Sara y Erica 3

Javi regresa de la verbena del pueblo.

Habían pasado 4 largas horas desde que los chicos se habían ido. A Sara le dolían mucho los brazos de estar colgada en esa posición, pero lo peor era la mandíbula, ya que llevaba más tiempo aun con la mordaza puesta. Érica también estaba exhausta, pero al menos ella había follado y había tenido un par de orgasmos. Las dos notaban las piernas húmedas, no solo por sus propios fluidos, sino que además se habían orinado encima. Sara ya no notaba el calentón, pero el aire corriendo entre sus piernas le hacía cosquillas.

Javi abrió la puerta y entro con Manazas. Iban bastante sobrios los dos. Se habían deshecho del resto de los chicos, que habían acabado borrachos y satisfechos de la noche vivida.

Javi ordeno a Manazas coger un cubo y una esponja. Se iba a encargar de limpiar a las dos chicas. Primero limpio a Sara, pasándole la esponja mojada en agua fría por todo el cuerpo. Javi impidió que se la pasara demasiado por sus partes. Después le quito la falda y las botas a Érica, y a esta además de pasarle la esponja por todo el cuerpo, la estuvo masturbando con esta y con sus dedos.

Sara los miraba con envidia, y entonces Javi empezó a chuparle los pechos. Sara lo miro pidiendo compasión, y este reacciono acercando una mesa, y posándola sobre ella. Separo sus piernas con cierta ternura mirándola a los ojos, y empezó a masturbarla y a lamerle los labios y clítoris. Por fin Sara tenía su ración de placer.

Érica no podía dejar de dar pequeños saltos, y dar pequeños gritos diciéndole a Manazas que fuera más suave, pero desde luego que también estaba disfrutando.

Javi los miro en un momento dado, y se bajo los pantalones, acerco una de las mesas y se puso encima. Sara empezó a cabalgarle con las pocas fuerzas que le quedaban. Al cabo de unos pocos minutos, Javi le bajo la cuerda y la puso a cuatro patas sobre la mesa, volviendo a penetrarla, pero esta vez llevando él el ritmo de las embestidas. Sara estaba completamente roja, y tremendamente excitada. Cuando ella se corrió, Javi se la saco y se acerco a su boca, para terminar corriéndose dentro de ella. Sara se lo trago todo con una voracidad tremenda, y Javi no pudo evitar sonreír al verla relamiéndole el glande hasta no dejarle nada.

Mientras, Manazas se había follado a Érica poniéndose tras ella, bajándole un poco la cuerda para que ella se pudiera inclinar hacia delante.

Los dos muchachos estaban ya completamente satisfechos, así que Javi ordeno a Manazas que volviera a limpiarlas y que preparara el “gran final”. Sara ya apenas era capaz de tenerse en pie, y Érica a pesar de todo se había quedado con ganas de otro orgasmo. Manazas procedió a amordazar a Érica también, y después las limpio a las dos, esta vez mas rudamente y sin miramientos.

Javi se acerco con una par de especie de conchas alargadas de metal. De la parte interior de las conchas, en la parte más alargada, sobresalía un cilindro pequeño de unos 2,5 cms de diámetro y unos 12 cm de largo, y uno más pequeñito más adelante. El cilindro más grande tenía un relieve de goma con ondulaciones y un agujero interior que salía a la parte exterior. Por la parte de fuera tenía una especie de agujero de cerradura y un agujero pequeño más abajo. También traía una caja con una especie de tornillos. Manazas las coloco a las dos encima de respectivas mesas y las coloco unas barras metálicas en las piernas para que no pudiesen cerrarlas. Sara estaba tan cansada que se estaba quedando dormida, y no puso ningún tipo de resistencia. Érica pataleo un poco al ver que no iban a follarla otra vez, pero después le intrigo que pasaría y se quedo quieta.

Manazas volvió otra vez a coger la pistola de aire comprimido, y esta vez las hizo unos agujeros en los labios de cada sexo de cada una. Eran 4 en cada lado. Después, Javi empezó a ponerles unos tornillos con una especie de ganchos. Iban atornillados por detrás quedando los ganchos por delante.

Las chicas no sabían para que les estaban poniendo esa especie de piercing, Sara de hecho se habría dormida de no ser por los pinchazos de la pistola de aire al hacer los agujeros. Érica sin embargo se había vuelto a poner cachonda otra vez pensando en que la harían esta vez.

Javi entonces se acerco con una de las conchas de metal, primero a Érica, poniéndosela por encima de su coño, para asegurarse de que le iba bien. El cilindro entraba en su vagina, mientras que el agujero por delante cuadraba perfecto por donde sale la orina. Juntó los ganchos en los labios de esta con unos pequeños agujeros en la concha y estos quedaron fijos a la concha. Érica solo veía la concha de metal cubriendo parte de su pubis. Después paso a ponérsela a Sara. Después las soltaron.

Érica tocaba su concha, que había quedado completamente pegada a su sexo. No podía meter los dedos para tocarse los labios, ya que la concha sellaba muy bien el espacio entre la piel y el metal, y cuando intentaba meter los dedos por la parte de su pubis, los tornillos tiraban de sus labios impidiéndoselo. Sara lo miraba con incredulidad, y a su vez veía a su amiga intentando tener acceso a su sexo sin ningún éxito. Se quito la mordaza y pregunto qué les habían puesto. En el fondo había algo en ese aparato que la estaba excitando, pero no sabía cómo iban a sacar placer de él. Javi entonces hablo:

-Es un invento de castidad. Lo vimos en internet, y aquí el gran Manazas y yo lo hemos hecho realidad. Hay una llave que hace que se libere de los ganchos y permita quitarlo. El agujero de abajo es para cuando os venga la regla, os poneis un tampón ahí y fuera.

-¡¡¡Pero que estás diciendo¡¡¡ ¡¡¡Yo aun quiero echar un polvo¡¡ -Érica se empezó a poner roja otra vez, pero esta vez de ira y frustración.- El año pasado me tuvisteis casi toda la mañana follandome y dándome por el culo. Me dominasteis y me obligasteis y me encanto, ¡¡pero yo necesito follar¡¡ ¡¡No me puedes hacer esto¡¡

-Sara es una recatada y le dará más o menos igual. Aunque creo que ahora que sabe lo que es, se está poniendo bien cachonda otra vez. –Javi la miro. Ella se había puesto roja y acariciaba el metal por la parte de fuera sin sentir nada por dentro- Pero tú eres una guarra, y tener esa placa manteniéndote casta hará que te vuelvas mas guarra todavía. ¡¡Las dos vendréis el año que viene mas guarras y serviciales¡¡

-¿El año que viene?- Érica era la única que había reaccionado-¿Esperas que este con esto puesto durante todo un año?

-Recuerda que aquí dentro mandamos nosotros. No nos trates así si quieres que te lo quitemos algún día. Si no estás de acuerdo puedes probar a quitártelo si quieres, pero ya has visto lo difícil que es meterle mano desde fuera sin la llave. Ahora vestiros y largaos. Y que no lo tenga que repetir dos veces.

Érica se quedo cortada ante la rotundidad de Javi, ayudó a Sara a recoger las cosas y se pusieron la ropa. Sara se sorprendió mucho al ver que el aparato no se notaba nada debajo de la ropa, y que incluso podía ponerse ropa interior con él puesto. Otra cosa de la que se dieron cuenta era que el cilindro las masturbaba en pequeña medida mientras andaban o se movían. Las mantenía estimuladas, pero no las hacía llegar al orgasmo. Érica miro a Javi antes de salir, pero este le indico la puerta:

-¡¡Nos vemos el año que viene preciosas¡¡ ¡¡Y follad mucho¡¡