Sandra, la asistente de marketing (1)
En muchas ocasiones ella me había descubierto tratando de ver sus tetas por entre la blusa del uniforme, sin embargo nunca me dijo nada, e igualmente, yo la había descubierto varias veces viendo mi trasero o mi parte frontal, y tampoco le había dicho nada.
Esto que voy a relatar no es una fantasía como muchos de mis otros escritos, me sucedió un jueves por la mañana en la oficina, los nombres originales los voya cambiar para no afectar a nadie si este relato es leído. Más o menos cada semana escogía un día que estuviera tranquilo en cuestión laboral, y dedicaba un tiempo a escribir mis relatos eróticos para enviarlos a mi lista de contactos inscritos. La mayoría de ellos salen de alguna fantasía que tengo en algún momento, y se pasan directo de mi mente al teclado de mi computadora. Asi fue la mañana del jueves pasado.
Eran alrededor de las 11:45 de la mañana, hacía unos 10 minutos que había comenzado a escribir un relato sobre mi fantasía con una de las compañeras de mi trabajo que es casada. Estaba muy concentrado escribiendolo en mi privado, un tanto excitado también, debido al lugar donde me encuentro no permito que la calentura me invada tanto como para tener una erección completa, sin embargo siempre le doy un poco de rienda suelta a la imaginación y dejo que mi cosa crezca un poco, sin llegar a estar dura. En ese momento tuve de pronto muchas ganas de ir al baño, asi que aprovechando que mi pene no estaba duro me levanté y fui. La calentura bastó para que apenas me sacara la cosa del pantalón en el baño y creciera como si estuviera lista para hacer el amor con alguien. Terminé de hacer mis cosas y el tamaño no bajaba, asi que decidí comodarla de la mejor manera para que no se notara cuando saliera del baño. La puse apuntando hacia abajo, apretada por el boxer que traía, sin embargo el pantalón no era muy holgado, asi que la cabeza se veía claramente marcada en el mismo.
Saliendo del baño está el escritorio de Sandra, una asistente de mercadotecnia, - a quien en el pasado ya había dedicado un relato fantasioso, claro, con algunos cambios en su cuerpo y otras cosas - Realmente Sandra era una chica de 25 años aproximadamente, casada y con un bebé de casi un año, no era bonita de la cara, pero tiene algo que la hace simpática, su cuerpo se ensanchó un poco después del bebé, pero sus senos - que ya eran bastante grandes - se pusieron realmente inmensos, tanto que lejos de gustarme me parecían muy exagerados. Mi relación con ella siempre había sido muy buena, eramos amigos, nos contabamos muchas cosas, pero siempre de manera respetuosa. En muchas ocasiones ella me había descubierto tratando de ver sus tetas por entre la blusa del uniforme, sin embargo nunca me dijo nada, e igualmente, yo la había descubierto varias veces viendo mi trasero o mi parte frontal, y tampoco le había dicho nada. Solo una vez, casi cuando ella acababa de entrar y era soltera, me había confesado que yo le parecía atractivo, sin embargo no hice mucho caso al comentario.
Salí del baño todavía con la cosa marcada en el pantalón e intenté pasar rápidamente frente a Sandra para que no me viera, sin embargo justo cuando pasé ella me mandó hablar: Carlos! ven tantito por favor. - se me quería caer el mundo, no iba a pasar desapercibido el bulto - Llegué frente a Sandra y le pregunté qué se le ofrecía. Inmediatamente la chica me volteó a ver la cara y cuando comenzó a decirme que necesitaba que la ayudara a traducir algo bajó la mirada y lo vió. ¡Su reacción me puso todavía más nervioso!, la chica se sonrió y me preguntó: ¿Te da gusto verme?. Debo haberme puesto completamente rojo de la pena que me dio, no supe ni que contestarle, y mientras ella se reía seguía viendome la cosa, que no bajaba de tamaño por la calentura que me traía, le contesté con la primer estupidez que me vino a la mente: Perdón, le dije, es que se sale de control derepente.
La chica soltó una carcajada con mi comentario, se puso de pie y em dijo: vamos a tu oficina pues. Con toda la pena del mundo la seguí y me senté en mi lugar mientras ella se sentó en la silla frente a mi escritorio. Apenas nos entamos y Sandra dijo: Mejor aqui sentadito, no se te vaya a salir de control por completo y andes dando espectaculos en el pasillo. - me sorprendió la naturalidad de Sandra, pareció no importarle estarme viendo asi y pensó solo en que nadie más se diera cuenta - y cerró diciendo: eso es lo bueno de ser mujer, una se puede poner bien caliente donde sea y ni quien se de cuenta. Solté una carcajada - la manera en que lo dijo me había relajado mucho - asi que perdí toda inhibición que pudiera tener y comencé a hablar con ella como hablaba con alguno de mis amigos. Le dije: no es justo, uno debería poder andar por los pasillos de la empresa con el pito parado y que nadie le dijera nada. Ella se carcajeó un momento y luego me dijo: bueno, a mi no me molesta darme un taquito de ojo de vez en cuando eh! y continuó diciendome que no era la primera vez que me veía salir del baño asi. Lo malo es que luego se te acomoda, me dijo. - esto ya se había pasado de color, nunca habíamos pasado de la raya tanto - Le dije que me daba mucha pena con ella esa situación, pero rápidamente contestó que no me preocupara, que ella era muy abierta en ese sentido, y que si antes no había hablado asi es porque yo no le daba pie a hacerlo. Luego siguió diciendo que lejos de darme pena debería sentirme orgulloso, porque había visto a su esposo con pantalones entallados muchas veces y nunca se veía como yo, y cerró con el comentario que más nervioso me puso: Debe estar de buen tamaño la tuya, me dijo.
Me reí de nervios, y le contesté: no lo se la verdad, no me he comparado con nadie. - todo ese tiempo Sandra estuvo dirigiendo su mirada a mi bulto, que ya había bajado de tamaño un poco, pero aun se notaba algo en el pantalón - Y terminó diciendo: la neta se te ve bien Carlitos. Agradecí y ya con un tanto de morbo le contesté que estaba a su disposición, ella dijo: wow, no me tientes diablo porque caigo. Me reí y le dije: de verdad, tu no te inhibas - en tono de burla - Y por lo visto me tomó la palabra. La chica volteó hacia afuera en ambas direcciones y me dijo: dejame verla tantito. Yo me reí y le contesté que cómo me pedía eso, que alguien nos podía ver. Ella se puso de pie y cerró la puerta de mi oficina, tomó una libreta y una pluma y me dijo, haz como si estuvieramos en una junta importante, andale. - no tenía verguenza alguna, pero me cachondeaba su actitud - le dije que se pusiera en la puerta con la libreta en la mano y se asomara atrás de mi escritorio.
Ella cerró la puerta, hizo como si estuviera escribiendo algo y asomó la mirada a mi entrepierna - tenía un brillo en sus ojos como el de un niño cuando está abriendo sus regalos de Navidad - Me desabroché el cierre del pantalón y metí la mano para sacarlo. Ella comenzó a reírse de nervios, y por primera vez en 4 años habló con malas palabras delante de mi: No mames guey, te la vas a sacar!, me dijo. Yo le contesté diciendo: tu me lo pediste no?. Si claro, andale que llega alguien, me dijo con prisa. Me la saqué de un tajo tomandola de la parte más baja y apretandola para que la sangre no se regresara - de esa manera aumenta su tamaño cuando no está erecta - Sandra abrió unos grandes ojos de sorpresa y volvió a decir: no mames! y luego dijo una frase como separandola en sílabas: te-la-ma-mas-te! - tanto repetir la palabrita me hacía pensar que que eso quería - Le contesté: no alcanzo, si no la verdad si lo haría. Nunca quitó la vista de mi cosa que cada vez estaba más grande y más roja por la acumulación de sangre, y me dijo otra vez hablando muy rápido: Pues poco te falta para alcanzartela.... chingado, ¿como el guey de mi marido no está asi?. Me reí de nuevo y me la guardé en el pantalón rápidamente.
Sandra todavía con la cara esa de emoción con la que empezó abrió la puerta y vino a sentarse en la misma silla donde estaba al principio. - yo no podía creer lo que acababa de hacer con esta chica, sentí un tremendo sentimiento de culpabilidad - Pero ella continuó hablando como taravilla - solo que en voz más baja - Neta que no pensé nunca que fueras a hacer eso, estás bien loco guey, qué tal si alguien pasa y te la ve?, no mames, iban a pensar que me ibas a coger aqui en la oficina - luego soltó una carcajada y siguió - perdón por la sinceridad pero es que la neta soy bien caliente guey, digo, nunca le he faltado a Beto, pero me encanta fisgonear, y la tuya está bastante rica la verdad, felicitame mucho a tu esposa - nuevamente rió - no mejor no, se va a dar cuenta. (algo asi fue todo lo que alcanzó a decirme en cuestión de un minuto hasta que la detuve).
Ya Sandra ya, le dije, se va a escuchar. La verdad es que me da pena haber hecho lo que hice, le dije, pero ya ni arrepentirse es bueno ¿verdad?. Nombre, cual arrepentirse, dijo, lo que tengo de caliente lo tengo de discreta, no te apures. - guardé silencio un minuto - y luego le pregunté: ¿y ahora qué va a pasar? - ella me miró a los ojos y me dijo - No va a pasar nada, no pasa de que un día de estos me anime yo y te enseñe por ahi una bubi, me dijo. - y sin dejarme decir nada siguió - somos compañeros de trabajo y nos podríamos causar un gran problema, la verdad siempre me has gustado mucho, y hoy se me antojó mucho irme sobre ti, pero no puedo. Y terminó preguntandome ¿Te parece que lo dejemos asi? - la verdad sentí un alivio enorme dentro de mi - Le contesté que si, que para mi era mejor que esto terminara aquí y quedara como una locura de ambos. Ella sonrió, se asomó hacia afuera de mi oficina, regresó a su lugar y me dijo: estira tu manita. Se sacó rápido una de sus dos enormes tetas y la puso sobre el escritorio. Le pegué un apretoncito - con lo poco que mi mano pudo abarcar - luego se la guardó toda mal acomodada y se salió de mi oficina con una sonrisa de oreja a oreja.
A partir de la siguiente vez que pasé frente a su lugar para ir al baño, y cada vez que se acordaba, Sandra me decía despacito: saludame a mi amigo, y sonreía.