piensa en esta como un sacrificio mas y creeme. Daño no le vas  á hacer. He disfrutado de tu boca lo suficiente como para saberlo. Asi que calmate, que no te note nerviosa y adelante”

Ismael de repente dijo como un niño jugando “De rodillasssss”

Begoña estuvo unos segundos quieta, pensando una salida, pero todas le parecían peor. Desilusionar a su hijo, ponerlo nervioso por el rechazo y que se hiciera daño, que pensara que le había mentido…

Begoña se arrodilló delante de su hijo, se obligó a parecer calmada aunque no lo estaba, cogió el pantalón de su hijo  y lo bajo. Ramón se sorprendió con lo que vio aunque Begoña lo sabía bien. La polla de Ismael bien podría ser la de un caballo.

“Joder con el cabroncete, como se las gasta”

Begoña miro esa polla durante un buen tiempo, “De rodillassss” oyó decir de nuevo a su hijo aunque ya estaba en esa postura. recordó todo lo que había hecho por su hijo en los últimos meses. Escuchaba a Ramón. Solo un sacrificio mas penso. Cerró los ojos, tomó la polla de su hijo y se la metió en la boca.

Era inmensa y al contacto con su lengua noto como empezaba a crecer aún más. Pronto le lleno la boca. Begoña se concentró otra vez y se impulsó a empezar a hacerle una mamada a su hijo.

Pero antes de que pudiera reaccionar su hijo le cogió por la cabeza y empezó a follarle la boca. Esto pilló totalmente por sorpresa a Begoña que lo único que atino a hacer fue, posiblemente lo correcto, quedarse quieta y dejarse hacer. Cuando tuvo un momento para pensar recordó que cuando su hijo la había visto ‘jugando’ era cuando Ramón le estaba follando la boca vigorosamente y su hijo lo estaba imitando. Con verdadero esfuerzo se concentró en quedarse quieta y dejar a su hijo hacer lo que pensaba que era un juego. Casi lo prefirió. Ser pasiva en la mamada de su hijo le quitaba algo de culpa.

“Dios, que cachondo me ha puesto esto. Sabia que serias capaz. Tienes más redaños que mucha gente que conozco pero aun asi… verlo...Ponte a cuatro patas que también quiero… ‘Jugar’”

Aún sujeta por la cabeza de su hijo como pudo mantuvo la posición y se puso a cuatro patas. Enseguida noto como Ramón le bajaba las bragas hasta mitad del muslo y le metia la polla dura como una piedra gracias al incestuoso espectáculo en el coño para enseguida, con premura, empezar a golpearle el útero con la punta de su polla.

Noto como su hijo se paró un momento, consigo mirar hacia arriba aun con la polla de su hijo en la boca y lo vio un poco perplejo. “Tranquilo cabroncete. Yo tambien quiero jugar. A tu madre le gusta mucho todo esto y a mi tambien. ¿A ti te gusta?”“Sí” contestó escuetamente. “A mama gusta” dijo entre lo que podía ser una afirmación o una pregunta. Begoña, deseando que su hijo no se asustase, se quitó su polla de la boca e intervino “Si cariñito. Me gusta mucho” mintió. “Entonces cabroncete. ¿Seguimos jugando?”“Sí” dijo Ismael con una sonrisa inocente. “Eso es. Choca esos cinco y vas a hacer que tu madre se divierta. ¿Si?”“Si”“Ese es mi cabroncete. Choca esos cinco”

Para sorpresa de Begoña, su hijo chocó esos cinco con Ramón. Una muestra así de afecto, de camaradería… nunca se la había visto con nadie. antes que pudiera pensar mas al respecto su hijo le cogió la cabeza y empezó a maniobrar torpemente buscando meter esa enorme polla en la boca de su madre. Esta la abrió y con cierto esfuerzo consiguió capturarla y tragarla para que a partir de ese momento, fuera su hijo el que llevara la voz cantante con su polla dentro y fuera de su garganta, mientras Ramón seguía disfrutando se su coño.

Allí, intentando abstraerse de esa tortura, con la pollas de su hijo y de su jefe pugnando por aplastarla, se extraño de como Ramón había conseguido calmar a su hijo o cómo había conseguido cierta camaradería que no había visto con nadie más que con ella misma nunca. Se percató que Ramón era, posiblemente, la primera persona que conocía, que no había tratado a su hijo como un bicho raro.

Todas estas elucubraciones pararon cuando noto que algo caliente empezaba a golpearle la boca. Uno tras otro sintió las corridas de su hijo llenarle la boca.. Después de unos segundo se atrevió a sacarse la polla de su hijo y mirarlo a la cara. Se le veía perplejo y sorprendido. Begoña no sabia que decir, que hacer. Pero pese a que no aflojo el ritmo Ramón fue el que hablo. “¿Te has corrido con tu cosita?” Ismael, perplejo, asintió “Bien!” dijo contento Ramón “Has ganado el juego. Felicidades cabroncete” y esa genuina alegría y diversión que Ramón transmitió a ismael hizo que de repente se alegrara también “He ganado” gritó y empezó a correr alrededor de su madre y Ramón que seguía follandosela. Ramón se rió y siguió violando a la madre que no levantaba la cabeza. Ramón la forzo a levantar la cabeza y le susurro al oído “Es lo mejor que podías hacer, y lo sabes, putita” y siguió bombeando hasta que empezó con sus característicos gruñidos antes de correrse

“¿Amigo esta mal?” preguntó Ismael. “No” contestó Ramón. “Estoy a punto de correrme en el coño de tu madre, cabroncete” le contesto entre jadeos. “¿Tú también ganar?”

“Si, si. siiiiiiiii” contestó Ramón al mismo tiempo que se corría. “Bien” gritó ismael. “Todos ganamos” Y Begoña pudo ver mirando atrás como su hijo le ofrecía chocar los cinco con Ramón para felicitarlo por su violación. Algo que jovialmente Ramón accedió con un sonoro golpe de manos.

Ramón se apartó de Begoña que solo se sentó en el suelo esperando la reacción de su hijo Este dijo “Videojuego” e hizo ademán de marcharse pero de golpe, se dio la vuelta, corrió a Ramón, lo abrazó y luego se fue corriendo. Begoña estaba perpleja. Este cabrón había conectado con su hijo más que su padre, o sus profesores en todos estos años.

“Buffff… menudo rabo que se gasta tu cabroncete” Dijo Ramón poniéndose de pie. Begoña dudo un momento “De rodillas, boca a…” pero Ramón la corto. “De momento nada. esto ha sido muy intenso, muy morboso. impresionante. quiero parar un rato y pensar sobre lo que ha pasado. Y tráeme una cerveza”

“De acuerdo. Y… gracias por follarme” dijo antes de meterle la polla en el pantalón a su jefe

……………..

Pasaron unos minutos en silencio en el salon. Begoña aun vestida solo con lencería y Ramón tomando su cerveza pensando, ambos dandole vueltas a lo ocurrido en sus cabezas. Cuando fueron sorprendidos por otro ataque de Ismael. Esta vez fue Ramón el que le sujetó los brazos en alto mientras su madre intentaba calmarle. Esta vez nada parecía funcionar. aunque a ratos parecía más calmado en general parecía un ataque de los fuertes.

“Por favor cariñito cálmate, no pasa nada. Mamá está aquí.“ pero esta vez ni la voz de Ramón podía calmarlo. De repente Ramón dijo algo.

“Chupale la polla”

“¿Que? Cabron degenerado. No pienso hacerlo. Aunque despidas al cagon de mi marido. Es mi hijo y ahora mismo lo único que quiero es que se calme”

“Pues chupale la polla. Tu no te das cuenta pero cada vez que bajas la mano casi la apoyas sobre su polla y es cuando se queda con una mezcla de cabreo y expectación. Cuando la subes para acariciarle la cara vuelve a cabrearse”

Begoña, sorprendida, hizo la prueba. Efectivamente .Cuando bajaba la mano y la apoyaba prácticamente en el pubis de su hijo este parecía entre expectante, perplejo y enfadado. Cuando lo quitaba de alli en unos segundos volvía el berrinche. No podía ser, no podía ser que lo que calmara a su hijo, esa “piruleta” mágica fuera… que se la chupara!

El ataque de su hijo volvía a arreciar. sin pensarlo mas Begoña se arrodillo, saco la polla de su hijo y se la metió en la boca.

Su hijo se quedó quieto unos instantes, Ramón dejó de sujetar sus brazos y después de unos segundos, con Begoña de rodillas, con la polla de su hijo en la boca sin saber si hacer algo mas o no, noto como su hijo la cogia por la cabeza y empezaba a follarle la garganta otra vez.

“Jajajaja con el cabroncete” se rió Ramón “Tiene energía. ¿Eh?”

Begoña ni se inmuto. solo reunía fuerzas para mantenerse quieta y dejar que su hijo siguiera violandole la boca. Después de lo que parecía una eternidad, esta vez su hijo duró más que antes, termino sintiendo como otra vez el semen de su hijo le llenaba la boca. “Gane!!!” le oyó decir “Corridaaaaa!!! y sin miramiento saco la polla de la boca de su madre y corrió a chocar los cinco con Ramón” y asi como habia acabado se fue a su habitación a jugar al videojuego.

Begoña se quedó en el suelo, hundida Había encontrado su ‘piruleta’ y era… comérsela a su hijo.

“Se lo que está pasando por tu cabecita” dijo Ramón. “Se que tu mayor preocupacion es tu hijo, y dentro de tu hijo te aterra cuando tiene esos ataques. Se que has rezado para encontrar una forma de pararlos y eres consciente que lo has hecho. Comerle la polla a tu hijo. Ahora puedes pasar un tiempo martirizando pensando las implicaciones morales de todo esto pero voy a hacerte el favor de acelerarlo todo y ahorrarte unos cuantos días de comidas de tarro. Llevas meses dejándote violar por mí por el bien de tu hijo Pon en una balanza. ¿Que tu hijo se haga daño o que tu hijo acabe con una sonrisa por un sacrificio tuyo? El cabroncete, desde luego, no sufre por la terapia. Ya lo has visto. Se ha corrido en la boca de su madre como un campeón. Dos veces!”

Una forma cruel, rápida y brutal de resumirlo. Pero era cierto. Paso bastantes dias dandole a la cabeza cuando empezó el chantaje cuando desde el primer día sabía cuál era la decisión que iba a tomar. Tragar. Nunca mejor dicho. Así que mejor que aceptara que este iba a ser un sacrificio más que iba a hacer por lo que mas queria.

“Pero necesito saberlo. ¿El trato sigue en pie? Me preocupa… que dejes de interesarte y nos despidas”

“jajajaajaja. Se rió Ramón “¿Te preocupa que quiera dejar de violarte? Si te soy sincero no creo que te hubiera dejado pero sí que es cierto que últimamente veía cierto aburrimiento asi que existía la posibilidad. Pero después de esto. Diablo. No!”

“¿Esto? A qué te refieres”

“A ver como tu hijo te follaba. Dios. que morbazo. Esto no lo puedo encontrar con ninguna puta del planeta”

“¿Que? Nonono. Esto ha sido una locura, una sola vez. no voy a volver a follar contigo con mi hijo presente”

“Presente no. Te vamos a llegar a follar los dos a la vez. Los dos sabemos que vas a claudicar, precisamente por él. Y vamos. Sabes que mal no le vas  á hacer. Más bien al contrario. y vamos… después de este descubrimiento sabes que vas a terminar haciéndole mas mamadas  tu hijo que a mi, Cojones” y Ramón se rió con ganas.

Era cierto. Estaba cansada de luchar contra Ramón. Siempre claudicaba. Ramón le daba la estabilidad que necesitaba. El precio era alto pero el resultado… valía la pena. Para Begoña valía la pena.

“¿Ya lo tienes claro, putita?” ·

El silencio, sus ojos cerrados y la cabeza caída  de Begoña dejaban clara su respuesta.

“Vale. Cabroncete. “ grito Ramon. “¿Quieres jugar con tu madre otra vez?”

“Siiii” se oyó decir y Ismael vino corriendo.

“Dile la frase, putita”

Begoña se resistía. Esto era mucho. Dejar que su hijo…

“Dile la frase, Begoña. Esto es como las tiritas, mejor que te la metan de golpe”

“De rodillas, boca arriba o boca abajo”

“De rodillassss”

Begoña ya se movía hacia su hijo cuando Ramón dijo algo “Hey cabroncete. Ya has jugado así. Pide otra cosa .Te divertiras. Ya lo veras”

“Si” Lo pensó un momento y dijo “boca arribaaa”

“Bien cabroncete. Ahora señala un sitio”

Ismael señaló el suelo delante de él. Su hijo la iba a follar en el suelo como una perra cualquiera. Pensó Begoña. Respiro, se quitó la bragas, se tumbó delante de su hijo y se abrió de piernas. Ismael la miro un poco perplejo. Ramón se acercó y le puso la mano sobre el hombro a Ismael. “Ves ese agujero de allí” señalando al coño expuesto. “¿Cual?”“Putita, Abrirte el coño para que tu hijo lo vea”

Dios que suplicio. Necesitaba pasar el mal trago cuanto antes. Sabía que una vez sufrido lo superaría como tantas otras cosas .Ya había superado que le había chupado la polla a su hijo, dos veces, y acababa de ocurrir hace un momento Se tomó los labios de su coño y los estiró para mostrar la raja que había debajo.

“Es pequeño” dijo ismael. “Y por eso a ti y a tu madre os gustará más. Venga. A ver si aciertas. A jugar!”

Su hijo se arrodillo entre sus piernas abiertas, se tomo la polla con la mano pero aun no estaba muy dura. intento metersela un par de veces pero en ese estado era imposible. Cada fallo le mortificaba aún más a Begoña que solo alargaba la tortura. Al final decidió intervenir. “Espera cariñito. Mama te aydara. Espera” y tomó la polla de su hijo y empezó a pasar su mano arriba y abajo, haciéndole una paja. La sensibilidad de su hijo fue asombrosa. En apenas unos segundos esa pollón inmenso empezó a crecer y con ello la sonrisa de su hijo. Cuando ya estaba lo suficientemente dura Begoña apuntó la polla de su hijo contra su coño y le dijo a su hijo “Venga, A jugar con mamá” Y Su hijo la empujo con ganas y con determinación, hasta que a trompicones consiguió metérsela toda, hasta el fondo. Begoña no se había sentido jamás tan llena.

Pero su hijo solo sabia usar su brutal miembro de una forma. A toda velocidad. Tan pronto llegó hasta el fondo la saco para volver a meterla rápidamente .Así una y otra vez. Como si fuera un martillo pilón lleno de energía. Begoña se mordía los labios para no quejarse y darle una falsa… en realidad verdadera imagen.Desde esa postura Begoña veía a su hijo feliz, sonriente, disfrutando de verdad de follarsela.

“Joder. Eso es cabroncete, dale fuerte.” Begoña seguía aguantando cuando, en la búsqueda de su hijo de conseguir algo de estabilidad con sus empujones terminó apoyándose en sus pechos y se sorprendió agarrandolos con ganas. “Jajaja.” Se rió Ramón “El cabroncete sabe dónde está lo bueno. No seas mala y bajate el sujetador para que tu hijo disfrute de su primera comida” Begoña respiro y tiró de su sujetador hacia abajo, dejando sus tetas al descubierto justo debajo de las manos de su hijo que la magreaba sin ningún reparo. La atención de Ismael se dividió entre jugar con las tetas de su madre y taladrarle el coño con fuerza, así que bajó un poco el ritmo, lo que Begoña agradeció, aunque conllevo a que su hijo se pegara mucho tiempo sobre ella, disfrutando de sus vagina y de sus tetas. Esta vez sí que fue una eternidad. Como media hora tardó esta vez su hijo en correrse. “Corrida!” grito cuando acabó. Y se levantó enseguida a chocar los cinco con Ramón. Begoña empezaba a estar exhausta. Estaba siendo una tarde muy larga.

“Me toca” dijo Ramón que se había desnudado. Begoña respiro y volvió a ofrecer “De rodillas, boca“

“...abajo” le interrumpió Ramón

“¿De verdad?” preguntó Begoña. Por que sabia que si su hijo lo veia tambien querria… y con esa martillo pilón entre las piernas y esa cadencia la iba a destrozar. Ramón señaló al suelo junto a sus pies. Tambiens iba a ser en el suelo, como una perra tirada. Begoña. Cansada, se acercó a cuatro patas hasta los pies de Ramón. Ni se molestó en pedir misericordia. Sabía la respuesta. Se tumbó en el suelo, boca abajo y espero.

Ramón se puso sobre ella y antes de empezar le susurro al odio “No te quejes, putita. Si dejo que el cabroncete vaya primero te parte en dos. Asi que relajate, disfruta y dilata el ano para lo que vendrá después” Noto la punta del miembro de Ramón sobre su ano que empujaba y entraba perfectamente. Por suerte ya se había acostumbrado a que le diera por el culo… pero con la polla de Ramón. Ahora mismo le aterraba su hijo.

Ramón tampoco se frenó. Empujones largos y rápidos, saliendo y entrando una y otra vez de su torturado culo, cachetes, tirones del pelo… le cogia las tetas y la obligaba a ponerse a cuatro patas para después de un rato empujar con fuerza y obligarle a caer al suelo con él clavado en su culo. Ramón estaba siendo tan intenso que incluso Ismael puso cara de preocupación, pero Begoña no quería que se preocupara, quería que se mantuviera la mentira, quería que su hijo pensara que todo iba bien.

“Hummmm” fingió Begoña “Cariñito. Mama se lo está pasando muy bien” y todo el tiempo que Ramón la sodomizaba en el suelo  Begoña miraba a su hijo con una amplia y falsa sonrisa.

Al final los gruñidos y Ramón volvió a correrse una vez más dentro de Begoña y se postró jadeando. “¿Corrida?” preguntó Ismael. “Corrido” confirmó Ramón y volvió a chocar los cinco con Ismael.

Estaba siendo una tarde muy intensa. No solo había dos hombres turnándose y pudiendo descansar, no como ella, sino que uno era un manantial de energía y de fuerza inagotable. Su hijo.

Ramón le dio una palmada en el trasero a Begoña mientras le preguntaba a Ismael si quería probar él. A lo cual asintió encantado. “Mama bien. Diversión para mama” Begoña, exhausta, ni se movió. Se preguntaba si iba a tener que hacerle una paja otra vez cuando se fijó que su hijo estaba ya desnudo, como Ramón, y con su miembro erecto que daba miedo. Llámalo instinto pero parecía que su violación por parte de Ramón había excitado a Ismael. Begoña casi se mareaba imaginando ese pollón en su culo. Seguro que gritaría .¿Y entonces que? ¿Como reaccionaria su hijo? “Dame algo para morder, dame algo para morder por favor” Ramón miró alrededor y vio algo muy adecuado. Le paso a Begoña los calzoncillos usados de su hijo. Se podían ver restos de semen incluso de las últimas corridas. Begoña miró a Ramón con cierto enfado pero antes que pudiera decir nada sintió que su hijo maniobrando detrás suyo preparándose para sodomizarla. Begoña se apresuró a morder los calzoncillos de su hijo y respiro.

Fue como esperaba. su hijo fue probando y fallando hasta que acertó y con un solo empujón ese inmenso miembro se enterró profundamente en el culo de Begoña hasta el fondo. Begoña consiguió que apenas se oyera su genuino quejido Más que quejido, grito de dolor. Y eso que tenía el culo dilatado. si hubiera sido el primero la habría roto. Pero eso no acababa aquí. Sintió como su hijo sacaba toda la polla y volvia a entrar. Con cada empujón mejoraba su puntería y cada vez los empujones con aciertos era más seguidos. Begoña mordía con fuerza el sucio calzoncillo de su hijo, apretaba los puños y dejaba a su hijo que la sodomizara a placer. Este empezó a imitar a Ramón.  Begoña sentía toda la fuerza de su hijo, que empezó a tirarle también del pelo, azotes en el trasero, estrujones en las tetas… y todo con el aguante que le caracterizaba. Por un momento Begoña pensó que se iba a desmayar, miraba el reloj de la pared y no paraba de avanzar. Otra media hora tuvo que aguantar a que su hijo le reventara el culo hasta que se corriera. “Corridaaaa” y levantó la mano esperando que Ramón le chocara los cinco. Algo que hizo.

Begoña reunió las fuerzas que le quedaban. No quería que su hijo fuera consciente de cómo la había destrozado. Este se levantó he hizo ademán de irse, posiblemente más videjuegos, pero Ramón le paro. “Espera. Para acabar el juego tu madre tiene que decirte algo. que se ha olvidado”

Ismael espero curioso y Begoña tomó aire. “Gracias hijo, por… correrte en mi culo”

“y….” le recordó Ramón

“Y por correrte en mi coño y en mi boca” Begoña dudo un momento. “Mama se lo ha pasado muy bien con su hijito. Me ha gustado mucho verte feliz”

Ismael corrió y abrazó a su madre. Luego corrió y abrazo a Ramón para sorpresa de Begoña. Y luego se fue a su habitación corriendo.

“terminaras acostumbrandote” le dijo Ramón “Al principio mi polla te destrozaba el culo y ahora te la tragas casi sin problemas. Con el tiempo la polla de tu hijo sera solo un tranquilo paseo por tu recto” Se rio.

“Lo se. Y me asusta. Pero hace tiempo que no veía tan feliz a mi hijo. Y…” miró a Ramón “¿Porque se lleva tan bien contigo?”

Ramón se encogió de hombros. “No se pero a mi tambien me ha caido bien. Estoy deseando que te follemos los dos a la vez, uno por el culo y otro por el coño. Joder… que morbazo. Es que no me saco de la cabeza como tu hijo te follaba la boca, o como te ha reventado el culo. Y tu, dejandote, por su bien y su tranquilidad… Lo dicho. Después de esto, un putita a la que se la folla su hijo… no te voy a dejar jamás en la vida .Tienes la vida resuelta, putita”

Epilogo

“¿Sabes? además de ser una putita de primera eres una buena secretaria. Podría contratarte a jornada completa y te dejaría trabajar las tardes desde casa. Cobrarias mas que tu marido. Si quieras podrías librarte de tu marido” Le dijo Ramón a Begoña.

Dicho y hecho. Incluso engañaron al pobre mierdecilla de Luis. Ramón le obligó a divorciarse de su mujer bajo pena de despedirlo. Es más, le convenció que le dejara el piso y a cambio no tenía que pagar manutención del cabroncete. Que era toda una pasta por sus necesidades. Ramón le prometió que no le despediría si accedía a sus pretensiones. Luis se fio de la palabra de Ramón. Seis meses después del divorcio lo despidió.

Por un tiempo le preocupaba cómo podía reaccionar su hijo. ¿Le pediría ‘jugar’ en casa? ¿Como se comportaria delante de otros? Pero la falta de comunicación de Ismael jugó a favor de Begoña esta vez. Nunca cometió una indiscreción. Muy pocas veces le pidió a su madre ‘jugar’. Parece que a su hijo le gustaba ‘jugar’ a su madre principalmente cuando Ramón estaba presente. Y desde luego que Begoña terminó con la polla de su hijo bien metida en el culo mientras Ramón disfrutaba de su coño Y si, por suerte o por desgracia Begoña aprendió a manejar el descomunal miembro de su hijo sin problemas por cualquiera de sus orificios. Tanta fue su práctica.

La ‘piruleta’ funciono. Tan pronto su hijo tenía un ataque en cuanto veía a su madre de rodillas sacandole la polla se calmaba. Incluso antes. Cuando estaba en publico su madre le cogia de la mano en busca de algún servicio o lugar discreto donde hacerle la mamada. Así que aprendió a asociar que le cogiera de la mano con la futura mamada y enseguida se calmaba. Para Begoña, como bien le habia hecho indicar Ramón, era como estar en un distorsionado cielo. No volvió a ver jamás más allá de los principios de los ataques de su hijo. Estos siguieron siendo tan caóticos como siempre. A veces ninguno en una semana, otras veces seis en una tarde y Begoña acababa con la mandíbula y la garganta destrozada, pero al menos su hijo estaba totalmente indemne.

Pero lo que más le aterraba es una pregunta que rondaba su mente. Podría ser… ¿Que empezara a gustarle Ramón?