Salvaje Cap II
Me sentí incomodo con la intrusión de su nariz en mis ingles y luego en mi trasero, su lengua me recorrió un par de veces allí, lo mismo adelante sobre mi erecto miembro.
Me fui a la ciudad me apertreche adecuadamente y volví.
Tome una bolsa impermeable metí una linterna de mano halógena, el satelital, mis documentos de identificación, me ajuste el arnes con el puñal, a mi pantorrilla y en la otra una pistola de dardos tranquilizantes poderosos(que por cierto fue muy cara y difícil de conseguir) y cámara en mano me lance al agua, buceando llegue al otro extremo y bajo unas ramas que llegaban al agua emergi suavemente y allí deje un ojo acechando, hacia el lugar donde quedaron mis pertenencias, igual a mi anterior visita.
Paso un buen rato, tenia lista la cámara manual para disparar al menor movimiento y nada sucedió. Retome lo que iba hacer y allá me diriji, efectivamente era una amplia oquedad, el reflejo de la luz a través de la cortina de agua, brindaba una danza bellísima de ondulantes formas, puse la cámara en video y traté de capturar ese espléndido espectáculo de tonos grises y azulados mayormente.
Fui avanzando lentamente, y de pronto me sentí invadido por aquel olor almizclado, todos mis sentido en alerta llevé la mano al puñal en mi cintura, un leve roce me alertó a mis espaldas, gire violentamente dando una voltereta por el suelo, al tiempo que entraba en contacto con un cuerpo, rodamos por el suelo, una roca nos detuvo, una mano sujetaba fuertemente la muñeca de mi mano armada, en el forcejeo, unos ojos canela de fiero mirar se encontraron con los míos, tuve que hacer uso de un mayor esfuerzo, para doblegar al enemigo en la penumbra.
La sorpresa al verla me costó un zarpazo entre el cuello y el pecho, escorce y ahora la vi, salvaje, el pelo hirsuto y revuelto, presta al ataque que no tardo en suceder, la repelí, más en el giro tome el control de su cuerpo con una llave de lucha libre.
Sentí su fuerte musculatura bajo mi peso y el recio candado bajo su barbilla, pronto dio frutos cuando, quedo desmadejada e inerte en el suelo.
Rápidamente corte las cuerdas que sujetaban la bolsa impermeable a mi espalda y até sus manos y tobillos por separado y con la bolsa vacía rellene su boca, a modo de mordaza, me preocupaba el olor del felino y temía se presentará de un momento a otro, allí.
Tomé la linterna e hice una rápida inspección al lugar, al fondo a la izquierda vi lo que debía ser su habitáculo tras unas salientes que se hacían invisibles desde la entrada.. Regrese a su lado y ahora a la luz de la linterna pude observarla
Era delgada, de bellas formas, ya sabía lo fuerte que era, de estrecha cintura y amplias caderas, piernas largas, firmes y torneadas, poderosas, toscos pies encallesidos con las uñas largas, con una piel que se adivinaba suave pero no tersa, con un bronceado parejo sin marcas, fruto de su desnudez permanente supongo, una larga cicatriz en la cara exterior de su muslo derecho, casi hasta la rodilla desde el tercio superior delantero, una hirsuta mata de vello púbico castaño oscuro ocultaba su sexo, el vientre plano y musculado daba paso a las turgencias pequeñas y macizas de su pecho coronadas por pequeños pezones puntiagudos, hombros simétricos redondos, bíceps y tríceps formados, las manos también se adivinaban potentes, de uñas cual garras, ya lo había comprobado, era brutalmente sensual.
No se por que, pero estaba tremendamente excitado viendola así, demonios, si que lo sabía era tan subyugante, en mi desnudez estaba la evidencia con esta ereccion que me causaba dolor, recobraba la conciencia lentamente, acuclillado a su lado, abrió la boca y aspiró fuerte, recuperando el aire perdido, sus ojos se abrieron y me vio, un par de segundos me observó de arriba abajo, y se detuvo en la visión de mi sexo, quiso moverse, se vio atada, alzó sus manos hacia mi en muda interrogante, o súplica quizás, en sus ojos no había temor ni rabia.
Se incorporó alzó sus manos atadas otra vez, le señale la herida en mi cuello y pecho, con mi negativa en los ojos y mis gestos, deslizó sus dedos a lo largo de los rasguños, se alzó y de rodillas con sus pies aún atados, ante mi, lamió, las laceraciones, su contacto me enervó aún más y supongo que las palpitaciones en mi sexo fueron visibles para ella.
Con el dorso de sus dedos rozó lentamente desde mi glande hasta la base de mi sexo enhiesto.
Se retiro, pero se acerco a olerme, su aptitud era otra, ¿curiosidad?. Lentamente acerque mis manos a las suyas atadas, y deshice el nudo liberandola, también sus tobillos.
Se quedó inmóvil, y volvió a mi, pude observar con detenimiento su rostro, frente amplia y limpia, ojos vivaces y escrutadores, nariz pequeña y puntiaguda casi, labios delgados, una cicatriz delgada apenas perceptible, entre la boca y el mentón, todo dentro de un ovalo alargado y simétrico, su pelo realmente era un desastre pero, eso precisamente, era el marco perfecto a su belleza, salvaje.
La luz ondulante le daba ese aire a fiera indomita y sensual.
Dio un par de vueltas a mi alrededor, su olfato, creo hacia el trabajo que necesitaba, seguía rodilla en tierra mientras me analizaba, hasta que se detuvo frente a mi, me hizo ponerme en pie, otra vez su olfato adelante y atrás, me sentí incomodo con la intrusión de su nariz en mis ingles y luego en mi trasero, su lengua me recorrió un par de veces allí, lo mismo adelante sobre mi erecto miembro.
De pronto el fuerte olor a almizcle lleno todo, yo me envaré, y la vi, encaramada en una cornisa sobre la pared derecha, presta a saltar, lleve mi mano veloz a la pistola, cuando ya la tenía casi apuntando, salto.
Ella reaccionó y se interpuso brincando delante mío, enfrentandola, una serie de gruñidos muy finos o casi silbidos, manotazos entre ambas, terminó en que la enorme puma, giro y se alejo un poco, sin embargo se revolvió al ataque, otra vez ella en mi defensa.
Realmente estaba en shock. Tenía férreamente empuñada la pistola, pero no sabía cómo actuar. Todo esto era algo que nunca había siquiera imaginado. Me sobrepasaba, y eso que había visto, muchísimo, en tantos viajes, por muchísimos lugares. Y tantísima gente, aún así realmente nada en mi historia y las historias que conocía, nada me preparó para este momento.
Por lo visto una madre trataba de protejer a su hija y esta se rebelaba a su orden y concierto, o eso creo entender. Pero solo ese concepto no me encajaba, me recordaba a una prima; madre soltera ella y sus hijas, harto salvajes, aunque nunca como esta. La puma con paso lento camino hacia la pared lateral derecha, se perdió seguida de ella, mi salvadora salvaje, yo quedé ahí sin saber que hacer, volvió aparecer y como que, quería la siguiera.
Dude un par de segundos y con más precaución que temor, la seguí, era un túnel en la roca, delgado y alto techo, empinado, un giro a la izquierda corto, quedamos a media altura de la cascada.
Era un oteadero espectacular, se dominaba todo el curso recto del río en casi unos 500 metros o más..