Sandra, casada y ahoracazada (2/2)
Como seducí a una casada hasta hacerla mía. Un fantasía muy recurrente en los hombres. Un poco de infidelidad y de sumisión
Me corrí en su coño llenándoselo con varios lechazos a la vez que ella tenía un nuevo orgasmo.
Ella se dejó caer en la cama extasiada y yo encima de ella no la saque hasta que no volvió a su tamaño normal.
Cuando me giré para darme la vuelta nos encontramos una sorpresa….
Su marido estaba en la puerta de la habitación desnudo y con la polla en la mano masturbándose. Tanto Sandra como yo nos miramos y nos reímos del cornudo. Estaba ahí mirándonos en una posición sumisa viendo como su mujer acababa de disfrutar del mejor orgasmo de su vida, mientras él no era capaz de hacerlo.
Estando en esa situación solo se me ocurrió forzar la situación y ver hasta dónde estaba dispuesta a llegar Sandra.
Yo: Sandra demuéstrale a tu marido lo zorra que eres y lo cornudo que es él. Ven y ponme la polla dura para follarte de nuevo y que este cornudo vea como te preño delante de él.
Sandra: Si mi amo. Y tú cornudo a ver si aprendes a follar a una mujer. Ni se te ocurra tocarte hasta que yo te avise.
Yo: Haz que por su puta vida descubra la verdadera cara de la puta de su mujer.
Sandra: Si amo, soy su puta sumisa y obediente. Demuéstrele quien es mi dueño.
Después de esa frase cogí a Sandra del pelo y la lleve hasta mi polla clavándosela por completo en la garganta. Sandra sabía cómo tragarse una buena polla y hacer que crezca en su boca. La solté del pelo y empezó a hacerme una buena mamada deleitándose y recreándose como una viciosa mientras miraba a su marido para que comprobase lo puta que era. Yo miré a su marido y parecía estar disfrutando viendo lo zorra que era su mujer, o ya podríamos decir principio de exmujer.
Cuando ya tenía la polla bien dura no aguanté más y con una mano la cogí del pelo y se la clavé en la garganta. Sandra no solo aguantaba estoicamente sino que además seguía con su mamada haciendo que disfrutase muchísimo. Ella acerco su cuerpo hacía mi sin llegar a ponerse encima mío pero dándome acceso a ese coño bien abierto y mojado. No pude resistirme y la azoté con mucha más fuerza que la vez anterior. La azoté mientras el cornudo miraba como su mujer gemía con cada azote y se tragaba toda mi polla. Yo la azotaba y cuando la deje su culo bien rojo la incruste 3 dedos en su coño mientras la sacaba la polla de la boca para que el cornudo la oyera gemir bien. Empecé a follarla su coño con fuerza con mis dedos mientras se oía el chapoteo de su coño.
Yo: Ves cornudo, así de puta es tu mujer con 3 dedos en el fondo de su coño y unos buenos azotes. Es una mujer que necesiten que la azoten, que la humillen y la traten como la zorra y ramera que es. La gusta que la usen para dar placer a los hombres y eso voy a hacer con tu mujer, la voy a educar para que de placer a muchos hombres menos a ti. ¿Lo has entendido zorra?
Sandra: Siiiii, mi amo. Soy su puta, su sumisa, su esclava. Lo seré todo para ti.
Yo: Ya lo has oído cornudo, ya la estás firmando los papeles del divorcio en los cuales pone que ella se queda con la casa, el coche y una pensión para el hijo que la voy a hacer. Si no lo haces presentare en el juzgado las bonitas fotografías follándose a tu secretaria. ¿Verdad que no sabías que tu marido no te follaba porque se estaba follando a su secretaria?
Sandra: Hijo de putaaaa, cabrón, ¿así que te estabas follando a la puta de tu secretaria de 50 años? ¿Te da más morbo tirarte a una vieja antes que a tu mujer de 30 años?
Sandra se levantó de la cama fue donde él, que aún no había dicho ni una sola palabra, y le cogió de los huevos aprontando con tal fuerza que se retorció de dolor hasta que lo tuvo tumbado en el suelo. Cuando lo tuvo en el suelo e indefenso le humillo diciéndole que no servía para nada, que era un mierdas, que nunca la follo bien. Yo me levanté y fui donde ella, la llevé a la cama y a él le ordené que se sentase en una silla, que firmase los documentos del divorcio y que mirase como se follaba a una mujer para sacar de ella el máximo placer.
Una vez que los hubo firmado cogí a Sandra del pelo y la obligue a comerme la polla hasta que me la puso bien dura. Me encantaba lo rápido que aprendió a hacerme unas buenas mamadas, incrustándosela hasta el fondo de su garganta y haciendo que gozase como nunca lo hizo ninguna. Todos disfrutábamos de esa mamada, Sandra haciéndomela, yo disfrutándola y el cornudo viendo lo puta que era su mujer, al menos era lo que su pollita empalmada decía.
Cuando la tuve bien dura la puse a cuatro patas mirando hacia su marido mientras que yo se la clavaba desde atrás a Sandra. Jugaba con su coño metiéndole solo la puntita y sacándola mientras ella suplicaba que entrase hasta el fondo.
Sandra: Vamos cabrón, reviéntame el coño. Saca la puta que llevo dentro y tanto tiempo ha estado reprimida.
Yo: No, Sandra, voy a hacerte el amor delante de tu marido y engendrarte el hijo que tendremos tú y yo y ese cornudo nos mantendrá. ¿Verdad que sí cornudo?
Sandra: Siiii, hazme tuya, seré tu amiga, amante, mujer y madre de nuestros hijos.
Yo: Si, cielo. Prepárate a disfrutar como nunca lo has hecho.
La acaricie la espalda y lentamente fui entrando en ella, quería que notase cada milímetro de mi polla entrando hasta lo más profundo de su útero. Poco a poco empecé a moverme dentro de ella lentamente pero sin pausa disfrutando de un maravilloso momento de amor, en el que ella disfrutaba cada segundo de su vida.
Sus gemidos se repartían por toda la casa haciendo que cada segundo se convirtiese en una eternidad. Sandra estaba muy excitada y su cuerpo así lo demostraba, cada poro de su piel exhalaba sensualidad y amor mientras estaba dentro de su cuerpo.
Poco a poco iba entrando de su cuerpo y saliendo, notando como su coñito se adaptaba perfectamente y como acompasaba su cuerpo al mismo ritmo que el mío. Empezamos a hacer el amor cada vez con una mayor intensidad mientras miraba al cornudo provocándole con la mirada mientras ella disfrutaba.
Salí de ella y mientras la daba la vuelta a Sandra, le dije al cornudo que se fuese de esa casa que ya no le pertenecía, que le mandaríamos sus cosas y que mirase por última vez a ya exmujer.
Dicho esto, esperamos a que saliese de casa y nos levantamos de la cama. Cambiamos las sabanas y nos dimos un baño muy relajante. Sandra se estaría preguntando ese cambio radical, pero dentro de poco lo entendería. Cuando nos quedamos completamente relajados cenamos y nos dispusimos para pasar nuestra primera noche.
Nos fuimos a la habitación y la tumbe sobre la cama. Me tumbé sobre ella y la empecé a besar lentamente en el cuello, la daba besos suaves y tiernos mientras ella recorría mi cuerpo lentamente con sus manos. Mis labios recorrían despacio su cuello mientras iba subiendo poco a poco hacia su oreja. Cuando llegué a su oreja la susurré que la amaba, ella me contesto que sería todo lo que yo quisiera. En ese momento entre dentro de ella poco a poco notando como su cuerpo se tensaba bajo el mío.
Sandra: Ohh, sii, hazme tuya. Soy tu mujer mi amor, hazme el amor hasta convertirme en la madres de tus hijos.
Yo: Te convertiré en un ama de casa, una señora en la calle y ….
Sandra: La más puta de todas tus mujeres.
Yo: Exacto mi amor. Y ahora disfruta del momento.
Empuje mi polla hasta el fondo de su útero con fuerza y la deje bien adentro. La besé en los labios despacio mientras empecé a moverme en su interior, lenta y pausadamente. La hacía el amor con mucha suavidad y ella lo estaba disfrutando. Cada vez que llegaba hasta su útero su espalda se arqueaba, la gustaba que por fin un hombre la llenase por completo.
Cada milímetro de mi polla la llenaba por completo todo su útero, entraba y salía y ella acompañaba los movimientos con suavidad haciendo que disfrutase aún más de esa penetración. Fui aumentando el ritmo haciendo que ella gimiese cada vez más seguido y más fuerte. Mi polla entraba y salía con más rapidez frotando todo su coño y haciendo que ella se mojase muchísimo. Notaba como su orgasmo era inminente y decidí darle lo que tanto deseaba, así que aceleré mi follada hasta que noté como cada musculo de su cuerpo se tensaba y llego al orgasmo más fuerte.
Pero yo no deje de bombear ese coñito húmedo y eso hizo que su orgasmo se prolongase por varios segundos más. Notaba como clavaba sus unas en mi espalda. Yo seguía dando con más fuerza y más rápido aprovechando el placer que estaba teniendo ella para entrar hasta lo más profundo.
Yo: Voy a llenarte de leche, mi amor.
Sandra: Siii, correte dentro de mí y hazme el hijo más hermoso. Hazme madre de nuestro hijo.
Yo: Si mi vida, no aguanto máaaassssss
Sandra: Siii, lo noto.
Me corrí abundantemente dentro de la que sería mi mujer y la madre de una niña maravillosa. El placer que sentí al llenarla fue indescriptible. Al mismo tiempo que me corri, ella tuvo un orgasmo más placentero que el primero y que ocasiono que ambos acabásemos dormidos plácidamente en los brazos de Morfeo.
Al día siguiente, al despertarme con esa dulzura a mi lado, no pude evitar besarla tiernamente. La hice el desayuno y se lo llevé a la cama junto con los papeles de su libertad de su exmarido y el compromiso de ser mi mujer.
Hoy tenemos una preciosa hija que estudia gracias a la pensión de un cornudo que perdió a su mujer por no saber atenderla. Tengo una mujer maravillosa que cada día en la mejor amiga, amante, madre de nuestra hija y la mayor puta de todas dentro de la cama. ¿Qué más se puede pedir?
Quizás no es el final que esperabais, pero en el amor y en la guerra todo vale, pero cuando el amor prevalece ninguna guerra sobrevive…