Sara, una sumisa entregada (2)
Sigue la educacion de la sumisa Sara.
SARA (II)
Después del polvo el Amo la llevó a la habitación grande y ella pudo ver como sobre la cama había un corsé rojo, un liguero del mismo color y un tanguita también colorado. El la ordenó que se lo pusiera y luego unas medias de rejillas también rojo. Sara obedeció y se lo puso todo, se miró al espejo para ver si estaba bien vestida y pudo ver como se asemejaba a una autentica fulana.
Entonces llamaron a la puerta y el Amo la ordenó que cuando él la dijera abriese la puerta y llevara a la visita hasta el salón. Cuando él se sentó tranquilamente en el sillón, puso una película porno en el DVD la permitió abrir la puerta. Sara pudo observar que la visita era una chica de estatura parecida a la suya morena, ojos negros, labios sensuales, mandíbula marcada y una apariencia cercana a la de una actriz española. Vestía un vestido gris con la parte de arriba bastante pegada y la de abajo que terminaba en una falda de vuelo, llevaba unas deportivas blancas.
Sara la hizo ir al salón , la chica fue detrás de ella con la cabeza gacha con lo que la chica pensó que era otra sumisa. Llegaron donde el Amo, él con una seña la hizo ponerse a Sara a sus pies de rodillas como si fuera una perra y a la otra que se llamaba Nerea la hizo bajarse el tanga. Ella obedeció, se quitó el tanguita y se lo extendió a su Amo que hizo que lo recogiera Sara y lo oliera.
Las hizo sentarse a las dos en el sofá y puso la película, en ella salían varias chicas en diversas escenas realizándose actos sexuales de naturaleza lésbica, vió como las chicas a veces se mordían los labios y como sus pezones se marcaban. Acabó la peli y después de apagar todo se acercó donde ellas con la polla completamente dura y tensa y la aproximó a la boca de Sara que comenzó a prodigarle caricias en los muslos y los testículos y besos en el miembro para después metersela en la boca e iniciar una mamada.
El Amo repitió lo mismo con Nerea, luego colocó sendos collares de perra y las llevó hasta el baño pero no hasta el que había conocido Sara sino a uno que había preparado al lado de la habitación donde guardaba todos los juguetes de dominación. Un baño alicatado hasta el techo en negro con un gran jacuzzi en el mismo color y en una de las esquinas una ducha de las de chorros. Hizo desnudarse a Sara de manera sexy y después que desnudase a la otra perra, la fue quitando el vestido hasta dejarla completamente desnuda.
Se veía deseo en los ojos de Sara que miraba a su Amo de reojo como pidiéndole permiso para comérsela entera, él vió como el sexo de su sumisa estaba muy brillante de lo mojada que estaba. Hizo ir a sara a la cocina a por un vaso con unos hielos, cuando los trajo la hizo entrar en la ducha y que pusiera en marcha la misma a una temperatura bastante caliente y con los chorros cayendo desde arriba y golpeando también los otros la espalda.
El Amo acercó un hielo a Nerea diciéndola al oído:
Ahora juega con el hielo por el cuerpo de ella.
Ella acercó el hielo a la boca de Sara que lo chupaba con ansia y así las gotas muy frías se iban deslizando por el cuello, luego lo fue bajando por el cuello y dibujó las dos clavículas con él, de esta forma las gotas heladas caían sobre los pechos y algunos rozaban y se deslizaban por encima de los pezones poniendo extremadamente cachonda a la sumisa por el contraste de temperaturas entre lo caliente y lo frio.
Luego él se acercó por la espalda a Nerea y la hizo levantar la pierna derecha apoyándosela en un saliente y de un solo golpe clavársela en un coño que estaba chorreante de excitación. La comenzó a follar mientras ella jugaba con el hielo por la piel de Sara llegando a la cintura y luego a las ingles. Nerea tenía los ojos perdidos por el placer y Sara recibió la orden de con una mano magrear los pechos de la otra sumisa y con la otra comenzar a masturbarse.
Cuando los hielos se terminaron las chicas se comenzaron a morrear y a acariciarse mientras Sara se masturbaba, luego el Amo sacó la polla del coño de Nerea y mojándola con sus jugos y aprovechando otros que habían resbalado hasta el ano empezar a sodomizarla muy lentamente, el glande se iba abriendo paso muy poco a poco. Cuando lo tuvo dentro, empujó y entró toda, con las manos la agarraba de las caderas a veces y otras de los pechos mientras Sara se morreaba con Nerea y se masturbaba.
Estuvieron un tiempo en que los tres eran todo uno y no se distinguía donde terminaba el cuerpo de unos y empezaban el de los otros hasta que el sintió que iba a terminar tras algún orgasmo que otro de las zorritas. La sacó y se masturbó vertiendo todo su semen en las caras de las chicas que se habían arrodillado, después le limpiaron el pene y se duchó con las dos chicas.
Después fueron tras su Amo a la habitación que tenía preparada para domarlas, las levantó los brazos por encima de la cabeza y los ató al techo una frente a la otra a escasos veinte centímetros. Cogió algunas pinzas que estaban unidas por cordeles y las puso una en cada pezón de las sumisas y una en cada labio vaginal. Luego cogió una vela y la encendió y desde arriba iba echando una gota alternativamente a cada chica, de vez en cuando por el súbito contacto de la gota ellas se alejaban y eso hacía que las pinzas se tensasen y sintieran dolor.
Tampoco las permitía acercarse, siempre las cuerdas tenían que estar tensas y para mantenerlas así si ellas no cumplían las daba un azote en las nalgas. De esta forma se alejaban y también se estiraban con lo que la tortura era mayor. Entonces metió un dilatador anal a cada una y por cada gemido que lanzaban lo iba inflando con lo que ellas se iban sintiendo cada vez más llenas.
Cuando las hubo castigado bastante las liberó de las ataduras y las separó sentándolas en una silla para colocarles unas cuerdas, las pasó por el cuello y luego rodeó los pechos con varias vueltas hasta que estuvieron bien prietos, tensos y con un color rosa fuerte característico los pinzó y colgó de las pinzas unas cuerdecitas finas, pasó la cuerda también por el coño y las tumbó en el suelo con los coños enfrentados.
Cogió un consolador con dos pollas y las metió en cada coño y puso en marcha el vibrador, después ató las cuerdas de cada pinza para que cada vez que se estremecieran por el placer recibieran un tirón en sus pezones, al mismo tiempo cada vez que gemían él las daba con la fusta en los pechos que estaban bien tirantes y el dolor a cada toque de la fusta aunque fuera suave era bastante grande.
Cada vez colocaba el vibrador a una potencia mayor con lo que el esfuerzo de ellas por no moverse o por no gemir debido al grandísimo placer que sentían era enorme. Estuvo largo rato torturando sus cuerpos hasta que el placer que veían en sus ojos era inconmensurable y las dejó correrse, el orgasmo fue tan grande que vió como los fluidos vaginales producto de su corrida salían de sus coños a pesar del vibrador.
Cuando terminaron por ser buenas chicas sobre todo Sara ya que era su primero sesión junto a otra sumisa las dejó una hora solas en el jacuzzi y que se lavaran y estuvieran tranquilas, ellas se metieron en el jacuzzi y se amaron durante todo el rato hasta salir bien limpias y secas para vestirse después con sus ropas.
Este es un relato imaginario pero va dedicado a Sara, una gran sumisa en potencia, si queréis podéis escribirme sobre todo mujeres a: