San - Puntos suspensivos...

Acaricio sus pechos, ella me abraza, nos damos todo lo que nos podemos dar, no dejamos nada para nosotras. Estamos regalándonos todo el amor del que somos capaces sin pedir ni solicitar nada a cambio y, sin embargo, recibiendo lo mismo.

Para:

San

De:

Alba

Asunto: Cositas

Querida San:

Me ha alegrado mucho recibir noticias tuyas y también que hayas decidido dar ese cambio a tú vida.

Sabes, te admiro mucho. Admiro la manera en la que has crecido. La forma en la que te has desarrollado. Todavía recuerdo a la pequeña ingenua que tenía una duda existencial cada día de la semana. ¿Recuerdas aquellas largas horas hablando sobre mujeres?

Aunque, por lo que me has contado, lo tuyo con ellas sigue siendo un verdadero misterio. ¿Qué les das, hija mía? Siempre dije que eras un chocho loco, pero es que tú cuanto mayor eres, peor te vuelves… creo que te has vuelto un poco hippie… o demasiado abierta… a saber que es lo que pasa por tú cabecita loca.

A ver, chiquilla, si mi memoria no me falla, desde que la última vez que nos vimos has estado con: tu vecina de enfrente (en repetidas ocasiones), una cantante, una pintora, con nuestra Eva (que manda cojones con vosotras dos…), con una segurata, con otras varias que ni me has mencionado (porque nos conocemos) y ahora estás con otra… no se si llamarte egoísta o generosa.

Yo creo que te gustan demasiado las mujeres como para quedarte solo con una. Y lo malo es que eres de esas que acaban dejando huella. Eres eterna mientras duras. Y eso, pequeña, es un arma peligrosa.

Y si algo tienes positivo es que no eres capaz de callar tus sentimientos y eres simple: tu boca siempre suelta todo lo que pasa por tú cabeza. Aunque, a veces, pueda resultar cruel. Tus verdades son como un gancho de derecha.

Entonces, como piensas que ya no tienes nada más que hacer allí, sale una plaza para un hospital en un lugar a cientos de kilómetros, y dices que sí sin pensártelo. Haces tus maletas, te despides de la gente casi sin tiempo de que lo asimilen, tus padres alucinan en colores y, encima, te vas a una pedazo casa con un jardín que incluye bosque, que es de una doctora que te "adoptó" como hija y no tienes que pagarle ni un euro, y te lías con la dueña de la única casa rural de la zona… es que lo tuyo no tiene nombre.

Y esto me lo creo porque te conozco y porque he vivido a tu lado situaciones tan surrealistas como las que me cuentas. Creo que deberías escribir tus memorias… parecería ficción y eso vende, chata.

Ay, San, como nos cambia la vida… la mía a dado un curioso giro. Ahora tengo una hija… de 17 años. Ya te conté la historia más o menos… pues, eso, que ya, que ahora tenemos una hija. Casi mayor de edad. En fin, a todas nos pasan cosas

Al principio resultó un poco difícil, ya sabes, lo de los problemas de adaptación y eso. Pero como Carol tiene ese carácter tan especial, ha conseguido transformar nuestra casa en un hogar y… no se como decirte esto… quiero que seas mi madrina.

Y, como te conozco (por eso te quiero), tranquila… te estoy avisando con tiempo suficiente para que puedas organizar lo que quieras organizar. Aunque te advierto que no quiero que te pases, mi hija está invitada a mi despedida de soltera. Ella será la otra madrina. Nos casamos el día de su cumpleaños. Así nos ahorramos una fiesta… ¡que estamos en crisis!

Bueno, cari, creo que este correo me está quedando un poco largo de más... es lo que tiene haber hecho el curso aquel de mecanografía… empiezo y no se como parar. Me despido con un gran abrazo cibernético y un sonoro beso de palabras.

Te quiero

Alba.

"¿Estás viendo porno?"

"¿Eso te gustaría?" – siento como me rodea con sus brazos y me da un beso en el cuello.

"Puede…" – giro mi cabeza para mirarla. Le sonrío y me devuelve la sonrisa. Nos besamos suavemente. – "A ver, cuéntame entonces por qué estás tan concentrada delante del ordenador."

"Tienes que organizar una despedida de soltera." – Me mira con cara interrogante – "Alba se casa y que quiere que yo sea la madrina."

"Por eso yo tengo que organizar una despedida de soltera con un montón de mujeres despendoladas y borrachas que, encima, su mayoría sean lesbianas y, por lo tanto, las stripers sean también mujeres…"

"Por eso, por Alba, porque me quieres y porque te encanta."

"Por mi bien."

"Eres un encanto."

"Tú también." – volvemos a besarnos. Y nos besamos una vez más. Y otra… Y me aparto de ella haciéndome la remolona. – "Eh, tenemos que sellar el trato, ¿no?"

"Le quiero contestar. Anda, déjame un ratito y voy…" – me aparta un poco hacia delante y se sienta detrás, pegada a mí. Me rodea de nuevo con sus brazos y me besa en el cuello.

"Vale… contéstale. Yo me quedo por aquí esperando."

"Si te tengo ahí detrás no puedo concentrarme." – apoya su barbilla en mi hombro y noto su aliento en mi cuello.

"Yo no estoy haciendo nada que pueda desconcentrarte." – la miro de reojo y veo como intenta ponerse seria mientras sus ojos verdes ríen. – "Si no te concentras es porque no quieres."

"Vale. Querida Alba dos puntos. Me alegra mucho que todo te vaya bien y que hayas decidido casarte como las personas normales y formales punto. Ya eres una señora puntos suspensivos jajaja signo de exclamación." – empieza a besarme el cuello y sus manos acarician mi cintura y mi abdomen bajo mi pijama. – "Yo también tengo que contarte algo puntos suspensivos…"

Sigo hablando tratando de hacerme la dura y ella sigue con calma ese juego de calentamiento que tanto le gusta hacer. Ahora besa mi nuca y, mientras su mano derecha aparta mi pelo de mi cuello, su zurda comienza a acariciar suavemente mi teta izquierda. Un gemido se me escapa e interrumpe lo que estaba diciendo.

Cierro los ojos y echo la cabeza hacia atrás apoyándola en su hombro. Ahora mis dos pechos están cubiertos por sus manos que los aprietan suavemente. Siento mis pezones duros entre sus dedos. Siento sus labios en mi mejilla.

"Así no me puedo concentrar…"

"Quien lo diría… yo te veo muy centrada." – su mano izquierda comienza a descender. – "Quítate esto…"

Aprovecha que me separo un poco para besarme la espalda. Un escalofrío recorre mi cuerpo. Siempre consigue lo que se propone… y de que maneras.

Vuelvo a apoyarme y busco su boca para besarla. Quiero sentir sus labios, su forma de besar… acaricia mis pechos, apretándolos… nuestras salivas mezclándose… su mano comienza a descender

Es siempre directa, su juego es más explicito que otra cosa… sus dedos se cuelan por la cintura de mi pantalón y van directos a mi pubis que está más que húmedo. Mis labios se abren para recibir a ese corazón que recorre de arriba abajo, suavemente, todos mis tesoros. Suspiro profundamente.

"Creo que te alegras de verme." – me hace sonreír y cierro los ojos porque se su dedo está presionando intermitentemente mi clítoris (puntos suspensivos). Suspiro y me esfuerzo en abrir los ojos para clavar mi mirada en la suya. Ella sonríe de esa manera pícara, como una niña que acaba de hacer una travesura.

Mi mano derecha acaricia su cara y la atrapa para acercarla a mí. Quiero besarla, sentirla cerca. Me siento relajada. Quiero que me lleve a donde se que me va a llevar. Quiero sentirlo todo.

Sus labios atrapan los míos. Primero el superior… su dedo comienza a jugar con mi clítoris, siento mi humedad haciéndolo resbalar… Luego el inferior… un cosquilleo intenso hace que comience a sentir esa sensación en la que no existe nada más que una misma.

Ahora siento como su lengua se abre paso. Mi boca se abre para recibirla y mi lengua se presenta de nuevo a pasar revista. Su mano sigue acariciando mi pecho, sus dedos aprisionan mi pezón haciéndome sentir todavía más placer.

Separa bruscamente su mano de mi entrepierna y sujeta la cintura de mi pantalón reclamándome que me lo saque. Hago lo que me pide y ella aprovecha para quitarse la camiseta. Vuelvo a la postura en la que estábamos. Es muy cómoda. Ahora siento sus pechos desnudos contra mi espalda.

Cada vez me siento más excitada. Sus dedos están fríos y suspiro al sentir su contacto sobre mi caliente clítoris. Vuelve a besar me con fuerza y vuelve a apretar mi pecho.

Se aparta de golpe y se que me está mirando. Dos de sus dedos están acariciando la entrada de mi vagina. Abro mis ojos los clavo en los suyos ordenándole que no pare. Sonríe una vez más, sabiéndose victoriosa y los empuja suavemente hacia mi interior.

No consigo sostener su mirada más de tres segundos y un gemido profundo abandona mi garganta diciendo más de lo que yo quería demostrar. Pero hay cosas que no se pueden evitar.

Comienzo a mover mis caderas y ella apura su paso comenzando un endiablado viaje. Ahora son tres dedos los que me penetran incansables, imparables. Mi respiración lleva un rato acelerada y mi cuerpo cada vez pide más y más atención.

Los dedos de mi mano izquierda buscan su boca y ésta se abre succionándolos hacia su interior. Las yemas sienten el roce de esa lengua y esa sensación de felación me excita más todavía. Los retiro suavemente y los dirijo a mi pezón… ella suspira profundamente… está excitada, lo se.

Su mano derecha busca la mía y comienza a pasearla sobre mi cuerpo como si fuera su guante. Primero siento mis labios, luego mi barbilla… mi cuello… mi pecho… mi abdomen... mi piel es suave y está salpicada de gotas de sudor… sus dedos en mi interior, embistiéndome una y otra vez… mi monte de Venus… cada vez más despacio… mi humedad… sus dedos presionando lo míos sobre mi clítoris

"Enséñame…"

"Bésame…"

Afloja la presión sobre mis dedos y comienzo a moverlos haciendo círculos sobre mi hinchada fuente de placer. Su otra mano empieza de nuevo a moverse haciendo que sus dedos entren y salgan de mí sin prisa… y sin pausa.

Cada vez siento más ganas de correrme, quiero llegar ya a esa explosión en donde abandonamos lo que nos rodea para vivir el momento más egoísta que podemos tener.

Apuro mi ritmo haciendo que ella haga lo mismo. Siento como cada vez respiro con más dificultad. Debo apartarme de su boca para poder respirar. Se que me mira de nuevo. Se que le encanta mirar. Abro mis ojos. Su cara es de excitación. Ella también respira apresuradamente… jadeo… grito… cierro mis ojos y dejo caer mi cabeza sobre su hombro… la giro… me escondo en su cuello… grito de nuevo… con más intensidad… y me dejo ir

Abandona mi interior despacio y da una penúltima caricia a mi clítoris. Me rodea con sus brazos y yo me acurruco para sentir sus mimos. Me besa la frente, los ojos, la nariz, la mejilla y luego busca mi boca.

Rodeo su cuello con mis brazos y hago que nos recostemos sobre el sofá. Estoy sobre ella y siento como nuestros pechos se están aplastando. Mi cabeza se esconde de nuevo y comienzo a pasar mi lengua por su cuello. No puedo evitar dar pequeños mordiscos sobre su piel. Mis manos se aferran a sus pechos y

"Eh, fiera, descansa un poco…"

"Creo que necesitas que te hagan el boca a boca… menos mal que tienes aquí a una buena enfermera."

La beso en los labios y comienzo a descender por su cuello. Lo muerdo y lo lamo mientras mis manos siguen apretando sus senos con suavidad. Sigo descendiendo sin prisa y beso todo su pecho. Ahora me centro en su teta derecha. Aprisiono con mis labios su pezón y la punta de mi lengua lo roza haciendo que respire profundamente.

Siento una de sus manos acariciando mi cabeza y la otra arañando mi espalda. Sus piernas rodean mi cuerpo. Succiono dulcemente su pezón izquierdo y un pequeño gemido se escapa de su garganta

Sigo con mi descenso… beso su abdomen con suavidad… siento como se ríe y levanto mi cabeza para toparme con su mirada. Le estoy haciendo cosquillas. Sigo con mis ojos clavados en los suyos mientras comienzo a bajar su pantalón para estar igualadas en condición.

Ahora sonríe nerviosa. Me gusta verla así… casi sumisa. Me agacho sin perderla de vista y saco mi lengua cuando comienzo a sentir el calor que emana. Ya noto su humedad, los fluidos que demuestran nuestra excitación. Ese sabor exquisito.

Ella intenta mantener su mirada fija en la mía, pero no lo consigue tanto como quisiera… es sexo en estado puro… todo su cuerpo es pura sexualidad… succiono, lamo, muerdo… me vuelvo loca con ese sabor… penetro… vuelvo a penetrar… vuelvo a lamer

"San… ah… San, yo…" – me sujeta la cara y la aparta del sitio de mi recreo – "…yo también quiero…" – y me acerca bruscamente a su boca para saborearse y saborearme.

Desplegamos el sofá para estar más cómodas y me pongo sobre ella… tengo prisa por continuar lo que estaba haciendo… quiero seguir saboreando… quiero que me saboree… siento su lengua

Ahh

Pasea su lengua impúdica desde mi clítoris hasta mi ano. Me gustaría morderla… me concentro en su capuchón y lo succiono… lo lamo… siento su mano… Mi excitación se dispara haciéndome apartar la boca para tomar aire… araño y muerdo su muslo… un beso negro profundo… sus dedos en mi clítoris

No sin dificultad consigo volver a ella, a esa boca que me da de beber incansable. Rodeo su pierna con mi brazo y acerco mis dedos a su entrada… convulsiona su cuerpo por la sorpresa… ahora está más húmeda y yo quiero sentir como su humedad me moja… la penetro… suspira… la vuelvo a embestir mientras su lengua vuelve a mi ano

"Ahh…" – aparta su boca y siento como su dedo comienza a jugar en su lugar… y su mano detiene la mía… necesito tomar aire de nuevo. – "Mmm…"

"Gatita…"

Estoy de rodillas, con las manos apoyadas en el reposabrazos del sofá… con sus dientes mordiendo mi cuello… con su brazo, con su mano, acariciando mi pecho… con sus dedos penetrándome por detrás… con suavidad… no puedo parar de gemir… siento mi boca seca

"Me vas a matar… quiero tocarte…"

Su otra mano comienza a descender… siento como va acariciando mi abdomen… como ahora juega con mi ombligo… como baja por mi vientre… como sus mil dedos me dan este placer… como sus labios acarician mi espalda

Jadeo… gimo… grito… suspiro… mis vellos están de punta… me siento más húmeda… me estoy deshaciendo y ella no para… no quiero que pare

"Sigue… ahh…" – me da un pequeño mordisco y comienza a apurar… cada vez más… mi mente se nubla… todo mi ser se centra en el placer que estoy sintiendo y que cada vez se vuelve más y más intenso

Caigo sin fuerzas sobre el sofá y ella, dulcemente, me ayuda a ponerme boca arriba. Se tumba a mi lado y me acaricia la cara mientras me mira. Está sonriendo y respira de manera agitada. Unas cuantas gotas de sudor salpican su frente. Sus mejillas están sonrojadas. Se acerca a mí y me besa en los labios.

"Te pones preciosa cuando te corres…" – me hago la vergonzosa… - "Ya, ahora disimula… no eres una niña pequeña, tenemos la misma edad."

"Ya, pero tú tienes más carrera…"

"¿Y tú que sabes?"

"Lo se, eso se nota." – acerco mi mano a su pubis y estiro mis dedos para acariciarla. Ella sonríe y cierra los ojos. – "Aprendo muy rápido."

Sigue muy excitada y me rodea con sus brazos, acercando su boca a la mía, relajándose y dejándome hacer con ella lo que quiera.

Nuestras lenguas se pelean, nuestros labios están pegados… mi brazo derecho está bajo su cuerpo, sujetándola en un abrazo… su pierna rodea mi cintura y acaricio su nalga dejando que mis dedos se deslicen hacia su humedad.

Me muerde el labio inferior… paso la punta de mi lengua por sus dientes… mueve su cadera… encuentro su clítoris… sonrío, ella también… suspira… paseo mis dedos por todo su ser… ella abre su boca esperándome… la beso de nuevo y siento su mano acariciando el brazo que la acaricia.

Suspira en mi boca y la penetro. Su interior está húmedo, mis dedos resbalan casi sin querer. Ella sujeta suavemente mi muñeca y yo la aprieto contra mi cuerpo. Jadea y apoya su frente contra la mía… está empapada… por dentro y por fuera.

Siento que ella se quiere correr ya… abandono su interior y llevo mis dedos a su clítoris… ella suspira profundamente… comienzo a hacer movimientos imposibles sobre el punto de placer y noto como sus dientes se clavan en mi hombro, como sus uñas arañan mi brazo, como sus dedos se enredan en mi pelo.

Levanta la cabeza y clava sus ojos en mí. Me mira, me sonríe, respira deprisa… tiene el cuerpo en tensión… su respiración se hace más profunda y cierra los ojos… echa la cabeza hacia atrás

"Si… si… ahh…" – comienza a moverse al compás que yo le marco… tiembla… otro escalofrío… su mano deteniendo la mía

"Tú también te pones preciosa…"

Para:

Alba

De:

San

Asunto: RE:cositas

Querida Alba:

Como hemos cambiado… no sabes cuantas veces he tenido que empezar este e-mail… No sabía como decirte lo mucho que me alegro por ti y lo feliz que me hace ser la madrina. Me siento emocionada

Eres feliz y eso me hace todavía más feliz a mí. Y me siento afortunada de poder compartir este momento contigo. ¡A ver que me pongo! Y lo de la despedida, claro… jajaja

Si… recuerdo aquellas noches hablando sobre mujeres, aquellas en las que tú tan sabiamente tratabas de aconsejarme. Te convertiste en mi familia. Recuerdo la paz que sentía cuando te sentabas a mi lado, escuchando todas esas cosas que me preocupaban y me abrazabas y me decías palabras cálidas.

Todavía te echo de menos

Y eso que he cambiado bastante… bueno, no he cambiado… la diferencia es que ahora veo las cosas de otro modo. Todo lo que me pasa, lo que me rodea, lo que busco, lo que encuentro… todo eso es mi vida, forma parte de lo que soy y está en mi mano. No quiero dejar que la vida pase por delante y, por miedo, por no dejarme llevar o por lo que sea, no sea capaz de vivirla.

He aprendido que la cuestión es estar atenta y disfrutarla. Me he dado cuenta de que la felicidad es un cúmulo de pequeñas cosas que suceden cada día. Ya no me aferro a imposibles, ni a sueños eternos, ahora me preocupo de cuidar de mí y de permitir que, de vez en cuando, alguien se preocupe

Todavía no me acabo de creer que esté aquí en este nuevo destino, ni la suerte que he tenido de tener casa antes de haber pensado en ella… no se partir de cero pero no a ciegas… no se como explicarlo, pero estoy segura de que tú lo entenderás.

Y, además, no estoy sola. Estoy con una mujer diferente… ella también es independiente. Y es muy curioso poder estar tranquila con alguien, poder disfrutar de ese alguien, no estar preocupada por pensar en lo que somos, no temer meter la pata con cualquier cosa a cerca de otra mujer… ella se ríe, no le importa… también quiere disfrutar sin peros.

Como Carol y tú... y miraos… a punto de casaros para siempre. Has encontrado a la persona perfecta, a la persona que te hace feliz y habéis decidido que sea así para siempre. Que bonito… Y yo no me veo tan así, que conste

Tía, ¡te casas! ¡Y yo soy la madrina! Es muy fuerte… me tienes que decir la fecha… que fuerte… el mismo día del cumpleaños de tu hija, es un detalle súper bonito por vuestra parte. Estoy segura de que os quiere muchísimo. Tengo ganas de verla… seguro que ha cambiado mucho desde que la vi.

Por cierto, no te preocupes por la despedida de soltera, he contratado a toda una profesional. Ya te contaré más detalles

En fin, Alba, espero tener noticias tuyas muy pronto

Te quiero

San

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"¿Estás viendo porno?"

"Eso me suena… creo que lo he vivido antes…"

"Pero al revés… eras tú la que preguntaba." – me mira mientras me acerco y sonríe juguetona.

"¿Eso te gustaría?"

"Puede…" – nos besamos profundamente, con ganas. Me siento a horcajadas en su regazo y la rodeo con mis brazos. Una de sus manos me acaricia la espalda y la otra me sujeta la nuca. – "¿Estás muy ocupada?"

"Ahora mismo si… hace un rato también… pero creo que puedo cambiar mis prioridades." – nos miramos y sonreímos. – "Sabes que no le puedo decir que no a una chica guapa."

"¿Qué hacías?"

"Pensar…"

"Y cuando piensas ¿te pones delante del ordenador con cara de concentración?"

"Algunas veces."

"Eres rara…"

"Y lo dice la que está sentada sobre mí que piensa que el tonteo consiste en meterme la teta en la boca." – me echo a reír y ella me mira aguantando la risa para darle intensidad a la burrada. Acaricio su cara y la beso de nuevo. – "Estaba pensando que, quizás, podríamos irnos de excursión un par de días."

"Si, me gusta esa idea." – nos quedamos mirando fijamente.

"¿Te quedarás hoy también?"

"No lo sé… tendré que pensármelo."

"Te puedo intentar convencer. Creo que te puedo dar motivos suficientes."

Sonrío y ella se quita la camiseta. Nos besamos y me quita la mía. Me abraza con fuerza haciendo que nuestra piel se pegue. Rodeo su cuello con mis brazos y acaricio su pelo corto. Su lengua penetra mi boca y la mía responde a su juego. Nos mordemos los labios, nos aferramos con fuerza. Aprieta mis nalgas, echo mi cabeza hacia atrás y lame mi garganta

"Sujétate fuerte…" – se echa hacia delante y hace que mis piernas rodeen su cintura.

"No puedes conmigo…" – me río, me da la sensación de que nos vamos a caer.

"Verás como sí, tengo más fuerza de lo que parece." – me sujeta con fuerza y me levanta. Se gira y comienza a caminar hacia la puerta de su cuarto.

Me apoya contra ella y me besa con fuerza, se aferra a mis pechos y presiona mi pubis con su cadera. Me siento excitada, necesito respirar y me estiro apartando mi boca de la suya y dejando mis pechos al alcance de su lengua.

Siento ahora como una de sus manos se cuela entre nuestros cuerpos y comienza a acariciarme sobre la tela del pijama. Siento escalofríos por el calor que me inunda en contraste con el frío de la madera contra la que reposa mi espalda.

Estoy húmeda y he perdido la cuenta de la cantidad de líquido que ha brotado de mí en los últimos días… en las últimas horas. Y me excito más al pensarlo, y me excito más al saber que va a volver a pasar ahora.

Vuelve a mirarme y sonríe viendo mi cara sonrojada. Yo la miro fijamente y agarro con seguridad su pelo corto y ella vuelve a sonreír. Gira la manilla de la puerta y entramos en esa cálida habitación azul.

Me tira sobre la cama y, de un tirón, me deja desnuda. Me empuja hasta que me coloco en medio de ese gran colchón… ella está entre mis piernas. Se desnuda y se pone sobre mí dejando su mano acariciando mi hendidura. Me besa y yo suspiro en su boca.

Siento su calor en mi piel, casi me está rozando la pierna. Comienza a penetrarme con suavidad mientras siento como la palma de su mano presiona mi clítoris. Aprieto mis manos y siento como mis uñas arañan su piel.

Me dejo llevar por mis pensamientos, por mis sentimientos. No quiero preguntarme nada más, no quiero seguir cuestionando el mundo. Quiero respirar, quiero disfrutar, quiero vivir. Quiero sentirme así… no quiero preocuparme más ni preguntarme los porqués

Ella me mira, me estudia, lo se, pero no me importa, estoy entregada, confío en ella, en sus manos. Se acerca a mí y va dejando pequeños besos por mi cara… traza un camino, un pequeño sendero de saliva buscando un alto desde el que mirar.

Siento sus dientes en mi pezón, siento como es succionado, lamido y vuelto a morder. Siento sus dedos moviéndose casi violentamente en mi interior, haciéndome derretirme con cada meneo… la palma de su mano estimulando mi clítoris

"Di hasta luego, San…" – acelera más su ritmo y mi mente se nubla momentáneamente alcanzando un nirvana momentáneo. La abrazo con fuerza, hago que se detenga, aprieto mis muslos aprisionando su mano. Busco su boca y la beso con fuerza, metiendo mi lengua en su boca.

La empujo hasta apoyar su espalda sobre la cama. Sujeto sus dos muñecas y las pongo bajo su cabeza. Todavía me tiemblan las piernas… Me pongo sobre ella y comienzo a acariciar su piel húmeda de sudor. No me canso de besar sus labios, de rozarlos con mis dientes.

Acaricio sus pechos, ella me abraza, nos damos todo lo que nos podemos dar, no dejamos nada para nosotras. Estamos regalándonos todo el amor del que somos capaces sin pedir ni solicitar nada a cambio y, sin embargo, recibiendo lo mismo.

Invéntate el final de cada historia que el amor es eterno mientras dura… ( Ismael Serrano, "La extraña pareja")

Hasta luego, San.