Sam la hija de mi Sobrina - Parte 2

Despues de la piscina, a la recamara...

Sam salió primero de la piscina, seguido por mi esposa y luego yo. Nos sentamos a la mesa para terminar nuestras cervezas y los bocadillos que ahí se encontraban.

-       Te manda saludos tu mami, dijo mi esposa

Sam contesto

-       Que bien.  Seguro esta contenta que ya este aquí con ustedes…

Sentados a la mesa, desnudos y sin pudor, seguimos tomando y charlando sobre diferentes temas. Al fin, fue mi esposa quien dijo

-       Pues te has convertido en una mujer muy bella Sam. Seguro que tienes muchos pretendientes

Dijo Sam

-       Ni creas tía. Con lo de la escuela casi ni tiempo tenia para divertirme. Nada mas uno que otro, pero nada serio. Además, quiero esperar a encontrar el hombre ideal, como el tuyo!

Mi esposa contesto

-       Bueno, eso si que puede estar difícil. Yo me gane el ultimo de ellos.

Sam continuo la charla

-       Tal vez tía. Pero dime, es ideal en todo?

Yo me ruborice un poco. Al oír que la charla se tornaba  a lo personal.

-       Claro que si, Sam. Es ideal en lo emocional, lo practico, y especialmente donde cuenta, en lo intimo…

Sam confeso

-       Ya me lo imaginaba. Recuerdo que mi mami siempre comentaba que suerte tenias cuando hablaban por teléfono. Seguro que estabas compartiendo historias con ellas, Cierto?

Mi esposa le contesto

-       Cierto. Yo no le oculto a mi hermana nada. Y ahora que te tengo frente a mi, tampoco a ti. Mi marido es de lo mejor en la cama.

El efecto del alcohol ya comenzaba a surtir su efecto.

-       Que suerte tía. Espero tener alguien así algún día, dijo Sam.

Mi esposa continuo

-       mira Sam, este viaje es tu regalo de graduación, pero como te quiero tanto, te voy a dar otro. Si quieres, puedes tener a tu tío como quieras. Al fin y al cabo ya esta encueradito. Ha ha ha.

Sam dijo con un poco de pena

-       no se Tía. Es tu esposo.

Hable yo

-       Haber, como esta esto? Yo no soy un pedazo de carne que se puede compartir nada mas así. Si acaso, que se lo gane de alguna manera.

Sam contesto

-       de veras Tío? Como?

Ya me sentía ganador. De alguna manera quería hacer este juego mas interesante.

-       Convence a tu tía que se deje depilar la panocha por completo y hago lo que quieran.

Sam miro a su tía

-       Si tía, déjame depilarte. Así lucirás aun mas joven y bella para mi tío.

Mi esposa contesto

-       No lo se Sam. Nunca lo he hecho. No se si me sienta bien con piel de bebe.

Dije yo

-       Mira mujer, Sam esta depilada y se ve muy bien. Por que no te acercas para que la inspecciones mejor?

Mi esposa se acerco a Sam. Esta hizo su silla para atrás y abrió las piernas para dar mejor acceso. Mi esposa rozo la panochita de Sam con su mano y suspiro un poco al sentir lo suave que se sentía su piel.

-       Wow, de veras que esta suave, como bebe!

Siguió acariciando la panochita de Sam y esta tiro su cabeza hacia atrás. Levanto su pelvis un poco en respuesta sensual al toque de mi esposa. Este movimiento hizo que mi esposa tocara la raja de Sam con sus dedos y fue entonces que noto que estaba ya bien mojada. La platica, el alcohol, la temperatura habían contribuido a que Sam se sintiera caliente.

Mi mujer, arrodillada frente a Sam, comenzó a recorrer la raja de Sam con sus dedos. Sam se sentía en la gloria. Sintió cuando un dedo fue introducido en su agujerito y respondía gimiendo

-       Ahhh. Que rico Tía. Que rico.

Mi esposa introducía ahora dos dedos y sus labios ya chupaban el clítoris de Sam mandando a esta a la gloria!

-       Ahhh. Tía me haces que me corra! Ahhh. Tía cómeme toda. Cómeme!

Sam se estremeció en la silla, alcanzando un gran orgasmo. Su cuerpo se sacudía al llegar al clímax.

-       Te gusto mi amor? Tu tía si sabe como hacerte feliz? Que bien Sam. Me encanta que te guste…

Pasaron algunos segundos antes de que Sam pudiera hablar de nuevo. Aproveche para decir…

-       Sam, creo que tú lo has ganado. Ahora depilaras a tu tía. Vamos adentro para que lo hagas mejor.

Nos dirigimos a nuestra recamara. Tome unas tijeras, crema para afeitar, un rastrillo, agua tibia y una toalla. Acomode a mi mujer sobre el borde de la cama, apartando sus piernas y dejando su panocha de manera que facilitaría el trabajo de Sam.

Sam tomo las tijeras y corto lo mas que pudo. Luego tomo la crema y la esparció pos el monte de Venus de mi  mujer. Tomo el rastillo, lo introdujo en el agua tibia y comenzó a rasurar toda el área. Limpiaba el rastrillo en el agua y seguía con su misión. Mi esposa, con los ojos cerrados, decía mmmm a cada toque de Sam. Me coloque de rodillas junto a mi esposa y ella tomaba mi verga y la meneaba despacio. Sus ojos seguían cerrados.

Sam acabo de afeitar a mi esposa y tomo la toalla. La recorría por todo el espacio y mi esposa sentía el roce de la toalla, haciéndola desear mas.

-       Sam, tus dedos, tus dedos

Sam recorrió la raja de mi esposa con sus dedos tal cual le había pasado a ella minutos antes. Metía dos dedos en su agujero y chupaba el clítoris tal cual mi esposa lo había hecho. Mi mujer volteo su cara y tomo mi verga en su boca. Encontramos entre los tres un ritmo que se unía un compas cual arte musical. El ritmo alcanzo un crescendo y mi mujer se corrió murmurando mmmm. Mmmm. Pero no soltó mi verga que lamia. Yo también me sentí que me venia y dije

-       Mami, me voy a correr contigo. Aquí voy…

Y descargue mi leche en su boca. Uno y otro chorro se introducía en su boca y por fin la soltó. Se lamia los labios mientras Sam se subía en la cama, tomaba mi verga en sus manos y se la introducía en la boca apara saborear el poco semen que quedaba embarrado en mi palo, al tiempo que la dejaba limpia, brillante.

Mientras mi esposa descansaba de su tremendo orgasmo, Sam se dedicaba a chupar mi verga cual si fuera una paleta. Mi verga comenzó a tomar tamaño de nuevo y también se endurecía al sentir la suavidad de los labios alrededor de ella. Sam, a su poca edad, era toda una profesional. Sus labios masajeaban mi palo mientras su mano jugaba con mis bolas. Luego subía su mano para pajear mi verga al tiempo que con su lengua jugaba con mis bolas.

-       Mmmm. Que bien lo haces Sam. De haber sabido, te hubiésemos traído acá hace años! Ven, voltéate y déjame saborear tu panochita.

Me obedeció y se coloco de tal manera que hicimos un rico 69. Mi lengua recorría cada doblez de su panochita. Con ella abría sus labios, descubriendo su agujero. Luego la recorría hacia el clítoris y ya ahí, con mis labios succionaba para luego dar lugar a mi lengua que hacia pequeños círculos en ese rico botoncito. Mientras esto hacia, mi mujer ya se había levantado y masajeaba las tetas de Sam mientras con su mano libre jugaba con su propia raja.

Al sentir tanto placer, Sam se corrió gritando

-       Ahhh. Ahhh. Me corro tíos, me corro. Chupa mis jugos tío. Ahhh!

Aproveche que gritaba para acomodarme  detrás de ella. Acostada boca abajo, puse mis manos en sus caderas y levante su culo. Me coloque tras de el y tome mi verga para apuntarla en la entrada a su rica panochita. Empuje lentamente mientras Sam seguía gritando

-       Ahhh. Me matas, me matas! Ahhh. Sigue, sigue, sigue…

Y seguí. Bombeaba cambiando el ritmo. Al principio despacio, luego como loco desenfrenado, luego casi parado dando vueltas a mi cadera para que mi verga circulara dentro de su panochita que estaba a chorros. Después tome un ritmo veloz y constante y estaba por venirme yo también.

-       Me corro Sam. Te voy a dar mi leche. Te voy a inundar.

-        Si tío, lléname de tu leche. Ahhh. Me corro yo también! Ahhh.

Empujo su culo contra de mi vientre, permitiendo una estacada profunda. Mi verga estallo al alcanzar la máxima profundidad. Uno y otro chorro llenaban esa cavidad y al mismo tiempo sentí que su cuerpo se estremecía bajo mis manos.

Mi esposa se estrujaba su propio clítoris al vernos y estallo en su propio orgasmo.

Ya cansados, los tres nos acostamos. Sam entre mi esposa y yo. La abrazamos y le llenamos la cara y el cuerpo de besos. Bese a mi esposa también. Nos acariciamos entre si. Hicimos una ensalada de lenguas y manos mientras nos recuperábamos para mas tarde. Poco a poco caímos rendidos y dormimos por varias horas.

El sol ya había caído cuando me despertó un beso de mi mujer.

-        Anda flojo, ya es hora de levantarte. Si no lo haces, no vas a poder dormir toda la noche.

Conteste

-         Eso me suena bien. Espero no dormir toda la noche…