Scooby doo. Daphne, la visita conyugal

Daphne, la hermosa pelirroja miembro de Misterio a la Orden recibe una visita que su cuerpo a esperado con ansiedad

SCOOBY DOO.- VISITA CONYUGAL

-He venido puntualmente como siempre mi gran tesoro, ahora que ves esta moneda de oro sé tú misma para tu esposo- al decir aquellas palabras Dafne Blake, la hermosa integrante de Misterio a la Orden, quien hace apenas unos segundos se ha sorprendido de ver a aquel hombre en la puerta de su dormitorio, tiene la mirada en blanco frente a esa brillante moneda, para después sonreír, parpadear un par de veces y sacudir ligeramente su cabeza haciendo bailar su cabello con el vaivén de ese movimiento tan sexy y habla con ese tono sensual.

-¡Oh mi amor, gracias no sabes lo terrible que es tener que esperarte! -hablo Dafne con un tono distinto de voz con una mirada más perversa, más hambrienta, relamiendo sus labios al constatar que su amado, su hombre maduro está desnudo al frente de ella -¡Tu pene...ay se me ha antojado tanto estas noches!

El anciano la toma en sus brazos con fuerza y le besa con fogosidad, le acaricia su cabello suave y sedoso. Ella simplemente se deja llevar y hacer le quema la ropa, le quema la entrepierna, si el beso de su marido le estaba invitando a dejar libre su lascivia.

Este hombre le decía entre besos y chupetones que llenan de saliva la piel de su amante que es una buena mujer, una mujer perfecta, la mujer ideal. Eso le llena de satisfacción la mente de Dafne, que se siente completa al fin, el solo saberse suya le hace valorar la espera a la que debe someterse, el contener sus anhelos y deseos con duchas heladas.

Dapnhe, sin romper el abrazo comienza a quitarse la ropa de forma salvaje; ambos hacen una especie de baile rompiendo sus prendas y tocándose con desesperación , no querían separarse, no más, saben muy bien que esa noche es suya y que tendrán que esperar un mes para repetirla y sus cuerpos ya no pueden aguantar.

-No sabes la tortura que es aguantar tocarme. Como mi clítoris te añora a cada instante- afirma ella que lo arroja sobre su cama, como una experta, algo que he aprendido con los años y con cada visita conyugal.- No te iras de aquí hasta que me llenes, hasta que te cabalgue esposo mio.

Si Dafne es la esposa de este hombre, de este anciano del mismo anciano, el cual hace poco más de un año que ella y sus amigos atraparon en aquel circo, siendo él el criminal llamado Payaso Fantasma.

-Cónyuge salvaje y lasciva, no pienses ni medites- dijo el viejo recostado ahí, observando a la pelirroja, una perra en celo tocándose la vagina húmeda al fin, lamiendo sus dedos mojados con ella misma, dándole a probar en la boca a su dueño sus jugos calientes, satisfecha de ver como el miembro de su esposo comienza a levantarse y ponerse de apetitosamente grueso- Eres adicta a mi moneda de oro desde siempre, ahora chupa y hazme gozar mi tesoro.

Dapnhe se encuentra ahí en cuatro patas escuchando, sumida en el trance que son las palabras de su amado, salivando y en celo, como perra ansiosa. Abre pues sus labios humectados del apetito, iniciando una felación profunda mientras aspira el aroma virilidad por sus fosas nasales, complace a su cónyuge , a su hombre maduro.

El Payaso Fantasma simplemente disfruta de la lengua de ella rodeando dentro de su boca su falo, despacio y lentamente completamente satisfecho con sus piernas abiertas para que ella tenga libertad de maniobra.

Con sus delicados dedos la muchacha rosa el escroto de su esposo, sabe cómo estimularlo, cómo hacer para recibir su porción mensual de leche, una leche añejada, una leche que le sabe amarga como todo buen licor, el la mejor del mundo.

Fred Jones el rubio de la pandilla le ha insistido más de una vez, al creerla virgen, inexperta, pero Dapnhe se ha negado, no duda que el semen del chico tendría un sabor diferente, es más joven, más atlético, pero ella es fiel a sus votos, a su esposo secreto, es adicta a su cuerpo que marca con mordisqueos traviesos, a sus labios , a su lengua pero sobre todo a su pene; sabe qué tiene que esforzarse más para recibir su premio le fascina dejar sus lápiz de labios manchando aquel pene, una prueba inequívoca de su esfuerzo.

A una palabra de su esposo ella masajea con un poco más de fuerza sus testículos eso lo hace estremecer, lo hace gemir, ella entiende las señales y se esfuerza por llenar de su saliva el miembro de su amado sintiendo el salado líquido preseminal el cual la vuelve loca; definitivamente son mejor los ancianos, los hombres maduros, le encanta el proceso de extracción poder ser su hembra. Los recuerdos de su boda, del día en que, desde hace mucho tiempo, aceptó ser su esposa mirándose con amor en aquel discreto momento, solo sus padres como testigo y el ministro y cuando ella dijo “si, acepto” para darse el primer beso ya como marido y mujer.

A este hombre calvo y con canas en la nuca, le fascina llegar a esa mansión, recorrer los pasillos y llegar a la alcoba de Dapnhe; ver su perplejidad cuando lo mira como le muestra esa moneda de oro, dejándola fascinada con su brillo como desde aquella vez, para despertarla del trance, quitar el velo que ha ido imponiendo en su conciencia, velo que oculta a su perra, a su devota esposa , la cual deja de fingir ser una chica casta y pura todos, fingir estar interesada en Fred, permitir que la mano, darse uno que otro beso , pero solo eso, ya que una vez que es liberada del trance, de la hipnosis su verdadero ser emerge, una hembra casada y fiel que solo puede entregarse a su macho, como juró serlo hasta que la muerte los separe.

La pelirroja se detiene sabe perfectamente cuando debe parar, aproxima los labios a aquel antiguo criminal que ella misma ayudó a encerrar y lo besa soltando gruñidos lujuriosos, mientras él palpa sus pechos y contento confirma que están rellenos de leche, la cual le moja el pecho desnudo, feliz de que ella se haya administrado prolactina como el mes pasado se lo había ordenado, diciendo a todos que era para atender un desequilibrio hormonal. Esa fantasía de chupar leche de una mujer se le ocurrió al Payaso fantasma de una plática con uno de sus antiguos compañeros de celda así que, con su moneda de oro, había instruido a su amada para que, en su identidad publica se preparara físicamente para poder darle su leche materna.

Dapnhe simplemente se dejó llevar sentía un gran alivio cuando el devoraba y vaciaba sus pechos ordeñándola, mientras ella se coloca sobre el grueso pene que entro en su vagina iniciando el va y ven sobre su cama , gimiendo, resoplando, con la mirada perdida y salivando al ser estimulada por ambas partes ella simplemente subía y bajaba mientras él seguía chupándole uno de los pechos sintiendo como la leche fluida mientras ella se volvía loca.

Definitivamente ella lo amaba, amaba su madurez y experiencia, adora su perversa mente, una que ella también posee y que esconde solo hasta que la moneda de oro se balance frente a sus ojos y que manda a dormir a su otra yo.

El anciano con su boca llena de leche de su mujer, se levanta con un vigor increíble sacando su miembro de aquella hambrienta vagina, mientras ella le suplica que no lo haga que termine adentro de ella, que esta harta, harta de esa abstenida sexual. A él le encanta verla suplicar, se arroja sobre ella insertando el tronco en su ano, lo que le hace pegar un alarido de éxtasis y con lagrimas de felicidad, agradeciendo entre cortadamente que lo haga, que la posea, que la rompa como siempre lo hace y ella suplica por más y más.

Quien los vea se así abrasados arañándose, gritando y bufando, viendo sus fluidos llenar las sabanas estaría celoso de su vigor y su pasión, de lo bestia que es ese viejo y de lo ambienta y bella que es la pelirroja. Él simplemente se deja envolver por las piernas y los brazos de Dafne, la cual simplemente no se quería despertar ante él, sus extremidades lo apresaban, quieren sacarle todo el jugo posible, moviéndose salvajemente sintiendo no una sino cuatro veces consecutivas los orgasmos que representan los días que deben estar separados.

Al terminar y mientras ella se estremece después de gritar hasta desgarrarse la garganta, se cubre el ano con las manos para retener la semilla de su esposo en su interior, para no dejar de sentir como la llena y humedece; definitivamente su mente le pertenece a ese hombre desde hace tanto tiempo y siempre a pesar de la edad le hace sentirse en la gloria.

Después de un rato de estar recostados en el lecho de la joven, besándose, acariciándose, ella sabe que ha terminado y con lagrimas en los ojos se levanta y se sienta en la orilla de la cama, sabe lo que él tiene que hacer, lo odia, pero es lo mejor para ambos.

-Has estado magnífica mi gran amor-dijo el payaso fantasma mostrando la moneda de oro en frente de la cara de su amada, que no podía dejar de ocultar su tristeza al saber lo que va a pasar-No estés triste primor me perteneces y lo sabes, así que por ahora, actuá, finge ser quien todos creen conocer.

en un parpadeo Dafne se despierta desnuda entre sus sabanas revueltas, las que despiden una fragancia que la embriagan, ese aromatizan te que usa su madre le trae tanta paz; se acurruca y sonríe, no entiende porque no puede dejar de sonreír satisfecha, se siente completa y se entrega al sueño mientras con sus manos se frota el vientre.

Cuando por fin estuvo fuera el Payaso Fantasma sube al auto que le espera, su chófer es un guardia de la prisión, en trance listo para obedecer y llevarlo de regreso a la prisión, conducido por el pasillo a su celda y se recuesta en su litera solitaria, guarda cuidadosamente su moneda de oro, mira al techo mientras recuerda.

Su mente viaja al pasado, cuando aún era un hombre medianamente joven que seguía trabajando en el circo y de vez en vez dar una función privada siendo en una de ellas , cuando conoció a aquella joven chica de pelo rojo en casa de sus padres, quedando prendado de ella; usando toda su habilidad para poner a todos en un sueño hipnótico profundo, usando en los señores Blake y su hija su moneda de oro.

A partir de ese día, cada cierto tiempo poder entraba en aquella lujosa casa, hasta el cuarto de Dafne y hacerla suya, hipnotizarla cada vez más y más haciendo que ella quedará cautivada por el sexo, la pasión, la lujuria...enamorada de aquel hombre; convertirse en una hembra deseosa y dispuesta a placeres prohibidos.

Con el paso de los años ya no había necesidad hipnotizar ni a ella o a sus familia. Ella había asimilado como suyas cada idea y sensaciones entregándose voluntariamente a él y solo a él. Para reafirmar su poder sobre todos ellos, el hipnotista propuso al señor y la señora Blake tomar a Dapnhe por esposa, a lo cual ellos tan adoctrinados ya, aceptaron; la ceremonia se llevo a cabo de manera discreta y por supuesto secreta, acordando que llegado el momento la unión se haría oficial.

Un tiempo después, por giros del destino, Dapnhe y su grupo de amigos de la pandilla de Scooby Dooo fueron una noche al circo del ahora marido de ella; la pelirroja se asusto al deducir que su amado era culpable de lo que ahí pasaba y cuando ambos se encontraron en los vestidores del lugar, él no tuvo más remedio que hipnotizarla con la moneda de oro.

Al despertar del trance, ella le abraza y besa, sabe que sera inevitable que sus amigos capturen al Payaso Fantasma y que ella presa de la angustia termine revelando todo, lo que haría que a él le caiga una pena aun más severa. Ambos se ponen de acuerdo, él se dejara capturar mientras Dapnhe sera hipnotizada para bloquear no solo sus recuerdos de sus experiencias con él, sino que sus personalidad solo sera la de una chica noble y pura.

En prisión el Payaso fantasma solo disfruta de una vida sin privaciones, gracias al apoyo de sus esposa que religiosamente como lo ha hecho desde esa noche, le hace llegar dinero para sus gastos; también ha dominado sin que lo sospechen a las autoridades de la cárcel, para que cada treinta días salir al encuentro se su mujer, gracias a la buena u condicionada disposición de sus suegros.

Así, ambos, Dapnhe y el anciano Payaso fantasma descansan cada uno en su lecho, ella ignorante que en su interior habita una mujer sexualmente depravada, que se guardara de tocarse o excitarse aunque eso lo sea tortuoso; mientras que el hipnotista, el Payaso fantasma, sabe que con solo mostrarle a ella su moneda de oro despertara, como su esposa, sumisa y ardiente. Ambos esperan entonces ansiosos a que llegue la siguiente... visita conyugal.