Sandy
Cuando apareció en el monitor una sonrisa se dibujo en mi rostro. Sus preciosos ojos negros miraban directamente hacia la cámara. Esa mirada. Me intrigaba y me fascinaba al mismo tiempo.
Este era un día de trabajo realmente pesado.
Me encontraba totalmente concentrado en mis pendientes de oficina. La columna de documentos por revisar era interminable.
Tenia que terminar antes de la media noche, así que no podría distraerme con nada.
Tenía el messenger encendido, pues esperaba que un compañero de trabajo me enviara un documento extraviado y el tenia una copia en casa. En cuanto llegara se conectaría a Internet y me lo pasaría por el messenger.
Revisaba uno de tantos documentos, cuando escuché el sonido familiar del messenger que avisaba que alguno de mis contactos había entrado en línea. Esperando que fuera la única persona que me interesaba revisé mi lista y en ese preciso instante recibí un mensaje.
No era un mensaje de mi compañero de trabajo, así que, molesto, tome el mouse y me dispuse a bloquear al contacto. No quería ni la más mínima distracción esa noche.
Pero mi dedo no pudo presionar el botón cuando vi el nombre de quien me escribía. Era Sandy, una amiga con la que charlaba de vez en cuando en línea.
Sandy es una de las mujeres más sensuales y hermosas que conozco y eso no solo impidió que bloqueara al remitente, sino que centro mi atención en su mensaje y me dispuse a contestarle.
Un simple "Hola!" aparecía en el mensaje, pero para entonces yo ya había olvidado todos los papeles que tenia sobre el escritorio y comencé a escribir una respuesta.
Apareció una invitación para charlar con cámara. Acepté de inmediato.
Cuando apareció en el monitor una sonrisa se dibujo en mi rostro. Sus preciosos ojos negros miraban directamente hacia la cámara. Esa mirada. Me intrigaba y me fascinaba al mismo tiempo.
Un hoyuelo en su mejilla, se marcó al sonreír ella a su vez. Este gesto muy de ella, es capaz de derretir a cualquiera.
Mi vista bajo unos centímetros y mi respiración se detuvo al mirar su cuerpo.
Vestía solamente un ligero camisón con un escote amplio. Sus hermosos senos sobresalían por la parte superior de su prensa.
Estuvimos charlando de sucesos del día todo el tiempo sin ninguna intención sexual. Por eso, me sorprendí cuando de repente dijo:
- ¿Me das un minuto? Ahora regreso.
Un minuto después regresó vestida solamente por un bra negro de media copa que dejaba gran parte de sus senos a la vista.
Mi impresión fue tal, que no logré escribir nada.
Ella se sonrió y comenzó a pasar sus dedos por la copa de su bra. Después, su dedo índice por dentro de el, presionando levemente su seno y aumentando mi ritmo cardiaco.
Muy lentamente, por momentos que me parecieron eternos, comenzó a descubrir un seno y luego otro.
Bajo totalmente las copas de su sostén pero sin retirar las manos de sus senos.
Sus manos poco podían hacer para cubrir ese par de senos hermosísimos.
Mi respiración era cada vez más fuerte y mi pene respondía a la vista de lo que tenía enfrente.
Noté que su respiración, como la mía, se volvió más fuerte, pues sus senos subían y bajaban al ritmo de ésta.
Esta era la imagen más hermosa que me podía regalar en ese momento.
Algo cambio Bajó primero una mano. Después la otra.
Se puso de pie...
Su pubis, casi depilado, formaba ese triángulo de placer infinito.
Una delgada y sensual línea de pelo púbico que no cubría nada, indicaba el camino al paraíso.
Se giró lentamente y la vista de sus impresionantes nalgas llevaron a mi pene al máximo.
Mis dedos se paseaban sobre el glande de mi pene acompañando mi placer visual.
Bajó una mano a su entrepierna y su dedo medio comenzó a acariciar su monte y con giros suaves, su clítoris.
Su dedo comenzó a entrar y salir lentamente.
Se sentó nuevamente frente a la cámara. Juntó sus brazos, sin dejar de tocarse y pegando un seno contra otro dio un suspiro que casi me provoca un orgasmo.
A este punto, poco podía hacer para detener mi clímax.
Su mano derecha jugaba con su húmeda vagina, su mano izquierda con su seno derecho, apretando su pezón ahora o todo el rededor después.
Cerró sus ojos con fuerza, echó la cabeza hacia atrás, abrió la boca y gimió con fuerza mientras mis testículos descargaban todo el placer contenido todo este tiempo.
Nos quedamos quietos un rato. Sin decir nada, sin escribir nada. Solamente nos sonreímos mutuamente, cerramos la conexión y soñamos con ese momento durante mucho tiempo después.
Victor