Salvada

Un niño observa como unos culturistas enormes salvan a su puritana madre de ahogarse en el mar y aprende como reanimar a los ahogados.

Esta historia transcurrió hace bastantes años.

En aquella época yo tenía 9 años y mi madre 31, morena y con muy buen cuerpo.

Es verano, y mis padres han alquilado un apartamento para pasar la primera quincena de agosto en la playa.

Hace un día soleado y caluroso.

He ido con mis padres a la playa como todos los días.

Mi padre se ha quedado debajo de la sombrilla, como siempre, leyendo el periódico deportivo mientras mi madre y yo estamos caminando por la orilla de la playa.

Hay mucha gente en la playa, y nos cuesta caminar por la orilla.

Nos cruzamos con varias chicas y a mi se me van los ojos hacia las tetas y los culos de las chicas.

Mi madre se ha dado cuenta y me comenta sobre la forma desvergonzada que tienen las chicas de vestir ahora, enseñando todo, excitando a los hombres y como a los hombres se les van los ojos detrás de ellas, comiéndoselas con la mirada, teniendo pensamientos lujuriosos y haciendo cualquier barbaridad por ellas.

Yo mucho caso la verdad es que no la hacía a mi madre mientras no perdía de vista a las chicas que “tan desvergonzadamente vestían”.

Después de caminar durante casi una hora llegamos a una parte de la playa donde no hay casi nadie.

Mi madre me comenta el día tan maravilloso que hace, el sol tan espléndido, el color tan puro que tiene el mar, la arena tan fina de la playa, y las vistas tan bonitas.

Mi madre ha pasado de hablarme de los fuegos del infierno a la belleza del cielo.

Llegamos a una playita en la que no hay nadie.

Mi madre me dice que nos metamos al agua y disfrutemos de sus aguas cristalinas, aprovechando que no hay las grandes masas de gentes que manchan todo.

Dejamos las sandalias en la orilla y nos metemos en el agua.

Andamos un poco y un poco más dentro nos mecemos tranquilamente en las aguas.

Al rato levanto la cabeza y me doy cuenta que la corriente nos ha alejado un poco del lugar donde entramos.

Intento hacer pie y me cubre.

Se lo digo a mi madre que está como adormilada. Se reincorpora y si hace pie. Me dice que vayamos saliendo, me agarra y vamos hacia la orilla.

Cada vez la cuesta más avanzar, llegamos a un banco de arena muy cerca de la orilla y yo ya hago pie, aunque me cuesta avanzar por la corriente.

Mi madre intenta también subirse al banco pero la corriente se lo impide.

Está cerca de donde estoy pero no llego a cogerla.

La veo que intenta llegar pero no puede, la corriente la intenta alejar de donde estoy.

Me dice que vaya a la orilla y que mire a ver si viene alguien que pueda ayudarla a salir.

Salgo del agua, camino por la playa buscando ayuda.

Estoy angustiado.

Veo a dos hombres que vienen caminando hacia donde estoy, van con camisa y pantalón corto, corro hacia ellos, según me acerco me doy cuenta que son enormes, muy musculosos.

Les digo el problema que tenemos y que mi madre necesita que la ayuden a salir del agua.

Vamos todos corriendo hacia donde está ella.

Se quitan la camisa y el pantalón, lo dejantodo en la arena, no llevan nada de ropa debajo, se quedan totalmente desnudos.

Se meten corriendo al agua y me dicen que espere en la orilla.

Veo que se acercan a ella.

Han logrado cogerla.

Ella se agarra a uno de ellos, les veo luchar para salir.

Pero sorprendentemente también parece que luchan entre ellos.

Mi madre se resiste a los hombres, lucha con ellos.

Conozco que la gente cuando ve que se ahoga lucha con todas sus fuerzas para sobrevivir.

Es lo que creo que la ocurre ahora a mi madre.

Me siento muy angustiado.

Veo algo que flota en el agua, parece ropa.

Están avanzando, mi madre ya se deja llevar.

Se suben al banco de arena, los tres. ¡A mi madre la veo las tetas!.

Uno de los hombres, el más grande, la levanta en brazos.

La veo las tetas y pelos entre las piernas, está totalmente desnuda.

Comienzan a acercarse a la orilla.

Voy corriendo hacia donde van a salir.

El hombre que lleva a mi madre en brazos tiene una cosa enorme entre las piernas, una polla gigantesca y la tiene tiesa y levantada como la trompa de un elefante, pero creo que los elefantes no llevan la trompa ahí.

Me fijo en el otro hombre y también tienen una enorme trompa entre las piernas, tiesa y erguida, que no para de moverse a cada paso como si tuviera vida propia.

Están saliendo del agua, ella tiene la cabeza apoyada sobre el hombre, los ojos cerrados.

Llegan a la orilla, caminan un metro y medio hasta un montículo de arena y la dejan en el suelo, tumbada boca arriba.

Ella está exhausta con los ojos cerrados.

Enseguida me fijo en sus tetas, blancas y enormes, con grandes pezones rodeados de grandes aureolas oscuras.

No sabía que mi madre tuviera esas tetas tan grandes y hermosas. Entre las piernas lleva pelo pero no me impide ver una rajita entre el pelo.

Nunca había visto antes a mi madre desnuda, pero me encanta, está maravillosa.

De pronto me da una vergüenza terrible verla desnuda y que estos dos hombres también pudieran verla.

Como es posible que pudiera mi madre meter esas tetas tan grandes dentro del bañador y que no se notara su tamaño.

El hombre que la ha dejado en el suelo la pregunta si le oye, si está mejor, pero no responde.

La abre las piernas y se pone de rodillas entre ellas,

El hombre pone sus manos sobre el estomago de ella, aprieta un poco y suelta, aprieta y suelta.

Ella tose, echa algo de agua por la boca.

El continúa apretando y aflojando, apretando y aflojando.

Me fijo en la trompa del hombre. Cada vez que aprieta se acerca más a la raja de ella, y cada vez que afloja, se aleja.

Me quedo embelesado mirando los movimientos de la trompa, adelante, atrás, adelante, atrás.

Ahora las manazas del hombre están sobre las tetas de ella, las soba, las acaricia, las cubre todas.

Veo la trompa entrar en la raja, entra un poco, la saca, entra más, vuelve a sacarla.

La oigo gemir, continúa con los ojos cerrados, pero las tetas le han crecido y los pezones parecen pitones de los toros.

El hombre se mueve cada vez más rápido y la trompa entra cada vez más.

Las tetas de ella se bambolean adelante y atrás, adelante y atrás.

Es como un baile, y ella lo acompaña con gemidos. ¿Qué la duele?, ¿habrá que llevarla al médico?

De pronto los gemidos suben de volumen, ¿está gritando?. Estoy asustado, pero el hombre continúa a su tarea sin ningún problema.

De pronto el hombre para de moverse y suspira fuerte, ¿Qué le pasa ahora?.

Saca la trompa llena de una crema espesa blanca, y se levanta.

El otro hombre se acerca a ella, la gira, la pone boca abajo.

La veo el culo manchado de arena.

El hombre se pone de rodillas detrás de ella, entre sus piernas.

La agarra las caderas y la levanta un poco. Ahora ella tiene el culo en pompa.

El primer hombre la echa agua a ella en el culo y en la espalda.

No sabía que mi madre tuviera el culo tan precioso, tan blanco y tan redondo.

El hombre ahora arrodillado la sujeta por las caderas, la acerca su trompa y se lo mete otra vez en la raja pero por detrás.

Comienza otra vez a metérsela y a sacarla, poco a poco, cada vez más dentro y más rápido.

Ella vuelve a gemir. Un gemido por cada movimiento de entrada de la trompa.

El culo de ella se mueve adelante y atrás, como antes con las tetas.

No dejo de memorizar lo que están haciendo a mi madre para reanimarla. Pero ¿cómo habrá que hacerlo para reanimar a un hombre?.

Ahora mi madre grita, pero creo que no es de dolor. La gusta y mucho, y a mí también me gusta mucho el espectáculo.

El hombre para de moverse y suspira fuerte.

Se queda quieto un rato, saca su trompa también manchada de crema, y se levanta.

El otro hombre me dice que mi madre ya está recuperada.

Le doy las gracias.

Los dos hombres se van orgullosos a por sus ropas.

¡Han salvado a un niño y a su madre en apuros!.

Miro a mi madre, está tumbada de lado, con los ojos cerrados, tranquila y con una ligera sonrisa en los labios.

La veo el culo, las tetas, y pienso que nos espera un largo camino a casa, con tanta gente que no dejará de mirarla y de tener pensamientos y actos impuros con ella. ¿Querrán también reanimarla?.

Y mi padre cuando la vea, ¿…?, ¿qué le decimos? Quizá no se de cuenta, ¡es tan despistado!.

No se por qué pero yo también sonrío, me siento alegre.

¡Y mi pequeña trompa también ha crecido y se ha movido todo el tiempo! ¡También yo estoy orgulloso de ayudar a mi mamá!.