Sangre primigenia Sayfa

La historia sigue

Sangre primigenia Sayfa

Sabía que Shayera era poderosa, pero lo que mis ojos acababan de ver me lo dejaba más que clarito. Ese pequeño ejército no tuvo ninguna oportunidad, Shayera ojos de fuego. Ese sobrenombre le va como anillo al dedo. La cabrona se dio media vuelta y nos miró, esos ojos rojos brillando como el fuego imponían un gran respeto.

Con ya he dicho miro para arriba y nos sonrió, dulcifico el rostro y empezó a hacer gestos a la pequeña Silf. Cuando entro dentro del castillo y dejo el hacha en el suelo, este se clavó en el como si fuera de mantequilla. Se acercó a nosotras y cogió a la niña, esta la esperaba con los brazos abiertos y con una sonrisa de oreja a oreja.

Silf nos mostraba cariño a todas, pero por Shayera era devoción lo que sentía, tal vez pensaréis que podríamos sentir celos, nada más lejos de la realidad. Shayera lo perdió todo y ahora tenía un motivo muy hermoso para seguir viviendo y además pobre el incauto que intentara hacer daño a la pequeña Silf.

Mientras Shayera jugaba con la pequeña Silf y le preparaba él bebieron, Casandra y yo buscamos la dirección que Silf le dio a Casandra. La dirección no salía en ningún lado, pero en la parte de atrás de la nota había unas coordenadas y estás después de ponerlas en un programa del portátil, nos indicaban un lugar del bosque negro en Alemania.

Para desplazarnos hasta allí necesitábamos un avión, eso no era problema, era la ventaja de haber nacido en una familia inmortal. Mi padre tenía un avión privado, llamé al capitán de este para que lo tuviera todo preparado, preparamos todas las armas, ropa y todos los enseres para la pequeña Silf y las metimos en el gran maletero del coche.

Nos montamos y nos pusimos en marcha.

• Shayera tu poder es impresionante – dijo Casandra.

• No es para tanto Casandra, la verdad es que me costó mucho dominarlo.

• Pues no lo parecía, has derrotado a ese ejército en un instante – dijo Casandra.

• Si, pero si lo uso durante mucho rato me deja agotada, por eso el hacha de mi padre me vendrá tan bien.

Parecía que la relación de mi prima con mi amor era muy buena, pensé que Shayera no la aceptaría, los van Helsing habían sido muy crueles con la comunidad sobrenatural. Sin embargo, Se respetan mutuamente y después del poder desplegado por Shayera Casandra la respeta todavía más.

Yo no participe en la conversación, me dedique a conducir y estar atenta a la carretera mientras que la pequeña Silf dormía. Cuando llegamos al aeropuerto, el capitán ya nos estaba esperando. Tenía todo preparado, solo faltaba subir todo al avión y despegar, todas nos pusimos los cinturones de seguridad, Shayera no se separaba de la pequeña Silf.

El viaje fue sin contratiempos, viaje cogida de la mano de Casandra mientras las dos veíamos con que cariño miraba Shayera a la pequeña Silf mientras estaba dormida.

• Le has cogido mucho cariño – le dije a Shayera.

• Si prima, no sabría explicarlo, es como si mi instinto maternal hubiera despertado de su letargo.

Casandra miró a Shayera y se puso seria, entonces le hizo la pregunta.

• Shayera, porque odias tanto a Risk, ¿es por lo de tu padre o hay algo más?

• Hay algo más.

Shayera nos empezó a contar que, cuando conoció a Risk este era uno de los generales más sobresalientes de su padre. A ella no le gustaban los hombres, pero con Risk tuvo una conexión especial desde el primer momento y se hicieron muy amigos. Risk era un hombre lobo fuerte y apuesto, tenía a todas las lobas detrás de él.

Pero eso no le impedía pasar mucho tiempo junto a mi prima, de hecho parecía que prefería pasar más tiempo con una mujer loba con la que jamás tendría nada. Shayera para aquel entonces era muy inocente y se fiaba de todo el mundo, no podía ver de detrás de esa amabilidad se escondía un plan para derrocar a Wolf.

Shayera confiaba en Risk y le contaba todo, incluso los planes que esta hablaba con su padre, pues para eso era su mano derecha. Risk lo único que hacía era recabar información y sonsacar a Shayera, a él no podía importarle menos. Si no intento hacerle daño es porque descubrió que era la heredera del guerrero Ashura y hederera de los ojos de fuego.

En principio era un rumor, pero decidió no comprobarlo. Una de las tardes que había quedado con Risk, decidió aparecer un poco antes para darle una sorpresa. Al llegar vio que Risk estaba hablando con otro hombre, se trataba de Ilon. Unos de los generales de Vlad Tepes Dracul.

Su instinto le dijo que lo mejor era esconderse y escuchar esa conversación, lo que escucho le rompió por dentro, Enterarse de que a Risk, ella no le importaba absolutamente nada, destrozo a Shayera. No solo la había utilizado para sonsacarle información que después utilizaría contra su padre, sino que fue él, el que le dijo al clan Ashura, la relación que mantenían su padre y su madre.

Shayera no sabía que había hederado el poder de su madre, lo descubrió en ese momento, hasta ese mismo instante sus ojos eran de color ámbar. Un ámbar que brillaba como el oro, cuando los poderes que dormían dentro de ella despertaron, sus ojos pasaron a tener un color rojo como la sangre.

La rabia y la ira que sintió en ese momento, desencadenaron unas llamas que no pudo controlar, Risk e Ilon vieron con sus propios ojos que lo que se rumoreaba de Shayera se había hecho realidad. En la confusión de las llamas consiguieron escapar, pero no antes de escuchar a Shayera decirle que algún día tendría un control absoluto sobre esos poderes y entonces se verían las caras.

Risk se dio cuenta de que el plan para derrocar a Wolf se había ido al garete, no solo eso. Uno de los seres más poderosos sobre la tierra le había dicho que lo mataría, el orgulloso general sintió miedo por primera vez. Normalmente habría plantado cara, pero sabía que no tendría oportunidad ni aunque Shayera no controlara esos poderes, si una de esas llamas lo tocaba estaría acabado. La verdad que escuchar la historia de los labios se Shayera fue duro, se notaba que aún le dolía la traición del que consideraba su mejor amigo. Sus ojos estaban encendidos, solo mirar a la pequeña Silf conseguía dulcificar la mirada de la poderosa Shayera.

Al final llegamos a nuestro destino, aterrizamos en el aeropuerto de la ciudad de Stuttgart, de allí conducimos hasta el poblado del que le hablo Silf a Casandra, menos mal que cogimos un todoterreno. Los caminos eran muy duros y de haber llevado un coche normal, tal vez no hubiéramos llegado.

Nos costó encontrar la ubicación, todo ese bosque se parecía y nos perdimos durante un buen rato, pero al final conseguimos llegar. Lo que vimos nos dejó heladas, todo el poblado estaba en llamas y un vampiro tenía a una mujer Pelirroja cogida del cuello a punto de morderla. Yo lancé mi espada que se clavó en su corazón, Casandra enrollo el látigo en el cuello de ese vampiro decapitándolo y Shayera encendió sus ojos.

Aquel pobre diablo murió en un instante incinerado, mi espada se clavó en el suelo. Casandra enrolló su látigo, colocándoselo en el cinto y fue Shayera la que se acercó a donde esa mujer para ver su estado. Cuando se acercó para preguntarle como se encontraba, se quedó con la boca abierta. Aquella mujer era una mujer realmente hermosa, creo que en ese instante Shayera sintió algo que jamás había sentido en su vida.

No podía quitarle la vista de encima y tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para poder preguntarle su nombre y como se encontraba, aquella mujer dijo que se llamaba Sayfa y que se encontraba bien ahora que habíamos llegado. Casandra se acercó a Shayera y le dijo.

• La mandíbula te está pegando en el suelo, cierra la boca que vas a asustar a la pobre chica – lo dijo mientras se reía.

• ¡Cállate! – contesto Shayera.

Sayfa se levantó con la ayuda de Shayera, pude notar que para ella, la presencia de mi prima tampoco pasaba desapercibida. Por unos instantes se quedaron mirándose la una a la otra y después las dos agacharon la mirada sonrojadas, la cabrona de Casandra fue a decir algo, pero se lo impedí dándole un codazo en un costado.

Cuando Casandra se recuperó, fue a sacar a La pequeña Silf de coche, pues se había despertado y se puso a llorar, cuando Sayfa vio a Silf se puso a llorar y se arrodilló ante ella. Solo decía mi reina.

• Como sabes que esta niña es Silf – pregunto Shayera.

• Por el poder que desprende – dijo Sayfa.

• ¿Qué ha ocurrido aquí? –pregunte.

Entonces Sayfa se dio cuenta de que yo era una vampiresa, dio algunos, pasaos hacia atrás y me miro con miedo, por lo que pude deducir, ese poblado había sido atacado por una facción de Ilon, me acerque a ella.

• No tienes que temerme Sayfa, no estoy aquí para hacerte daño, mi deber es proteger a esta niña.

Sayfa me miro y se acercó, no vio atisbo de mentira en mis palabras ni mi mirada, entonces pregunto.

• ¿Puedo coger a la niña?

Casandra le entrego a la pequeña Silf, la conexión entre las dos fue instantánea, como si esa criatura le conociera de toda la vida. Parecían hablarse con la mirada, Shayera se acercó a ver a Silf y está en cuanto la vio, alargo sus brazos para que la cogiera. Sayfa se quedó asombrada.

• Siempre es así, ya te acostumbrarás – le dije.

• Me ha sorprendido que la sabia Silf tenga tal conexión con un miembro de una especia que no sea la de los hechiceros/as.

• Pues la conexión fue desde el primer instante – le dijo Casandra.

• No malinterpretéis mis palabras, por favor, me siento tranquila sabiendo que la habéis protegido.

• No nos hemos presentado, que mal educadas – le dije.

Me presente como Eve Tepes Dracul, después presente a Casandra Van Helsein y por último a Shayera heredera del caballero Ashura. A Sayfa se le iluminaron los ojos, en el mundo sobrenatural éramos los más poderosos de cada raza. A la que no podía quitar la vista de encima era a Shayera, intentaba disimular cada vez que esta la miraba, pero lo hacía muy mal.

• ¿Qué ha ocurrido aquí Sayfa? – pregunto Shayera.

Sayfa nos empezó a contar que muchas facciones de las distintas razas les habían atacado desde hacía siglos, en ese poblado no solo había hechiceras guerreras, también había hechiceros/as expertos en curación y otras expertas en magia defensiva. Ella era una de esas hechiceras experta en magia defensiva, podría crear barreras prácticamente impenetrables. Además de saber bastante de medicina, había aprendido de una anciana de la que era aprendiz.

Nos contó que cuando la sabia Silf vivía con ellas, las facciones que lo intentaban quedaban derrotadas al instante, había pocos seres con poder suficiente para hacerla frente. En realidad solo uno, la raza de los hechiceros/as estaba dividida en dos facciones una la que vivía en ese poblado bajo el reinado de la sabia Silf. Ella utilizaba ese grandísimo poder para ayudar a la gente, después estaba la segunda facción liderada por Elminster, este hechicero estaba sediento de poder. Era egoísta y lo quería para dominar a las demás razas y hacerse el amo y señor de todo.

• Ahora entiendo como se hicieron tan poderosos Risk e Ilon – dije yo.

Sayfa nos contó que Elminster otorgaba poderes efímeros, eran poderes que te hacían más poderoso en apariencia. Lo que los usuarios de esos poderes no sabían era que Elminster les estaba robando su esencia sin que fueran conscientes hasta que llegara su muerte. Los licántropos y los vampiros estaban siendo sus esclavos sin estos saberlo, el ataque que había sufrido la aldea, había sido para llevarse a todas las guerreras para obligarlas a ser sus protectoras y eliminar al resto. Miramos a nuestro alrededor y había muchos cadáveres, Sayfa se acercó a un hombre y una mujer que habían muerto cogidos de la mano. Nos enteramos de que eran los padres de Sayfa y si no llegamos a llegar en ese instante ella habría sufrido el mismo destino.

Ayudamos a Sayfa a enterrar a los muertos, los últimos fueron los padres de ella, les hicimos un funeral. Entonces Casandra me miro y me dijo.

• ¿En qué piensas Eve?

• Nosotras dos iremos a rescatar a las guerreras, Shayera se quedará protegiendo a la pequeña Silf y a Sayfa, ¿te parece bien Shayera?

• Sí.

Sayfa nos dio la localización del castillo donde vivía Elminster, cuando tuvimos todo lo necesario cargado en el coche, nos despedimos de Sayfa, Shayera y la pequeña Silf y marchamos para intentar rescatar a las máximas posibles.

SHAYERA Y SAYFA

Sayfa estaba muy herida, yo sabía muy poco de medicina, mi condición de licántropo me permitía curarme muy deprisa y nunca me había hecho falta, entonces Sayfa me dijo que dentro de una cueva había un manantial que los curanderos del poblado usaban para curar las heridas de las guerreras.

La cogí en brazos, nunca había visto a una mujer tan hermosa, llevaba un vestido holgado, pero al cogerla en brazos pude intuir que tenía un bonito cuerpo. Su piel era blanca como la porcelana y sus ojos verdes como dos esmeraldas, lo que más me llamaba la atención era el color de su pelo. El mismo color que mis ojos rojo.

Cuando llegamos a la cueva le ayude a desnudarla, no me había equivocado con su cuerpo. De hecho me había quedado corta, tenía los pechos más hermosos que hubiera visto en mi larga vida y un coñito pelirrojo la mar de apetecible, ella se sonrojó, pero no se tapó y dejo que la viera. Poco a poco se fue introduciendo en el agua, entonces me dijo.

• Porque no me acompañas en el baño, no me gusta quedarme en esta cueva sola, siempre me ha dado escalofríos.

No rehusé su invitación y me desnudé en frente suya, a Sayfa le gusto mi cuerpo. Cuando me metí en esa agua note algo, la verdad que todo mi cuerpo se relajó. Me senté al lado de Sayfa mirando al techo, tenía razón las aguas eran increíbles, pero la cueva daba miedo. Coloque las manos sobre el suelo para acomodarme mejor y toque la mano de Sayfa, nos quedamos mirándonos la una a la otra y sucedió.

Nos empezamos a besar, había establo con más mujeres, pero con ninguna sentí lo mismo que estaba sintiendo al besar a Sayfa. Pensé que me había precipitado, pero Sayfa me dejo claro que ella también estaba sintiendo lo mismo, note como una de sus manos empezó a jugar con mi coñito. Sayfa me estaba proporcionando un placer que jamás había sentido, yo deje de besarla y me centre en esos maravillosos pechos que tenía ante mí, blancos como la leche con grandes pezones rosados. Me metí uno en la boca y empecé a succionarlo y de vez en cuando se daba un suave mordisquito, eso hacía que Sayfa se estremeciera. Me cogió del brazo y me llevo al lado del manantial donde menos cubría, allí se abrió de piernas. En ese momento pude ver su coñito en todo su esplendor, no me hice de rogar, metí mi cabeza entre sus piernas y empecé a estimular su clítoris con mi lengua, de vez en cuando se lo succionaba.

No sé cuanto tiempo estuve degustando ese coñito que sabía como el mejor de los manjares, note cuando Sayfa estaba a punto de correrse, esta se metió la mano en la boca para no gritar, sus flujos me recorrían la cara y caían sobre mis pechos. Una vez que Sayfa se recuperó miramos las dos en dirección donde estaba Silf durmiendo en una cunita, una vez que vimos que seguía dormida seguimos a lo nuestro. Esta vez fue Sayfa la que quiso degustar mi coñito, el mío tenía unos labios gruesos y estaba brillante por la excitación, cuando Sayfa lo vio no pudo resistirse y metió su lengua en mi coñito.

Yo también tuve que meterme la mano en la boca para amortiguar el jadeo que iba a soltar, mientras jugaba con mi clítoris. Me miraba a los ojos, jamás había visto semejante mirada con esa carga erótica que me estaba poniendo todavía más caliente, no tarde mucho en correrme.

Cuando Sayfa se separó de mí tenía todo su rostro lleno de mis flujos, nos besamos y pude saborear mi propio sabor, después de lavarnos un poco nos acercamos a donde estaba Silf y seguía durmiendo, mira que le gustaba dormir a esta niña. Sayfa se volvió a meter en el agua hasta que se curó del todo sus heridas. Silf despertó y yo le di un biberón que ya tenía preparado, entonces le pregunte a Sayfa.

• Sayfa, ¿Silf tendrá un crecimiento como un bebe humano o será diferente?

• El cuerpo de esta niña está recuperando todos sus poderes poco a poco, su crecimiento será más rápido pues necesitara un cuerpo adulto para contener todo ese poder.

• ¿Cuánto tiempo?

• Puede que meses, no lo sé con exactitud, solo sé que aquí el proceso se acelerara, parece que te entristece.

• He descubierto mi instinto maternal gracias a ella y quería seguir disfrutando de ser madre por un poco más de tiempo.

Sayfa no dijo nada, pero se veía que le gusta verme como le daba el biberón a la pequeña Silf, una vez terminado el biberón y después de cambiarle el pañal, la volví a meter en su cuna, se volvió a dormir, Sayfa me dijo que era normal, que al ser tan pequeña, el poder que iba absorbiendo le dejaba exhausta.

La puse en su cunita y me acerqué a Sayfa, estaba metida en el agua solo tenía la cabeza fuera. Las heridas parecía que estaban cicatrizando bien, ella también estaba exhausta. De repente empecé a notar distintos olores, eran licántropos. Sayfa salió del agua se puso su vestido y cogió a la pequeña Silf en brazos.

Sayfa se colocó detrás de mí, nos pusimos en una zona estratégica donde nos tendrían que atracar de uno en uno, pues en ese sitio angosto no entraban dos personas a la vez. No eran licántropos normales, eran más rápidos y un poco más grandes, además que tenían la habilidad de poder esconder su olor, eso seria gracias a los poderes de ese tal Elminster. El primero quería probar mi fuerza, había oído que había hederado la fuerza del gran Wolf y quería comprobarlo. No luchaba mal, pero tenía un cuerpo demasiado grande y el sitio donde estábamos entorpecía sus movimientos. De una patada en una de sus rodillas, hice que hincara la rodilla y después de agarrar su cabeza le incruste mi rodilla en su rostro.

El golpe fue tan fuerte que aparte de romperle los dientes, hice que perdiera el conocimiento. Dos más tenían la misión de secuestrar a Silf, encendí mis ojos y los incineré antes de que se acercaran a la cunita de Silf. Para poder usar mis llamas, tengo que mirar a mi objetivo, eso lo utilizo el último que quedaba en pie y seguramente su líder para clavarme su espada en el estómago.

Empecé a echar sangre por la boca, el muy iluso empezó a reírse. Se creyó que esto me detendría, cogí la mano que empuñaba esa espada y la apreté con todas mis fuerzas para que no pudiera soltarse, después me atravesé con la hoja de la espada hasta la empuñadura. Su frente quedo pegando a la mía, yo empecé a reírme y encendí mis ojos mirando a los suyos llenos de terror, mientras mis llamas lo envolvían y empezaban a incinerarlo.

Intentaba sacar la espada de mi cuerpo, pero no le dejaba, mi fuerza era superior. Lo incineré despacio viendo esos ojos llenos de terror, entonces antes de que se volviera cenizas le dije.

• Algún día los ojos de Risk desprenderán el mismo terror que los tuyos.

Cuando ese licántropo se hizo cenizas yo caí de rodillas al suelo con la espada todavía clavada en mi estómago, saliéndome sangre a borbotones.

Continuará.