Sara, de empresaria a puta de una narcotraficante
Esta es la historia de Sara, una empresaria joven y de éxito, que se convierte en la puta de una narcotraficante de Marbella.
En esta serie de relatos que comienza aquí, os voy a contar la historia de Sara, una chica lesbiana que vive en Marbella, en la Costa del Sol, y de cómo pasó de ser una empresaria de éxito a la puta de una narcotraficante.
La historia la narra Sara en primera persona. Es un relato de dominación, con escenas lésbicas.
Me llamo Sara, tengo 34 años, he vivido toda mi vida en uno de los mejores lugares de España, en Marbella, con la playa siempre muy cerca, por lo que, desde que era una niña pequeña, he practicado nudismo, de hecho, no tengo recuerdos de haberme bañado nunca en la playa con ningún tipo de traje de baño. Me siento cómoda así, además, evito que me queden marcas en el cuerpo.
Mi vida ha sido bastante buena, no me puedo quejar, pues mi padre es cirujano plástico y tiene una clínica de prestigio, con sucursales en Marbella, Málaga ciudad y Barcelona y Girona/Costa Brava (Dónde también tenemos casa, pues viajamos a menudo, también para ver el fútbol allí y salir de compras y las playas, porque hay zonas nudistas), y mi madre se dedica a temas de inversiones en bolsa y finanzas, por lo que el dinero nunca ha faltado, y nos ha permitido vivir a todo lujo, en La
Zagaleta
, que es dónde viven mis padres y, ahora, en Sierra Blanca, que es dónde vivimos mis hermanas y yo, cada una en un chalet diferente.
Físicamente, aunque mido en torno a 160cm, rubia, aunque generalmente llevo el pelo corto, incluso, a veces, lo he tenido que llevar rapado (Por culpa de las operaciones hechas por mis hermanas), tengo bastantes pecas en la cara, sobre todo, me cuido bastante, bueno, en realidad, debo decir, me cuidaba, pues, al conocer a Charo, empecé a hacer cosas que nunca antes había hecho, cómo, por ejemplo, fumar y probar las drogas.
El alcohol, sin embargo, siempre ha formado parte de mi vida, en los que iba a botellones, y, en más de una ocasión, me he pasado con la bebida.
Sin olvidar el café, del que soy gran consumidora a lo largo de la jornada, pues, muchas veces, tengo que hacer empalmadas y paso noches sin casi poder dormir, por los horarios de trabajo.
Debido a vivir en un sitio en el que casi siempre hace buen tiempo, generalmente voy vestida con poca ropa, aunque me gusta arreglarme, e intento aprovechar los pocos días en los que hace mal tiempo, para ponerme alguna prenda de cuero, algo que me gusta especialmente.
Mi calzado fetiche, siempre han sido las botas altas, las llevo incluso en verano con 40 grados.
Cómo luego explicaré, llevo las tetas y el culo, operados, voy bastante tatuada, y paso bastante tiempo en el gimnasio. Además, llevo algunas modificaciones corporales, piercings en el coño y las tetas y bastantes cicatrices de operaciones que mis hermanas me han hecho.
Desde pequeña, he tenido muy claro, que era totalmente lesbiana, que me gustaban las mujeres, eso sí, femeninas como yo; no me costó nada decirlo en casa, pues tanto mi madre como mis dos hermanas, de las que hablaré a continuación, son bisexuales, por lo que me aceptaron sin problemas.
Tampoco tuve problemas en el colegio por ello, a pesar de que, tanto mis hermanas como yo, estudiamos en uno privado de mucho nivel.
Eso es algo que supe, como muchas mujeres en España, viendo una serie de médicos, muy conocida y de mucho éxito, en la que había personajes con mi sexualidad. (La versión española)
Al vivir en un sitio con tanto turismo, veía muchas mujeres, en especial de Reino Unido y de Rusia (Mis favoritas, para qué negarlo) que llamaban mi atención, y, en más de una ocasión, había conseguido ser follada por algunas de ellas, aunque bueno, eso ya es otra historia.
También he tenido muy claro que era sumisa en la cama, que me encantaba que una mujer me dominara e hiciera conmigo lo que quisiera, pero aún no había encontrado la mujer perfecta, que me destrozara en todos los sentidos, que me hiciera sentir como una puta, que es, en realidad, como siempre he querido sentirme.
Aunque bueno, eso cambió cuando conocí a Charo, de la que os hablaré más adelante.
Además, el matrimonio de mis padres, es más de conveniencia, para haber podido tener hijas, pues cada uno hace su vida y se folla a quien quiere.
De hecho, alguna paciente de mi padre, que él ha operado, ha pasado por las manos, la boca y quién sabe qué partes más del cuerpo humano, de toda la familia, ya me entendéis.
Tengo dos hermanas, mi hermana Isabel es cirujana plástica, como mi padre y mi hermana Silvia es neurocirujana.
Debido a esto, el hecho de tener varios médicos en casa, las operaciones han estado muy presentes en mi vida, pues a mis hermanas les gustaba practicar cirugías conmigo; además, mi padre me regalaba operaciones de estética, según iba cumpliendo años.
A los 18, me regaló la primera operación de las tetas, a los 21, la del culo, y a los 23, al acabar Derecho, me aumentó las tetas aún más.
Cómo mis hermanas querían usarme de conejillo de indias, para practicar sus operaciones, pues me quitaron varias partes del cuerpo, por dentro, no necesarias para vivir, y que son las típicas operaciones a las que mucha gente se somete, en mayor o menor medida, a lo largo de su vida.
También he estado escayolada en múltiples ocasiones, para que mis hermanas pudieran practicar, y fue así cómo descubrí que era una situación que me encantaba, y más aún, si añadían algún vendaje en los ojos, pues la privación sensorial, me excita mucho y hace que mi coño se humedezca, sólo de pensarlo.
Algo que mis padres siempre me han enseñado es que no debo negarme a nada que me pidan, a nivel de negocios, sin importar incluso que sea ilegal, de hecho, si mi padre logró darnos el nivel de vida que tenemos, fue por las operaciones que hacía, muchas veces, al margen de la ley.
Por ejemplo, atendía y operaba a gente con BIID e incluso a narcos en situaciones conflictivas.
Yo he salido más a mi madre, es por ello que, primero estudié y acabé Derecho y Economía, para poder tener un futuro asentado, y, después, estudié mi verdadera pasión, Matemáticas e Ingeniería Informática.
Estudiar es algo que nunca me ha costado, pues, cuando era pequeña, me hicieron unas pruebas de CI en el colegio, y me dijeron que era superdotada a nivel de CI, saqué en torno a 140 de CI.
También tengo algunos conocimientos de auxiliar de enfermería, pues fue algo que mis hermanas me obligaron a estudiar, debido a sus profesiones relacionadas con temas médicos.
Actualmente, y gracias al dinero de mis padres, pude montar una oficina en la que ofrecer mis servicios, tanto a nivel de Derecho (Sobre todo, Penal, que es el que más me gusta), cómo a nivel de inversiones en bolsa, Bitcoin incluido.
En la oficina que tengo, sólo trabajan mujeres, y, además, hay normas muy claras de vestuario, pues todas las empleadas deben ir siempre muy femeninas y arregladas, con mini/micro falda o vestido, y con tacones.
Esa era mi profesión, hasta que, un día, y gracias a mi madre, que me había pasado el contacto de Charo, porque su madre y mi madre se habían conocido en la urbanización, y, al comentarle nuestro trabajo, nuestra situación, tanto a nivel económico/financiero, como a nivel de las clínicas de cirugía, pues quizás podríamos hacer negocios juntos.
Fue, al conocer a Charo, cuando toda mi vida empezó a cambiar, creo
que,
para mejor, pues en ella, en Charo, encontré al Ama que llevaba tiempo buscando, que me ha hecho sentir una puta, y no sólo sentirlo, si no serlo de verdad.
Tras esta breve descripción, paso ya a contaros cómo fue el día que conocí a Charo, una mujer que cambió mi vida, y por la que me convertí en la puta que ahora soy.
Un día, era jueves por la mañana, mi madre me llamó para, entre otras cosas, decirme que había conocido a una mujer en la urbanización, que era nueva en Marbella, y que, al explicarle toda la situación, me dijo que quería colaborar con toda la familia, que podríamos hacer negocios de los dos tipos, tanto
económicos
como de
cirugías
.
Mi madre me dio los datos de la hija de esta mujer, de Charo, que, al verlos, pude comprobar que vivía también en Sierra Blanca, pero en una de las mejores mansiones de la zona.
Pude enviarle un mensaje a Charo, para presentarme y confirmar la cita, por lo que quedamos para esa misma tarde. Charo me pidió que me vistiera lo más elegante que pudiera. Aunque yo no pude ver una foto suya, ella sí que vio la
mía
, la del perfil de la RRSS que utilizo para mensajes.
Me dijo también mi madre, que había quedado ya con Charo en que ese mismo jueves, por la tarde, yo iba a ir a verla a su casa, para empezar a conocernos y a hablar de negocios.
Pasé el resto de la mañana revisando papeles y haciendo gestiones, pendiente siempre de la bolsa, como es mi obligación por mi trabajo, y, en torno a las 16:00, me fui a mi casa, para empezar a prepararme para ir a la cita con Charo.
A lo largo del día, recibí también la llamada de Isabel, que me dijo que, a ella, Charo la había citado para el día siguiente, también en su casa, y que Silvia estaba citada para el sábado, en el mismo lugar.
Llegué a mi casa, me quité la ropa que llevaba, una minifalda negra y un top, también negro y muy escotado, para que mis tetas muy operadas, se dejaran, al menos, intuir, a cada persona que me viera, y unas botas de tacón de unos 15 cm.
Me serví un vaso de whisky, pues me apetecía ponerme un poco a tono, antes de empezar a prepararme para ir a ver a Charo
Tras descansar un rato y tomarme el whisky, me metí en la ducha, estuve un buen rato, pues estaba bastante caliente, así que aproveché la ducha para masturbarme, algo que hacía casi a diario, pensando, sobre todo, en mujeres que iba viendo a lo largo del día y que llamaban mi atención.
Al salir de la ducha, me empecé a vestir, me puse un vestido corto negro, no era de cuero en esta ocasión, pero sí que era muy escotado y muy corto, se me veía casi todo.
Debajo del vestido, me puse un conjunto de lencería, sujetador y tanga, con medias, todo negro, me puse también unas botas al muslo, con algo de plataforma y bastante tacón y, cómo quería causar impresión, por lo que pudiera pasar, me puse uno de los abrigos largos de cuero negro que tengo.
Antes de salir, agarré el bolso, las llaves de uno de mis coches, en este caso, un Mercedes GL, de nuevo, para intentar causar la mejor impresión posible, y me dirigí hacia la casa de Charo. Previamente, le envié un mensaje en el que le decía que ya iba hacia su casa.
Aunque la distancia hasta su mansión, era poca, en estas zonas, la mayoría de la gente se mueve en coche, a menos que salgas a hacer algo de ejercicio, por lo que, en el coche, tardé apenas unos 5 minutos en llegar, además, el GPS del móvil me ayudó a dar con la casa con facilidad.
Yo ya había visto, por fuera, la casa, en alguna ocasión de esas en las que me di alguna vuelta caminando por la urbanización o para hacer algo de deporte, corriendo, por ejemplo, aun así, he de decir que, esta vez, me causó una impresión, quizás debido a lo que iba a empezar a suceder en mi vida, a partir de ese momento.
Era una casa enorme, toda de diseño, de un conocido arquitecto de Madrid, de esos que, a veces, salen en la tv, en programas de cotilleo. La parcela, es de las más grandes de la urbanización.
Había un cartel en el que avisaba de la presencia de perros peligrosos en el interior.
Llamé al timbre, y salió a recibirme, a abrirme la puerta, una mujer (Más tarde, descubrí que era, en realidad, una
sissy
maid
de Charo) que llamó mi atención, desde el primer momento, y eso que era una de las asistentas de Charo.
Llevaba un traje de asistenta, hecho entero de látex, era muy corto, blanco y negro, las medias que llevaba, también eran negras y de látex, me llamó algo la atención que, a modo de calzado, llevaba unas botas algo extrañas, eran cómo de ballet, pues tenían mucho tacón y estaban cómo deformadas, para que sólo pudiera andar de puntillas.
Llevaba las manos esposadas, y también llevaba unas esposas a la altura de los muslos, y otro par más de esposas, al inicio de las botas, lo que le dificultaba enormemente dar cada paso.
Sin embargo, lo que más me llamó la atención, fue la máscara de látex que llevaba la
sissy
maid
. Tenía sólo un agujero, en uno de los ojos, y otro pequeño agujero, en la nariz, para que pudiera respirar. También llevaba un collar de cuero que le impedía mover el cuello. (Yo ya los había visto antes, incluso había llevado collarines en varias ocasiones, por gusto de mis hermanas, que también querían probar en mí esas cosas, algo que también me di cuenta que me excitaba mucho)
Le dije a la
sissy
maid
, que quería hablar con Charo, pues había quedado con ella, sin poder emitir ningún sonido, supuse que porque debajo de la máscara, estaba muy bien amordazada, hizo un gesto y me hizo pasar al salón. Me fijé, en ese momento, en que en el ojo que se podía ver, que no estaba tapado con la máscara, llevaba una lentilla negra, así que supuse que prácticamente, iba a ciegas, o, al menos, con gran dificultad también para ver.
En ese momento, noté cierta humedad en mi coño, y ganas de masturbarme, pero las reprimí como pude y pasé al salón.
Al llegar al salón, me senté en uno de los sofás de cuero negro que había, por indicación, mediante señas, de la
sissy
maid
, y fue cuando vi a una mujer colombiana, completamente desnuda, salvo por unas botas y un
collarín
, que yo ya conocía, era de tipo
Philadelphia
, que estaba sentada en otro de los sofás de cuero del salón.
La chica colombiana me dijo que era una de las sumisas de Charo, que le había pedido que hablara primero un rato conmigo, hasta que Charo pudiera sacar un rato para atenderme, porque en ese momento, estaba ocupada.
Evidentemente, me llamó bastante la atención la chica colombiana, pues se veía que su cuerpo estaba muy operado, casi de forma exagerada, se podría decir.
Sus enormes tetas, estaban llenas de pecas, supongo
que,
de tomar el sol, aunque, como yo, tampoco presentaba marcas de bikini, por lo que supuse que también era nudista.
Estuvimos un rato hablando, pero, algo que me sorprendió, es que no me miraba a los ojos directamente, enseguida me di cuenta de que llevaba, en los dos ojos, las mismas lentillas negras que llevaba también la
sissy
maid
que me había recibido antes en la puerta.
Le pregunté por ello a la colombiana, y me dijo, que, se había portado mal y que Charo le había castigado haciéndole llevar las lentillas durante unas horas, para que no pudiera ver.
Me dijo que tuviera mucho cuidado, pues el carácter de Charo, cuando se enfadaba, podría llegar a ser terrible, y no se andaba con chiquitas; en alguna ocasión, incluso había llegado a hacer cosas irreversibles a gente que le había fallado.
Unos minutos después, llegó otra de las asistentas de Charo, en este caso, con una bandeja, colgada del collar postural que llevaba en el cuello, y que era aún, más restrictivo que el de la
sissy
maid
de la entrada, en la que había dos botes de bebida energética y unas aceitunas, para picar.
La asistenta iba vestida igual que la anterior, pero, en esta ocasión, la máscara sólo tenía la abertura de la nariz, se notaba claramente, que, debajo de la máscara, iba fuertemente vendada, en especial, en la zona de los ojos.
Como yo era la única que podía ver, hice lo que pude para agarrar los dos botes de bebida y las aceitunas, las puse sobre una mesa de centro que encontré, y le dije a la asistenta, que podía irse.
Se fue, como pudo, dando pasos cortos y con gran dificultad, intentando, supuse, no cargarse nada, por lo que le pudiera pasar como castigo...
Serví un poco del bote de bebida a la mujer de Colombia, y yo también me puse, en otro vaso, otro poco de la bebida para mí, y le di un sorbo.
Tras un rato de charla con la colombiana, sonó un móvil, que era el de la chica de Colombia, y una voz que le avisaba de que ya podía pasar.
Eso también me sorprendió, pues, al parecer, la mujer de Colombia, pasaba más tiempo a ciegas del que sospechaba en un principio, parecía algo más que un simple castigo de unas horas...
Ayudé a la mujer de Colombia a levantarse, y me fue indicando hacia donde teníamos que ir. No vi que usara ningún tipo de ayuda para orientarse por la casa. (Yo, en alguna ocasión, y por gusto de mis hermanas, me tuve que entrenar en usar bastón blanco de ciegos, cuando mis hermanas me hacían llevar los ojos vendados)
Llegamos a una puerta negra, doble y muy elegante, presidida, a ambos lados, por dos estatuas de lo que parecían dos
Doberman
.
Toqué al timbre que había a uno de los lados de la puerta, y una voz, que era la de Charo, (nos) dijo que pasáramos las dos.
Lo que vi, al abrirse la puerta, me dejó boquiabierta y super excitada, con el coño muy húmedo, a día de hoy, cuando lo recuerdo, me siguen dando ganas de masturbarme, con el simple recuerdo.
Charo era, sin lugar a dudas, la mujer con el mejor cuerpo que había visto jamás, y eso que, por la clínica de mi padre y mis hermanas, pasaban auténticas bellezas.
Sus tetas estaban operadas, pero, lo justo, supuse que sólo una vez, pero, el resto de su cuerpo, era totalmente natural, aunque, eso sí, se notaba que el gimnasio podría ser casi su segunda casa, pues, aunque no estaba especialmente musculada, sí que se veía un cuerpo muy cuidado. Su culo también es espectacular.
En torno a 170cm de altura, castaña, muy guapa de cara, con buenos abdominales, y vestida para matar. Pero lo mejor de todo, lo que más caliente me puso, y aún me pone, es su mirada, capaz de decir lo que quiere expresar, sin necesidad de abrir la boca.
Todo su cuerpo está tatuado, incluidas las tetas, dejando solo libre de tinta, alguna parte de su linda cara.
En ese momento, aún no los había visto, pero su coño y sus tetas, estaba muy bien adornadas con piercings.
Ese día llevaba un vestido de látex negro, que dejaba las tetas al aire, algo que me sorprendió, pero también me excitó mucho e hizo que, al verla, la humedad de mi coño, fuera en aumento, y unas botas, con 30 cm de tacón, y mucha plataforma, eso hizo que la excitación fuera en aumento.
Charo nos dijo que nos sentáramos en uno de los sofás de cuero negro que había en su despacho, que, era enorme, había un montón de libros, lo que me recordó a la casa de mis padres, y a la mía propia, porque, bueno, la lectura siempre ha sido mi gran pasión, en mi caso, libros jurídicos y de matemáticas, y en el caso de mis hermanas y mi padre, libros de Medicina, en general.
Charo se encendió un puro, y comenzó a hablar.
Me dijo que me había querido conocer, debido a que le habían hablado de nuestra capacidad a nivel económico y financiero, para crear negocios y sociedades, y que ella necesitaba, junto con su familia, que yo le ayudara a blanquear mucho dinero que tenía oculto, procedente del negocio de su familia y de ella misma, el narcotráfico.
Por supuesto, si aceptaba, me iba a dar una comisión muy jugosa, y que, aparte, podría pagarme de alguna otra forma, si así lo deseaba, eso lo dijo, mirándome con cara de “quiero follarte”.
Yo le respondí que, por mi parte, no habría problema, también le pregunté el motivo de haber llamado también a mis hermanas, las cirujanas, y me explicó, por encima, que también iba a necesitar sus servicios, tanto para operar a sus sumisas, como para hacer ciertas operaciones si se daba algún caso de traición o necesidad entre su gente.
Me dijo que había, otra cosa más que necesitaba de mí, y era que me había apuntado a una escuela de pilotos, para que me sacara un título para poder llevar aviones.
De ahí, pasó ya a temas más personales, me preguntó por mis gustos sexuales, porque me dijo que, aunque sabía de mi homosexualidad, quería estar segura de eso.
Me pidió que me quedara desnuda, delante de ellas, pues la chica de Colombia estuvo en todo momento delante.
Obedecí sin rechistar, me dejé sólo las botas, tal y como me indicó Charo, y, al instante, empecé a notar como la chica de Colombia, me empezaba a lamer el coño, que estaba ya muy húmedo, por la excitación que me provocaba la situación que estaba viviendo.
No tardé mucho en correrme, pues la chica de Colombia estaba algo nerviosa y no acababa de chupar mi coño del todo bien, más que nada, porque se tenía que guiar con las manos, al no poder verlo.
Después, llegó mi turno, y fui yo la que le lamí el coño a la chica de Colombia, en esta ocasión, yo sí pude verlo, pues no me taparon los ojos, y pude demostrar mi valía en este rico campo de la sexualidad.
Al acabar, me volví a vestir, y Charo me dijo que me invitaba a cenar en la casa, para que siguiéramos hablando de negocios.
Lo que pasó en la cena, lo contaré en el siguiente capítulo.
El autor está abierto a recibir comentarios constructivos sobre este relato y recuerda al lector que tengo más relatos que pueden verse en mi perfil.
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