Salimos de fiesta
Por fin profundice mi amistad saliendo de fiesta. Es el primer relato que escribo entero y publico, espero sus opiniones.
Era un fin de semana como cualquier otro y unos cuantos amigos habíamos hablado de aprovechar y salir de fiesta a divertirnos. La verdad, tenía bastantes ganas de salir y disfrutar la noche con amigos. Pero como suele pasar la gente se raja y uno a uno fueron cayendo, hasta que solo quedábamosuna amiga y yo. Pese a la situación nos dijimos que que mas dará, por salir y hacer el idiota una noche, y en eso somos muy buenos, ellos se lo pierden.
Era casi media noche cuando quedamos, no íbamos a ir muy lejos, por donde vivimos encontraríamos algún sitio que mereciese la pena y así evitarnos la paliza de volver de a saber dónde. Fuimos dando un paseo como cualquier otro día, haciendo el chorra, hablando de cualquier cosa, mientras íbamos buscando donde meternos no podía evitar mirar comoreía y reaccionaba, y pensando que podía hacer para ver esa sonrisa otra vez.
No tuvimos que ir muy lejos hasta encontrar un sitio que pareciese estar más o menos bien y pusiesen música decente. Pese a que en la mayoría pusieran la misma mas o menos pero que hubiese sitio al menos, aunque a esas horas en eso tuvimos suerte.
Una vez dentro fuimos acomodándonos un poco al ritmo de la música llegando hasta un rinconcito y dejando todo por ahí, ya cómodos nos fuimos soltando un poco mas y hacíamos el idiota al ritmo de la música, diría bailar, pero cuando no sabes es complicado llamar a las cosas como son. Alguna canción que sí sabíamos pues se podía seguir un poco mejor, o alguna del momento superconocida que todo el mundo en la discoteca sabe el baile pues se hace también. Otras canciones las íbamos bailando juntos, o intentaba ver cómo era seguirle el ritmo y poder bailarla mejor siguiendo sus pasos.
Poco a poco el local se iba llenando, asique aprovechamos a descansar un poco e ir a por algo de beber. Cuando regresamos el rinconcito en el que estábamos se había reducido considerablemente por la cantidad de gente que había, pero no importaba mucho, dejamos las bebidas y continuamos bailando, esta vez algo más pegados el uno al otro. Nos íbamos divirtiendo.
Íbamos bailando cada vez mas pegados siguiendo el ritmo de la música, cuando nuestras miradas coincidían no podía apartar la mía de sus precioso ojos. Intentábamos hacerlo lo mejor que podíamos aunque unas cuantas veces era mejor ni pensar en lo que hacíamos.
En una de las canciones de tantas que bailamos tan pegados alzo sus brazos y deslizando mis manos desde las suyas fui bajando por ellos, acariciando a continuación su figura hasta llegar a su cadera, mis manos ya se movían solas, deseando que continuase; seguimos bailando, cruzábamos miradas y nos sonreíamos. Para la siguiente, solo tuvo que apoyar sus brazos en mis hombros y seguíamos el suave ritmo de la música, mientras la miraba no podía evitar bajar mi mirada hasta sus tiernos labios y preguntarme como seria poder besarlos.
Cuando estaba terminando la canción sin poder resistir por más tiempo la tentación, sin soltarla, la apoye ligeramente contra la pared y fui acercando mis labios a los suyos, se sorprendió al principio pero cuando nuestros labios se fundieron note como correspondía con su boca a mi beso, el primero de muchos aquella noche. De esos besos que empieza suave, y va calentándose con todo lo soportado en la noche, lo roces, las risas, la atracción. Cuando nos separamos simplemente nos quedamos mirando sonriéndonos el uno al otro, sabiendo que lo que estábamos haciendo estaba muy bien.
Seguimos la noche igual que hasta ese momento salvo que ya no teníamos límites entre nosotros y supimos disfrutarlo. Cuando salimos de aquel garito los dos estábamos muy calientes y deseosos el uno del otro.
Sin esperar mucho a la que salimos de la discoteca, llegamos a una callejuela tranquila muy próxima a nuestras casas, dimos rienda suelta a todo el deseo acumulado, colocándola contra una pared continúe besándola, pasando de sus labios a través de su mejilla hasta llegar a su lóbulo con pequeños besos, y ya en su cuello poder devorarlo, digo devorarlo porque tenía hambre de ella, de probar cada parte de su cuerpo. A medida que me iba a cercando, ella iba inclinando ligeramente la cabeza con lo que poder sentirme mejor y disfrutar del momento. Conteniéndome un poco puse los dientes sobre su cuello, y apreté lo justo para que me notase en el pero no tanto como para hacerla daño y dejarla marcada como tenía ganas dentro de mí.
Mientras pasaba esto mis manos iban recorriendo su cuerpo, acariciándolo, deslizándolas por dentro de su camiseta, dejándome sentir su tibia piel directamente. Fui subiendo por su espalda, hasta llegar a la altura de su sujetador, con un movimiento simple de mano solté el cierre, mientras la otra continuaba subiendo hasta casi su nuca, sujetándola mientras saboreaba su cuello. Ella pasaba las suyas por mi espalda, notaba el recorrer ligero de sus uñas, tan solo el roce, hasta llegar a mis caderas y agarrándome me atraía más hacia ella, con lo que ya era imposible que no notase mi completa excitación.
Una de mis manos fue explorando la parte que ocultaba tanto su sujetador, palpando cada centímetro de su delantera, notando su turgente y suave pecho, llegando con el índice y el pulgar hasta su pezón, rodeándolo y poniéndolo entre ambos dedos, se iba endureciendo ligeramente. Nuestras caderas seguían moviéndose al mismo compas, metiendo sus manos entre ambos, fue desabrochando un poco mi pantalón, lo justo para meter una de sus manos y poder comprobar por ella misma lo que llevaba insinuando mis pantalones tanto tiempo. Deslizo primero sus dedos por dentro de mi bóxer y fue cogiéndola en su mano, al principio estaba un poco fria al contraste, o yo estaba muy caliente, solo consiguió que notase mucho mas donde estaban sus dedos agarrando mi dura erección. Con movimientos lentos al principio fue bajando y subiendo su mano, mis caderas se iban moviendo, queriendo alargar más el placer que me estaba dando. Mientras nuestras bocas volvían a fundirse en un tórrido beso.
Cuando empezaba a acelerar el ritmo del vaivén de su mano, deslice las mías hasta sus caderas y fui bajando mi cuerpo poco a poco, obligándola a soltar mi erección, la cual extraño el contacto de su mano. Mientras descendía iba dando besos a su cuerpo en mi paso por el, hasta colocarme de rodillas, justo enfrente del cierre de su pantalón. Con ayuda de las manos solté rápidamente el cierre, y volviendo a ponerlas a la altura de sus caderas fui bajándoselos, a medida que mi boca iba descendiendo por el camino que iban abriendo, hasta llegar a la abertura de su cuerpo, la cual notaba húmeda atreves de sus braguitas.Deshacerme de ellas fue más rápido, me entretuve unos instantes saboreándola, pasando mi lengua por su entrada, deteniéndome es su clítoris con la punta de mi lengua, dando pequeños círculos a su alrededor, mientras uno de mis dedos iba explorando la entrada de sus labios. Aunque me habría gustado darle mucho más placer de esa forma no era el mejor lugar para ello y ya habría más ocasiones en las que probar nuestra nueva amistad. Volví a subir hasta su boca con lo que poder besar sus tiernos labios otra vez.
Colocando mis manos en su culo y ayudándome de la pared para que pudiese apoyar la espalda, la fui alzando hasta que sus piernas estaban alrededor de mi cintura. Soltando una de mis manos y con su ayuda conseguí abrir un condón que llevabaen los vaqueros por si acaso, y colocándomelo fui apuntando mi polla, hasta colocarla justo entre sus labios, lo justo para que me fuese notando como poco a poco me iba abriendo camino por su interior. Mientras observaba su reacción es sus ojos, en como a cada avance mío se iba mordiendo el labio inferior. Hasta que llego a albergarme entero, nos fundimos en un beso, jugando nuestras lenguas entre sí. Sujetándola bien por las caderas fui acelerando el ritmo de mis penetraciones. Ella se mantenía agarrada a mí con sus brazos, e iba haciendo fuerza con las piernas para incrementar el vaivén de su cuerpo al rebotar en el mío, haciendo que el recorrido fuese mayor y poder notarme más en su interior. Hasta que llego un punto que pude notar como sus dientes se clavaban en mi cuello, en un intento de acallar sus gemidos.
Sin poder aguantar mucho más la postura, los últimos movimientos iban siendo menos frecuentes pero más duros, haciendo parecer que llegaba más en su interior, y sin querer evitarlo por más tiempo me corrí, derramándome en su interior.
Exhaustos y casi sin fuerzas continuamos en esa posición, ella apoyada ligeramente en la pared para ayudarme a mantener el equilibrio. Contemplándonos el uno al otro mientras recuperábamos el aliento, pude ver otra vez esa sonrisa que tanto me gustaba asomando en su boca, y como acto reflejo se dibujo la misma en la mía.