Sandia y Naranja 2. En la cena y fiesta.
Seguimos con la historia real de Ana y María, dos mujeres de hoy en día, con la libertad de hacer que sus cuerpos tengan excitantes experiencias sexuales y gratificantes.
Tras mirar la carta, y ver que el precio más barato rondaba un billete amarillo (para quien no sepa, son los de 50). Y claro, no es que ellas no pudieran gastarse dicho dineral, pero el caballero maduro de la cita, indico a las mujeres que esto lo iban a pagar los caballeros, porque es lo menos que podían hacer después de tener a tales bellezas a su disposición.
No es por nada, pero tanto Ana como María se negaron por lo que después de tener una alegre y divertida discusión, pues llegaron al acuerdo, que la cena la pagaban ellos, y las copas las pagarían ellas, pero en una de las casas de ellas, ya que es posible que si bebían mucho, les podrían parar el control de alcoholemia, y no sabrían que decirles. Esto genero unas risas, por lo que al fin pidieron los entrantes y los primeros, y luego ya verían que tomarían, aunque tanto Ana como María, querían de segundo a ellos, pero ellos querían a ellas de primero y segundo, y el postre ya se vería donde lo harían. Que conste que esto se lo dijeron entre ellos y ellas, por lo que estaba claro que iban a cenar algo e irse rápidamente para poder seguir degustando la cena ya en un sitio más acorde para ello.
Antes de acabar y pagar la cena, que la verdad, entre risas, vino, y más risas, al final comieron poco, y cuando estaban esperando para pagar la cuenta, el restaurante les invito a unos chupitos de Sandía, Naranja, Kiwi y Licor de hierbas hecho en casa, por lo que ya con eso, ya empezaron a tener su grado de alcohol en el cuerpo, y así irían mejor a su cita.
Tras pagar y levantarse, primeros ellos, y luego ellas, las damas indicaron que se iban un momento al baño (típico gesto entre mujeres, para empolvar y maquillar un poco su rostro, jajajaja) y claro ya en el baño, Ana y María se pusieron a elegir candidato:
— Ana, cabrona que buenos están en persona, ya no sé con cual hacerlo, si con el maduro, que es todo un caballero, o con el joven, que esta para hacerle un hijo. Me tienen mojada en todo momento, así que, no sé si decirte que te vayas a tu casa a descansar, que estas muy malita del gym, jijijiijiji.
— Querida María, te quiero mucho, y a veces cuando estamos desnudas, me atraes, pero esta noche, quien me va a probar, es el caballero maduro y el jovencito, que la que no sabia que hacer cuando me ha visto con este vestido, no eran ellos, eras tú, además, tú ya estas muy mayor para estos polvos de Dama caliente y claro, a ver si con las agujetas no vas a poder ni abrir las piernas, así que, deja a las jóvenes que demos placer a nuestro cuerpo.
En ese momento María le dio un azote en la nalgas de Ana, que ella chillo, pero riéndose, y entonces salieron del baño, riéndose, y cuando estaban los chicos esperándolas, les indicaron que salieran ellas primero, pero ellas que ya iban contentas por los chupitos, les dijeron que también son Damas, y querían ver lo que todavía no habían visto de ellos, sus culitos, que eso era muy importante para ver cual seria el que tocarían esta noche.
Al salir, los caballeros, las damas les vieron los culos, y claro, las risas volvieron a llegar por parte de ellas.
Fueron a los vehículos, y claro, el coche de ellos, era del joven, y como todo joven, no deja que nadie conduzca su vehículo, por tanto, María se apunto a ir en el coche del joven, lista que es ella.
Y Ana, le dijo a María, sin gritar mucho, que era una zorra, pero el caballero maduro, llego a las manos de Ana, y le dijo que un caballero nunca permite que una dama conduzca un poco ebria, por lo que él se encargaría de conducir su vehículo. Ana estaba alucinando, y su tanga estaba más que mojado, solo por el detalle, por lo que se montaron en los vehículos, y Ana le indico como llegar a su casa, por lo que el agente joven, iba con María, detrás, siguiéndolos. Pararon en una gasolinera cercana, para comprar hielos, y algo de alcohol, ya que estaba claro que la noche iba a ser larga, muy larga.
Cuando llegaron, aparcaron los coches dentro del garaje que tiene la casa y acto seguido, el joven saco de su maletero, una bolsa, con las porras y algo mas que llevaba dentro, y claro, subieron al salón la casa.
Se pusieron cómodos ellos, ayudando a las chicas a servir los cubatas, y ellas, se pusieron cómodas, María con el joven, que ya empezaron a besarse con lengua, y meterse mano, estaba claro quienes iban a empezar la fiesta.
Ana se puso al lado del maduro, que en todo momento la trato como una Dama, pero también quería saber si solo era tratarla o también iba a lanzarse a comerla los labios, pero eso no hizo falta esperar a preguntárselo.
Se puso al lado, y el maduro cogiéndola de la mandíbula, suavemente con sus manos, la atrajo hacia él, con lo que se dieron un buen beso, con lengua, por lo que antes de que se dieran cuenta, Ana estaba sentada a horcajadas encima de su apuesto hombre, y comiéndole los labios, y cuello, mientras él podía tocar sus hermosos senos, por encima del vestido, y sujetador que llevaba. Ella se había subido el vestido ceñido que llevaba para poder ponerse cómoda encima de su hombre, por el momento, y las manos de él estaban yendo de la espalda a su hermoso culo, suavemente, mientras ella restregaba un poco su tanga por encima de la bragueta de él, para así poder saber el tamaño y excitación que le estaba proporcionando el movimiento de Ana.
Mientras, María y el joven, ya habían pasado de los besos apasionados a los morreos, metiéndose la lengua, y las manos del joven, ya le habían quitado casi toda la ropa que llevaba ella, menos su tanga y su porta-ligas para esas medias que llevaba, y ella, ya le había quitado la camisa, y estaba besando el pecho sin nada de vello del joven, por lo que estando él sentado y ella encima del chico, como en la posición en la que estaba Ana con su maduro agente de trafico, empezó a mover su entrepierna, para que el chaval, deseara entrar dentro de ella, por lo que no fue lento, ya que solo con desabrochar el botón de su pantalón, bajar la cremallera, y sacar de el bóxer que tenia, una herramienta delgada, pero larga y bastante excitada, por lo que sin previo aviso por parte de María, se lo paso por sus labios, y con un movimiento, entro de un golpe dentro de ella, a lo que su primer aliento de su boca, se oyó en todo el salón.
María ya empezaba a cabalgar frenéticamente, ya que necesitaba desde hacia horas y casi un día, tener un falo bien metido dentro de ella, para sentirse deseada y mujer, bueno, realmente necesitaba que la follaran fuerte y duro, pero los preliminares aquí los habían dejado digamos que en la cena.
Ana por su parte, estaba ahora tan ardiente por dentro, que no pudo aguantar su movimiento de cadera sobre lo que se suponía que era una herramienta gorda, por lo que sin poderse aguantar, se tenso, mordiendo el labio de su amado, y abriendo los ojos, llego a su orgasmo bestial.
El hombre le dijo a Ana:
— ¿Yaaaaa? Mujer si apenas hemos empezado, y ¿ya estás con el primero? Bueno, pues habrá que darte más, porque a mí solo me has excitado y de aquí no nos levantamos sin vaciar lo que te ha producido tu primer orgasmo, así que nena, ponte a cuatro patitas, echada sobre el sofá, que vas a sentir lo que un maduro te puede hacer, y espero ser mínimo lo que esperas.
Y Ana, con gemidos mientras su cuevecita le estaban dando las ultimas vibraciones internas de su fenomenal corrida, pues le dijo como pudo:
— Te juro que nunca me había pasado esto de que me corra antes de que me la metan, pero tío, es que tienes algo ahí, que me ha puesto muy perraca, y quiero saber lo que me vas a dar, pero una cosa te digo en serio, por atrás nunca lo he hecho, por lo que creo que sabrás como tratármelo, que no me importa que me lo hagas, pero por favor, son suavidad, que quiero que me des todo lo que tienes para mí.
El agente maduro se quedo alucinado. Una mujer tan atractiva y bella como es Ana, y que era virgen de su culito. Eso se lo dicen más joven y se lo cree, pero a sus años, y tener el placer de poder desvirgar a una mujer, eso es casi un regalo divino. Por tanto, ya que se iba a poner a darle uno de sus maravillosos masajes bucales en su cuevecita, pues también prepararía ese agujerito virgen y que iba a necesitar mucho mimo y dedicación, por lo que le indico a Ana lo siguiente:
— Cielo, no te preocupes, porque lo vamos ha hacer muy tranquilos, pero esta noche no solo vas a tener tu desvirgamiento, sino que también vas a tener tu primera doble penetración, que ya veras que bien te lo vas a pasar, y en todo momento, tú seras la que mande en el movimiento. A la más mínima que te duela, lo dices, y paramos. ¿De acuerdo?
Pero Ana se quedo algo pensativa. "¿Vamos?", "¿Doble penetración?", pero este tío que quería hacerle a ella, si solo le ha dicho que era virgen de su culito y que quería que se lo desvirgara él, por lo que le había calentado y sin penetración.
Ana puso cara de asustada y le miro casi llorando, a lo que él, la beso y le indico que no se preocupara, que tanto él como su compañero, le harían esa noche la mujer más feliz, sexualmente, y que si María quería ayudar, siempre seria mejor para ella.
Ella ya no sabia lo que iba a pasar, pero no se sabe porque, confiaba en las palabras de ese hombre, así que, dejo que su cuerpo no estuviera tan tenso, y le siguió las indicaciones que él le estaba dando.
La primera era la más importante, y era que se relajara, y sintiera todo, porque para eso, él le iba a hacer una buena y rica comida de su botoncito con su cuevecita, mientras le pasaría también la lengua por su ano, para que fuera poco a poco, relajándose.
Mientras María, de tanto cabalgar al joven, estaba llegando a su tercer orgasmo, cuando el chico le dijo que no aguantaba más y que la iba a llenar, por lo que ella, se quito de él y le dijo que se lo diera en su boca. Esta María siempre le ha gustado el tragar recién ordeñada, por tanto, se puso de rodillas, y el chico se puso de pie, por lo que ella, haciéndole una mamada sin manos, ya que las tenia agarrándole el culo al muchacho, y así le hacia una garganta profunda bestial, le hizo que le llenara toda la boca y garganta de leche caliente y grumosa, de la primera del chico, por lo que él, en pleno éxtasis le agarro de la cabeza a María y dando tres empujones bestiales, le derramo en su interior todo lo que tenia para el primer cartucho de la noche.
Cuando acabo, María trago y le dijo que gracias por tan buen polvo, pero que quería ver como estaba su amiga, porque no la había oído chillar mucho, y eso que estaban a escasos metros cada pareja.
Cuando el agente joven, se sentó en el sofá enfrente de Ana y su compañero, vio lo que le estaba haciendo a ella.
Su compañero maduro, se puso tumbado en el suelo (que era tarima, nada de cosas frías, como baldosas o cerámica en el suelo), y Ana estaba a cuatro patas, pero con su estomago y pecho tumbados en el sofá. Le estaba comiendo su botoncito, mientras sus dedos estaban taladrando la cuevecita, para que ella volviera a tener otro maravilloso orgasmo, y además así relajaba su ano, para que uno de los dedos de él, pudiera entrar poco a poco e ir dilatándole dicho orificio.
Ana ya no aguantaba más, y le pidió que por favor, se la metería, necesitaba sentir la herramienta de el hombre maduro dentro de ella, pero él no le hizo caso, eso si, de vez en cuando Ana miraba para atrás y veía algo descomunal erguido y moviéndose por las palpitaciones en la herramienta de dicho hombre, y ya necesitaba que la tuviera dentro, ya era casi un suplicio, pero el masaje de lengua, dientes y boca, que le estaba proporcionando dicho hombre en su cuevecita y en su botoncito, solo hacia que ella aguantara poco, porque el hombre sabia perfectamente como poner a una mujer totalmente cardiaca con ese masaje lingual, como le estaba dando.
En eso que María, viendo la escena, pues se agacho al lado del hombre tumbado, y le empezó ha hacer una maravillosa y lenta mamada, para así poner a tono, y quien sabe, también para poder tragarse algo, o montarlo, no se sabia, pero lo que si estaba claro, es que el único que estaba descansando de semejante acto sexual, era el agente joven, ya que al ser joven es lo que tiene, que aguantan, pero necesitan recuperarse, aunque viendo la mamada que le hacia María a su compañero, enseguida, ya estaba con ganas de más. Además estaba viendo el culo de dicha mujer y claro, ella al estar arrodillada y tragándose semejante herramienta, que hasta alucino de lo gorda que era el agente joven, pues se puso tan cardiaco, que llego a levantarse del sofá, y acercarse a tan maravilloso culito que le estaba pidiendo que le dieran su ración de carne.
El joven, le escupió un poco en la entrada de atrás de María, y colocando su capullo, fue lentamente entrando en ella. Noto que ella no le decía que no, es más, abría más las piernas, y con otra mano, una parte de sus cachetes, para que así el chaval entrara y la perforara completamente.
Cuando se la metió completamente, le dijo lo siguiente a María:
— Cielo, pero que culo más tragón tienes, que se lo ha tragado todo, espero que aguantes porque sabes que voy a tardar en llenártelo, eso si, o te lo dejo abierto, para que así lo que te estas comiendo por tu boquita, te lo habrá del todo.
María, mientras seguía tragándose la herramienta del agente maduro, se reía como podía, porque eso era lo que ella quería, que las dos herramientas entraran en ella, y a la vez, por lo que ni le hizo caso mientras sentía como el chaval le daba unos buenos empujones en su culito que ya estaba bastante dilatado y que hacia que su boca también se tragara en cada empujón a semejante pene del compañero que estaba martilleando a Ana, en su cuevecita.
Ana le suplicaba que dejara su boca y lengua, y la cambiara ya por su herramienta que veía como su amiga se la tragaba mientras estaba siendo bombeada por el joven agente, pero el maduro le estaba dando el mejor y maravilloso masaje clitoriano y vaginal que nunca le habían dado ningún hombre, ya no sabia por donde recibía el placer, si por su botoncito, por su cuevecita o por su ano, porque ya no era un dedo el que entraba, sino dos, y claro, los intercambiaba con su cuevecita, a lo que ella, por más que se agarraba a los cojines del sofá, con sus dedos y uñas, no paraba de gemir, de suspirar de jadear, y de gritar en cada orgasmo que ese señor, maduro, le estaba robando con su lengua, con su boca, con sus dedos, con sus labios.
Cuando le vino un fuerte orgasmo, se quedo temblando todo su cuerpo, por lo que el agente maduro, vio que ya estaba lo suficientemente excitada y ya era hora de que tuviera una hermosa penetración, pero la noto demasiado temblorosa, por lo que se separo de su cuevecita y le dijo:
— Ana, preciosa, creo que tu cuerpo necesita un descanso, por lo que sera mejor que te pongas en el sofá, cómoda, y dejes que tu cuerpo se recupere, para lo que te voy a hacer en breve, porque si no estas recuperada, no me aguantas ni un asalto, y lo que acabas de experimentar, para mí, solo es un precalentamiento, así que, tú, quédate aquí, relajadita, recuperándote que tu amiga María, va a saber lo que es que la empalen bien y por dos hombres de verdad.
Ana, casi se queda muda, al ver el grosor de la herramienta del agente maduro, porque cuando vio como le entraba toda dura y gorda en la boca de María, y sabiendo como es la boca de ella, casi se asusto de solo pensar que ese tamaño quería entrar dentro de su culito y por supuesto de su más que caliente cuevecita. Pero estuvo un buen rato viendo como a su compañera la hacían una doble, ya que siguiendo estando tumbado el maduro, le cogió de la cabeza a ella, y la atrajo hacia la boca de él, dándose un beso con lengua, mientras el chaval salia del culo de ella, que estaba ya muy dilatado y con esa abertura de cuando está muy cachondo y perforado.
Ella se puso encima de la herramienta del agente maduro, y nada más notara el grosor en su cuevecita, solo pudo decir:
— Vaya buena pieza tienes cabrón de herramienta. Tú debes de dejar a las mujeres totalmente reventadas, porque me siento llena y solo me la he tragado por la boca y ahora por mi coño, así que, vamos a ver que aguante tienes, porque todavía no te has corrido, y eso dice mucho de un hombre, del aguante y capacidad de dar placer. Así que, te voy a follar hasta que me llenes de tu leche, semental.
El hombre maduro, se empezó a reír cuando oyó eso de una joven María que no sabia realmente la que le esperaba con esos dos agentes, porque precisamente lo que era placer, iba a recibirlo.
Cuando ella estaba encima de él, se puso a cabalgar con frenesí, con rapidez y todo el chapoteo de su cuevecita se podía oír en todo el salón. Ella gemía, jadeaba y cuando ya no pudo más, hincó las uñas en el pecho de él, y empezó su cuerpo a temblar, por semejante orgasmo brutal que le había robado ese hombre. Ella le beso en ese momento, por lo que el culo de ella, se puso en una posición que el agente joven no perdió para poder metérsela por su ano, si previo aviso, y de un solo estoque, a lo que María, besándose con el maduro, pego un grito, porque no se lo esperaba, pero no era de dolor, sino de placer, ya que ahora sentía que si estaba empalada, y fue cuando empezó a decir frases en desorden pero es lo que ella sentía:
— Vamos cabrones, follarme, reventar mis agujeros, sois unas maquinas de follar, sobre todo tú, con semejante pollón que tienes, y hoy me abres mi culo de putita que tengo. Vamos follarme fuerte, que no se note que el cuerpo de trafico no solo sabe poner multas, sino que nos jodéis bien jodida—, seguía diciendo ella mientras ambos le estaban reventando a marchas forzadas de movimiento de sus caderas, dentro de su cuerpo. Ella ya no era ella, sino un cuerpo gozando, experimentando cosas que nunca había imaginado ni en sus sueños más eróticos.— Vamos chicos, follaros a esta puta, que soy yo ahora mismo, que me estáis dando un placer que nunca olvidare. Y quiero que me llenéis de leche ambos, la quiero recién ordeñada, ya cabronazos, hacerlo que me corrooooooooooooo de gusto.
En ese momento, María tuvo de nuevo otro bestial orgasmo, mientras esas herramientas entraban y salían muy rápido y fuerte de su cuevecita y ano, por lo que con ese movimiento, y el sentir el chaval el falo de su compañero, a través de una fina capa de piel, no aguanto más, y agarrándola a ella de su melena, tiro hacia él, y le dio varios envites fuertes, y profundos, y le lleno por dentro su ano, tanto, que mientras le daba los últimos envites, salían de su ano, lubricando más aun.
María cayó encima del pecho de su amante maduro, y entre jadeos y respiración acelerada, le pregunto si le había llenado su cuevecita, a lo que el hombre le dijo que no, que eso se lo daría a su amiga Ana, porque quería darle el primero y el segundo orgasmo a ella, por ser mas putita que su amiga, ya que le iba a llenar primero la cuevecita y luego el ano.
María intento levantar la cara, para decirle que era un cabronazo, pero no podía.
El agente joven, cayó encima de ella, por la gran explosión de orgasmos que le había metido, y María se quedo emparedada de hombre, ahora si era un sándwich humano. En ese momento, el falo del joven empezó a pasar de estado grande y largo de excitación a un estado más delgado y pequeño, de relajación de excitación, por lo que salio del ano de ella, y entonces se vio como salia dicho liquido blanco de ella, por lo que la hizo que tuviera algo de abertura y claro, ella cuando sintió ese fresquito en su ano, se relajo muchísimo, pero no podía levantarse, por lo que mientras ella todavía tenia temblores en las piernas e ingles, el hombre maduro le ordeno al agente joven, que la ayudara a quitarla de ella, porque estaba casi muerta.
El joven la ayudo, y los dos se quedaron en el otro sofá, tirados, casi sin respiración, recuperando fuerzas. El hombre maduro, con su herramienta toda tiesa y dura, y gorda, se levanto del suelo y se puso al lado de Ana, que se había estado masturbando viendo la escena, y por lo que ya necesitaba que la taladraran con lo que fuera, ya que había estado viendo toda la escena de su amiga y quería sentirse llena.
Ella, Ana, dejo que el maduro se tumbara en el sillón, para que estuviera más cómodo, y sin dejarle que hiciera nada más, se trago por su boquita ese gordo y caliente y brillante falo, para así saborear el orgasmos de su amiga, que nunca lo había probado, y que ya era la hora de saber a lo que sabia su mejor amiga, pero se pusieron en posición del 69 y claro, pues hizo que el hombre, volviera a martillear su cuevecita, por lo que ella, ya no le dejaba, ya que levantaba mucho su cadera, para que la dejara a ella, poder saborear ese pollón que ella sola se metería en su cuevecita, pero el hombre quería torturar de nuevo, por lo que mientras ella mamaba ese pollón, se veía como ella levantaba la cadera, y él con sus manos, intentaba bajarla con fuerza a su boca.
Cuando ya estaba muy excitada ella, entonces dejo de mamar dicha hermosa herramienta, para darse la vuelta, y levantando una pierna, ponerse encima de él. Ana se intento guiar como buena mujer caliente el falo para ponérselo en su entrada y que entrara bien, pero el maduro la agarro de las manos, y le indico que se lo metiera ella sola sin ayuda de sus manos, así sentiría mejor el grosor, y al verdad, eso nunca lo había hecho ella.