Sara y Mario se masturban mutuamente en la playa.8

Sara aprovecha que esta junto a su hermano en una playa casi desierta para hacerle una paja, Mario luego le devolverá el favor estando en el agua.

Este relato es la continuación de una serie (están disponibles en esta misma página http://www.todorelatos.com/perfil/1345117/), para aquellos que no halláis leído los relatos anteriores os resumo a grandes rasgos:

Están protagonizados por dos hermanos Sara y Mario. Sara tiene 19 años, y Mario 18, conviven con sus padres y hasta hace unas semanas a duras penas se soportaban mutuamente.

RELATO:

Aquella tarde de  verano Sara y Mario decidieron irse a la playa solos dejando a sus padres durmiendo la siesta en el sofá del salón.

Era en torno a las cinco de la tarde, la playa de la urbanización estaba atestada de vecinos y conocidos, por lo que decidieron alejarse de aquella zona, fueron paseando por la orilla de la playa, caminaron durante un buen rato, hasta que la gente que había en la playa era cada vez menor, se estaban alejando de la zona de las urbanizaciones y estaban se estaban adentrando en una playa libre, en la que apenas habían familias, y lo que más abundaba eran parejas que iban para hacer nudismo.

Cuando encontraron una amplia zona sin nadie alrededor decidieron echar allí las toallas. La pareja más cercana estaría a unos 30 metros de donde ellos se encontraban, y estaban semidormidos tomando el sol, de forma que Sara y Mario se sintieron lo suficientemente tranquilos y relajados como para dejar de guardar las apariencias y pasar a comportarse como una pareja, más que como los hermanos que eran.

Estiraron sus toallas sobre la arena Mario se sentó en la suya  y Sara se sentó con las piernas abiertas sobre los muslos de su hermano, de cara a él, y comenzaron a besarse y acariciarse suavemente, al cabo de unos instantes Sara  ya podía ver el abultado paquete de Mario frente a ella, a escasos centímetros, no pudo resistirse, quería sentir el tamaño y la dureza de aquella polla entre sus manos, de forma que aproximó sus manos hacia aquel apetitoso bulto.

Con una de sus manos Sara cogía la polla de su hermano, la otra la llevó a sus huevos cogiéndolos y palpándolos de forma que Mario se estremeció. A pesar de llevar el bañador puesto podía notar perfectamente el tamaño y dureza del miembro. Estaba loca por sentir la dureza y calor que sentía en su mano en su sexo.

-Sácatela, quiero sentirla mejor y verla -dijo ella desviando durante un segundo la mirada hacia los lados asegurándose de que nadie les miraba. Mario que disfrutaba mirando como la fina mano de su hermana le sobaba el paquete, la miró a los ojos, y vio como esta asintió con la cabeza mientras se mordisqueaba su labio inferior.

Mario desató el cordón del bañador, levantó el culo, alzando  a su vez todo el peso de su hermana que seguía sobre sus piernas, lo suficiente como para poder tirar del bañador hacia abajo sin llegar a quitárselo, solo hasta que todo su paquete quedó al aire. Los muslos de su hermana le tapaban por los lados.

Sara enseguida cogió con una de sus manos la polla por la base y la apretó fuertemente para cortarle la circulación y provocar que se endureciese todo lo posible. La otra mano la llevó a la punta del miembro, y lo descapulló, le excitó tremendamente ver y sentir entre sus dedos aquel capullo rojo, redondo y duro que desprendía tanto calor como el de su  propio sexo.

No dejaba de apretar con todas sus fuerzas la base de la polla, y con los dedos índice y pulgar de la otra mano formó un anillo justo en el límite del capullo y el tallo de la polla, que también apretaba todo lo que podía.

Sara estaba estrangulando la polla de su hermano por dos sitios, por el límite de la polla y los huevos  y por la base del capullo, con la primera provocaba una enorme erección, y con el segundo que el capullo creciese y se hinchase más, se veía liso y con brillo.

-Vas a hacer que me estalle, joder - dijo Mario disfrutando de las presiones sobre su polla.

-Podrías correrte así? – dijo con una sonrisa de viciosa traviesa.

-No, si no me la pajeas, no puedo .

Sara disminuyó la presión de los dedos que abrazaban el capullo de su hermano y sin deshacer el círculo que formaban comenzó a subirlo y bajarlo, pero sólo pasaba a lo largo del glande, que era donde más sensibilidad sabía que tenían las pollas.

La extrema dureza de aquel capullo posibilitaban el deslizamiento de sus dedos, pero aún así Sara adelantó un poco su cabeza y dejo caer un voluminoso escupitajo que dio de lleno en el capullo brillante y duro, con lo que los dedos se deslizaban mucho más fácilmente. Sara tenía esa mano totalmente mojada de su saliva, saliva que se deslizaba por la polla hasta llegar hasta la otra mano que no dejaba de agarrar con fuerza el tallo de aquel miembro.

-Así mejor verdad?- dijo ella sonriendo.

Mario estaba inmóvil, sentía que en esos instantes toda su sangre estaba en la cabeza de su polla, sin sensibilidad en ninguna parte de su cuerpo que no fuera la polla. Sara se inclinó hacia delante y comenzó a comer con ansiedad la boca de Mario, le metía con ganas toda su lengua ensalivada y jugaba con ella. De vez en cuando se separaba un poco y pasaba su lengua por los labios de el, no dejaba de segregar saliva, tenía ganas de comerse a Mario, de lamerlo, de lamer la cara de su hermano como si fuera una perra lamiendo un helado, y lo hacia.

De vez en cuando Mario dejaba de sobar las tetas de Sara a través del bikini que llevaba y le metía un par de dedos dentro de la boca, era como meterlos dentro de un coño, Sara tenía la boca totalmente llena de saliva, y presionaba los dedos con sus labios, dejaba que estos entrasen y saliesen de su boca como si fuera una polla. Luego Mario se llevaba sus propios dedos empapados de saliva a su boca y los relamía. A Sara aquello la volvía loca, ver a Mario hacer aquello le hacia desear que fueran los flujos de su coño lo que relamiera aquel cerdo que tanto la estaba excitando.

Sara ya no podía más, su sexo excitado estaba suspendido en el aire ya que seguía sentada sobre las piernas entreabiertas de Mario, estaba segregando tanta saliva como flujos vaginales, sentía como su coño se empapaba por momentos. Sentada como estaba, abierta de piernas sobre los muslos de Mario, movía ligeramente sus caderas, como si estuviera follándose una polla imaginaria.

-Te gusta la paja, que te estoy haciendo.

-Me gusta, nunca me la habían hecho así, se me ha puesto durísima.

Sara sentía como su coño le palpitaba y necesitaba algún tipo de fricción contra su sexo, así que desplazo su culo unos centímetros para sentarse justo sobre uno de los muslos de su hermano, ahora su sexo estaba sobre la pierna de Mario, de forma que cuando movía ligeramente su pelvis, su clítoris se frotaba contra aquel grueso muslo.

Mario no dejaba de mirar como la pequeña mano de su hermana le estaba haciendo aquella paja tan morbosa y caliente, cuando vio como un hilo se saliva se deslizaba dirección a su glande. Alzó la vista y vio a Sara, la procedencia del hilo era la lengua de Sara, la había sacado y estaba dejando caer su saliva para lubricar la polla de su hermano.

-Sara me voy a correr, para.

-No, Córrete no seas tonto.

-Ya pero es que yo quiero follarte y correrme contigo.

-Tú córrete, la mañana es larga, deja que te saque la leche que luego ya follaremos.

A Mario le encantaba oír a su hermana hablarle así, y emplear un lenguaje vulgar, era algo que le daba mucho morbo.

-Venga dame tu leche Mario, dame tu leche caliente, córrete en mi mano, quiero tu leche en mi mano. - Sara no dejaba de presionar la base de la polla de Mario con una de sus manos, mientras que con la otra, no dejaba de subir y bajar por su tallo haciéndole una paja.

- Como sigas así te voy a poner perdida, te voy a salpicar toda. –Sara ante aquello le sonrió.

-Sara no pares, voy a correrme.

-Córrete, échame tu leche encima.

Mario que tenia la polla a punto de reventar apretaba sus puños que tenía enterrados en la arena, hasta que sintió como un rio de leche se desplazaba por su uretra para buscar la mano de Sara, se dejó llevar, se tensó todo lo que pudo para que aquella leche saliese lo más violentamente posible de su capullo y se corrió con dos o tres lefazos que salieron disparados hacia arriba como el agua que sale de un géiser.

A Sara ver aquellos chorros elevarse hasta la altura de sus cabezas le provocó una risa que pronto contagió a Mario. Sara ya no pajeaba a Mario, pero no le soltaba la polla, ahora su pulgar acariciaba su glande como para relajarlo se deslizaba a lo largo de su frenillo, cosa que a Mario le ocasionaba placer.

-Joder vaya corrida, que cantidad de leche.-

-Puf, es que me has ordeñado como nadie, como estas tu?-Sabía de sobra como estaba su hermana de excitada, viendo como se frotaba como una perra contra su pierna y las caras que ponía, sabía que estaba totalmente salida en aquellos momentos, pero le gustaba oirselo decir.

-Fatal tengo el coño ardiendo y totalmente empapado, pero aquí no puedo, me da mucho corte.

-Vente, vamos al agua. - Mario hizo que Sara se levantara, y el hizo lo mismo, la cogió de la mano y salió corriendo hacia el agua, se metieron hasta donde el agua les cubría 3/4 partes de su cuerpo. Mario estaba de cara a la orilla de la playa, Sara esta frente a él, de forma que ella le daba la espalda a la orilla, que estaba a unos 20 metros. A esa distancia, y metidos en el agua, se sentían protegidos de las miradas de las pocas personas que estaban en la playa o que paseaban por ella. Comenzaron a comerse la boca, Mario notaba en la ansiedad con la que Sara le besaba que seguía igual de excitada .

Sara tenía pasados sus brazos por el cuello de Mario, este la cogió de la cintura y separó la cadera de ella unos 20 centímetros de su cuerpo.

-Quítate la parte de abajo - Sara se la quitó, y se la puso enrollada en su muñeca para que no se perdiera.

Mario estaba de pie, tapado hasta el cuello por el agua, Sara estaba enganchada a el por el cuello, a un palmo de distancia, entonces Mario la cogió por el culo, y la elevó, de forma que ella quedó suspendida en el agua con las piernas abiertas, sujetada por el culo por las manos de su hermano.

Mario llevó su mano derecha al sexo de ella, con la mano formó una "L" con sus dedos índice y corazón por un lado y con el pulgar por el otro, el pulgar quedó justo sobre el clítoris de Sara y índice y corazón a lo largo de la raja del coño, notó como los labios vaginales de Sara estaban totalmente abiertos.

-Uf, me moría porque me tocases. –dijo Sara con cara de viciosa, sus ojos lo decían todo, estaba loca por sentir más, loca porque le manoseara y le diese placer a su coño.

Mario comenzó a introducir sus dos dedos en el coño de Sara lentamente, una vez introducidos hasta la mitad, comenzó a meterlos y sacarlos de aquel lugar tan cálido y suave a un ritmo lento, mientras el pulgar que tenía sobre el clítoris también comenzó a moverse buscando localizar exactamente el clítoris.

-Métemelos más, métemelos hasta dentro, quiero sentirlos dentro.

Mario metió aquella pareja de dedos hasta que el resto de su puño hizo de tope, seguía metiéndolos y sacándolos pero esta vez los metía más profundamente y a un ritmo mayor. La mano de Mario con la que sujetaba a su hermana por el culo también se estaba dando un festín, notaba, presionaba y apretaba aquel precioso y prieto culo.

-Me encanta tu culo Sara, me encanta lo prieto y duro que lo tienes, me tienes que dejar que te lo folle - Mario con su mano izquierda no dejaba de presionar las nalgas de Sara, de vez en cuando cambiaba la nalga con la que sujetaba a su hermana, e incluso la ponía justo sobre el ojete.

-Eso tendremos que negociarlo, de momento disfruta de estar metiéndome los dedos en el coño, y no pares. - Ella de vez en cuando cerraba los ojos para poder concentrarse más en el placer que estaba sintiendo.

Mario en ese momento de máxima excitación de Sara, cerró su mano izquierda, la que estaba sosteniendo a Sara por el culo, cerró su puño y levantó su pulgar como la señal que tenían los romanos de " vive ", buscó que la punta de su dedo pulgar diera con el ojete de su hermana.

Ella vio las intenciones de su hermano, y caliente como estaba no hizo otra cosa que abrir más las piernas y presionar el culo contra aquel pulgar erecto, quería sentirlo como penetraba su ojete y se introducía en su culo. Cuando al final su ojete cedió y notó aquel pulgar se introducía en su recto, Sara no hacía más que respirar profundamente mientras movía sus caderas ligeramente, estaba extasiada de sentirse doblemente penetrada a la vez que masturbaban su clítoris.

-Joder que gusto cabrón, que bueno, dame placer.

Mario sabía que tenía que incrementar su ritmo, tenía que intensificar el placer que sentía Sara, así que comenzó a mover los dedos que tenía introducidos en el coño de Sara lo más rápidamente que pudo de izquierda a derecha, de forma que el movimiento de la mano provocaba que el dedo pulgar también frotase con la misma velocidad e intensidad el clítoris de su hermana de un lado a otro. Para colmo aquel movimiento tan rápido provocaba que el agua se desplazara y creara una corriente que acariciaba todo la entrepierna y la parte interna de los muslos de Sara.

-Joder si que bueno, reviéntame el coño, reviéntamelo, pero no pares.

-No voy a parar hasta que consiga que te corras como una puta.

Mario comenzó a mover su brazo izquierdo subiéndolo y bajándolo unos centímetros, de forma que subía y bajaba a Sara en el agua  de forma que ella notaba como el pulgar que tenía metido en su culo le presionaba más para luego ceder un poco, aquello le estaba dando un placer hasta entonces desconocido.

-Que bueno, al final me estás dando por el culo con tu dedo.

-Te pienso meter la polla por el culo pero en otro momento, ahora simplemente lo estoy catando.

-Te gustaría que fuéramos ahora a la pinada y follarme allí? Me darías allí por el culo Mario?

-Te pondría a cuatro patas en medio de la pinada y te follaría el culo como te lo follaría un perro, y cuando estuvieses bien caliente te la metería por el culo hasta reventártelo y correrme dentro. Eso es lo que me gustaría hacerte ahora puta.

-Eres un cabrón, tu sí que sabes cómo follarme cuando estoy caliente, cuando me siento sucia y me gusta ser una guarra, una puta asquerosa.

-No eres una puta asquerosa, ERES MI PUTA ASQUEROSA, ERES SOLO PARA MI, SOLO YO TE PUEDO FOLLAR Y PAJEAR CUANDO ME PLAZCA.

Sara estaba experimentando un placer intenso que provenía de su culo, del interior de su coño y de su clítoris. Había soltado una mano de la nuca de Mario, y con ella, palpaba y apretaba los pectorales de su hermano, en esos momentos no sabía ni le importaba donde estaba, lo único que le importaba era seguir obteniendo placer.

-Vas a hacer que me corra.

-Córrete preciosa, déjate llevar y córrete como la zorra que eres.

-Si, me quiere correr como una perra caliente, así toda abierta, para que me metas bien todos tus dedos.

Sara no al borde del orgasmo no dejaba de mover su cadera y sus piernas.

A Mario comenzaba a dolerle la mano de tanto agilarla, pero sabía que no podía parar así que hizo el último esfuerzo e incrementó todo lo que pudo la velocidad en la que sus dedos removían el coño de Sara y frotaba su clítoris, al tiempo que aproximó su cara a la de ella, y le dijo al oído.

-Venga Sara, córrete, córrete como la puta que eres, no dejes de abrir las piernas para que te sigua follando con mis dedos y córrete.

-Sí,  noto que me viene, no pares por Dios, quiero correrme así.

-A que esperas puta, córrete o tendré que meterte toda la mano dentro de coño hasta la muñeca.

Sara no dejaba de morderse el labio inferior de su boca, tenía la cara tensa y medio desencajada de la excitación, el placer que le daba Mario ahora se juntaba con las guarradas que le decía al oido, sabía que estaba a pocos segundos de correrse.

-No, pares, sigue, no pares hijo de puta, haz que me  corra.

-No paro zorra, córrete de una puta vez -

-Me cago en la puta, si, me voy a correr.

-Hostia puta, me corro, me corro,

Aquellas últimas palabras fueron lo que hicieron que Sara se corriese de una forma intensa, no dejaba de mover sus caderas, quería estirar hasta el máximo hasta el último espasmo, y sacudida eléctrica de aquella corrida.

Sara llevó una de sus manos hacia la muñeca de la mano de Mario que le penetraba el coño,  quería inmovilizarla para que dejase de moverla, pero también para que no la sacara de su interior. Pego su pecho al de su hermano, y le dio un profundo y húmedo beso.

-Eres muy cabrón, vaya corrida.

-Te ha gustado?

Sara le sonrió, se sumergió en el agua para refrescarse, y cuando sacó la cabeza del agua, lanzó de su boca un fuerte y abundante chorro de agua de mar a la cara de Mario, cuando se la hubo lanzado toda comenzó a reírse hasta contagiarle la risa  a su hermano.

SIN EMBARGO MARIO TENÍA EN LA CABEZA LO QUE LE HABIA DICHO ANTES A SU HERMANA, QUERÍA PERDERSE CON ELLA ENTRE LAS DIVERSAR PINADAS QUE HABÍAN EN LA ZONA Y FOLLAR ALLÍ CON ELLA DE FORMA SALVAJE.