Sandra cumple su fantasía

Tras sus primeras experiencias, por fin sandra cumple su sueño de participar en una orgia y ser la unica mujer.

Después de su "aventura" en las duchas, Sandra y Jonathan repitieron en muchas ocasiones, si bien, tuvieron que usar muchas artimañas y emplear toda su discreción para evitar que alguien pudiese descubrir lo que hacían, con el consiguiente escandalo, siendo el un adulto y ella una menor.

Lo hacían sin ningún tipo de compromiso, solo por el placer de follar y también, por que negarlo, por la sensación de peligro que rodeaba el asunto.

Pero a Jonathan le rondaba una idea en la cabeza y no podía dejar de darle vueltas, y por ello en mas de una ocasión había probado a Sandra, poniéndola películas porno duras en su apartamento, para comprobar su aguante, aunque el bien conocía que hasta el momento ella jamás había rechazado nada, por muy fuerte o raro que pareciera, pero ella parecía haber dicho la verdad en lo que respecta a que la excitaba ver como varios hombres se corrían en la cara de una sola chica, puesto que cuando veían juntos una película de ese estilo, ella comenzaba a respirar agitadamente y se mordía ligeramente el labio inferior.

Por ello, Jonathan un día se lo pregunto abiertamente, y ella le respondió que la encantaría estar en el lugar de cualquiera de esas actrices porno, con todas esas pollas para ella sola.

Desde ese momento Jonathan decidió poner un plan en marcha, en secreto, y fue lo que ahora se va a contar.

Los padres de Sandra se habían ido ese fin de semana a un hotelito de la costa, y ella les dijo a sus hermanas que se iba a casa de una amiga y que no pensaba aparecer por casa en esos días, y como todas las hermanas parecían tener planes, ninguna se preocupo realmente por lo que hacían las demás, ocupadas como estaban en disimular lo que todas sabían: que cada una se lo iba a montar por su lado.

Sandra, después de ir a la piscina el Viernes, subió al coche de Jonathan y salieron del aparcamiento, y ella pregunto que adonde iban, a lo que él contestó que tenia partido con los antiguos compañeros, algo que sucedía en muchas ocasiones, puesto que Jonathan jugaba en una liga de fútbol para aficionados en un equipo formado por todos sus compañeros de toda la vida, que al salir del trabajo jugaban contra otros equipos como ellos, solo por el placer de juntarse todos y disputar un partidito y luego salir a tomar algo y contarse sus cosas.

Sandra ya había ido a verle jugar varias veces, y aunque no era especialmente aficionada al fútbol, era lo suficiente para ver esos partidos de aficionados a los que, sinceramente, no les sobraba la técnica ni el fondo físico, aunque a decir verdad, el equipo de Jonathan solía ganar sin muchos problemas, ya que todos eran masajistas, fisioterapeutas, profesores de educación física, monitores de aeróbic, es decir, disciplinas relacionadas con el cuerpo, y sumado a su buena forma física estaba el hecho de no tener ninguno mas de treinta años.

Sandra conocía a los miembros del equipo de vista e incluso había intercambiado algunas palabras con algunos de ellos y sus amigotes habían vacilado a Jonathan por ser tan bribón y haberse ligado a ese bollicao tan apetitoso, le decían que menudo cabronazo que estaba hecho, a lo que él les respondía que menos cuentos, que a ver si se creían que el no sabia lo que hacían ellos con sus alumnas de instituto, sus clientes de los gimnasios o de sus consultas particulares, a lo que todos se limitaban a sonreír malévolamente.

Ese DIA, como casi siempre, ganaron, por 3 a 0, y después de ducharse, Jonathan recogió a Sandra y le dijo que hoy iban a hacer algo diferente y que se preparase, que seria una sorpresa enorme.

Ella, excitadísima, le pregunto que qué era esa sorpresa, pero el le dio largas, diciéndola que esperase y ya vería.

Siguieron con el coche por un lugar que Sandra no conocía, hasta llegar a una urbanización apartada y con pinta de albergar a gente acomodada.

Aparcaron y llamaron a la puerta, recibiéndoles Fernando, uno de los compañeros de equipo de Jonathan, que les saludo alegremente y les invito a entrar, donde pudieron ver que estaban todos los miembros del equipo de fútbol, incluidos los suplentes, tomando unas copas y charlando animadamente..

Al principio Sandra estaba bastante cortada, con todos esos tíos hablando de sus cosas, ella parecía no encajar allí, además, se fijo en que era la única chica allí, pero Jonathan la hizo un guiño y ofreciéndola una copa le dijo que se relajase, que eran todos gente de fiar y se animase a hablar con ellos.

Tras un par de copas se encontraba ya como en casa, riendo y pasándoselo muy bien, ya que todos eran muy majos y divertidos, y así estuvieron hasta que el anfitrión, Fernando, pidió la palabra y dijo que debían tratar muy bien a su invitada, y cumplir todas sus fantasías, que ya sabían lo que Jonathan les habían contado sobre aquella chica, y ellos iban a hacer realidad su sueño.

Sandra no entendía muy bien lo que quería decir eso, pero pronto empezó a hacerse una idea, puesto que varios de los presentes se habían desnudado y mostraban sus pollas en semierección, cosa que al principio la escandalizo, pero notando una voz que susurraba a su oído vio que era Jonathan con su polla en la mano diciéndola que ahora era el momento de olvidarse de todo y dejarse llevar, que nadie la iba a obligar a nada, sino que estaban allí para procurarla placer y cumplir su fantasía.

Su voz y el alcohol tuvieron un efecto balsámico, unido a la visión de todas esas pollas, que eran 17 en total, como su edad, que la empezaron a poner muy cachonda.

Varias manos empezaron a manosear sus enormes pechos y a rodearla en una especie de circulo, de forma que empezó a chupar pollas, al principio sin orden ni concierto, después con una especie de orden creado entre todos, de forma organizada, mientras la iban despojando de su ropa.

Mientras ella chupaba sin parar, dejando las pollas bien llenas de babas, algunos se turnaban para comerla el coño, poniéndoselo muy húmedo.

La escena era curiosa: Sandra arrodillada, con unos 12 tíos a su alrededor, mientras otros se masturbaban mirando y haciendo comentarios sobre lo puta que era esa chiquilla, que como tragaba polla y que esto era solo el principio.

Tras mas de 20 minutos de mamadas, decidieron pasar adelante, la tumbaron sobre un sofá-cama oportunamente colocado y Fernando, por ser el dueño del chalet, fue el primero en penetrarla, mientras Sandra continuaba mamando dos pollas al mismo tiempo y con las manos se la meneaba a dos tíos, fueron turnándose para follarla todos, sin ningún problema, estaba tan mojada que no tenia problemas en ser follada por sus miembros, a pesar de que unos eran más grandes que otros, y un montón de manos sobaban sus tetas, su cara, cuello y culo sin parar, Sandra estaba excitadísima.

Mientras Andrés se la metía, Jonathan se acerco y dijo:

Vais a ver lo zorra que es, como es capaz de aguantar dos pollas a la vez por su coño.

Sandra se negó, pero Jonathan estaba tan decidido que así lo hizo, metiendo su gran rabo en su coño, con dificultad, pero centímetro a centímetro fue entrando, entre los gemidos de Sandra, que decía que eran unos hijos de puta que la iban a reventar, pero no por eso pararon, sino que aumentaron el ritmo, intercambiándose posiciones para poder metérsela a dúo por su coño varios tíos mas.

Ya basta de romperla el coño, vamos a ver que tan la traga ese culito- dijo Mario, con su polla en la mano.

La pusieron a cuatro patas y sacaron la vaselina, y estuvieron unos 3 minutos sobando su orificio e introduciendo un dedo, hasta que estuvo bien lubricada, momento en que el ansioso Mario la penetro analmente, notando el roce al aumentar el ritmo, entre los gritos de dolor y placer de Sandra, que se desgañitaba y se corría, ante las atentas miradas de todos, sin dejar de chupar rabos, así siguieron un buen rato, hasta que su culo hubo alojado cada una de las 17 pollas, las ultimas, a pesar de ser las mas grandes y gordas, sin demasiadas dificultades, dado lo dilatada y excitadísima que estaba.

Vamos a darla lo que es bueno, ¿eh, compañeros?- dijo Sergio, y todos exclamaron y corearon a voces:

Si, vamos a darle a esta putita lo que se merece.

Que goce como la perra que es, metámosela por el culo y el coño.

Ella dijo que eso si que no y hizo amago de resistirse, pero varios brazos la cogieron y la montaron encima de Mauri, ya tumbado sobre el sofá cama, y se la metió por el coño, entre gemidos, y Jonathan procedió a clavársela por el culo, era increíble la sensación, Sandra aullaba como loca, entre insultos y juramentos, pero vencida su resistencia inicial, les decía que no parasen, que eran una puta y ellos estaban allí para dejarla satisfecha.

Mientras ambas pollas acompasaban su ritmo, el resto peleaba por meter su pene en la boca de ella, que no daba abasto, casi se ahogaba y se ponía colorada, pero no por ello dejaba de chuparla y masturbar frenéticamente a los que estaban a su alrededor, mientras sus tetas se balanceaban en libertad por las tremendas embestidas recibidas.

Durante mas de media hora siguieron haciéndola un sándwich, con una polla en su culo, otra en su coño, varias en su boca y otras en sus manos y restregándose entre sus tetas y cabello.

Sandra veía las estrellas, la dulce niñita que siempre obedecía a sus padres, follada por un montón de adultos desconocidos en una casa cuyo paradero desconocía, a su merced totalmente, era algo increíble, incluso perdió la cuenta de los orgasmos que tuvo y de las veces que se corrió, estaban casi afónica de chillar y gemir y casi se ahogaba, sin poder respirar, pero estaba gozando como una perra, lo que era, una perra capaz de realizar proezas como las que veía en las películas porno, las mismas sensaciones de placer que sus amigas y compañeras de clase jamás experimentarían, como tener dos pollas penetrándola al mismo tiempo.

Pero lo mejor estaba por llegar aun, ya que Jonathan dijo, dirigiéndose a todos:

Chicos, aun nos queda algo por hacer para que ella cumpla toda su fantasía, y la verdad es que ya no voy a aguantar mucho mas sin correrme.

Con los ojos como platos, Sandra vio que sacaban las pollas de sus agujeros y se puso de rodillas en el centro de la habitación, encima de una toalla puesta expresamente para la ocasión y adivino inmediatamente lo que se avecinaba.

Si, cabrones, quiero que os corráis todos en mi cara, dadme vuestra leche, no os cortéis ahora.

Se formo un grupo a su alrededor, unos pajeándose, otros con sus pollas en las manos de la chica, otros pugnaban por introducirla en su boca y algún avispado aprovecho para poner su rabo entre aquellos dos enormes senos, pero estaba claro que ya no podrían agua tar mucho mas, incluso alguno de ellos lo estaba pasando francamente mal conteniendose, hasta que uno de ellos, Sergio, mascullo:

Abridme paso, que me corro ya- a cuya exclamación acompaño un gemido y un potente chorro que se estrello contra la boca de Sandra, seguido por dos chorros mas igual de potentes que embadurnaron sus mejillas.

Según abría fuego el primero, cuatro mas la rodearon, masturbándose como locos, hasta que dos pollas mas lanzaron sus descargas, salpicando su cara y las otras dos no se hicieron esperar mucho mas, bañando su cara adolescente de caliente semen.

Se acercaron tres pollas mas dispuestas a ofrecer su tributo a aquella putita, embadurnando su cara y sus pechos con varios chorretones que encontraban una sonrisa perversa de Sandra como respuesta., con su lengua fuera de la boca y pegotes de semen resbalando por su fino cutis.

Mario y Alex metieron sus pollas a dúo en su boca y la obligaron chupar, hasta que se corrieron con tanta fuerza que casi se atraganta, y dejando su lengua lamiendo su esperma con deleite.

-Siguiente- dijo Sandra, muy excitada-. No os detengais.

Así siguió la cosa, con pollas que se agitaban locamente mientras su semen era expulsado con violencia y pringaba la cara, boca, pelo, cuello y tetas de Sandra, quien parecía poseída, pidiendo más, gritando que no parase y siguieran dándole su lefa, a lo que el grupo, naturalmente, obedecía encantado, de ese modo siguieron corriéndose, algunos de los primeros en hacerlo estaban tan cachondos por ver a una joven de 17 años de aspecto angelical con su cuerpo barnizado de sudor y semen, lamiendo, que volvieron a repetir, descargando mas cantidad de semen, que volaba en dirección a Sandra desde todos los ángulos, era una escena bestial y surrealista, hasta que todos terminaron, exhaustos y vacíos, y la acercaron un espejo que había en la sala, en el cual ella se vio a sí misma, con la cara totalmente cubierta por una capa blanquecina y espesa que caía por la barbilla, yendo a parar a sus tetas, con la frente y el pelo pegajosos también, les miro con aire vicioso, y ante el asombro de todos, comenzó a lamer los grumos que habían caído en la toalla con aire satisfecho mientras les agradecía su generosidad con ella y lo bien que se lo había pasado.

Cansados y agotados, después de ducharse y seguir conversando reposadamente y bebiendo un rato mas, al languidecer la conversación se fueron yendo a la cama a dormir, salvo Sandra, que se encontraba un tanto dolorida y aun alucinada por la salvaje experiencia vivida, prometiéndose a si misma que no seria la ultima vez que hiciese algo así, ya que había descubierto que su fantasía era tan genial como la había imaginado, rodeada de hombres deseosos de follarla, y sobre todo el tacto y la textura –y porque no decirlo, el sabor- del semen, algo que la volvía loca, sobre todo cuando resbalaba en abundancia por la piel de su cara.