Sara, Daniella y Ángel
Nadie puede imaginar lo que he sentido al tenerlas asi para mi, sometidas esperando mi polla en sus culos, a cual más bella, a cual más sexy.
Daniella está enfadada, mucho. Han llegado los tres a la hora de la comida, después del encontronazo con Sara, no esperaba menos, pero creo que exagera para hacerse la interesante, yo tenía vida antes de ella, y a ella en Italia también la esperará alguien, semejante diosa no puede dormir sola, sería un desperdicio.
Se ha pasado la comida sin dirigirme la palabra, como una niña pequeña ni me miraba, no soporto las tonterias, eso Sara ya lo sabe aunque me provoca continuamente y yo me encargo de darle lecciones, pero Daniella aun no me conoce, no sabe lo que me gusta y lo que no. Quizás espera que corra a pedirla perdón, pero no tengo ni la más mínima intención de hacerlo. La idea de verlas peleando me excita sobremanera, aunque hay otra cosa que se me ha pasado por la cabeza y me excita aun más. Mi princesa y mi diosa juntas en la cama dejándose hacer por mis deseos, ummm...
He mandado un mensaje a Sara, quedaba con ella en mi casa sobre las 9. Daniella les ha dicho a Sergio y a Paola que se queda a descansar en casa y ellos van a salir esta noche. La ocasión es perfecta.
Cuando se han ido he sacado una botella de vino de la nevera y he entrado en la habitación de Daniella con dos copas en la mano. Ella ha sonreido, que boca tiene mi diosa, parece que se le ha pasado el enfado rápidamente y me ha besado con sus labios canosos, haciendo que mi polla se pusiera dura en segundos, aunque saber lo que se acontecía me ha encendido aun más.
Casi estábamos terminando la botella cuando han llamado al timbre, puntual ha llegado mi princesa. Ambas se han quedado mudas cuando se han visto, y las dos me han mirado buscando una explicación a ese encuentro. Me he limitado a sacar otra botella de vino y sentarme con una a cada lado. La tensión entre ellas ha bajado al mismo ritmo que bajaba el vino, una tras otra las copas se han vaciado y con las últimas las sobraba la ropa, hacía calor en casa.
He besado a Sara en la boca y Daniella ha cambiado la cara, no la hacía gracia, pero acto seguido la he besado a ella. Sara parecia más dispuesta a jugar a ese juego, a ella la tengo bien enseñada, mis castigos la han domado este tiempo. Daniella se ha dejado hacer, he deslizado mi mano por debajo de su blusa y he tocado sus preciosos pechos haciéndola suspirar, Sara ha buscado mi boca mientras yo tocaba el cuerpo de Daniella.
He ido acercando poco a poco sus bocas y se han besado muy dulcemente, que escena tenía ante mi, y que escena me imaginaba en mi cabeza. Devorandonos los tres hemos llegado a mi cama, las he desnudado poco a poco y ellas a mi. Sara ha acariciado los pechos de Daniella y ella ha pasado su mano entre las piernas de Sara. Gemían ya de placer, yo no sabía por donde empezar, es como quien tiene delante un buffet de comidas preferidas y no sabes por que decidirte primero aunque si sabes que lo probarás todo. He tumbado a Daniella y he metido mi cabeza entre sus piernas, la he separado los labios y he comentado a lamer su delicioso coñito haciéndola estremecer y jadear. Sara nos ha mirado curiosa unos segundos y cuando ya tenía suficiente ha metido mi polla entera en su boca haciéndome una impresionante mamada. Mientras yo le comía el coñito a Daniella que se ha corrido como una perra. Ya solo buscaba penetrarlas sus perfectos culitos. Sara se ha puesto a cuatro patas agarrando el cabecero con sus manos, Daniella la ha imitado.
Nadie puede imaginar lo que he sentido al tenerlas asi para mi, sometidas esperando mi polla en sus culos, a cual más bella, a cual más sexy.
He puesto mi polla en la entrada del culito de Sara, ella no se ha movido, de nuevo me demuestra lo bien enseñada que la tengo, y poco a poco se la he metido abriendo las paredes de su ano, dejando que se acomodara a tenerme dentro, ella se ha limitado a agarrar el cabecero fuerte y a llevar su culito hacia mi pidiéndome una buena follada. Y así ha sido, he comenzado a bombearle el culo haciéndola gritar de placer, mis huevos revotaban en su coñito que chorreaba por la excitación de tenerme dentro, en cada embestida la abría su precioso ano y agarraba sus cachetes apretándolos contra mi.
Daniella nos miraba mientras agarraba el cabecero, y algo la ha hecho cambiar de idea. Ha bajado de la cama y ha empezado a vestirse.- "Que haces Daniella?"- la he preguntado, -"Irme no lo ves"-. Pero Daniella, no has aprendido aun que yo no me quedo a medias?. He sacado mi polla de Sara que miraba la escena divertida.
He ido detrás de Daniella que salía de la habitación, la he agarrado del brazo y ella ha gritado como una loca, -"Sueltame, dejame cabronazo"- No me ha quedado más remedio que darla un bofetón para que se calmara. Y asi ha sido, ha agachado la cabeza y la he llevado agarrada de nuevo a la habitación.
-"Sara ya sabe que no me gusta la rebeldía Daniella, que las salidas de tono hay que corregirlas y castigarlas, que las niñas estúpidas tienen que ser enseñadas".
Con las mismas he sacado un cinto del armario y he obligado a Daniella ha ponerse a cuatro patas encima de la cama. Sara la ha agarrado las manos con una orden mía y la ha mirado con pena sabiendo lo que la esperaba. Su castigo ha sido severo, varias veces la he golpeado con el cinto su precioso culito, agachaba la cabeza y gritaba con los labios cerrados. Su piel morena se ha tornado roja en esa zona. Sara me miraba callada mientras azotaba a Daniella, ella ya había pasado por eso varias veces y sabía lo que se sentía, no se ha atrevido a decir nada.
Cuando he terminado de darla su merecido, he ordenado a Sara ponerse debajo de Daniella que estaba a cuatro patas con su precioso culo rojo de los golpes. He comenzado a penetrar poco a poco el ano cerradito de Daniella, a ella no se le ha ocurrido ni mutir por lo que pudiera pasarla, sus piernas temblaban mientras yo la llenaba el culo con mi polla, se notaba la diferencia entre ambas, a Sara la tenía mejor enseñada y disfrutaba con cada embestida, Daniella aun no se había dejado cautivar por el sexo anal y cada penetración se la hacía dolorosa.
Saque mi polla de Daniella y volví a llenarle el culo a Sara que gemía como una loca. Saque un consolador que ya había usado con Sara en alguna ocasión, era grande y tenía venas marcadas, se lo metí a la dulce Daniella en el culo mientras miraba la follada que le estaba dando a Sara.
Antes de correrme la saque de Sara y se la metí a Daniella en la boca descargando mi leche y haciéndosela tragar.
Ella lo ha hecho con gusto. Nos queda una larga noche por delante chicas.