Satisfecha

La cogedera con mi hijo es tan intensa y perversa, que me siento una mujer realmente satisfecha.

Satisfecha

Desde hace mucho tiempo no me sentaba a escribir mis intimidades, y es que ni tiempo he tenido, pues mi hijo es muy encajoso, y me quiere tener a cada rato.

Lo cierto es que en todo este tiempo he logrado ser la mujer más satisfecha sexualmente, ya que el hecho de que mi hijo sea mi macho, es un completo éxtasis, que jamás pensé experimentar.

En este relato les cuento a grandes rasgos la situación que vivo con mi hijo, que ya es un hombre y buen amante.

Como les dije en anteriores relatos, recién empecé a coger con mi hijo, mi marido se fue de la ciudad casi dos meses, por cuestiones de trabajo. Tiempo que aprovechamos mi vástago y yo para darle rienda suelta a nuestros instintos en la más completa intimidad.

Prácticamente se volvió mi marido, y hemos vivido en este tiempo una luna de miel intensa y carnal a mas no poder, ya con mi esposo en casa, los encuentros son más espaciados, pero igual de intensos.

Me han preguntado si mi esposo sabe algo, yo lo dudo, si me a sorprendido casi desnuda abrazando maternalmente a Brandon, pero supongo que cree que es un abrazo de madre a hijo.

Mi hijo cumple todas sus fantasías sexuales conmigo, y yo siempre estoy dispuesta para lo que me quiera hacer, lo único que ya no le he permitido, es que meta su puño en mi ano, la primera vez fue doloroso, casi me desmayaba, le segunda no la soporté, respecto a esto, créanme, si es posible que un puño entre en el ano, no lo recomiendo, a mi en lo personal, me dolió mucho y al mismo tiempo me excitó, pero me da miedo que mi esfínter se dañe, no sé si pueda pasar o no, pero por las dudas es lo único que no le permito, no sé de donde sacó esa idea, y yo quiero seguir teniendo un bonito culo para que lo gocen y me hagan gozar.

Los casi dos meses que mi esposo estuvo ausente, teníamos sexo en donde se le ocurriera, en la cocina, la sala, la regadera, su cuarto, el mío, a veces por las noches en el jardín, en un hotel en el que conozco bien, en fin.

Con la experiencia que he tenido en cuestión de sexo, me doy cuenta que los gustos en los hombres son diferentes, a mi hijo por ejemplo, le excita más tenerme completamente desnuda, no es que no le guste la lencería, pero me la quita, no le pone tanta atención como otros que ni siquiera se les para si no hay un atrevido baby doll, o un sexy liguero. Es muy celoso hasta con su papá, y me dice que me comparte con mi marido porque no hay remedio, pero de eso a que otro me coja, "ni madre", así dice.

Cuando me acompaña de compras, se porta como marido celoso, y mira feo a quien se atreve a posar su mirada en mis nalgas, y me espanta a los hombres que me quieren sacar platica, así que con este guardián, no he podido coger con otro que no sea él, o mi esposo, ni siquiera con mi perro "chocolate", y eso lo extrañaba demasiado, eso sí me podía.

Y es que hace tiempo me sorprendió desnuda sacando a mi perro de mi habitación, nunca dijo nada, hasta que se atrevió a preguntar, como buena argumentista, le dije que había dejado la puerta del patio abierta mientras me bañaba, y que había sido mera coincidencia que me viera sacándolo de mi cuarto sin nada de ropa, pues me creía sola en casa. No sé si me creyó o no, pero no me a preguntado mas de eso, y pues a mi perro lo tenía en cuarentena, y yo muriendo de ganas por ser de nuevo su perra.

Pero mi hijo llena todas los requisitos, no es que sea el mejor de los amantes, aunque puede llegar a serlo, sino que solo pensar que es él quien me posee es garantía de satisfacción. Ahora que vivo esta situación incestuosa, muchas personas me han escrito al respecto, y sé que no soy la única que goza del incesto, y de otras que no se atreven pero lo desean, otras que lo califican de pecaminoso y sucio. Antes de todo esto, ese tipo de sexo me parecía aberrante y fuera de todos los límites, que jamás estaría en esta situación por muy puta que fuera, sin embargo las cosas se dieron, había todo para que sucediera y no me arrepiento, y aunque lo publique en algún relato, no lo pregono a los cuatro vientos en mi círculo social, ni familiar, es mejor así, quizá si todo mundo lo supiera y fuera aceptado, dejaría de ser tan maravilloso.

Me encanta que me posea sin avisarme que lo hará, me encanta que se atreva llegar a mi cama con mi esposo dormido a un lado y mame mi raja hasta venirme en su boca, para luego él masturbarse en mis nalgas.

Es tan perverso estar en la cocina y que llegue, suba mi falda y me tome de la cintura, coloca su verga en n mi culo y sin usar siquiera lubricante, me penetra de la manera más animal, saciando nuestros más bajos instintos, y es así como cogemos, como dos animales en brama permanente. Hasta lleva registrados los días de mi menstruación, y si sabe que no está mi raja disponible por ese inconveniente, nos conformamos con una buena mamada para él, o lo que más le gusta de mí; me coge por el culo.

Dirán que soy una loca pero hasta me gusta evocar y contar las veces que me ha cogido por la vagina, por el culo, las veces que me he tragado su semen, y son muchas, creo que es el hombre que más me ha tenido.

Apenas el viernes pasado asistió a una fiesta de amigos, y no regresó hasta el domingo, el sábado por la mañana estaba sola, observé a mi perro labrador "chocolate", y pensé que era hora de quitarle la dieta sexual, así que lo mandé temprano a la veterinaria pagando extra para que lo atendieran rápido. Cuando me lo trajeron, ansiosa esperaba estar sola con mi perro, lo observé, parecía un dandy dispuesto a satisfacer a su amada, me desnudé no acababa de ponerme en cuatro cuando mi amante animal, empezó a poseerme de la manera más bestial y animalesca.