Sandra y Romina
Este relato qué principalmente se lo dedico a mi amiga Romina Carol, y a todas las lectoras y lectores de TR, es pura fantasía, aunque me hubise gustado vivirlo, tal cual, con ella. Espero que os agrade y os guste. Un beso. Sandra Raquel.
Sandra y Romina
Contaba las horas con impaciencia para ir a recibirla al aeropuerto de Madrid-Barajas. Desde qué había recibido su carta, en la que me decía que el próximo 9 de Julio llegaría a Madrid, para realizar un Máster en Informática de Seguridad, sentía una ansiedad creciente por volverla a ver.
Días atrás, había pactado con mi jefe, cogerme unas vacaciones anticipadas y aunque me puso mala cara, nunca me negaba nada, puesto qué a veces salía con él algunos fines de semana.
Tenía el chalet, totalmente acondicionado, para recibir a Romina. Su dormitorio estaba totalmente preparado siguiendo los gustos de ella, al menos en la parte qué recordaba cuando la visité en Buenos Aires, hacía un año.
Por los correos electrónicos y algunas breves llamadas, sabía de la atracción que Romina sentía por mí, a la que yo correspondía en igual o mayor medida. Pero nunca habíamos podido estar solas y sólo nos habíamos besado y acariciado fugazmente aquella vez.
Decidí darme una nueva ducha, para que el tiempo se me hiciese mas corto. Disfruté debajo del chorro de agua fría con mil pensamientos calenturientos, que me hacía sentir el agua templada, mientras mis manos recorría mi cuerpo desnudo y me retorcía los pezones.
Terminé la ducha, por fuerza de voluntad. Me sequé y me apliqué un suave perfume en todo el cuerpo, esperando le gustara su olor.
Consulté el reloj y decidí que ya era el momento de poder salir e ir a buscarla en coche. La distancia era corta y en menos de 20 minutos estaría en el parking del aeropuerto.
Conduje con precaución y atención todo el trayecto, con el fin de evitar un percance y perderme la gran ocasión.
En cuánto la ví aparecer por la puerta de salida, sentí el corazón en la boca y las pulsaciones me subieron de un modo exagerado.
- ¡¡¡ ROMYYYY.........!!!...Aquí.....Aquí estoy......
Romina miró en varias direcciones, algo confundida y sin poder detectar de donde procedía mi grito. Mientras ella seguía alternando su mirada, corrí hacia ella cómo una loca, tropezando con otros pasajeros, hasta que por fin me vio y corrió torpemente hacia mí, arrastrando su enorme maleta y sus bolsos de mano.
Sandra........ohhhhh...mi Sandra.....estás guapísima.
Hola Romy, qué nervios tenía por la espera.....
Nos abrazamos fuertemente, ante algunas miradas de quienes nos rodeaban y a los que nosotras, ni nos habíamos fijado, mientras nos mirábamos, besábamos y volvíamos a abrazar, con auténtico frenesí.
Cuándo nos calmamos un poco, nos volvimos a mirar riendo y llorando de emoción y caminamos juntas hasta el parking en donde tenía aparcado mi Hyundai Santa Fe automático, al tiempo que arrastraba la maleta y ella portaba sus bolsos de mano.
Estaba guapísima y sentir el roce de su cuerpo, me producía una gratificante taquicardia.
Nos acomodamos dentro del coche y antes de arrancar, tras cerrar con seguro las puertas, acercó su cara hacia la mía y mientras me besaba, metió su mano derecha por debajo de mi blusa, para acariciarme los pezones generosamente.
Me dejé hacer durante unos segundos, para después hacerla separarse de mí y poder salir del parking, aunque con mi blusa medio desabrochada, que el de la caja se quedó con los ojos haciendo chirivitas.
Durante el corto trayecto a casa, hablamos de varias cosas atropelladamente, mientras conducía y mi mano derecha quedaba apoyada sobre su desnudo muslo izquierdo, al tener la minifalda subida.
Una vez dentro del enorme chalet, guardado por mis tres perros de raza Labrador y tras saludarlos uno por uno y presentarles a la nueva invitada, entramos en la casa y se la enseñé con nerviosismo, pero con resolución.
El chalet estaba muy alejado de otros y el acceso no era fácil, por lo que nos sentíamos bastante libres.
Romy, qué tal te parece la casita?.....y tu dormitorio?.
Sandra, es todo genial. Me encanta la casa, el lugar y los perros, pero sobre todo la dueña de la casa......jajajajaja.
Gracias preciosa. Venga, un baño en la piscina te vendrá genial. Quieres un bañador?.
Tu te lo vas a poner?.
No tenía pensado ponérmelo, pero cómo tu prefieras.
Entonces Sandra, mejor a pelo, como decimos por allá.
Te apetece tomar algo?.
Una cerveza fresquita estaría genial.
Marchando una de cervezas!!!........jajajajaja. Ponte cómoda que tardo ná y menos.
Mientras Romina se quitaba la ropa, dejándola sobre una tumbona, me acerqué hasta el porche y cogí una nevera a la que eché hielo y metí 6 cervezas Mahou ya frías. Después preparé unos aperitivos y los saqué hasta debajo de la sombrilla, en donde Romina se desperezaba mostrándome su magnífico cuerpo desnudo. Al llegar me quité la ropa aprisa y me acerqué hasta ella, para volvernos a besar y acariciar de un modo más sensual que la primera vez.
Esta vez, fue ella quién me llevó hasta el borde de la piscina y aún besándonos y acariciándonos, nos lanzó al agua fría de la misma.
El chapuzón fue maravilloso aunque nuestras bocas se separaran, tras impactar en el agua. Nadamos un poco una junto a otra, y en segundos braceamos para entrar en calor. Poco después salimos del agua y Romina se echó en la tumbona sin secarse, a esperar la cerveza bien fría.
Tomamos un par de tragos de la fría cerveza, que nos supo a gloria y nos sentamos debajo de la sombrilla, para pinchar unos aperitivos y hablar de algunas cosas, ya totalmente relajadas.
Romina, me relataba cosas que la había sucedido, con sus movimientos de manos al tiempo qué contaba tal o cual cosa.
Era un deleite verla y tenerla desnuda, hablando por los codos, pero con esa dulce y cálida mirada de sus ojos marrones, que parecían hipnotizarme a cada instante que pasaba.
Yo, también le hablaba de mi trabajo, qué era el de informática en una gran empresa de seguros. Además de pequeñas vicisitudes que me habían acaecido. Y eso sí, las dos refiriéndonos a pequeñas aventuras con hombres solamente.
Era curioso, porque siendo bisexuales, nuestras vidas separadas, solo se relacionaban directamente con hombres, aunque es verdad que algunas veces habíamos lamido algunas tetas y coños, pero cómo dentro del propio juego de los tríos o de las pequeñas fiestas y orgías, en las que hubiésemos estado.
Sandra, otra cervecita me iría genial, que me he quedado seca de tanto hablar......jajajajajaja.
Eso está hecho, mi amor.
Saqué un par de botellas chorreantes de agua y le pasé una a ella y la otra para mí, brindando con un entrechocar de los cuellos de las botellas y dando un gratificante trago.
Romy, me dijiste que el Máster comenzaba el 1 de agosto, es así?.
Sí, el primero de Agosto, por lo que tendremos un montón de días antes, verdad?.
Claro que sí, amor. Qué te gustaría hacer ahora?.
Pues sin dudarlo irme a la cama.
Sola?.
Si.......sola junto a tí, claro. Siento ansiedad por tenerte solita para mí y beber tu fuego.
Uuummmmmmm, me parece ideal Romy. Creo que más que cuerpo, tengo fuego. Será una delicia amarnos. Bebamos la cerveza tranquilamente, qué tenemos todo el tiempo del mundo para nosotras dos.
Romina me miró sin intentar disimular su estado febril para estar juntas y amarnos salvajemente, como tantas veces habíamos soñado, pero sin poder evitar posar su mano derecha sobre mi pecho y recorrerlo entero, pellizcando levemente mi pezón izquierdo. Yo por mi parte, posé mi mano es su pubis tan totalmente depilado como el mío y surqué suavemente los labios vaginales, empapados ya en flujo cálido.
Nos levantamos cómo dos autómatas y sin dejar de acariciarnos levemente, entramos en el interior de la casa yendo a mi dormitorio y dejándome caer en la enorme cama, para que ella me comenzara a torturar de placer cada fibra de mi ardiente cuerpo.
Romina, me obligó a mantenerme abierta en aspa, cómo si estuviese atada y mientras la miraba con ojos turbios, comenzó dándome pequeños besos por todo el brazo derecho, comenzando por la muñeca y terminando en mi axila, para continuar por la ascensión de mi pecho y pasando por el pezón, subir por la parte lateral de mi cuello hasta mi oreja y pasar de ahí a mi ojo, nariz y boca en donde metió lengua entre jadeos enormes por mi parte. Y sin detenerse, comenzó con sus besos en la otra parte de mi cuerpo, pero en sentido inverso hasta llegar a mi muñeca en donde se detuvo.
Repitió la misma operación, pero esta vez arrastrando su pezón izquierdo por las mismas zonas que antes y al llegar a mi pezón, detenerse unos segundos rozando uno contra el otro, mientras mis tetas subían y bajaban acompasadamente al ritmo de mis alterados jadeos. Sentía mi cuerpo sudoroso y de mi vagina corría un cálido flujo que se depositaba en mi ano. Romina, sabía lo que estaba sintiendo y soportando, así que se esmeraba en hacerme diabluras con ese pezón, para proseguir con el otro en sentido inverso, por la otra parte de mi cuerpo.
Deseaba abrazarla, estrujarla, besarla y acariciarla salvajemente, pero sin embargo me mantenía en la postura inicial, sintiendo palpitaciones tan profundas, que anunciaban un comienzo de orgasmo. Veía sus tetas pendiendo sobre mi cuerpo y sentía nublada la visión, al tiempo que me lamía los labios del puro placer que estaba experimentando.
Romina, se comportaba de un modo sádicamente eficaz, haciéndome sentir volar de placer. Y repitió la misma operación, pero esta vez con sus dedos y arrastrando suavemente las uñas por mi brazo y al llegar a mi oreja meter la lengua y soplar aire caliente dentro, al igual qué en mi boca a la que lamía con fruición y después bebía mis flujos salivares. En el pezón izquierdo fue contundente y lo lamió, después lo besó y mordisqueó, mientras me debatía en ligeros espasmos de placer, para terminar retorciéndomelo una y otra vez y cada vez con mayor fuerza, hasta hacerme delirar de placer. Romina, prosiguió con la otra parte de mi cuerpo, pero como observaba que ya estaba alcanzando el umbral del clímax, aceleró para pasar su boca por mi vientre y ya sin dejarme de retorcer los pezones llevar su boca hasta mi vagina encharcada en donde sus labios libaron el néctar que derramaba a chorros. Y en cuánto su lengua se introdujo en mi vagina, al tiempo que sorbía y me retorcía fuertemente los pezones, sentí que ya no podía más y abrazándome a su cabeza exploté en un largo, fuerte y ronco grito de placer, al sentir el orgasmo más fuerte de mi vida.
Continué resoplando y retorciéndome, al tiempo que sujetaba su cabeza entre mis muslos y que ella siguió acariciando mi vagina y bebiendo mis flujos, con auténtico placer.
Cuándo logré serenarme un poco, la hice ascender la cabeza hasta la mía, para lamerla la cara, los labios y meter mi lengua dentro de su boca y deleitarme con el olor propio de nuestros cuerpos.
Romy, siento haberme ido tan rápida y no darte tiempo a más.
No te preocupes amor. Te has sentido bien?.
De maravilla. Jamás había experimentado un orgasmo semejante. Es más, casi volvería a orgasmar con sólo recordarlo.
Sandra, verte en este estado convulsivo también me ha excitado a mí, así que tranquila mi vida.
Gracias Romy, te amo.....mmmm, sentirte así es ya algo maravilloso. Ahora me vengaré en tu cuerpo y te haré sufrir lo indecible.
Ummmmm, suena genial Sandra. Deseo recibir ese tormento cruel y largo.
Sandra se movió lentamente, dejando que el cuerpo de Romina cayera a su lado y así de ese modo, mantenerse las dos sobre la cama, mientras su boca buscaba la suya y las manos recorrían suavemente cada cm de piel de su cuerpo, sin siquiera rozar sus zonas erógenas.
Mientras sus bocas se fundían en besos de tornillo y sus lenguas luchaban enardecidas, Sandra sentía las pequeñas sensaciones de placer en el cuerpo de su amiga, que se dejaba hacer, pero apretaba su vientre contra el de Sandra, sintiéndose ambas casi un mismo ser.
Romina, estaba dispuesta a dejarse hacer cualquier cosa que se le hubiese ocurrido a Sandra y aunque por el momento, sus manos acariciaban también la espalda y costados de Sandra de un modo tembloroso, delicado y pausado, sabía que pronto ya no podría seguir acariciándola, hasta que Sandra diese por finalizada su sesión.
Sandra se separó del cuerpo de Romina, haciéndola girar el cuerpo, hasta que ésta quedó bocabajo.
- Romy, comienza la sesión.....espero que goces tanto o más que yo.
Romina, nada dijo y se quedó quieta a la espera de comenzar a sentir las caricias ciegas de placer. Sandra, comenzó con sus cabellos, introduciendo sus dedos entre los mismos y semi masajeándola la cabeza, para a continuación bajar sus dedos suavemente hasta su cuello y pasarlos a sus redondos hombros, al tiempo que sus labios besaban tenuemente cada parte que sus dedos tocaban.
Sandra, masajeó su espalda y costados, acompañado de suaves caricias de sus uñas y besos húmedos que lograban poner “carne de gallina” en casi todo el cuerpo de Romina.
Tras unos segundos en la espalda, comenzó por acariciar sus redondas nalgas del mismo color que el resto de su cuerpo, lo que indicaba que se había cuidado muy bien.
Cuándo posó sus labios sobre las mismas, sintió que Romina se agitaba y se retorcía ligeramente de sensaciones placenteras. Sandra la besó las nalgas repetidas veces y fue soltando flujo salivar entre sus dos redondeces, logrando que corrieran por encima de su ano y terminaran encharcando los labios vaginales. Y acto seguido, sorbía sus propios flujos de las zonas en las que habían quedado, escuchando ya el ronco jadeo de ella.
En cuanto su lengua rozó el ano y la vagina, Romina pareció retorcerse de placer, pero Sandra siguió recorriendo la parte trasera de los muslos, cada uno con una mano distinta y besando y lamiendo sin cesar, hasta que llegó a las plantas de los pies, que lamió entre resoplidos de placer y pequeñas contorsiones del cuerpo de ella.
Sandra, la volteó y pudo apreciar la mirada vidriosa por el placer de Romina y su respiración jadeante y hasta babeante. Acercó la boca a la de ella y la besó dulce y sensualmente en cada poro de su rostro y principalmente en la boca, a lo que ella correspondió con su lengua palpitante y cálida.
Se separó lentamente de su boca, mirándola llena de placer a los ojos, al tiempo que con los pezones, acariciaba los de Romina haciendo pequeños círculos sobre los mismos y notando como el cuerpo de ella se arqueaba y resoplaba de placer.
Dejó caer largos hilillos de su saliva sobre cada uno de los pezones y el ombligo de Romina, para a continuación extender el líquido ayudada de sus pezones y a continuación lamerlos con la lengua, sorbiéndolos con fruición.
Romina, se retorcía ya de pequeños espasmos y ansiaba abrazarse fuertemente al cuerpo de Sandra y no separarse hasta mucho después de haber orgasmado, pero Sandra no se lo permitía y tan pronto cómo la vio que se serenaba acercó su lengua ardiente a los pliegues de la vagina y horadó entre los labios, haciendo que el clítoris aumentase de tamaño brutalmente, lamiéndolo con lentitud y para cuándo veía que iba a orgasmar, morderlo y así contener el orgasmo.
Sandra repetía esta operación de vez en cuando, tras acariciar con la lengua el ano o bien el interior de la vagina, a los que soplaba aire ardiente para sobre excitarla.
Romina, deseaba orgasmar, pero Sandra sabía quitárselo a tiempo, aunque Romina no cesaba de jadear un solo momento y retorcerse de placer, con todo su cuerpo sudoroso y la mirada perdida.
Sandra era muy consciente del estado tan brutal en el que se hallaba su amada Romina, pero aún así la hizo aún unas cuantas diabluras más, oyendo resoplar y hasta gritar a su amor. Sabía que Romina iba a estallar en cualquier instante por lo que decidió lamerla con verdadera ansiedad y velocidad la vagina, el ano y sobre todo el clítoris, hasta que finalmente Romina estalló en un grito profundo, ronco y brutal, mientras se estremecía en convulsiones extremas y sus manos agarraban con fuerza el pelo de Sandra, al tiempo que esta metía sus dedos en el ano de ella, para que la sensación fuese aún más y más profunda y excitante.
Romina, se tiró cerca de 5 minutos resoplando, retorciéndose y gritando de placer, dejando la cara de Sandra pegada a su pubis, al tenerla entrelazada con sus piernas.
Cuándo Romina se fue serenando, liberó la cabeza de Sandra que subió hasta la suya para besarse dulce y extremadamente sensual, al tiempo que quedaban abrazadas y cubiertas de sudor.
Sandra......ufff, ha sido lo más brutal y maravilloso que he sentido en toda mi vida. Me has dejado muerta, mi amor.
Me alegra que hayas disfrutado de verdad, Romy. También he disfrutado yo y mucho de sentir tus jadeos y contorsiones.
Se miraron serenamente al tiempo que se iban tranquilizando y comenzaba un pequeño sopor, sobre todo en Romina que quedó dormida ante la atenta y dulce mirada de Sandra, que unos minutos después también quedaba dormida y abrazada a su amor.
Cuándo despertaron se sintieron como del regreso de un sueño especialmente dulce. Se volvieron a besar suave y dulcemente, pero ya sin caricias excitantes, aunque sí maravillosas.
Se levantaron al poco y entraron juntas al cuarto de aseo. Romina orinó mientras Sandra preparaba toallas y los geles. Al final se ducharon, enjabonándose mutuamente y después también se secaron la una a la otra.
Y cómo ya era atardecido, pues habían dormido más de 6 horas, decidieron hacer una ensalada y cenar al fresco del atardecer, con un delicioso y frío vino rosado.
Romina, se encargó de hacer la ensalada al estilo de su país y Sandra, preparó unas tostas variadas y unas lonchas de jamón ibérico.
En el exterior, corría una suave y agradable brisa y se sentaron dispuestas a dar buena cuenta de la cena y el vino.
Sandra escuchaba ensimismada a Romina, cómo relataba sus últimas vivencias en Buenos Aires. Y de vez en cuándo, metía baza para relatar algunas de las suyas, entre gestos de sorpresa y risas contagiosas de ambas.
Al terminar la cena, decidieron ir a pasear por la urbanización y así bajar la cena un poco, antes de irse a dormir.
Romy, te apetecería un lingotazo?.
Pues la verdad, es qué después de esta copiosa cena, se agradecería bastante.
Pues vamos a visitar a un amigo mío y así de paso te lo presento. Es un encanto, ya lo verás.
Vale, comencemos a conocer a tus amiguetes..jajajajajaja.
Sandra, la miró riendo a su vez y la indicó una casa enorme al final de la urbanización.
A veces nos visitamos sin previo aviso. Claro que algunas veces nos hemos pillado ocupados. Pero en cualquier caso, con Mario no hay el menor problema. Sí no puede estar con nosotras, al menos nos atenderá en persona. Ah, espero que no te den miedo los perros.
No, no me dan miedo alguno. Qué tipo de perros son?.
Tiene dos galgos maravillosos, qué creo están enamorados de mí....jajajajaja.
Jajajajajaja. No me extrañaría lo más mínimo Sandra.
Al aproximarse a la puerta exterior, Sandra pulsó el timbre. Y unos segundos después respondía la voz agradable de Mario, qué al saber que se trataba de Sandra y una amiga, fue personalmente a abrirlas y hacerlas pasar al jardín.
Sandra, que alegría de verte. Y tu amiga se llama...?.
Me llamo Romy, un placer conocer a un amigo de mi amiga.
Jajajajajaja.....el placer es mío, pasad. Espero qué no te asusten los perros. Fíjate cómo te miran. Parecen débiles, pero tienen mucha fuerza. Tom y Jerry, como aquellos dibujos animados.
Los perros estaban atentos a cualquier indicación de su amo, sin perder de vista a Sandra y Romy. Después de qué Romy los acariciara y hablase con ellos, cómo si pudiesen entenderla, remolonearon junto a Sandra y correteando junto a los tres, llegaron hasta un cenador en donde Mario había estado tomando una copa.
Bueno, poneos cómodas. Y qué os trae por aquí?. Ah, antes....qué deseáis tomar?.
Romy, lo qué elijas, él lo tiene.
Mario, podría ser un vodka con naranja?.
Por supuesto que sí, Romy. Y tu, Sandra?.
Un whiskito con hielo, me vendrá genial, gracias Mario.
Lo preparo ipso facto. Contadme cositas mientras.
Sandra, le comenzó a referir todo acerca del viaje de Romina a España, para el Máster y qué acababa de llegar por la mañana y algunas cosas más, qué lograron que Romina se sonrojara perceptiblemente, mientras Mario sonreía.
Sandra, no seas tan mordaz. Qué va pensar nuestra amiga de sus anfitriones. Romy, no te preocupes. Sucede que Sandra y yo nos contamos todas las vivencias que tenemos desde hace ya un par de años y claro, se le ha escapado lo vuestro.
Perdona Romy, no me di cuenta. Pero es verdad lo que dice Mario. Con él no existen problemas de ese tipo. Es cómo si fuera tu confesor.
Vale, dejadlo, ya me habéis convencido. No pasa nada. Mario, gracias por la bebida, está deliciosa.
No hay de qué, Romy. Espero que paséis más veces por aquí. Sí lo hacéis las dos, yo me encargo de ponerle bozal a Sandra. Jajajajaja.
Rieron los tres con ganas y charlaron amigablemente de varias cosas y anécdotas de cada uno de ellos, mientras caían otras dos copas más cada uno, por lo qué pocas horas después, Sandra y Romy estaban ligeramente colocadas y totalmente alegres.
Hacia las 11 de la noche, decidieron que ya era hora de volver a casa y qué mañana sería otro día. Se despidieron de Mario, que las acompañó hasta el exterior de su parcela y las dio un cálido beso a cada una en los labios. Al qué correspondieron ambas, aunque Romy tardó 3 segundos en reaccionar y aceptar el beso, qué compartió agradablemente.
El camino de regreso, con noche ya cerrada y ausencia de ruidos, se les hizo corto y agradable. Cuándo entraron en la casa, Romy se descalzó y se estiró placenteramente al echarse sobre el sofá, mientras Sandra se desnudaba para estar más cómoda.
Sandra, tu amigo Mario es genial, me lo he pasado de maravilla. Y reído a rabiar. Mira qué tiene gracia para contar las anécdotas.
Si, la verdad es qué con él, nunca te puedes aburrir. Y si llegara a suceder, te abraza, te mima, te besa, te acaricia y te mete dos polvazos seguidos, que te dejan como nueva......jajajajajaja.
Pues sí qué es socorrido el buen Mario, si.......jajajaja.
Nos vamos a la cama, o prefieres echar la última?.
Prefiero una copita más y fumar unos cigarrillos. Me estaba quitando de fumar, pero me apetece fumar ahora.
Vale, te pongo lo mismo que has estado bebiendo?.
Si, lo mismo, amor.
Sandra la miró con una sonrisa sensual, mientras se acercaba al mueble bar y servía una copa para cada una de las dos, al tiempo que Romina se desnudaba del todo y se retorcía y estiraba de placer con un cigarrillo encendido en la boca.
- Me siento de maravilla, Sandra. Anda ven y siéntate junto a mí y así tomamos la copa juntitas.
Sandra, le entregó la bebida y se sentó al lado de Romina, pasando su brazo derecho por los hombros desnudos de ella, al tiempo que hacía un brindis con la bebida. Bebieron lentamente y tras dejar las bebidas y el cigarro a un lado, se abrazaron y besaron dulce y sensualmente, mientras sus manos acariciaban suavemente los pezones y el vientre de la otra.
Romina, se separó y tomó la copa, dando un leve trago y llevándose el cigarro a los labios, se recostó en el sofá posando su cabeza, sobre los suaves muslos de Sandra y ésta le seguía acariciando las tetas y el rostro al tiempo que le quitaba el cigarro, daba un par de caladas y se lo devolvía.
Al cabo de una media hora se fueron a la cama tras lavarse los dientes y se abrazaron y besaron, quedando dormida Romina y Sandra pocos minutos después.
A la mañana siguiente, ya pasadas las 11 de la mañana, seguían durmiendo como dos tortolitas muy acarameladas.
Mario, qué había estado corriendo una hora, se dio cuenta de que no había señales de actividad en la casa de Sandra y le extrañó que ella no anduviera por el jardín liada con las plantas, así que se decidió a entrar en la casa, cómo había hecho tantas otras veces.
Al no encontrar a nadie por la cocina, ni en la parte de atrás, subió hasta el dormitorio de Sandra y allí se las encontró durmiendo aún, medio destapadas. Se acercó con sigilo y tras cubrir la desnudez de las dos, agitó levemente el brazo de Sandra para que se despertara.
Cuándo lo logró, Sandra se quedó perpleja al encontrarse con el gesto sonriente de Mario. Habló bajito para no despertar a Romina, pero al incorporarse quedó desnuda hasta la cintura y otro tanto sucedió con su amiga, qué seguía durmiendo plácidamente.
Romina, al no sentir el cuerpo de Sandra a su lado se despertó y al ver a Sandra incorporada y a Mario mirándola, se agarró a la sábana y lanzó un terrible grito, que dejó perplejos a los otros dos.
Sandra, la tranquilizó acariciándola la cara y diciéndole la hora qué era. Y al fin Romina se serenó y sonrojada cómo la grana, logró mirar a Mario, qué acto seguido salió del dormitorio, diciendo que estaría en la cocina, preparando el desayuno.
Sandra, que....qué hacia él dentro de la casa. Ha sucedido algo?.
No debes preocuparte por nada, Romy. Mario se extrañó que a estas horas no hubiese actividad alguna en el jardín. No es la primera vez que entra en la casa, para eso tiene llave, qué le di yo misma hace tiempo.
Romina, se quedó aún un tanto desconcertada, pero asintió y se levantó para ir al baño. Sandra, también se levantó y bajó a la cocina cubierta con una suave y corta bata de raso.
Mario, buenos días. Le has dado a la pobre Romy un susto de infarto. Ahora está en el baño, no creo que tarde en bajar. Y la verdad, he dormido de un tirón.
Me alegro por ti....bueno, por vosotras. No era mi intención asustar a Romy. Me disculparé en cuánto aparezca.
Ya he aparecido Mario.....buenos días.
Vaya, Romy.......yo...lo siento, entré sin mala intención para ver sí sucedía algo, al no ver actividad, dada la hora que era.
Bueno, no pasa nada. La verdad es qué me comporté cómo una niña pequeña.
Ya está bien de disculpas. A desayunar todos, que las tripas se me están revolucionando. Mario, encárgate del café. Y tu Romy, saca cubiertos. Yo me encargaré de lo demás.
Desayunaron conversando animadamente y decidieron qué al estar Mario unos días de vacaciones, él las llevaría de excursión por varios pueblos de la sierra de Madrid y en otros días, a ciudades cercanas y con cierta fama y renombre.
Viajar con Mario siempre era muy entretenido, ya qué conocía cada lugar en todos sus más nimios detalles. Para eso tenía la cátedra de Geografía e Historia de España. Pero, además tenía un modo de ser directo y ameno, que hacía enloquecer de risas, a veces, a sus interlocutores. Las historias, por muy graves que fueran, las contaba con una chispa de humor, que hacía qué quién le escuchaba deseara saber más.
Romina, probó el cordero de Segovia y el chuletón de Avila, además de muchos otros productos de las tierras de Castilla.
Algunas veces iban en su coche y otras él proponía viajar en tren, para así poder deleitarse más con el paisaje, además de poder beber sin problemas los buenos vinos tintos de la tierra.
Romina se sentía encantada de esos 20 días en qué no pararon de viajar y divertirse por la naturaleza, las poblaciones y sus gentes.
Sandra, de igual modo, se sentía totalmente feliz de ver cómo su amiga se divertía y cómo Mario le lanzaba alguna qué otra indirecta y a veces hasta le tiraba los “tejos” (proposiciones de placer), pero Romina siempre con una sonrisa hacia él, se resistía a dejarse llevar de sus impulsos primarios y de ahí no pasaba.
Cuándo Mario tuvo que incorporarse a su trabajo docente y otras actividades diversas, ellas siguieron moviéndose por su cuenta en los diez días que apenas quedaban para que Romina diese comienzo su Máster de Información y Seguridad en la Red.
Cada noche, desde el primer día, habían dormido juntas y a esas alturas de convivencia, parecían ya inseparables. Era, cómo si hubiese sido así toda la vida.
Esa noche, habían cenado en un restaurante argentino, a base de una buena carne roja, vino y postres variados, además de un café y un par de copas de licor.
Al llegar a casa, estaban contentas y animadas, por lo que cayeron otro par de copas más, haciendo que poco a poco los vapores etílicos las envolvieran en una especie de aura de placer y se fueran desnudando la una a la otra, entre ligeros susurros y caricias altamente sensuales. Poco a poco se fueron acercando a la cama común y cayeron sobre la misma, abrazadas y comiéndose a besos y evolucionando en sus caricias eróticas, provocando una sobre excitación que las volvía locas de amor, sexo y el ansiado placer.
Romina surcaba suavemente la piel desnuda de Sandra, rozando especialmente los pezones, qué estaban ya muy inflamados de las sensaciones, al tiempo que Sandra hurgaba en el clit con dedos expertos, lo que provocaba en Romina jadeos roncos de placer.
Los besos en las dos eran apasionados y con lenguas vivas, que surcaban las cavidades bucales de la otra. Sus babas rebosaban de las comisuras de sus labios, mientras seguían acariciándose mutuamente.
Romina, fue la primera en tomar la iniciativa de separar sus labios de los de Sandra y comenzar a lamerla el cuello, los pezones y bajando su lengua ágil y serpenteante por el cuerpo de Sandra, ubicarse en el ombligo y lamerlo, e introducir su lengua en el pequeño orificio, provocando sensaciones convulsivas en Sandra, qué se debatía en un inmenso placer.
Al tiempo qué Romina iba girando su cuerpo, para llegar con sus labios al pubis de Sandra, ésta situó su lengua entre los muslos de Romina, lamiéndolos con largas pasadas, al tiempo que sentía cómo la piel de Romina se erizaba ante los húmedos contactos.
Sandra, agarró las nalgas de Romina con sus dos manos, separándola los cachetes del culo al tiempo que con su lengua horadaba el ano de Romina, que se estremeció al sentir semejante calor húmedo en esa zona, sin embargo se dejó hacer inmersa en una serie de sensaciones que la volvían loca de placer.
Pero, Romina sabía qué deseaba hacerle a su amada Sandra, para qué ella también experimentase los delirios del placer total. Y su lengua se introdujo entre los pliegues vaginales de la vagina de Sandra, al tiempo que con sus lengua juguetona, recorría todo el canal, desde el perineo hasta el clítoris y notaba cómo Sandra se estremecía de placer.
Sandra, por su parte introducía su dedo anular en el ano de Romina, mientras con la lengua también la surcaba la vagina, logrando que el clit se inflamara y creciera, hasta poder cogerlo entre los dientes y mordisquearlo suavemente, ante contorsiones virulentas por parte de Romina, que mojaba su vulva llena de efluvios pre orgásmicos.
Sandra la seguía a la zaga en cuánto a sensaciones álgidas de placer y resoplaba fuerte sobre el sexo de Romina, que se estremecía de sensaciones sublimes.
Las dos se retorcían en la cama, con sus muslos apretando fuertemente la cabeza de la contraria, por momentos, al tiempo que sus manos y principalmente sus uñas laceraban el vientre y espalda de la otra.
Sandra sentía cómo todo su ser se enervaba camino de un clímax total, cuándo Romina comenzó a pellizcarla los pezones con saña al tiempo que la mordía el clit y soplaba dentro de la vagina encharcada, lo que provocaba convulsiones inimaginables en Sandra que apenas podía sujetar el orgasmo que ya se anunciaba.
Así continuaron las dos, conteniendo sus orgasmos, para poder seguir disfrutando de sensaciones tan fuertes y maravillosas.
A cada instante el ardor era mas fuerte en ambas y las caricias suaves dieron paso a rasguños y mordidas fuertes, para acelerar unas veces y retener otras el orgasmo.
La lascivia más pura y dura se había apoderado ya de ellas dos, que separaban sus muslos y volvían a comprimirlos sobre la cabeza de la otra, mientras sus bocas lamían, horadaban, besaban y sorbían los flujos que sus vulvas generaba de modo continuo.
La respiraciones entrecortadas y los jadeos constantes, reverberaban al unísono en las dos. Sus cuerpos sudorosos se debatían entre dejarse vencer y alcanzar ese orgasmo que llamaba desde el interior y retenerlo, para seguir disfrutando de sensaciones tan brutales.
Sandra, mordía el clit y después lo besaba y lamía, mientras hacía contorsionarse a Romina en espasmos brutales de placer. Luego, la mordía fuertemente la cara interna de los muslos, cubiertos ya de sus fluídos y así detener su orgasmo.
Pero Romina la imitaba alternativamente y también lograba que Sandra se debatiera en convulsiones muy acusadas y violentas, al tiempo que sentía los dientes de Romina clavados en los pliegues vaginales y en el interior de sus muslos.
Sus gemidos y jadeos, ya roncos de placer, amenizaban y subían un grado el tono a sus sensaciones híper eróticas, al mismo tiempo que sus manos y sus bocas completaban todo el arco lascivo de sensaciones sublimes y violentas en los cuerpos de ambas.
Romina fue la primera en anunciar que ya no aguantaba más y que iba a orgasmar sin remedio, por medio de presiones de sus manos sobre las tetas de Sandra, qué se preparó para liberar el suyo propio, al tiempo del de su amada amiga.
Y en un instante determinado, al notar Sandra que Romina se ponía tensa y comenzaba a alcanzar el clímax, ella se dejó llevar de su control y tensándose a su vez, subió en su líbido al límite, para las dos a un tiempo estremecerse de placer, mientras sus flujos brotaban como torrentes ardientes y sus bocas se habrían y gritaban de delirio sexual, orgasmando cómo dos posesas, entre estremecimientos y convulsiones sincopados, en una escala muy alta.
Durante algo más de tres minutos el orgasmo las recorrió el cuerpo completamente, logrando en más de una ocasión, qué volvieran a orgasmar seguidamente, por lo que sus cuerpos empapados se contorsionaban sin cesar, hasta que por fin quedaron cómo muertas, en esa postura típica de un 69, sin que lograsen hacer algo, salvo resoplar y jadear estentóreamente.
Pocos minutos después, Romina se separaba del sexo de su amada amiga y juntaba su boca con la de ella, volviendo a besarse y mezclando sus fluídos, al mismo tiempo qué se abrazaban y respiraban aún, entrecortadamente y sus jadeos se iban amortiguando.
Quedaron abrazadas y tendidas la una junto a la otra, mirándose a los ojos y diciéndose en silencio todo lo que sentían y habían sentido las dos en ese abrazo de sexo y amor.
En poco minutos más, de nuevo sus bocas se unían y volvía el frenesí de los besos y suaves caricias, que las transportaron de nuevo a un nuevo orgasmo, después de innumerables toqueteos, aunque este de menor intensidad.
Y al final, abrazadas y empapadas de sudor y flujos diversos de ellas se quedaron dormidas.
Al día siguiente harían muchas cosas más, e incluso visitarían a Mario en su casa........pero eso es ya......otra historia.