Sara y Carlos

Encuentro entre universitarios

Buenas, dejad que me presente antes de nada. Me llamo Carlos y actualmente trabajo en una empresa de creación de videojuegos. Y a decir la verdad, tengo una vida cómoda, con un sueldo muy bueno, pero no puedo decir que sea realmente feliz, mi vida transcurre en una gris monotonía, en la que no me privo de nada material que pueda desear, aunque no tengo grandes deseos materiales. Tengo actualmente 28 años y bueno, esta que sigue es la historia más o menos.

Para poneros al día primero debo retroceder unos años.

Estando en el año siguiente a mi graduación en la Universidad, mientras cursaba el Doctorado empecé a trabajar en una Consultoría informática, así que todo perfecto, un buen sueldo recién graduado, con horario que me permitía llevar adelante mi proyecto de doctorado.

Por esta época decidí aceptar que soy sumiso, algo que realmente no resultó facil, realmente el verme diferente a mis amigos, el pensar que yo era el raro me oprimía, así que fué en cierto sentido una liberación aceptar que no soy raro, que sólo soy diferente como en realidad somos todos.

Así que fuí buscando al principio novias o parejas que les gustara la dominación femenina, frustrándome cuando ligaba con alguna y tras besos y más no saber como decirle lo que me atraía, cuando además de una mujer lo que más me atrae son sus ojos, adoro perderme en la mirada de una mujer. Así que esos líos acababan con relaciones normales y empecé a buscar en internet dominas profesionales que me dejaban muy frío, sesión muy buena y al día siguiente nada, de alguna forma no me llenaba. Y luego encontrar dominas financieras, lo que me llevó a pensar que en realidad no encontraría nunca una mujer dominante, realmente dominante.

Y llegó un día en el que conocí a una chica estudiante de Periodismo, de tan sólo unos cuatro años menor que yo, que se presentaba como novata en lo de dominación femenina y quería alguien que sin presionarla en una u otra dirección se dejara dominar. Bueno decidí contactar con ella, no buscaba compensación económica.

Hablamos, me dijo que se llamaba Sara, y quedamos para tomar café el día siguiente, un viernes. Cuando por fin llegó el viernes me encontré nervioso, por primera vez iba a ver a una chica que tan sólo quería probar porque se sentía dominante.

A las 18:00 estaba fuera de la facultad de periodismo, esperándola, sin saber que debía buscar, porque hasta entonces no la había visto y temiendo que no se presentara y temiendo que se presentara.

No me hizo esperar demasiado, me reconoció por mi sudadera, le dije que llevaría una sudadera de la facultad de Matemáticas. Yo miraba el torrente de chicos y chicas que salían de la facultad. Vi como una chica, un poco más baja que yo, morena con el pelo largo, con una cara alegre, con los labios pintados de un color rosa suave y como se sonrojaba al verme. Caminó directa a mi. Con vaqueros desgastados y ajustados, una sudadera celeste y amplia y unas deportivas blancas en sus pies. Cuando se acercó vi que tenía los ojos de color caramelo.

.- ¿Carlos? - me preguntó sin dejar de sonreír.

Asentí sin poder apartar la mirada de sus ojos. Cogiéndome del brazo izquierdo se inclinó hacia mi, me di cuenta de lo que hacía, y nos dimos dos besos en las mejillas.

.- Vamos - me dijo - ¿Sabes donde ir?

.- Sí, aquí cerca, hay una cafetería muy chula.

.- Adelante entonces.

Caminamos despacio, me contaba con iban sus clases y se reía contándome anécdotas de sus amigas. Entramos en la cafetería, una cafetería en barrio universitario, oscura y cómoda, con barras y mesas de madera que daban un toque entrañable al local. Entramos y nos sentamos en una mesa interior, pegada a la pared, con una pequeña lámpara en la pared que daba una tenue luz a la mesa. Pedimos un par de cafés con leche y seguimos hablando. Ahora me tocó a mi explicarle lo que hacía. No le pareció demasiado emocionante aunque sí le gustó que estuviera bien colocado. Animado por la conversación le conté anécdotas de mis años de estudio y se rió divertida. Di un sorbo al café con cuidado de no quemarme cuando sentí como me ponía un pie en mis rodillas, la miré a la cara y sus ojos brillaban.

.- Masajeame el pie - me dijo en un tono bajo, temerosa de ser escuchada por otros.

Eché mis manos a su pie, mirando a todos lados, muerto de miedo, ella no dejaba de sonreir, le saqué la zapatilla deportiva e inmediatamente noté la calidez de su pie, aún sin verlo notaba que llevaba un calcetín corto, puse la zapatilla en mi asiento, y a dos manos empecé a acariciar su pie, con una mano restregaba la planta de pie mientras con la otra cogía sus deditos. Pasé así un par de minutos, en el vestíbulo del cielo. En ese instante entró un grupo grande de estudiantes ruidosos que sin más que una mirada desinteresada se sentaron lejos de nosotros.

.- Que delicia, podría estar así toda la tarde - me dijo ella

.- Y yo Sara, podría también estar así toda la tarde - volvió a sonreir y tras unos segundos añadió.

.- Voy a pedir la cuenta - protesté diciéndole que pagaría yo, ella me dijo vale, pero voy a llamar para que la traigan, mientras quítame el calcetín y métetelo en la boca, luego ponte la mascarilla y me calzas la zapatilla.

Me quedé paralizado, pero me dió un golpe con el pie en las manos.

.- Venga, rápido que la llamo.

Así que le quité el calcetín, sin poder evitar acariciar la planta de su pie descalzo, suave y cálido, un olor embriagador, agradable me llenaba completamente y sin más preámbulos me llevé el calcetín a la boca, la cerré y me puse la mascarilla, luego la calcé intentando alargar lo más posible el momento, pero ella lo notó y llamó a la camarera, por lo que me vi obligado a calzarle la zapatilla y odié el momento en que retiró el pie aunque notaba en mi boca el manjar que me estaba haciendo probar. Ella no dejaba de mirarme.

.- Parece que te estás comiendo un caramelo exquisito. - Yo sólo pude asentir y ella se rió cubriéndose la boca.

La camarera nos deja la cuenta mirándola a ella, viendo como se ríe, nos sonríe y se va. Miro la cuenta dejada en un platito, veo que es algo más de dos euros, dejo 3 y me levanto, ella me tiende la mano y la ayudo a levantarse, pero no me la suelta mientras caminamos hacia fuera.

Ahora camina delante de mi, sin soltarme la mano.

.- Vamos al parque me dice - es un parque grande, estará lleno de jóvenes y de turistas, pero siempre me ha gustado ir allí, solía hacerlo con compañeros de la universidad, a reír, a beber, a cantar y a dejar que pasaran las horas.

.- Tengo muchas cosas que probar aunque casi todo es fantasías mías, leídas en relatos y vistas en vídeos - me mira mordiéndose el labio inferior - sólo necesito que no me metas prisa y dejes que yo lleve el ritmo. No me ha sido facil ver que mis amigas no comparten mi interés, ver que yo era la única.

Quisiera poder decirle que sé de eso, que para mi fue igual, pero con el calcetín en la boca no puedo hablar. Así que me limito a asentir y pensar que ya lleva ella el ritmo, no en vano el calcetín ya empapado que llevo en la boca ha sido idea suya, no mía.

Cruzamos la carretera cuando el semáforo nos da prioridad y a paso rápido, sin soltarme la mano me lleva a la parte más oscura del parque. Se sienta al pie de un inmenso roble y tira de mi para que me siente a su lado. Nada más hacerlo me quita la mascarilla y me abre la boca, metiendo dos dedos en mi boca me saca el calcetín y lo pone ante mis ojos.

.- Mira que guarrería - hace un mohín arrugando la cara y me saca la lengua, yo me tengo que controlar porque me dan unas ganas terribles de atraerla a mi y besarla. Deja el calcetín en el suelo y se recuesta hacia atrás con las manos en el suelo tiende hacia mi la otra pierna, la que aún tiene el pie cubierto por un calcetín.

.- ¿No quieres probar el otro? - me pregunta burlona, y sin esperar respuesta por mi parte que no puedo apartar la mirada de su pie me pide que la descalce. Lo hago con verdadera pasión, restregando mi dedo índice por su planta según le saco la zapatilla, cuando se la saco me indica que también le quite el calcetín y que se lo de. Se lo quito con lentitud, acariciando su planta según se va descubriendo, sus ojos brillan, sonríe y la notó realmente emocionada. Le doy el calcetín y me indica.

.- Masaje - sin esperar nada más acarició su bello pie, veo que los dedos son largos, lleva las uñas pintadas del mismo color que sus labios, su arco está bien marcado y otra vez, la calidez y suavidad de su pie me pone a cien.

.- Ponte la mascarilla - me indica y lo obedezco acelerado, no quiero estar demasiado tiempo la atención de su delicioso pie. Nada más ponerme la mascarilla se inclina hacia mi y me mete el calcetín en la mascarilla, luego se reclina de nuevo hacia atrás.

.- ¡Eh! vamos sigue con mi pie no seas vago - yo estoy mirándola alucinado, será novata pero me encanta. Quiero masajear su pie pero no acierto a hacerlo, se lo acaricio deleitándome en el contacto y a ella no le pasa desapercivido.

.- Mmmm, veo que te gusta - Cierra los ojos y echa la cabeza hacia atrás, tiende hacia mi su otro pie.

.- Los dos - no me indica nada, así que le quito la otra zapatilla y dejo que mis manos se pierdan en sus pies, con suavez caricias, cogiendo cada dedito y volviéndo a las caricias, yo siento que estoy en el paraiso, todo, absolutamente todo lo demás queda aparcado. Me niego apartar mis manos de sus pies.

Ella apoya las manos bajo se nuca y olvida de mi durante unos 20 minutos durante los que he metido mis dedos entre sus deditos, y acaricia por arriba y por abajo sus pies, su talón.

Ella se levanta, me mira risueña.

.- Wow, estoy en la gloria - me dice

.- Y yo Sara, tienes unos pies preciosos - ella ríe ante mi comentario

.- Anda ya, loco - me dice mientras mueve los deditos haciendo que yo babee. La miro a la cara y sin que me diga nada me inclino hacia ella y levantando sus pies pego mi cara a ellos y aspiro capturando el delicioso y suave aroma de sus pies, ella me retira los pies, se inclina hacia delante y me tira de la mascarilla, se reclina de nuevo hacia atrás.

.- Besalos - y vuelve a levantar sus pies hacia mi, que los atrapo con las manos y los cubo de besos ajeno al mundo alrededor, besos los deditos, el empeine, la planta, el talon y luego vuelvo a cubrir cada centímetro de sus pies. Tras unos minutos retira los pies, se sienta con las piernas cruzadas y me mira fijamente.

.- Bueno Carlos, tenemos que hablar.- me dice seria, yo asiento.

.- Bien - dice - me ha quedado claro que te gustan mis pies.

.- Sí, sé que soy fetichista de pies, antes de ser sumiso ya lo era - le digo

.- Bueno, eso me gusta, pero quiero que me digas que te gusta - para y cuando voy a contestar me interrumpe - Callado, quiero poner mis pensamientos en orden.

Yo la miro nervioso, veo que no me quita los ojos de encima, se muerde los labios. Me parece adorable. Agarro el calcetín que tenía en la mascarilla y la manoseo, ella lo ve y sonríe relamiéndose.

.- Todo lo que sé lo he visto en videos y quiero hacer casi todo, en realidad lo que me excita es sentir el control que tendré sobre ti.

.- Sí, entiendo, ¿quieres que te diga que me atrae a mi? - le digo sin dejar de sobar su calcetín.

.- No Carlos, quiero hacer lo que me atrae a mi, no lo que te atrae a ti - me contesta

.- Quiero pasearte como un perrito, hacer que comas y bebas como un perrito a mis pies, quiero usarte como orinal, quiero enseñarte a darme placer, quiero - hace una pausa, se vuelve a morder el labio inferior en un gesto que ya me es familiar en ella - quiero poseerte por completo.

.- Quiero que me atiendas como una criada, que aprendas a peinarme y a vestirme, a maquillarme y preparme cafés, tés y ensaladas tal y como a mi me gustan

.- Ahora dime que límites tienes y ten presente que algunos los respetaré y otros no - Cuando dice eso clava sus ojos en los míos.

.- No me atrae el dolor, la sangre, ni scat, ni nada público, ni ser forzado a estar con otro dío

Ella se acarica la barbilla sin dejar de mirarme.

.- El dolor ese seguro que no lo respetaré - me dice tal cual y yo me estremezco - y bien pensado te usaré como retrete, no sé hasta que punto, en público, bueno, no quiero ponerme mi imagen en el avispero pero hoy me has besado los pies en un parque, así que esas cositas sí las haré, hacerte estar con un tío de momento no lo tengo pensado hacer.

.- Eso sí - continúa - iremos poco a poco - Ahora vamos a un hotel.

.- Vale, ¿dejas que te calce? - le pregunto con verdadero anhelo y ella ríe.

Se pone de pie delante mía y me indica.

.- Cálzame pero antes limpia bien mis pies - cojo su pie derecho y acerco la cara al pie, ella se ríe.

.- No tonto, con las manos, limpiame bien los pies con las manos y luego... antes de calzarme me besas cada pie.

Con las manos quito la hierba y hojas que se han pegado a sus pies, se los acaricio limpiandolos bien y sin calcetines la calzo, no sin antes pegar mis labios a cada pie y darle un sonoro beso.

En cuanto la calzo pone una mano bajo mi barbilla y me hace levantarme, no tengo ni idea de que va a hacer, y lo que hace me sorprende, me da un tierno beso en el que me fundo.

Llegamos al hotel, uno de cuatro estrellas, una suite con jacuzzi, ella se queda a mi lado mientras estoy en el mostrador, cuando nos dan la llave, ella adelanta la mano y con una risita la coje. Entramos en la suite y alucina, yo sonrío mientras la veo mirar toda la habitación, va directa al baño.

.- Te quiero desnudo, completamente desnudo - me dice desde el baño.

Me desnudo con algo de vergüenza, no por quedarme desnudo ante una mujer que no será la primera vez que lo hago, sino porque por lo que sé ella no se estará desnudando también.

Sale del baño con lentitud, mirándome como si fuera una gata y yo tan sólo un ratón. Se acerca a donde estoy yo y me empuja a la cama, caigo y de un salto se sube a la cama, se deja caer con una rodilla a cada lado de mi pecho, me mira y veo en sus ojos un brillo de lujuria y otra vez, se muerde el labio inferior y me vuelve a besar.

.- Estás buenísimo - me dice - voy a hacer contigo lo que me de la gana.

Vuelve a acercar su boca a la mía, creo que me va a volver a besar pero no, me indica que abra la boca y en cuanto lo hago me escupe, con una mano en mi barbilla me indica que mantenga la boca abierta, vuelve a escupirme, ahora deja veo un gargajo que tarda en caer.

.- Traga - me dice.

Se levanta y se da la vuelta, se sienta ahora y agarra mi pene que ya parece un mástil, se ríe levantándose un poco para ponerme el culo encima de la cara.

.- Besa mi culo - dice y empieza a masturbarme, empiezo a besar su trasero y se deja caer aplastándome la nariz pero me da igual, ella sigue masturbándome y yo pongo los ojos en blanco, la presión en mi cara es horrible.

.- No se te ocurra correrte - me dice

Me muevo para separarla de mi cara, necesito coger aire, ella protesta y se vuelve a sentar, nota como jadeo, no voy a poder evitar correrme y ella parece que lo nota, deja de masturbarme y me agarra el escroto y lo retuerce, el dolor hace que me arqueé, con mi brazo derecho doy un par de palmadas en el colchón, suelta mi escroto y me da un tortazo que baja mi erección al momento.

Se baja de la cama mirándome.

.- Al suelo, de rodillas - me arrodillo ante ella aún dolido.

.- Besa mis pies esclavo - es la primera vez que me llama esclavo y le beso los pies con verdadera devoción.

.- Ahora desnúdame y cuidado con volver a excitarte esclavo - y me da una leve patadita en mis partes, me encojo en un acto reflejo.

.- Primero quitame las zapatillas - le quito las deportivas, ahora sin calcetines, sus pies vuelven a parecerme apetitosos, se los beso indicándole mi sumisión ante ella.

.- Pantalón - aún arrodillado le desabrocho el pantalón que cae al suelo, levanta un poco una pierna para que pueda sacar esa pata del pantalón, me quedo embobado mirando su braguita, blanca con labios de color rosa por toda su superficie. Me da un tortazo, no demasiado duro.

.- Esclavo céntrate en lo que te he ordenado - me recrimina con razón. Le pido perdón y bajo la mirada. Termino de quitarle el pantalón y se da la vuelta.

.- En pie, ahora la sudadera - Agarro su sudadera y levanta los brazo para ayudarme. Según saco su sudadera se da la vuelta y veo que lleva una camiseta de tirantes, ve como la miro, volviéndome a excitarme.

.- La camiseta perrito - agarro la camiseta y vuelve a levantar los brazos. Se la saco y se gira, me mira a los ojos, intento arrodillarme, pero con un gesto me indica que me mantenga de pie.

.- ¿Te gusto esclavo? - me pregunta, no puedo evitar mirar sus pechos, pequeños, pero firmes, sólo por un instante y la vuelvo a mirar a la cara.

.- Muchísimo ama - le digo - es guapísima.

Me besa con lentitud y con una mano sobre mis hombros me indica que me arrodille. Se acaricia su sexo por encima de la braguita, chasquea los dedos reclamando mi atención- me pide que bese la braguita, donde tiene los dedos y me lanzo a besar la braguita. Huelo su sexo, la braguita ya está mojada y el olor dulzón me vuelve loco, ella lo nota y vuelve a darme un golpecito con uno de sus pies en mis partes, levemente, sólo un aviso.

Me agarra de los pelos y me lleva a sentarme en el suelo, en un lateral de la cama, apoya mi cabeza en la cama y se sube de rodillas quedando mi cara justo en su entrepierna, se mueve rozándose sobre mi rostro, empapándome la cara, tras un minuto así se aparta la braguita y veo su sexo afeitado, perfectamente lubricado.

.- Esclavo quiero correrme - me lanzo a besar, a lamer su sexo, meto la lengua entre sus labios, lamo de abajo a arriba, rozando solo su clítoris que veo como crece, sigo lamiendo, recogiendo sus jugos, dulces, ahora mordisqueo con suavidad su clítoris, ella aprisiona mi cabeza, con la mano libre aprieta mi cabeza contra ella. Vuelvo a lamer, ahora en círculos, rodeando el clítoris y luego otra vez lamiendo el clítoris, sus gemidos me encienden. vuelvo a morder su clítoris.

.- Abre la boca - la abro me obliga a tragarme su corrida.

Se sienta en la cama, justo al lado y me indica que me arrodille ante ella. Cuando lo hago me acaricia la cara.

.- Buen chico - me dice mientras me acaricia la cara. Me mantiene así, de rodillas, acariciándome durante un par de minutos. Luego se pone de pie y me pide que le quite las braguitas que están empapadas. Se lleva un dedo a la boca y me mira con cara de niña buena.

.- Póntelas - yo la miro alucinado

.- Venga, no me hagas repetírtelo - me quedan ridículas pero ella se ríe, toda la polla queda fuera de la braguita.

Con una mano me indica que, ahora con su braguita puesta, me arrodille de nuevo. Apolla sus pies sobre mis piernas.

.- ¿Sabes? - la miro sin saber que me está preguntando, sin dejar de mirarla beso sus piernas, justo por encima de las rodillas, ella vuelve a acariciar mi pelo.

Mis ojos van de sus hermosos ojos a sus firmes pechos, a su sexo que no deja de reclamar mi atención y a sus maravillosos pies, para volver a sus ojos.

.- Vas a volver a masturbarme - me dice - pero primero: A cuatro patas.

Me pongo a cuatro patas y se sienta encima mía, deja caer sus piernas por mis hombros, me agarra de los pelos.

.- Al baño y cuidado con tirarme - camino con un cuidado extremo, lentamente, el movimiento de sus hermosos pies delante de mi cara hacen que camine abstraido totalmente.

Entramos al baño y con las manos sobre mi cabeza me empuja hacia abjo.

.- Frente al suelo - en cuanto obedezco su orden se pone de pie, se sienta en el retrete y vuelve a llamar mi atención chasqueando sus dedos.

.- Aquí - me dice indicandome con los dedos entre sus piernas

.- Mira como orino - meto la cabeza entre sus piernas y veo el chorro de color amarillo con mi barbilla en el borde del retrete.

.- Adivina como me vas a limpiar - me dice una vez ha acabado.

Se pone de pie.

.- Venga, a limpiarme - arrodillado lamo su concha recogiendo las gotitas de orina que quedan, el sabor es amargo, pero la mezcla con su excitación me resulta afrodisiaco. Termino de limpiarla y le doy un par de besos.

.- Ahora bebe de la taza perrito - sin esperar a que me mueva agarra mi pelo y me arrastra hasta llevar la cabeza a la taza.

Trato de no pensar, saco la lengua y bajo la cabeza, pero tira de la cisterna y de un tirón me saca la cabeza del retrete.

.- Bien esclavo, algún día, algún día.

Le doy las gracias y vuelvo a besar sus pies.

.- Prepara el jacuzzi para tu dueña - sale del baño

.- Ven perrito - y silva desde fuera del baño.

Voy hacia donde está, salgo a cuatro patas, ella se ríe y me indica que me ponga de pie, aún llevo su braguita puesta.

Está sentada sobre un sillón junto a la pequeña nevera del apartamento, se está preparando una coca cola y me señala la nevera.

.- Coge una si te apetece y siéntate aquí, en el suelo a mi lado.

Cojo una coca cola y me siento a su lado, beso sus piernas.

.- ¿Cómo estás? - me pregunta. Abrazo sus piernas y vuelvo a besarla.

.- Bien, estoy realmente bien - le digo, y es verdad, estoy realmente bien, lo veo mucho más sincero que cualquiera de las sesiones que he tenido con dominas.

Vuelvo al baño, corto el agua y vuelvo ante ella.

.- Ama, ya está el yacuzzi listo.

.- Bien - con la coca cola en una mano va al baño, yo tras ella, se mete en el jacuzzi. Con una mano me indica que me siente en el suelo pegado al jacuzzi.

Me tiene así unos minutos, la miro de reojo y me maravillo de lo guapa que es, está ausente, pensando y no me presta atención. Pasados unos minutos me pide que entre en el jacuzzi.

El agua caliente me sienta bien, me voy a sentar y dudo, voy a sentarme a sus pies pero me indica que me siente a su lado y obedezco.

.- Explícame que sientes - me pregunta y la miro y está seria.

.- No entiendo - le digo

.- ¿Qué es lo que te atrae de ser dominado? Explícame como te gusta eso.

.- No es fácil Sara - la llamo por su nombre para ver su reacción y no le da importancia - no sé como explicar lo que siento.

.- Inténtalo Carlos, es importante para mi.

.- No sé Ama, no sé, me atrae mucho, me excita mucho tu excitación, me gusta que sea la mujer la que tenga el control, pero no sé como explicarlo.

.- ¿Te excitas con mi excitación?

.- Si Ama, cuando soy yo el que te está excitando. Depender de mi Ama, no sé como explicarlo.

.- A mi me gusta dominar - me dice - me gusta saber que mi esclavo va a obedecerme, me hace sentir un poder absoluto, aunque cuidando de mi esclavo.

.- Yo adoro ser controlado, pero también cuidado, tener Ama. Ojalá pudiera explicarlo de alguna otra forma.

.- Creo que te entiendo, yo tampoco soy capaz de explicar lo que me atrae o porque me atrae. - Pero se pone de pie y se acerca a mi, dejando una vez más su sexo junto a mi boca.

.- Mirarte desde arriba, excitado pero esperando mi orden, sabiendo que no harás nada sin mi permiso, que harás lo que yo te pida aunque no sea lo que te gustaría hacer - y se restriega contra mi rostro - quieto, no saques la lengua.

La dejo hacer sintiendo como mi miebro recupera su vigor en segundos, su olor es embriagador.

.- Mírame a los ojos - y veo lujuria, control, se sabe dueña de la situación, me pone una mano junto a mis labios y me da los dedos para que los lama, se los lamo durante unos segundos y luego se empieza a frotar y penetrar con los dedos, justo delante de mi cara. Echo mis manos a sus nalgas, temiendo que me obligue a retirarlas, pero me deja, las aprieto, pequeñas, redonas y firmes, gime y gime, la miro a la cara de nuevo y tiene los ojos cerrados, se saca los dedos y se restriega otra vez contra mi, con mi nariz apresada por sus dos labios externos. Ese olor, ahora me embarga por entero y se corre sobre mi cara, me mira.

.- Esto, saberte mío, impotente ante mi - levanta un pie y busca mi pene, me pisa la pierna y luego sí da con el pene, me mira bien a los ojos, se sienta introduciendo mi pene en su vagina, me da vergüenza, sé que puedo explotar con el primer movimiento que haga.

En un susurro me indica que no se me ocurra correrme, pero sigue subiendo y bajando. Yo no puedo evitarlo, jadeo y con los ojos trato de avisarle que no podré evitar correrme. Deja de penetrarse y vuelve a ponerse de pie poniéndome su sexo otra vez en la boca. Empiezo a lamer y ella se acaricia con un par de dedos y en diez segundo explota en mi boca en un orgasmo que hace que se derrumbe hacia delante, aplastándome, así empujado por ella hasta el borde, le acaricio las nalgas y beso su sexo, hasta que noto que me acaricia y remueve mi pelo.

.- Fuera, de rodillas y prepara una toalla para secarme.

Salgo, empapado, con una calentura de escándolo, agarro una toalla y me arrodillo, ella sale y se para delante de mi. Empiezo a secarla, con mi pene palpitando. Me deleito acariciando sus bien formadas piernas, subo a su cintura, a su entrepierna, su vientra plano, me arranca la toalla y se seca ella misma por arriba, ahora de cara a mi, con un pie apoyado en mis rodillas.

.- Sécate y te espero en la cama que quiero probar una cosa más - se va caminando con seguridad, sin volver a mirarme.

Cuando salgo está sentada en la cama, con los pies apoyados en el suelo, me mira y sin que me diga nada me arrodillo frente a ella y le beso los pies.

.- Bien Carlos - hace que me levante y con unas palmaditas en sus rodillas. La miro no entendiendo que quiere.

.- Tumbado, bocabajo, con tu culo aquí, voy a azotare - con total naturalidad.

La energía que noto en mi interior me llena, es la sumisión, el deseo irresistible de obedecerla, de complacerla, me tumbo con cuidado sobre sus rodillas, mi pene queda entre sus piernas, ella me acarica las nalgas.

.- Bueno esclavo, va a ser mi primera vez - y me da el primer cachete, sin demasiada fuerza, aunque hace que me mueva nervioso.

.- Quieto - y me suelta otra cachetada, esta vez más fuerte, ahogo un gemido de dolor, ella se ríe nerviosa y me suelta otro golpe y otro y otro. El dolor que siento se une a la humillación que me embarga.

.- Voy a darte más fuerte ahora - me avisa e involuntariamente trato de encogerme, pero el golpe con toda la palma de su mano abierta me hace ver las estrellas, empieza a dar golpes sucesivos, cambiando de nalga izquiera a derecha y de fuerte a menos fuerte y volviendo a cambiar, no puedo adivinar donde me caerá el siguiente ni la fuerza del mismo, pero ya no puedo evitar llorar.

.- Wow - me dice - tienes el trasero coloradito.

.- Quieto - se deja caer sobre la cama, trato de ver que hace y veo que abre el bolso

.- He dicho ¡Quieto! - y me suelta otra cachetada bien fuerte que hace que gimotee de dolor.

.- Cabeza bajada - me avisa y obedezco inmediatamente.

Click, escucho la cámara de su móvil.

.- De rodillas - apenas puedo moverme - o si quieres sigo con los azotes - me dice burlona.

Saco fuerzas no sé de donde y me dejo caer y con mucho cuidado me arrodillo, dejando mi trasero en el aire. Ella sonriendo me muestra la foto, veo que realmente me ha dejado el trasero irritadísimo y compruebo aliviado que no se me ve la cara.

.- Vamos sobre la cama bocabajo - obedezco aunque con un miedo atroz a lo que pueda venir.

.- Piedad Ama, tenga compasión por favor - le suplico mientras me tumbo como me ha ordenado.

Vuelve a andar en el bolso y me muestra un botecito de talco. Me siento realmente humillado tumbado bocabajo esperando que me tienda el talco por el estropicio que ella misma ha causado.

.- Te has portado bien Carlos - y noto como cae el talco y ella con mucho cuidado lo expande y me masagea el trasero durante unos minutos.

.- Dime esclavo, si te ordenara, ¿volverías a masturbarme ahora?

.- Claro Ama y .. si me dejara, lo haría aunque no me lo ordenara.

Se mueve rápida sobre la cama, se sienta echando la espalda hacia atrás, apoyada por su brazos, con su entrepierna justo ante mi. Yo la miro.

.- Ama, ¿me permite volver a lamer su sexo hasta el orgasmo? - y le planto dos besos en su raja.

.- Adelante - me dice sin más.

Paso mis brazos por debajo de sus piernas, la agarro por la parte de atrás de su cintura y trato de moverla para acercarla un poco más a mi. Veo que está mojada, la azotaina la ha excitado, vuelvo a lamer su bulba, de abajo arriba, de arriba abajo, con movimientos circulares, hasta que noto que empieza a gemir, paso entonces a atacar su clítoris, se lo lamo y mordisqueo y vuelvo a lamer de arriba abajo. Ella se acuesta haciendo que tenga que retirar mis manos, no deja de gemir, vuelvo a golpear con la lengua su clítoris y a lamerlo mientras sus gemidos se aceleran y entonces se derrama una más sobre mi, sobre la cama.

Yo sigo lamiendola, besando su sexo, cuando la noto limpia me subo un poco en ella y beso su vientre, su ombligo, ella me agarra de los pelos, me acaricia y yo me derrito con la sensación de estar rendido a ella, de vivir para su placer y sus caricias me sastizfacen.

.- Esto Ama es lo que me gusta - hago una pausa - servirla, sentirme en sus manos - y vuelvo a cubrir de besos desde su ombligo hasta su bulba.

.- Y ¿no querrías correrte? - me pregunta

.- Oh sí, claro que sí, pero esperaré a que me lo permita Ama

.- Vamos siéntate como puedas - me siento con mucho cuidado al borde de la cama y ella coge otra cocacola desde la nevera, me mira y me pregunta si quiero una, asiento con la cabeza.

Se acerca a mi y se sienta a mi lado, me da la coca cola. Es preciosa, su piel brilla, por el sudor, por los orgasmos que ha tenido, la fuerza, el poder, la seguridad que emanan de ella me abrazan por completo y sé que si lo desea la serviré durante el tiempo que me permita hacerlo.

.- Vamos a bebernos las cocacolas y a darnos una ducha, luego saldremos de aquí - me dice

.- Como quiera Ama -

.- Cuidado esclavo, que puede acabar gustándome que me hables en tercera persona y te refieras a mi como Ama.

.- Es que lo es - le digo

Ella me mira, me pasa una mano por mi mejilla.

.- Yo no puedo mantener una relación 24/7 ahora, lo sabes, ¿verdad?

.- Sí, lo sé Ama

Unos minutos más tarde estoy duchándome y ella entra en la ducha, se sienta en el poyete que hay dentro.

.- Arrodillate mirandome - lo hago.

.- Mastúrbate - me indica mientras me pone los pies en la cara, lo que hace que el miembro se ponga duro como piedra.

.- Te doy un minuto para hacerlo, no pierdas la oportunidad que te brindo.

Me pajeo frenéticamente, jadeando y entre violentos espamos exploto, ella se ríe bajando sus pies al suelo, pero yo le levanto un pie y se lo beso agradeciéndole que me haya permitido correrme.

Salimos del hotel y me enfreto al momento más duro, no saber que esperar. Lleva las manos en los bolsillos traseros de su vaquero y me mira, da saltitos nerviosa.

.- ¿Ahora qué? - me pregunta.

.- No sé, me gustaría - su teléfono empieza a sonar, se encoje de hombros y contesta.

Trato de no mirarla mientras habla, no pretendo espiarla, tan sólo escucho algo, de vale, no, no sé, se ríe.

Se acerta de nuevo a mi, con una sonria en la cara y pienso que no es que sea guapa, es que es realmente hermosa, es como si desprendiera una energía que me eriza hasta los pelos del brazo.

.- ¿Qué harás hoy?, esta noche me refiero -

.- No sé Sara, quisiera invitarte a cenar - ella niega con la cabeza.

.- Me han llamado unas amigas para salir esta noche.

.- Oh - digo yo, pero ahora es mi teléfono el que suena. La miro y me hace un gesto con la cabeza para que responda.

Vuelvo a ella en un par de minutos.

.- Eran colegas míos.

.- Así que tienes plan, me dice.

.- No, no creo