Sandra

Una jovencita, contacta con un aficionado a escribir relatos eróticos y acaba en el séptimo cielo

Me llamo Quique. Tego 37 años y me gusta escribir relatos eróticos de vez en cuando.

La semanao pasada, una muchacha, después de haber leído uno de mis relatos, contactó conmigo por g mail y quedamos para charlar.

Yo estaba sentado en la terraza del bar en que habíamos quedado. Llevaba una camiseta con el logo de los Rolling Stones, para que ne reconociera. La vi caminar hacia mí, y por la manera de sonreírme supe que era ella. ¡Cómo estaba la chavala!

Llegó a mi lado y me preguntó:

-¿Eres Quique?

Me levanté.

-El mismo que viste y calza.

Me besó en la mejilla. Le  devolví el beso.

-Sandra -me dijo.

Nos sentamos.

-¿Qué vas a tomar, Sandra?

-Lo mismo que tú.

-¡Carlos, otra Estrella Galicia! -le dije al camarero.

-Te imaginaba con aspecto de persona mayor y parece que tienes 20 años -me dijo Sandra.

-Pues tengo 37. ¿Qué edad tienes tú?

-Ayer cumplí los 18 años.

Carlos, el camarero, puso la cerveza de Sandra, junto a la mía, me sonrió y se fue.

-¿De que querías hablar, Sandrar?

-¿Lo que escribes es realidad o ficción?

-Tiene de todo un poco.

Fue al grano.

-¿Qué una chica se corra seis veces crees que es realidad o que es ficción?

-Realidad.

-¿Hiciste que alguna chica se corriera seis veces?

-La primera vez que me acuesto con una mujer, joven o madura, si es mi tipo, y ella quiere, hago que se corra siete veces, o más.

-¿Soy tu tipo?

Miré a aquella rubia, delgada, con el pelo recogido en dos coletas, de ojos azules, grandes tetas, labios carnosos, y que en aquel momento había cruzado sus esbeltas piernas, que sólo tapaban una minifalda gris, y le dije:

-Eres el tipo de cualquier hombre.

-No me interesa cualquier hombre. Me interesas tú. ¿Soy tu tipo?

-Claro que sí. Tienes un tipazo.

Sandra, no se cortaba un pelo.

-¿Qué me harías para que me corriera siete veces?

No se me podía escapar.

-Vamos a mi piso y allí te lo explico

-Iré con una condición.

-¿Cuál?

-Que me dejes tratarte de papá y que tú me trates de hija.

-¿Tienes esa fantasía?

-Si no la tuviera no te lo pediría.

-Creo que va a ser interesante.

Pagué las cervezas, que quedaron por la mitad, y nos fuimos a mi piso.  Me iba a sorprender en todo. En la puerta del piso, después de entrar, me dijo:

-Siéntate en un sofá, que ahora voy yo.

Me senté en el sillón. Detrás vino ella, y de pie, enfrente de mí, poniendo morritos, dijo:

-He perdido los libros, papa.

Tenía que desempeñar mi papel.

-Eres una niña mala. ¿Qué voy a hacer contigo? Te tengo que castigar.

Ella seguía con los morritos.

-¿Te vale con unos cachetitos en el culo, papá?

-¡Ven aquí! -lé dije con autoridad.

Vino. Se echó en mi regazo. Le levanté la minifalda. Le bajé las bragas y le di media docena de azotes en aquel culo prieto y respinngón

-¿Te vas a seguir portando mal, hija?

-Si, papá. Soy una chica mala. No lo puedo evitar. Merezco más cachetes en el culo

La volvi a azotar. Las nalgas se le pusieron rojas.

-¿Estás empalmando. papa?

-Mucho, hija, mucho.

Se levantó. Se quitó las bragas del todo. Se puso de pie en el sillón y me dio su chochito a comer. Se movía a su antojo. Cuando estaba a punto de correrse, bajó del sillón, Sacó mi polla. tiesa como un palo. Se sentó en mi regazo y  mirándome a la cara, la metió en su chochito. Entró apretada, Un gemido salío de su boca cuando entró entera.

Besándome, y con los rítmicos movimientos de su culo, ni cinco minutos tardó en hacer que me me corriera dentro de ella.

Al acabar de correrme, me dijo:

-Eres muy malo, papá, dejaste a tu niña con la miel en los labios.

Te voy a recompensar, cariño.

-¡Claro que lo vas a hacer!

Sacó mi polla de su chochito. Lo limpió con unas toallitas. Agarró mi polla, ya fofa, y me la comenzó a chupar, diez minutos después, me corría en su boca. Se la bebió, y limpiándose la boca, y volviendo a poner morritos, me dijo:

-¿Te gustó, papá?

-Sí, ¿pero tú no te quieres correr, hija?

-Claro que sí, papa. ¿Vamos para cama y nos desnudanos?

-Vamos, hija, vamos.

En la habitación, nos desnudamos. Me la volvió a chupar y otra vez se me la puso dura.  La recorrí de arriba abajo. Se lo comí todo. Le estaba comiendo el chochito, empapado de flujos, y me dijo:

-Méteme tu polla otra vez, papá.

Subí encima de Sandra y comence a follarla duro. Quería q¡ue se corriera.

-¿Te gusta, hija?

-Sí, papa, ¡Me encanta!

Al rato, cuando creí que ya la tenía, pues sus gemidos me decían que se iba a correr, Sandra, me besó con pasión desenfrenada. Mientras me besaba me metió un dedo en el culo y... ¡Puuuuuuf! Me corrí dentro de ella como un bendito.

Otra vez volvían los morritos

-¿Qué me estás haciendo, papa? No me puedes dejar así.

Pedí tiempo.

-Déjame descansar, hija, déjame descansar que me vas a matar.

-¿Tienes algo de beber en la nevera, papá?

-Trae dos cerveza. El abridor está...

-Yo abro las cervezas con los dientes, papa.

Se volvió a limpiar, y después se fue a la cocina,

Al rato estábamos saboreando dos cervezas frías, sentados en el borde de la cama. Las acabamos y pusimos los envases encima de la mesita de noche.

-¿Recuperado, papa?

-Recuperado, hija.

Se echó boca arriba en la cama, y me dijo:

-Papá, cómemela.

Le hice el cunnilingus perfecto. Lengua en el culo... Dentro de la vagina... y en el clítoris, movimientos acompasados y variedad.

Esta vez se iba a correr. Lo sentía en las contracciones de su chochito.  Acariciándose las tetas, me lo confirmó.

-Me voy a correr, papá. Cuando termine de correrme la primera vez, sigue lamiendo mi clitoris, verás como me corro cinco o seis veces.

Comenzó a correrse. Era como si estuvera poseída. Se sacudía, temblaba y gemía como una loca. Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis y siete, siete veces llegó al cielo- Entonces supe porque me había follado a mi antes, porque después de aquellas brutales corridas, ya no estaba para nada, ni para nadie.

Mi correo electrónico es:     capalo.33@gmx.es     Ya escribí 3 relatos y me gustaría que me escribiérais diciéndome que tal lo hago y en lo que necesito mejorar.