Sara y Erica 4
Erica tiene problemas en no tener sexo convencional.
Sara acababa de salir de la ducha y estaba mirándose en el espejo. Pasaba la toalla por su cuerpo secándose, sin dejar de mirar la placa de metal en forma de concha que cubría su sexo desde hacia medio año. Pronto empezó a pasar los dedos por encima del metal, como la primera vez que lo toco. Pasaba el dedo índice por la cerradura, y pensaba en el momento en el que Javi podría volver a quitárselo, pero aun faltaba medio año para volver al pueblo. Había intentado masturbarse en varias ocasiones, pero la única opción medio valida que había encontrado era introducir un palillo para los oídos mojado entre la placa y su piel, y frotarse el clítoris con él. Una opción que apenas podía paliar su necesidad de sentir un buen pene dentro de ella, es mas, acababa irritándolo y después aparte de tenerlo excitado, le dolía.
Se puso unas braguitas, unos pantalones de pijama largos y una camiseta de andar por casa, y salió al pasillo rumbo al salón. Al pasar al lado de la puerta de Érica no pudo evitar echar un ojo, y ver al chico que esa noche había estado con ella. Érica llevaba mucho peor el hecho de tener que llevar la concha de metal puesta durante tanto tiempo, así que al mes de llevarla puesta, y como loca por el calentón, empezó a quedar con chicos a los que simplemente les hacia mamadas, o les pajeaba mientras que ella se quedaba vestida sin que pudieran verla nada. Pero uno de los chicos la convenció para desnudarla un día de borrachera, y como no podía penetrarla por delante, se decidió a penetrarla por detrás. A Érica le pareció que al menos era una forma de tener sexo, ser penetrada por hombres y así sentirse una mujer, así que aunque no recibía un desahogo sexual como ella deseaba, al menos estar teniendo sexo anal constantemente la hacía sentir mujer.
El caso es que Érica no se daba cuenta, pero cuantos mas chicos satisfacía ella, mas insatisfecha la hacía sentirse a ella, y mas caliente estaba, por lo que necesitaba tener mas sexo, con lo que mas chicos estaba dispuesta a llevarse a casa. Sara había visto días de 3 o 4 chicos pasarse por allí, y de otros chicos marcharse después de varias horas agotados, y que Érica les pidiera quedarse para echar otro polvo otra vez. Así que Sara se había decidió a ponerse en contacto con Javi para que pusiera un poco de orden con Érica, porque sino no sabía que podía pasar con ella:
-Hola, ¿Quién eres?
-Hola Javi, soy Sara, ¡¡por favor no me cuelgues, que quiero hablar contigo¡¡
-Os dijimos que no os íbamos a liberar en un año, ¿es que no entendisteis que si nos tocáis las narices os vamos a dejar eso puesto para siempre?
-No te llamo por mí, es por Érica, esta como loca, todos los días se anda tirando a alguno, o varios por el culo, solo para sentirse mujer, y como eso no hace mas que excitarla mas, pues cada vez está peor, y cada vez trae mas chicos y me está asustando lo que la pueda pasar.
-¿Qué hace el que? Joder, sabía que la tía era una autentica guarra pero jamás me imagine que llegaría hasta este punto.
-¡¡Por favor haz algo¡¡ Hemos estado respetando vuestras reglas, no hemos buscado ayuda, seguimos jugando con esto puesto e intacto, pero Érica se está volviendo loca.
-Está bien, entiendo que se os está yendo de las manos, no sé si podre pasarme esta semana por allí, o mandare a alguien.
-Gracias Javi. Nos vemos pronto.
-Adiós Sara.
La semana fue pasando, y Sara esperaba que ya que Javi iba a ir a verlas, ella también tuviera la oportunidad de librarse de la dichosa concha de metal, que la tenia cachonda casi todo el día. Al principio iba andando hasta la universidad, pero los 20 minutos que había desde su casa al edificio principal se habían convertido en un suplicio. Al andar, el cilindro interno de la concha se movía dentro de ella, pero muy poquito, excitándola durante todo el camino, así que al llegar a la universidad y sentarse en clase ya iba completamente mojada, y alguna vez se le mojaban los pantalones. Además al ver a algunos chicos de la clase, no podía evitar quedarse mirándolos como si fuera boba. Después, empezó a ir en bus, pero tampoco podía sentarse, porque el autobús era antiguo, y pasaban las vibraciones del motor, y ya no era que le pudiera excitar, sino que el metal sonaba contra el plástico del asiento. La bici fue una opción completamente descartada desde el principio.
El timbre sonó el jueves a las 5 de la tarde, y Sara abrió la puerta vestida con un pijama corto, y una camiseta de tirantes bastante escotada. Érica estaba detrás y llevaba solo una camiseta de andar por casa, que era tan grande que parecía un camisón, pero que apenas podía taparle el culo. Javi entro en la casa y Érica no pudo más que sonreírle con un dedo metido entre los dientes. Entraron al salón, y las dos chicas le ofrecieron algo de beber, pero él rechazo cualquier cosa. Ni estaba interesado tampoco en saber nada de la vida cotidiana de las dos chicas, se sentó en uno de los sofás y mando acercarse a Sara.
Lo primero que hizo fue bajarle el pantaloncito de pijama, empezó a examinar la concha de metal, la cerradura, y que todo estuviera en su sitio. Después la dio la vuelta, y examino que su ano estuviera intacto y en buenas condiciones.
-Veo que es cierto que te has estado portando bien. También veo que parece funcionar muy bien, y que lo tienes bastante limpio. Quizá después te lo quite para ver qué tal va todo ahí abajo.
Sara no pudo evitar una sonrisilla al oír que había posibilidades de quitarse esa cosa. Después le toco el turno a Érica, la cual se acerco y se levanto la camiseta. La placa en si estaba en buenas condiciones, pero se notaba que habían tratado de forzar un poco la cerradura, tenía unas pequeñas marcas.
-¿Has intentado forzar la cerradura? Eso no ha estado nada bien. –Le dijo Javi con cierta sorna- Debería castigarte por haber intentado quitarte la concha sin mi permiso. Ya veré si se me ocurre algo mas tarde.
-¿Qué querías? ¡Algo tenía que hacer¡ Tampoco la forzamos mucho. Me lie con un cerrajero, y pensó que podría hacer algo, pero no fue así.
Javi la dio la vuelta, y observo que el ano de Érica estaba ciertamente irritado. Por lo visto ese mismo día no había ni respetado la llegada de Javi. Otro chico había estado allí antes, y había tenido suerte de no haberla pillado con él.
-Bien chicas, aunque Érica no se está portando del todo bien, tengo que reconocer que no habéis intentado atacarme cuando he entrado para quitarme la llave, y eso está muy bien. Esperaba tener algún problema así, pero habéis hecho bien, porque tengo la llave en otro sitio. Tú Érica tienes esposas, tráelas, que os voy a esposar a las dos, después iré a por la llave y unos utensilios, y después volveré.
Javi las esposo a las dos a la espalda, no sin antes terminar de desnudarlas, y después se marcho a por la llave y un maletín. Cuando regreso, las dos chicas esperaban pacientes en el sofá. Dejo a Érica en el salón y se llevo a Sara a su habitación, la tumbo en la cama y procedió a separarla las piernas. Una serie de clicks se fueron sucediendo y la concha fue soltando todos los ganchos a los que estaba sujeta. Javi le enseño la concha a Sara, que sonreía al verlo, aunque no podía tocarse con las manos a la espalda.
-Lo tienes bastante limpio, pero vamos a darle una buena fregada, que te va a gustar.
La llevo al baño, y allí, la tumbo en la bañera. Con el chorro de ducha y una esponja hizo que Sara se deleitase durante un par de minutos del frote y la limpieza que Javi la estaba dando. Pero no la dejo correrse, cuando vio que ya estaba limpia paro, la saco de la bañera y la seco ante la intensa mirada de una Sara deseosa de tener sexo,después se la llevo al salón. Antes de llevarse a Érica a su respectiva habitación, cogió otro juego de esposas y esposo a Sara de las piernas colgando de un radiador, así tumbada con los pies en alto no podría intentar masturbarse con el sofá, o con algún objeto de la sala. Después procedió a hacer la misma limpieza a Érica, solo que esta si rechisto cuando Javi paro de frotarla en sus partes. Después la llevo al salón, desencadeno a Sara y las sentó a las dos juntas.
-Bueno, no era mi deseo que tuvierais sexo hasta las próximas fiestas, pero claro, es que veros a las dos así, me ha puesto terriblemente cachondo, así que creo que tendré sexo con una de las dos. Por lo visto la afortunada debería ser Érica, ya que parece que andas realmente desesperada, pero me parece mal que la buena acción de Sara quede sin recompensa. Así que lo que vamos a hacer es lo siguiente: Yo me voy a follar a Érica mientras ella te hace una buena comida de coño a ti Sara.
Érica dio un respingón en el sofá de felicidad, mientras Sara se sentía un poco decepcionada, aunque por lo menos tendría algo.
-Aunque claro, he llegado aquí, y Érica ha hecho algo muy feo, que ha sido intentar forzar el cierre de la concha de castidad, así que la voy a tener que poner una traba.
Javi se dirigió al maletín, y saco un bote pequeño de espray.
-Esto es un espray anestesiante. Es lo que iba a usar con las dos para ayudaros a calmaros por una temporada, ya que tiene un efecto que dura un par de meses, y además es mas progresivo, con lo que os adaptareis mejor a llevar puesta la concha otra vez. Pero tu Érica has cometido una falta, y te lo voy a echar antes de que follemos, y así de paso me entero de lo rápido que anestesia, porque la verdad es que es la primera vez que lo uso, y no sé si es instantáneo o te dejara sentir algo al principio.
Érica empezó a rechistar según vio a Javi acercarse, pero este le recordó que si se resistía le volvería a poner la concha, y que ya no se la quitaría así que ella acabo accediendo. Coloco a Érica en el sofá con las piernas abiertas y le roció un par de pequeños chorros en el clítoris y la vagina, y con la mano enguantada procedió a esparcir el líquido con dos dedos por dentro. Después coloco a Sara en idéntica posición, pero puso a Érica en posición de perrito delante, él se coloco detrás de esta, y se puso un condón para no tocar el anestesiante.
-Bien, voy a empezar a follarte, así que puedes empezar con Sara. En el momento que yo pare, tú también tendrás que parar, y se habrá acabado la diversión para Sara también, así que si no te esfuerzas, ella no se podrá correr tampoco.
Javi penetro a Érica, y empezó a moverse mas despacio en los primeros segundos, para después darle un ritmo mas agitado.
-¡No siento nada¡ ¿De verdad me la has metido ya? ¡Esto no es justo, yo no siento nada¡ -Empezó a rechistar Érica.
-¡¡Si no te esfuerzas con Sara ella tampoco podrá tener su ración de placer¡¡
-¡¡¡Por favor Érica, te lo pido por favor, ya sé que tu no lo vas a tener, pero por favor, esfuérzate en darme un orgasmo¡¡¡
Érica dudo durante un instante mientras sentía las embestidas de Javi a sus espaldas, pero finalmente empezó a lamer el coño de Sara con toda la intención de satisfacer a su amiga. Sara miraba la cara de gusto de Javi, imaginando que él la penetraba a ella, en vez de que su amiga Érica la estuviera devorando los bajos.
En cuestión de minutos Javi llego a su orgasmo, corriéndose dentro de Érica aunque con el condón puesto. Después aparto a Érica, cogió el espray anestesiante y lo aplico sobre el clítoris y la vagina de Sara, a pesar de las suplicas de esta por dejarla llegar al orgasmo. Después procedió a duchar primero a Érica, y minutos después, asegurándose de que el espray había hecho efecto en Sara, la ducho a ella, aunque Javi no pudo evitar otro calentón y la mando hacerle una buena mamada allí mismo.
-Ojala hubieras durado lo mismo antes - Le dijo Sara.
Después las volvió a colocar sus respectivas conchas metálicas, se marcho con la llave y el maletín, y cuando volvió las quito las esposas a las dos.
-Bueno chicas, espero que la tarde os haya resultado tan entretenida como a mí. Espero que esta vez os lo toméis con más calma, porque no pienso volver, así que no perdáis la cabeza por un buen polvo. Después de todo, ¡Ya veis lo que os puede pasar¡
Javi se marcho, y Érica después de todo se sintió liberada, porque no se sentía excitada, y Sara se dio cuenta rápidamente que el cilindro interior de la concha no la iba estimulando todo el tiempo, así que también respiro tranquila. Al menos por el momento.