Sam la hija de mi Sobrina

Viene de vacaciones y hay que enseñarle lo mejor de nosotros.

Samantha venía de vacaciones y estábamos encantados de recibirla. Ella era la hija de Verónica, sobrina de mi esposa. Contaba con 20 años de edad y este viaje era un regalo de sus padres por haberse graduado de la Universidad. Ahora era la Licenciada Samantha Loera. debo contarles que hacia ya mas de cinco años que no la veíamos. recuerdo que en su quinceañera lucia como una muñequita de pastel. Su vestido rosa de princesita y su maquillaje la hacían brillar en ese día especial. Era una niña que se convertía en mujer. El escote del vestido era algo pronunciado y dejaba ver sus hermosas tetas virginales. Para su cuerpo 'petit', sus tetas eran ya un poco fuera de proporción, mostrándose como su mejor atributo.

Llegamos al aeropuerto mi esposa y yo, y nos dirigimos a la sala de espera. Dentro minutos anunciaban la llegada del vuelo y nos dedicamos a mirar hacia la escalera donde pronto vendría Sam. Así fue, en cuenta de minutos apareció. No lo podía creer, ante nosotros estaba una chica hermosa. Piernas largas que relucían una faldita blanca que llegaba a medio muslo. Su torso era esbelto y, según recordaba, aun era adornado por un par de tetas que empujaban la tela blanca de su blusa de algodón. Las tetas se levantaban gracias al sostén que usaba pero, aun así, sus pezones se veían bajo la tela.

Al bajar la escalera note su pelo. Este caía por sobre sus hombros y era de un color negro impactante. Enmarcaba una cara que, al parecer, no usaba mucho maquillaje, en contraste con aquella chiquilla de hacia 5 años. Mi sobrina bien podría ser una modelo de pasarela.

Al bajar la escalera, mi mujer corrió hacia ella y le dio un fuerte abrazo. Luego, fue mi turno. Me acerque hacia Sam y la abrace. Sentí sus pechos apretar contra el mío y note la suavidad de sus tetas. Le di un beso en la mejilla y ella hizo lo mismo. Al retirar sus labios, rozo los míos como por accidente.

Fuimos por su equipaje mientras mi esposa charlaba con Sam acerca de la familia. Que como estaban todos, que porque no habían venido, y otros temas parecidos. Mientras ellas charlaban, yo no dejaba de ver a esta chica que era ya una mujer. Bajo su falda blanca podía apreciar un culito bien parado. Mi miembro comenzó a hincharse como en aprobación de lo que mis ojos veían.

Después de colocar sus maletas en la caja de la camioneta estilo pick-up, Sam se sentó entre mi esposa y yo. La palanca de cambios me forzaban a tocar las rodillas de Sam cada vez que metía el cambio. Mi esposa y ella conversaban sobre el viaje, la escuela y muchas otras cosas. Yo me concentraba en manejar y sentir la suave piel de las piernas de Sam. De vez en cuando guiaba mi vista hacia ellas y vi como su  falda viajaba hacia arriba, permitiéndome ver la parte interior de sus muslos muy torneados. Seguro que hacia ejercicio para mantenerse tan ‘a tono’.

En una de esas, al meter el cambio, mi mano pego en la rodilla de Sam. Sin decir una palabra ella abrió sus piernas un poco para darme mas facilidad en el manejo de los cambios. Al hacer eso, su falda se movió un poco mas hacia arriba y fue entonces que pude ver, por unos segundos, la tela transparente de lo que pronto comprobaría, era una tanguita que adornaba su panchita. Solo duro un par de segundos. Ella se dio cuenta que la había visto y pronto se acomodo la falda. Mi verga estaba mas que dura para entonces.

Al llegar a casa unos cuarenta minutos mas tarde, mi esposa sugirió a Sam que se instalara en su recamara y que nos encontrara en la piscina para que se refrescara. Sam indico que era una Buena idea pero que solo lo haría si también nosotros la acompañábamos. Mi mujer cedió y todos nos fuimos a cambiar en trajes de baño. Era una tarde calurosa y esto si que era una buena idea!

Dentro de cinco minutos estábamos mi mujer y yo en la piscina, con unas cervezas frías y unos bocadillos que se habían preparado anteriormente. Sentados en la mesa de patio, esperamos la llegada de Sam. No tuvimos mucha espera cuando se abrió la puerta del patio y apareció Sam, luciendo un bikini de dos piezas de color salmón. Sus tetas se movían al compas de sus pasos y sus pezones erguidos apenas cubiertos por la tela de su bikini. Como había notado anteriormente, sus piernas bien torneadas Lucían unas sandalias en sus pies. Sus muslos bien definidos por el deporte o el ejercicio se mantenían firmes con cada paso que daba. Su pelvis mantenía un ritmo que volvería loco a cualquier hombre. A cada paso sus caderas parecían decir ‘heme aquí, heme aquí…’

Sam se sentó frente a mi. Tomo una cerveza y la levanto para decir

-       Brindo por mis tíos favoritos y porque las próximas semanas nos brinden gran felicidad!

En una voz, levantamos nuestra bebida y acordamos con ella

-       Salud, que así sea!

Luego de un par de tragos, Sam se levanto y empezó a caminar hacia la alberca. Mis ojos se deleitaron de nuevo al ver sus lindas nalgas menearse en manera seductiva con cada paso. Aunque su bikini no era de tipo tanga, sus nalgas hacían que la suave tela se mantuviera estirada y lisa al ser llenadas por esas masas redondas. Que belleza de mujer.

Se metió a la alberca por la escalera y grito

-       Ahora tíos, vengan a acompañarme que el agua esta deliciosa!

Mi mujer comentó

-       Anda, acompaña a la niña. Mientras hablo con mi hermana para decirle que llego bien.

No conteste. Me levante y me dirigí hacia la alberca. Hice un clavado en la parte profunda y salí cual monstruo frente a mi sobrina que estaba en la parte opuesta.

-       Que bien nadas tío. Eses fue un clavado de competencia.

Conteste

-       Gracias Sam. Hace tiempo que te esperábamos. Espero que la pasemos muy bien.

Ella dijo

-       Claro Tío. Yo también hubiera deseado estar aquí hace mucho tiempo, pero ya vez, la escuela no me lo permitía.  Pero… a jugar!

Me empezó a echar agua con las manos y la guerra comenzó. Yo también chapoteaba el agua para bañarla por complete. A juegue y juegue terminamos abrazados, como para no permitirle el chapotear mas. La tome por detrás y la abrace de manera que sus tetas quedaban bajo mis brazos. Sentí sus pezones erguidos. Ella sintió mis brazos sobre ellos y no se resistió. Mi verga estaba sobre sus nalgas y ella las empujaba hacia atrás, hacienda que mi verga creciera un poco mas.

-       Me rindo Tío, me rindo. Dijo Sam.

La solté. Ella se dio la vuelta y me miro a los ojos. Sonrió. Se sumergió en la alberca y se dirigió a mis shorts, los que bajo con ambas manos dejando mi verga expuesta!

Con la sorpresa, trate de agarrarla bajo el agua pero se escabullo como un pez. Llego hacia el borde de la alberca. Le dije

-       Así que a esas vamos… Ya veras!

Me sumergí yo también y comenzó la caza. Ella se movía evadiéndome y yo me dedicaba a perseguirla. Me tarde un poco pero al fin la alcancé. Al tenerla frente a mi, en una esquina de la alberca, le baje su bikini dejando su panochita al descubierto y, para mi deleite, vi que estaba totalmente depilada. Que hermosura.

-       Estamos a mano! Le dije…

Sam contestó

-       Bien, Tío. Creo que ya aprendí la lección. Me rindo.

Lo que hizo enseguida me sorprendió un poco mas. Se quito el top de su bikini, dejando al aire un par de tetas que eran redondas, firmes y una aureola que variaba entre rosa y café con unos pezones bien definidos.

-       A mano. Tu encuerado y yo también. Dijo.

En eso llego mi esposa que lucia un traje de cuerpo complete.

-       Que bonitos, dijo. Así que ya en Pelotas!

Sam habló

-       Es que fue mi culpa tía. Estábamos jugando a los chapuzones y yo le quite su traje para confundirlo, pero luego el me alcanza y me quito el mío. Solo fue en defensa propia.

Mi esposa dijo

-       Por mi no hay problema. Además esta tan caliente que me parece Buena idea.

Ahí, frente a nosotros, se desnudo dejando que Sam viera su cuerpo maduro pero bien definido; sus tetas aun solidas y su panocha experta, cubierta por un bello bien cuidado en forma de triangulo sobre su clítoris.

-       Ven, metete tía. El agua esta deliciosa! Dijo Sam.

Ya en el agua, los tres jugábamos a chapotearnos, luego con una pelota, y después haber quien aguantaba mas bajo el agua. Este ultimo me encanto porque me dejaba apreciar dos panochas bien cuidaditas. Ellas también disfrutaban de mi verga dura al sumergirse. Mi esposa me la menaba cuando era su turno.

-       Que padre, dijo mi mujer mientras abrazaba a su sobrina.

Sus tetas chocaban entre si. Sus cuerpos mojados se resbalaban al hacer su abrazo mas fuerte. Me junte a ellas y las abrace a las dos, sintiendo sus espaldas mojadas y sus bellas nalgas quedaron poseídas por mis manos.

-       Que bonita tarde. Bienvenida de nuevo Sam!

Mi esposa se separo, dejando que yo diera un abrazo a Sam, sintiendo así su cuerpo junto al mío. Ella también disfrutaba de mi palo en su vientre. Sin decir nada, bajo un brazo y con su mano me acaricio la verga. Un buen indicio…

... Continuara ...