Saltandonos clases

Yo era el chico malo del colegio y ella una preciosidad de chica a la que le atraía lo prohibido. buena mezcla...

Muy buenas. Lectores y escritores de todorelatos. Llevo mucho tiempo siendo lector de esta pagina pero nunca publique nada ni aquí ni en ningún otro sitio. No se como saldrá por ser el primero, pero me encantaría recibir criticas constructivas para ir mejorando. Pongo mi e-mail al final del relato a disposición del que quiera contactarme por esta o cualquier otra razón.

Este relato esta basado en hechos reales, se que esto es lo que se suele decir, pero en este caso es verdad. Solo está un poco retocado para que quede mejor y cambiados los nombres para preservar la intimidad de las partes.

Bueno al grano.

Bueno para empezar os diré que tengo el pelo negro, los ojos marrón oscuro y mido alrededor de 1'80. Siempre he estado bastante fuerte, de espalda ancha y brazos y piernas musculosos. En la época en la que se sitúa el relato tenia yo 18 años recién cumplidos (ahora tengo 23). Yo siempre fui un mal estudiante y el típico liante del colegio al que los profesores no querían ni ver, pero que por ley tenían que aguantarme (al menos hasta los 18 que me echaron jeje). Acabé metido en drogas y delincuencia juvenil mas o menos desde los 14 hasta los 17-18. el relato se centra en ese tiempo , digamos de mejoría de mi vida, en la que aunque seguía sin ser un modelo de conducta precisamente, al menos había dejado las drogas y los malos hábitos.

Bueno pues fue en el colegio donde acontecieron los hechos que paso a relataros Era la hora de la media horita del recreo, que nosotros hacíamos en un improvisado recinto, que no era otra cosa que la entrada del colegio con unas bayas que lo rodeaban. Yo, como era costumbre, me ponía en un rincón donde escapaba a la vista de los profesores que hacían guardia de recreo, y me fumaba un cigarrito a escondidas con mi colega Alex. El y yo eramos los mas chuliyos del colegio, ya sabéis cosas de niñatos que se creen el torete y el vaquilla. Aunque el seguía con las drogas y la mala vida y yo ya la había dejado de lado, no dejamos de ser colegas. Mientras nos fumábamos el cigarrito, solíamos poner a algún chaval de guardia en la esquina para que nos avisase si venia el profesor. Mientras tanto, ella estaba por allí, sentada con sus amigas en un banco.

Ella tenia 17 años. Bajita, mediría algo menos de 1.70 Tenia el pelo castaño ondulado. Era una chica, que si bien no era guapa (aunque tenia unos bonitos ojos color miel y unos labios muy bonitos, tenia una nariz grande que la afeaba), tenia unos atributos, digamos muy desarrollados, que era por lo que te entraba por la vista.

Tenia unos muslos gruesos y sexys, un culazo que lo único que te apetecía al verlo era cabalgarlo hasta perder la consciencia, unas caderas anchas con una cinturita de avispa con una espalda de estas que son arqueadas por naturaleza, como si siempre estuviese en pompa. Y lo que mas llamaba la atención en ella, un precioso par de tetas, lo bastante grandes como para que no te quepan en la mano, pero sin ser demasiado.

Era del tipo de chica alocada, siempre de aquí para aya y riéndose a todas horas y aunque era una buena estudiante y sacaba buenas notas, tampoco era lo que se dice una chica obediente en el colegio.

Yo no le prestaba mucha atención, de vez en cuando le miraba las tetas o los muslos con las piernas cruzadas pero yo a lo mio, fumando y charlando con mi colega. Pero a esto que se levantó y se acerco hacia mi, y me dijo “Pablo me das una caladita porfa”, ella sabia mi nombre por que yo era bastante conocido por el colegio y tal pero yo antes no había hablado nunca con ella, y ni siquiera sabia su nombre.

Yo la miré de arriba abajo con cara seria, se la veía muy apetecible con su uniforme del colegio, que era un pantalón de tela gris que le quedaba muy ajustado, marcando bien sus muslos y ese culazo, un polo blanco desabotonado dejando un buen escote y un jersey gris, que en ese momento no llevaba ya que era primavera y hacia ya calor.

Yo le pregunte que como se llamaba, y ella, un poco sorprendida o molesta porque yo no supiese su nombre, me dijo que se llamaba Alma.

Yo le conteste un poco chulo “Pues mira Alma, si quieres fumar de mi tabaco te daré de fumar como yo siempre le doy a las tías”, ella me pregunto que como era eso, y yo sin decir nada di una calada honda, me acerque a su boca y puse la mía a escasos centímetros de la suya, ella la abrió, tal vez esperando un beso, pero yo solo le eche el humo en la garganta. Se lo tragó y echo el humo después. Me dio las gracias y yo le dije que cuando quiera fumar me busque.

Después de esto le hice lo mismo un par de días mas, llegando ya a cuando lo hacia pegar nuestras bocas pero nada mas. Un día me la encontré en el pasillo del colegio y le pregunté si quería echar un cigarro, ella me contesto que si pero que donde nos íbamos a meter para que no nos pillasen y le dije que me acompañase que yo sabia un sitio donde solía ir a fumar entre clase y clase y a veces me quedaba allí para faltar a alguna, ya que no solían darse cuenta. Ella me dijo que vale, y que nos quedásemos allí hasta que pitasen la salida por que ya era la ultima hora y no le apetecía entrar a esa clase.

El sitio en cuestión era el piso del sótano del colegio, donde ya no habían clases, solo algunos almacenes donde antes si las había. Nos metimos en el baño, dentro de una de los habitáculos de los retretes con la puerta cerrada por si acaso alguien le daba por bajar. Sobra decir que el espacio era pequeño para los dos.

Me saqué un cigarro doblado de mi riñonera y lo encendí, empecé a fumar a mi aire hasta que ella me dijo “oye que yo también quiero!”, le conteste en plan de broma “bueno toma un poquito pero no te acostumbres”, le di una calada y se la pase a la boca, esta vez le di un lengüetazo furtivo mientras le pasaba el humo. Ella se hizo la tonta. Después de haberle pasado el humo así un par de veces, ella me dijo “anda pablito déjame darle una calada de verdad que así no me trago casi nada”. Me lo puso a huevo y le contesté, “a ti te daba yo algo mejor que tragar”. Ella abrió la boca en expresión de agravio y me contesto un típico “que fuerte”, en plan broma con una sonrisa en la boca, señal que le había gustado. Yo le contesté “mira si quieres fumar conmigo esto es lo que hay, o te paso de fumar así o nada”, ella se resigno juguetona.

El caso es que tener tan cerca ese par de melones en un espacio tan pequeño me estaba poniendo a mil, así que en una de las veces que le pase el humo empecé a comerle la boca como un loco, a lo que ella me respondía con la misma pasión, entrelazando nuestras lenguas mientras ella soltaba tiernos gemiditos. Parecía que ella también lo estuviese deseando. Le puse las manos directamente en el culo y se lo magreé a conciencia, fuertemente. Era un culo estupendo, grande y firme, lo estaba disfrutando de verdad magreándolo por todas partes durante un buen rato. En un momento dado me fui derecho a la fuente de mis calenturas, le agarre esas preciosas tetas y las amasé a placer. Estaban increíbles, muy duritas y firmes, y al tacto eran tan grandes como parecían a la vista. Dejé su boca y me fui directo a comerle ese par de gemelas, primero por encima del polo. Después metí mi lengua por el escote y saboreé a gusto ese par de ubres que me servía en bandeja de plata. Le hice un chupetón que le dejé una buena marca en una teta, a lo que ella se quejó, “oye no te pases, encima que te dejo que me comas las tetas tu me las marcas” yo seguí a lo mio y le levante el polo hasta dejarlo por encima de sus tetas, donde estas lo sujetaban por si solas, me las encontré ahí, preciosas, grandes y jugosas, embutidas en sujetador con florecitas muy aniñado que apenas podían contenerlas. No pude aguantarme y seguí magreándolas besándolas y lamiéndolas un buen rato. Luego del mismo calentón, arranqué su sujetador de cuajo y lo tiré al suelo, dejando esas hermosuras al aire, se veían realmente increíbles con unos preciosos pezoncitos rosados y pequeñitos que me volvieron loco.

“Cabrón te has cargado mi sujetador ”, me dijo, a lo que le conteste, “lo siento nena pero es que estas tetazas me pierden”. Sonrió y me dijo juguetona “Ah si? mientras se las agarraba y las levantaba como ofreciéndomelas. Te gustan tanto?” Yo me lancé a por ellas mamándolas como un bebé, dándole sonoros chupetones en sus rosados pezones, dejándoselos rojos. “ayy tranquilo que no se van a escapar, se mas suave” me dijo.

Yo: “Que buena estas joder, es que estas rica por todos lados. Empezando por este culito” le dije mientras se lo magreaba a dos manos.

Alma: “Ah si? Mi culo también te gusta? Yo creía que eran solo las tetas.”

Yo: “Joder como no me va a gustar, este culazo esta echo para montarlo a lo bestia”. Le dije mientras le daba la vuelta y la ponía con las manos contra la pared. Empecé a acariciarle el culo por encima del pantalón, apretándolo bien y dándole algunas nalgadas.

Alma: “Como es eso que quieres montar mi pobre culito? El no te ha echo nada para que tu lo quieras maltratar así!”

Yo: “Como que no me ha echo nada?”, le dije apretándole el culo con fuerza, a lo que ella lo levanto arqueando la espalda a tope. “Claro que me ha echo, me hace todos los días cuando me lo paseas por la cara en el instituto, con lo que te gusta menearlo, como si fuera tu bandera. Eres una calienta pollas lo sabias bonita?”.

Alma: “De eso nada. Si te calientas es cosa tuya, no le vayas a echar las culpas a mi culito que el esta muy tranquilito sin meterse con nadie.”

Yo: “Nena, este culo tuyo llama al vicio a gritos. Y cada vez que lo meneas así al caminar, parece que este gritando que lo peten sin piedad.”

Entonces le desabroché el botón del pantalón y se lo baje justo por debajo de las nalgas y volví a cerrarle el botón a base de fuerza en esa posición, dejando solo su precioso culito fuera. Estaba realmente precioso y apetecible. Metido en una preciosa tanguita, de florecitas al igual que el sujetador. Entonces pude tocar directamente la piel de su terso culito. Era increíble, suave como la seda y firme y terso como el cuero.

Le estuve magreando el culo un rato, separando juntando las nalgas, estrujándolas, y dándole algunos azotes. Estaba a mil, tenia la polla como un mástil.

Yo: “Tía menudo culo. Hacia tiempo que quería hacerme este culito para mi.”

Alma: “Pues es mio! Yo solo te lo presto para que juegues un rato.”

Yo: “No nena, este culo es ahora de mi propiedad.” le dije mientras le tiraba del tanga hacia arriba, levantando su culito al máximo, a lo que ella soltó un ligero “ayy”, entonces le propiné un buen azote que no se esperaba, así que dio un brinco, se incorporó y se llevo las manos a su trasero. Entonces yo volví a ponerle las manos contra la pared devolviéndola a su posición, demostrándole quien manda y volví a levantarle de la goma del tanga. “Tu ahí quietecita nena” le dije.

Alma giro la cabeza y me miro por encima de su hombro, me puso con malicia una carita de niña inocente que me puso a mil y me dijo ”¿Que quieres hacerme?”.

La seguía manteniendo con el culo erguido tirándole del tanga.

Yo: “Nena solo te voy a dar lo que este culito se merece.” le volví a dar otro azote en la misma nalga. Esta vez un poco mas fuerte.

Alma: “Ahyy eres un bruto...” me dijo poniéndome otra vez esa carita con los ojitos de no haber roto nunca un plato.

Yo le solté una tanda de azotes que cada vez iban siendo mas fuertes, con cada azote se le movían las caderas de un lado para otro. Ella soltaba gemiditos pero intentaba no gritar demasiado para no alertar a nadie, por que en menuda situación la pillarían si alguien entrase a los servicios y abriese la puerta de ese retrete:

Ella con las manos contra la pared, con el polo subido por encima de sus tetas desnudas, el sujetador roto tirado en el suelo, el pantalón medio bajado dejándole el culo al aire, y mientras tanto, el chico mas malote de la escuela dándole una somanta de azotes mientras le pone el culito en pompa tensándole el tanga hacia arriba. Un cuadro que seguramente la mayoría de chicos de la escuela se morirían por ver, y probablemente también algún que otro profesor salido.

Pero ese culito era solo para mi. Le di una ultima tanda de azotes muy rápidos intercambiando nalgas y me pegue a ella, pegándole todo mi bulto sobre su culito desnudo y enrojecido por los azotes. Me aferré a sus tetas y se las manoseé mientras restregaba mi polla arriba y abajo entre los cachetes de su culo. Ella seguía con las manos en la pared y empezó a gemir, meneando el culito arriba y abajo sobre mi polla que ya estaba a punto de reventar.

Entonces ella bajó una de sus manos a mi paquete y empezó a estrujarlo por encima del pantalón y dijo:

Alma: “El amigo está en pie de guerra.”

Yo: “Es por tu culpa.”

Alma: “Ah si? Pues si es por mi culpa veré que puedo hacer para calmarlo un poco.”

Tras decir esto se dio la vuelta, me bajo la bragueta del pantalón y sacó mi pene afuera. Este estaba duro como una piedra y enrojecido de la presión del pantalón. Ella lo agarro con la mano y lo masajeó un poco, diciendo:

Alma: “Todo esto es para mi?”

Yo: “Todo esto es para tu chochito, tu boquita y tu culito”.

Alma: “Umm, los dos primeros vale, pero de mi culo olvidate.”

Yo: “Eso ya lo veremos.” le dije mientras le agarraba el trasero con una mano.

Alma: “Bueno, volvamos a mi amigo que esta muy tenso por mi culpa.”

Dicho esto empezó a pajearme despacio, mientras yo le magreaba su culo y me dejaba hacer. Ella me besó y yo le devolví el beso con pasión, por la paja que me estaba dando estaba a mil, entrelazábamos las lenguas furtivamente y de vez en cuando le mordía el labio inferior, a lo que ella soltaba simpáticos quejiditos.

Poco a poco fue incrementando el ritmo de la paja. Me estaba dando un placer enorme. Mientras tanto yo me había apoderado de sus tetas, con las que jugaba a placer y las amasaba con fuerza. Mientras tanto ella me miraba a los ojos con una semi-sonrisa que me estaba poniendo a mil.

Yo: “Oye Almita, creo que se te paso la hora de tomarte tu biberón no?”

Alma: “Como?”

Yo: “Si, tienes que mamar del biberón y tragarte toda la leche para ponerte grande.”

Ella ya lo entendió y se rió un poco, “Vale papi, me tomaré todo el bibi.” empezó a agachar la cabeza, doblando el tronco pero sin doblar las rodillas y me dio un lametón en el capullo que me sacudió una descarga eléctrica por toda la columna. Entonces empezó a tragarse mi polla muy despacito desde el glande hasta llegar casi abajo del todo. Yo le agarre el culo con fuerza mientras ella me la chupaba. Estaba en la gloria.

Se puso a subir y bajar la cabeza rápidamente con mi nabo dentro de su boquita durante un rato, succionando con fuerza. Yo le eché el pelo a un lado y le hice girar la cabeza, sin sacarle en ningún momento la polla de la boca, quedando esta atravesándole la boca de lado a lado dejando un bulto en su mejilla. Ella giró los ojos y me miro directamente a los mios. Me encanto esa imagen, ahí estaba ella, chupándome la polla con su carita aniñada, con mi capullo haciendo presión en uno de sus mofletes y ella mirándome a los ojos. Sublime.

Al ver esto casi pierdo la cordura. Me puse frente a ella, que seguía agachada con el culo en pompa y mi pene en su boca. Le eché la cabeza todo lo atrás que pude, dejando su garganta perfecta para recibir lo que se le venia encima. Estiré los brazos y la agarre fuertemente de las nalgas. Entonces le di una estocada bien duro en su boca, le hundí totalmente la polla hasta la base. Llegué incluso a sentir su campanilla en mi capullo. Ella dió unas arcadas y me golpeo el estomago un par de veces para que se la sacase. Pero yo me quedé unos segundos en esa posición. Aquello era demasiado bueno como para dejarla. Su garganta hacia contracciones en mi pene que me estaban dando un placer enorme. Le di un par de azotes muy fuertes en esta posición. Luego empecé a montarle la cara mientras le daba una buena tanda de azotes. Se la saqué al momento, temiendo que vomitase. Ella se incorporó, tosió un poco y respiró aliviada y profundamente.

Alma: “Hijo de puta. Casi me haces vomitar y no podía respirar.”

Yo: “Lo siento nena. Se me a ido la cabeza con la calentura.”

Alma: “Joder pues ya te vale.... controlate un poquito no?”

Yo: “Tranquila te voy a compensar. Tu verás que me acabas perdonando”

Alma: “Umm... No se yo eh. Te vas a tener que esforzar mucho.” Me dijo juguetona con una sonrisa de calentona.

Yo: “Ya verás que si. Solo déjate hacer.”

Alma: “Vale. A ver como te portas....”

Entonces yo volví a la carga. Me abalancé sobre ella y la besé con pasión de nuevo. Le di un buen magreo de tetas y le termine de quitar la camiseta, que tiré al suelo. Luego hice lo propio con los pantalones y la dejé solo vestida con el tanga y los zapatitos negros del uniforme y sus respectivos calcetines blancos. Le bajé la tanga con furia y se la saqué por los pies. Me la guardé rápidamente en un bolsillo. Entonces le di un buen lengüetazo muy despacito en su chochito, totalmente depilado y juvenil. La puse contra la pared y le subí las piernas a mis hombros. Ella quedó sin tocar el suelo, apoyando sus piernas en mis hombros y con la espalda en la pared. Comencé a darle una comida de coño a lo bestia. Parecía que estaba liándome con su coño como si fuera su boca al besarla. Ella gemía y me agarraba del pelo. Me entretuve un buen rato así. Jugando con su clítoris, dibujándole círculos con mi lengua, dándole pequeños mordisquitos. También le succionaba los labios vaginales y le hundía mi lengua hasta donde podía. Yo notaba que ella estaba disfrutando como una perra, hasta que empezó a convulsionarse sobre mis hombros y a tirarme fuertemente del pelo. Estaba teniendo un orgasmo bestial sobre mi cara, que acabó inundada de sus jugos.

Cuando acabó su orgasmo, le baje las piernas de mis hombros y fui subiendo muy despacito pasando la lengua por todo su cuerpo desde su chochito, pasando por su vientre. Me detuve un rato sobre sus tetas. Esas tetas que eran mi mas oscuro objeto de deseo. Se las mamé a conciencia hasta dejárselas toda ensalivadas. Luego subí hasta su boca y la volví a besar, suavemente, despacito. Dejándola saborear la esencia de su coño en mi boca.

Cuando dejé de besarla pude ver en su cara ese gesto que tienen las mujeres después de una gran corrida. Una mezcla entre felicidad, paz y agradecimiento.

Yo: “Me has perdonado?”

Alma: “Joder tío. Después de esto te perdono cualquier cosa.”

Que me dijese esto me lleno de orgullo. Pero yo seguía estando a mil. Así que le dije “Pues tu todavía no has terminado tu trabajo”, señalándome el pene que seguía firme. Volví a agarrarle las tetas y le dije.

Yo: “Nena este par de ubres me tienen cardiaco. Quiero meter mi polla aquí en medio.”

Alma: “Te mereces un buen regalo después de lo que me has dado.”

Entonces me senté en el retrete con los pantalones bajados y ella, totalmente desnuda salvo por los zapatos y los calcetines, se arrodillo frente a mi. Le agarre las tetas y se las estrujé, luego cogí mi polla y le di unos golpecitos con ella en las tetas. Haciendo círculos con mi capullo en sus pezones.

Entonces ella agarró mi pene y lo puso en medio de esas dos tetazas que eran mi perdición, las agarro y las apretó alrededor de mi pene. Estaba otra vez en el séptimo cielo. Sus dos preciosas tetas abrazaban mi polla entre el calor y la humedad del sudor y mi saliva en ellas. Ella empezó a moverlas arriba y abajo a lo largo de mi pene. Me estaba dando un placer indescriptible. Esas dos grandes tetas, firmes y suaves, con su pequeño y precioso pezoncito rosado coronándolas, me estaban dando la mejor cubana de mi vida. Con cada vaivén que daba con sus tetas me hacia rozar el cielo. Ella me miraba a los ojos mientras hacia aquello, con la cabeza inclinada me miraba fijamente. Parecía que le encantaba ver la expresión de mi cara mientras me hacia aquello. Como viendo cuanto placer es capaz de darle a un hombre. Yo estaba apunto de correrme y aunque la imagen de ver mi leche embadurnando esas tetas era casi irresistible, hice acoplo de toda mi fuerza de voluntad para decirle que parase por que no quería que eso terminase todavía.

Una vez que saqué mi polla de entre sus tetas me levanté y a ella la cogí de los hombros y la incorporé fuertemente, con igual fuerza, casi con brutalidad le di la vuelta y la empotré contra la pared. La agarré de la pelvis y le empiné el culo todo lo que pude. Ella me dijo “Por el culo no eh que soy virgen por ahí”. Le metí la polla hasta el fondo de su chochito de una estocada. Se la dejé clavada adentro empujando con todas mis fuerzas, como si quisiese tocar sus entrañas y de la misma fuerza la levanté del suelo. La agarré fuertemente las tetas y le di una follada brutal, dándole pollazos tan fuertes que sonaba mi pelvis contra su culo con violencia en cada uno de ellos. Le magreaba las tetas con tanta fuerza que seguro tuve que hacerle daño. Pero ella no se quejaba, estaba demasiado ocupada disfrutando. Intentaba aguantarse los gemidos pero de vez en cuando se le escapaba alguno y era peligroso que nos escuchasen y nos pillasen. Así que saque de mi bolsillo la tanga que le había quitado, se la metí en la boca para acallar sus gritos, ella la mordió con fuerza y yo seguí con mi follada. Le estaba dando tan fuerte que casi no podía mantenerse con el culo empinado, por que se le iba el cuerpo hacia delante con cada embestida. Así que la agarré por la cintura firmemente para mantenerla en esa posición y ya pude darle a placer. Le daba con una fuerza brutal en cada puntazo. La tenia totalmente empalada. Mientras le mantenía agarrada por la cintura con una mano, le azotaba con fuerza las caderas y el lateral de las nalgas con cada embestida. Como si estuviese montando a una yegua salvaje. Después de un buen rato galopando, cuando ya le tenia la cadera y el culo bien enrojecidos por los azotes. Le separé las nalgas y le escupí un par de veces en el ojete. Le masajeé el ano en círculos con el pulgar un rato mientras seguía montándola por la vagina. Cuando ya estaba bien lubricado, le metí un dedo en el ojete y jugué un poco con el dentro, haciendo círculos para agrandarlo. Luego le metí un segundo dedo y ella se puso muy tensa, apretó las nalgas con fuerza y esto sirvió para hundir mis dedos todavía mas en su culo, aunque seguramente no era esto lo que ella pretendía. Ella gemía y balbuceaba con su tanga en la boca, pero, a pesar del dolor, el coño le chorreaba mas que nunca, por lo que supe que le estaba gustando. Su culito ya estaba bastante abierto y humedecido, listo para recibir lo que le venia.

Pero pensé que para montarme ese culazo necesitaba sitio para galopar, que dentro de ese habitáculo del retrete con la puerta cerrada era justo lo que no tenia. Así que pensé en salir y perforarle el culo donde estaban los grifos, justo alado de la puerta de los baños, donde habían tres grifos y lo mejor, un gran espejo frente a ellos. A pesar del riesgo de que alguien entrase y nos pillase infraganti, no podía resistirme a la imagen de verle la cara en el espejo mientras le destrozaba el culo sin piedad. Además, estábamos en el piso de abajo, donde no había clases solo un par de almacenes y la garita del bedel, era muy raro que nadie entrase aquí.

Me decidí a hacerlo. Abrí la puerta del retrete. Seguía ella con el tanga en la boca y mi nabo en su chochito. Le quité las manos de la pared y se las puse en la espalda, haciendo una X con ellas y agarrándola fuertemente de ambas muñecas con una mano. Le di un buen azote y le dije al oído “aquí no tengo bastante sitio para montarte mi yegüita. Vamos afuera”. Ella intentó decir algo pero solo balbuceaba con la tanga en la boca. La saqué de esa pequeña cabina sin sacarle la polla en ningún momento y me puse en camino a los grifos.

La lleve tal como estaba, con el tanga en la boca, agarrándole las manos detrás de la espalda y con mi pene en su interior. La lleve hasta allí como si de verdad estuviera cabalgándola, su culo era mi silla de montar, la agarraba de las manos a modo de las correas con las que se agarra a los caballos, dábamos un paso por cada pollazo que le daba bien fuerte, y le iba azotando el culo y la cadera con la mano que me quedaba libre como si fuese la fusta.

Cuando llegamos a los grifos, la empiné contra la encimera, quedando de cara al espejo. Me encantó la imagen que vi: ella totalmente sudada y sometida, con su propio tanga en la boca que mordía con fuerza, el pelo totalmente alborotado y yo tras ella, aprisionándole las manos en la espalda y con mi polla clavada en su chochito. Joder casi me corro al ver esto.

La estuve follando así otro ratito, agarrándole las manos con una de las mías y con la otra magreándole las tetas salvajemente, viendo su cara al espejo y disfrutando su vagina un poco mas.

Entonces miré hacia abajo y vi su precioso culito todo rojo por los azotes y con su ojete abierto esperando polla. Me decidí a follárselo. No sabia como reaccionaria ella por que me había dicho que era virgen, pero ese culazo bien merecía correr el riesgo de enfadarla. Para lubricarla un poco mas, abrí uno de los grifos y cogí un poco de agua con la mano y se le eche en el culo, que luego le restregué por el ojete. Seguí echándole agua en el culo por que aparte me encantaba verlo mojado. Luego hice los mismo con sus tetas, solo para verlas empapadas. Cuando ya estaba lista, le saque la polla de la vagina y la dirigí a su culito. Ella en ese momento escupió el tanga y me dijo “Por favor ten mucho cuidado que me vas a desvirgar el culo” yo lo conteste que estuviese tranquila que aunque le doliese vería como después lo iba a disfrutar como una perra, y le volví a poner el tanga en la boca, por que seguro que esto la aria gritar.

Con la mano que me quedaba libre (ya que seguía agarrándola de las manos) le separe las nalgas. Dirigí mi polla a su ano y empecé a presionar hasta que entró el capullo, ella se retorcía intentando soltar sus manos, pero yo la agarraba con fuerza. Seguí hundiendo mi pene centímetro a centímetro en su culito, con mucha fuerza ya que se resistía. Cuando quedaba algo menos de la mitad por entrar, di un ultimo puntazo con todas mis fuerzas y se la enterré hasta el fondo. A través del espejo pude ver como ella abrió los ojos de par en par en ese momento, con algunas lágrimas corriéndole las mejillas y soltó un grito muy fuerte que quedo ahogado en el tanga de su boca. Yo me mantuve un rato en esa posición, esperando a que su ano se habituase a este intruso que albergaba. Mientras tanto le acariciaba la cabeza e intentaba relajarla. Se me ocurrió hacer algo un poco perverso, le quité el tanga de la boca, saqué un cigarro que tenia y lo encendí. Le dije “tu habías venido aquí a fumar no? Pues fuma” y se lo lleve a la boca. Ella me miró extrañada y le volví a decir “vamos chiquilla dale una calada, tu veras que te relajas y así te duele menos” ella me hizo caso y acercó su boca al cigarro que aguantaba yo con mi mano. Yo me preparaba para lo que iba a hacer y saqué mi polla de su culo casi por completo, dejando solo el capullo dentro. Entonces, mientras estaba ella inhalando del cigarro yo volví a hundirle la polla violentamente hasta el fondo del culo de una estocada rápida y potente. Su cara fue un poema, se le abrieron los ojos de par en par y dio tal calada al cigarro que casi se lo traga entero....

Tiré el cigarro y empecé a cabalgar ese culazo a muerte, rápido como si me fuese la vida en ello, mientras ella tosía y echaba el humo del tabaco. Soltaba un grito cada vez que le daba un puntazo, así que volví a meterle el tanga en la boca. Le empinaba y presionaba nalgas totalmente con cada pollazo y la cara le quedó pegada contra el cristal. Seguí con la cabalgada un rato, azotándole con mucha fuerza las caderas y las nalgas de su castigado trasero. Ella solo gemía y gemía como una loca, parecía que el dolor se estaba mezclando con el placer.

Estuve un rato así pero ya no pude mas. Me aferré a sus tetas con mucha fuerza, le hundí la polla hasta las entrañas y empecé a correrme como nunca en mi vida. Cantidades industriales de leche inundaron su recto. Había llegado a un éxtasis como jamas en mi vida hasta entonces.

Me mantuve así, agarrándole las tetas y con mi polla en su culo hasta que esta empezó a perder vigor. Se la saqué del culo lentamente y ella mostró una expresión de alivio en su cara.

Me separé un poco y ella recostó la cabeza sobre la repisa quedando con el culo en pompa. Desde atrás me deleité un rato viendo lo que le había echo a ese culazo. Estaba totalmente rojo y con el ojete bien abierto. Mi polla estaba llena de sangre de su culo así que me la lavé en uno de los grifos y la guardé. Ella se incorporó despacio y me dijo “tío, me has machacado el culo, ya ni lo siento”. Yo la besé con ternura y le pregunté, “pero te ha gustado o no?” a lo que contestó “me ha encantado todo lo que me has hecho”.

Ella se vistió y mientras se estaba arreglando el pelo en el espejo, sonó el timbre de la salida y nos fuimos para salir con los demás. Ella caminaba a duras penas con el culo roto, me dijo “ya te vale. No me voy a poder sentar en un mes”.

Cuando salimos del colegio, ella se iba por una cuesta a la derecha de la salida y yo tiraba por un montecito a la izquierda que me dejaba en mi barrio. Me despedí de ella con un tierno beso. Luego le di un buen azote y le dije:

“Cuando llegues a casa le dices a tu madre que hoy as aprendido muchas cosas nuevas en el colegio”.

FIN

P.D.- Espero que os aya gustado. Me gustaría que me dieses vuestra opinión. Mi correo esta en mi perfil para quien quiera contactarme. Gracias.