Sasha se desata 01

Los juegos de voyerismo con mi amigo Ko continúan, esta vez con su novia Sasha.

Sasha se desata

I

Carlos Ko era mi mejor amigo de siempre, mi alero para todo… o más bien, yo era su alero para todo. Era un sinvergüenza desvergonzado, un patán que a pesar de serlo resultaba muy simpático. Amiguero y extrovertido hasta el queque, parrandero empedernido y perro incorregible, no podía ver una escoba con patas que ya estaba babeando. Pero iba más allá, era un verdadero pervertido que gustaba de ser visto mientras cogía… y en eso especialmente, fui su alero.

En aquellos días yo ya tenía 18 e iniciamos un extraño juego que ustedes ya conocen (si no, lean "Mi Amigo el Ko" ), en el que me escondía y lo veía mientras se cogía a una mujer. Fue con una amiga de su madre con la que iniciamos, Hilda, una madura increíble y puta como pocas, y luego lo hicimos con Sasha, una amigovia que se consiguió. El clímax de todo llegó cuando logró que Hilda aceptara hacer un trío conmigo. Tras ese increíble encuentro las cosas se calmaron un poco, Ko me dijo que ella estaba con "cargo de conciencia" y que no pudo convencerla de repetir. "Pero no te ahuevés, que la que es puta vuelve… ¡y esta es re-puta!" me dijo con una sonrisa de oreja a oreja llena de seguridad. Y yo le creí, luego de lo que vi y viví a su lado nada de lo que pudiera decirme se me hacía improbable.

Así pasaron un par de meses, entre mi último año de bachillerato y mi casa, en los que no ocurrió nada, aparentemente Hilda andaba de viaje y Sasha, su amigovia (nuevamente leer "Mi Amigo el Ko" ), por alguna razón, no podía salir. Sinceramente no lo lamenté demasiado, pues aunque una parte de mi se moría de ganas por repetir, no quería enviciarme de eso y mantener los pies bien pegados a la tierra. Hasta que un día, un viernes más o menos a mediados de año, mi amigo me hizo una invitación nuevamente, iba a salir con Sasha… y él ya tenía un plan.

  • Mirá, ella no sabe nada de lo de Hilda con nosotros, pero si que con vos hemos "hecho cosas".
  • ¡Momento, ¿cómo está eso de que "hemos hecho cosas"?! – le pregunté.
  • Bueno… le dije que una vez, mientras yo me cogía a una ex vos estabas ahí viéndolo todo.
  • ¡Qué cerote sos!… ¿y qué te dijo Sasha?
  • Pues a huevos puso el grito en el cielo y dijo que éramos unos degenerados de mierda. Pero ella es una calenturienta, después de decirme de todo me preguntó, "¿y cómo fue?".
  • ¿Y qué le dijiste?
  • ¡Que fue deahuevisimo, lo máximo, ¿qué más le iba a decir mula?! Ella se hizo la ofendida otra vez… pero que le dio morbo y curiosidad, le dio
  • Entonces, al final, te dijo que si
  • Pues… no… no se lo he preguntado
  • ¡¿Y qué putas estoy haciendo en tu casa entonces?!
  • ¡Puta cerote, tenés que hacer tu luchita! Ella no me ha dicho que si porque no le he preguntado, y si le pregunto me manda a la mierda, puta es pero no le gusta que se lo digan. A ella hay que entrarle de otra forma, hay que dejarla que decida las cosas solita, que ella solita las haga
  • que se mate con su propia mano… – agregué.
  • ¡Exactamente, con vos hablo mano! Si le proponemos hacer un trío nos manda a la mierda, y si solo le caés encima como a Hilda lo mismo. – ¿entonces… que vamos a hacer?
  • ¿Entonces… qué vamos a hacer?
  • ¿Vamos quimosabi?, "vas a hacer" querrás decir… – ahí ya no me gustó el plan – mirá, ella sabe que sos mi mejor amigo y mi compañero de juergas, además le dije como sos y sé que le gustaste… ahora vos tenés que mantenerla interesada y luego que las cosas solo se den… – terminó sonriendo muy satisfecho de si mismo… ¿ese era su gran plan?
  • ¿Ese es tu gran plan?
  • Vos solo seguime la corriente y vas a ver que al final nos da el culo… platicando por teléfono ya le metí la espinita de coger con alguien más. Yo ya le hablé claro, le dije que soy muy liberal y que no me importa si quiere coger con otro, que para eso uno es joven, para probar cosas. Y si vos jugás bien tus cartas, vas a ver que se anima… bueno, voy por ella, vos quedate tranquilo aquí que no me tardo. – el Ko me dejó solo en su casa.

Esa tarde, para variar, la casa estaba totalmente a su disposición, su madre andaba visitando a una hermana en el interior, su papá no estaba (nunca estaba, de hecho) y su hermana estaba en mi casa con la mía, arreglándose para asistir a una fiesta de 15 que tenían esa noche, a la que, por cierto, íbamos a llevarlas nosotros. Por nuestra parte, más tarde el Ko y yo también iríamos a una fiesta solo que en otro lado, Sasha acompañaría a su novio.

Me quedé con un libro en las manos, haciendo como que leía porque estaba nervioso, al final ese cerote no me dijo qué pretendía que hiciera. Así era siempre, impredecible, siempre haciendo lo que se le daba la gana y como se le daba la gana, supongo que era parte de su atractivo. Voy a describírselos para que lo recuerden. Carlos Ko Paz es su nombre, y es todo menos paz. Su padre es coreano y tiene un gimnasio en la capital y otras empresas, su madre es guatemalteca y ama de casa. Ko era un tipo moreno claro, alto y robusto, poseía una masa muscular muy desarrollada y marcada gracias a todos los deportes que practicaba, sus brazos y piernas eran gruesos y muy fuertes y su culo grande, redondo y duro. Además poseía un impresionante pene de 20 cm, muy grueso también.

Tras unos 45 minutos los oí llegar, inmediatamente me escondí en el balcón de su cuarto, detrás de los grandes macetones. Tardaron poco en subir, Sasha vestía un sencillo pants con playera blanca y zapatos tenis, llevaba un bolso que rápidamente dejó sobre la cama antes de colgarse del cuello de mi amigo.

  • Te extrañé mucho Carlos, mi chinito lindo
  • Coreano… soy coreano… – la corrigió… a los coreanos les molesta que se les diga chinos. Ella solo rió y lo besó apasionadamente.
  • ¿Tú también me extrañaste?
  • Mmmm… maomeno… – le contestó, sinvergüenza y guasón como siempre, ella puso cara de indignada y le dio un manotazo en el brazo, él rió y la abrazó con fuerza mientras ella trataba de separarse juguetonamente – ¿para qué perdés clases? – le dijo él y se besaron de nuevo.

Poco a poco los besos y las caricias subieron de temperatura, el Ko comenzó a meter sus manos bajo la playera de la muchacha, atrapando sus pequeños y suaves senos para estrujarlos y frotar sus pezones por debajo de su sostén, con la otra mano recorría sus grandes y firmes nalgas. Para quienes no la recuerden, se las describo de nuevo, Sasha era una chava de nuestra edad, morena, de pelo lacio, carita preciosa, ojos oscuros, nariz redonda y pequeña y boca delgada y también pequeña. Poseía un trasero redondo y grande, una cintura muy estrecha, un par perfecto de piernas, largas y torneadas, con los muslos gruesos, y unos senos pequeñitos pero frontales y redondos. Se estaba cayendo de buena, era una muchacha pequeñita pero preciosa.

Sasha dejaba quitar la ropa poco a poco, sin prisa, le excitaba ser observada, admirada y gozada por él. En poco tiempo quedó sin prenda alguna, como Dios la trajo al mundo y Ko la hizo modelar desnuda por toda la habitación, contoneándose con desvergonzada sensualidad, me quería mostrar la insultante y núbil belleza de su amigovia. A cada paso meneaba las caderas, parecía que hacía buches con las nalgas, redondas, duras y bien paradas. Y cuando venia de regreso sus pezones puntiagudos, en medio de unas oscuras y anchas aureolas, parecían invitar a lamerlos y chuparlos.

  • ¿Qué querés que te haga mi amor? – preguntó Sasha melosamente.
  • ¿Puedo pedir lo que yo quiera? – le preguntó el Ko.
  • Lo que tú querrás amor… cualquier cosa que querrás… – le dijo Sasha de regreso, el Ko, con una sonrisa de oreja a oreja, llena de arrogante suficiencia, se limitó a señalarle el suelo con un dedo… Sasha comprendió perfectamente.

Lentamente se acuclilló quedando con las piernas separadas y el culo y la raja bien abiertos, esta última se veía mojada ya. Simultáneamente él se desabrochaba el cinturón y el pantalón para sacarse la verga totalmente tiesa, tan larga y ancha como era, enrojecida y surcada de venas. Se la ofreció y ella comenzó a chuparla de una forma salvaje, hasta el fondo y de un bocado. Me dejó muy impresionado, desde donde estaba oculto podía ver que le llegaba hasta la garganta, me pareció que estaba demasiado caliente, como que extrañó mucho esas sesiones de sexo interminable que mantenía con el Ko.

Sasha sostenía con una mano la gran macana de mi amigo, con la otra le masajeaba los huevos. Gemía y resoplaba, babeaba abundantemente, largas líneas de saliva resbalaban por las comisuras de sus labios, entre estos y el pene, e iban a dar al suelo. Ko la veía desde arriba, con los ojos entrecerrados y la boca ligeramente abierta, en un rictus que mostraba el intenso gozo que estaba sintiendo. Agarraba a Sasha del pelo para dirigir la mamada, algo innecesario pues la muchacha estaba totalmente entregada a darle placer, metiéndose y sacándose despacio pero con intensidad, esa verga de la boca.

  • ¡¡¡AAAAHHHHHH, SAAAAASHAAAAAAHHHHHHH!!! – exclamó Ko, que tras un buen rato de mamada la separó de su pene y la puso de pié, besándola apasionadamente – ¡Sos increíble… una putita increíble! – le decía entre besos.

La tendió boca arriba en la cama, inmediatamente ella se abrió de piernas solícita para lo que quisiera hacer con ella. Y él, en vez de penetrarla, zambulló la cara entre el mojado sexo de la chava. Sasha comenzó a gemir desde la primer lamida de una forma casi desesperada, aferraba sus pequeños senos con las manos y se los apretaba mientras le chupaba los dedos al Ko, quien se los daba en la boca. Podía escuchar los chapoteos que la lengua de mi amigo producía al entrar en contacto con la anegada gruta de la muchacha, entremezclados con los clamores placenteros de la fémina. Lamía, chupaba y mordía suavemente, pasándole los dientes por encima del clítoris y haciéndola sentir su dureza, Sasha se estremecía hasta que tuvo un fuerte y sonoro orgasmo con los labios del Ko adheridos a ella.

  • ¡¡¡AAAAUUUUUHHHHH, AAAAHHHH!!! ¡¡¡¡CAAAARRRRRLOOOOSSSSGGGGHHHH!!!! – Sasha se tensó y tomó a mi amigo de los pelos, apretándola contra ella mientras continuaba gimiendo a gritos. Ko me volteaba a ver a veces con una gran sonrisa.

En cuánto acabó, Ko se enderezó, su rostro mostraba una gran excitación y mucha sorpresa, no se esperaba tanto ímpetu en ella. No perdió el tiempo, se colocó entre sus piernas y la penetró hasta el fondo de un solo empellón, arrancándole un largo, lastimero y lujurioso gemido. Le comenzó a dar duro y rápido, Sasha se aferraba a las sábanas gritando desaforadamente con sus pequeños montículos de carne meciéndose violentamente al ritmo de las acometidas, toda ella se estremecía. Cada arremetida sonaba como un aplauso, imaginé que debía llenar por completo todo el conducto de la muchacha, mi amigo ya se había contagiado con la excitación de ella.

De pronto la tomó de las nalgas y la levantó y cargó, ella lo rodeó de la cintura con sus piernas y se la empezó a coger de pié. La levantaba y la dejaba caer bruscamente sobre su gran tolete una y otra vez, ella tenía la cabeza echada hacia atrás y continuaba gritando como una loca. Yo estaba muy impresionado, esa hembrita estaba de verdad caliente, tanto que hasta tuvo otro orgasmo.

  • ¡¡¡¡CARLOS, CAAAARRRLOOOOOOOSSSSGGGGHHHHH!!!! ¡¡¡¡ME ESTÁS MATANDO, ME MAATAAAAAAASSSSSSGGGGGGGHHHHH… OOOOOOOGGGGGHHHHH!!!! – Sasha, de nuevo, se tensó, pero esta vez hasta parecía que convulsionaba, tenía los ojos abiertos como platos pero totalmente en blanco… ¡creo que hasta se orinó sobre los muslos de mi amigo!

Y el Ko, contagiado de su extrema excitación, no pudo seguir posponiendo más su propio clímax. Rápidamente, pero con cuidado, la bajó al suelo y la dejó de rodillas, ella aun no salía de su paroxismo. Se frotó un par de veces la verga, más colorada e hinchada que nunca, y eyaculó furiosamente sobre la cara de la muchacha.

  • ¡¡¡¡AAAAAAAAAGGGGGGGGHHHHHHHH!!!! – bramó, lanzando largos y espesos chorros de semen que fueron a dar contra la frente, nariz y boca de su amante – ¡¡¡¡OOOOOHHHH DIOS, OOOOOOUUUUUUUHHHHHHH!!!! – la cantidad de semen que le echó encima fue bárbara, la acabada más grande que le había visto hasta entonces, la dejó completamente cubierta.

El Ko remató así su faena, quedó empapado de sudor y agotado, igual que Sasha, quien además estaba toda pegosteada de semen. Permanecieron así por unos minutos, tratando de recuperar el aliento, luego mi amigo le dijo que lo esperara, que le traería algo para limpiarla. Volvió con un rollo de papel higiénico y con él limpió el rostro de la muchacha con una delicadeza poco frecuente en mi tosco amigo, definitivamente esa chava era más que una simple cogida para él.

  • Mirá como me dejaste amor… – protestó tiernamente ella.
  • Podés entrar a mi baño para ducharte
  • Bueno… ¿me bañás tú? – le preguntó de nuevo, con la misma ternura y melosidad.
  • Te hago lo que querrás perrita preciosa… dale, entrá, ahorita te alcanzo, solo hago una llamada
  • Y… ¿a quién vas a llamar?
  • A mi amigo Ricardo, quiero ver si ya viene… – Sasha lo besó y entró al baño. Al ver que cerró la puerta me hizo una señal y salió al balcón, yo salí de mi escondite con precaución.
  • Mano… ¿no te vas a poner nada?
  • No, tengo calor… – me dijo, parándose frente a mi totalmente desnudo y frotándose la verga, las buenas maneras no eran una característica suya.
  • Bueno, ¿y ahora qué hago?
  • Ahorita nada… vos solo entrá a mi habitación y quedate allí hasta que salgamos del baño.
  • Pero… ¿no le irá a molestar a Sasha?
  • Vos no te preocupés por eso y confiá en mi… ¿ya viste como está de caliente?

Se dio la vuelta y entró en el baño, dejándome parado y con cara de idiota… y una calentura de los mil demonios

Continuará

Ricardo David.

(Garganta de Cuero).

Pueden mandarme sus comentarios y sugerencias a mi correo electrónico, besos y abrazos.