Salimos a cenar

Una noche de cena romántica en pareja acaba con sorpresa, sobre todo para ella

Relato 2

Salimos a cenar?

Seguimos con las aventuras de ésta pareja dónde él es un morboso empedernido y ella una chica con alma de putita que poco a poco va dejando aflorar.

Tal y como comentaba en el relato anterior ( https://todorelatos.com/relato/157292/ ), Dani y Sílvia era una pareja que rondaba los 40, él alto, algún kilito de mas, ella bajita y con un culazo de escándalo. Dani, como siempre, tramaba nuevas aventuras, sorpresas para su chica, aunque tenía que ir pensándolo bien, puesto que ella empezaba a descubrir éste mundillo y sabía que un mal paso acabaría con sus ganas de seguir aprendiendo.

D - Cariño, que te parece si salimos el sábado a cenar?

S - Me parece genial, hace tiempo que no tenemos una noche romántica los dos.

La cabeza del chico ya empezó a trabajar. Imaginaba qué sorpresa preparar para darle un toque de morbo a la noche. Ese proceso de preparación ya era una parte importante de su excitación, que hacía mantenerle caliente hasta el día de la cena.

Llegó el sábado, era mediodía, después de comer.

S - Dónde me vas a llevar a cenar hoy?

D - Pues depende de ti.

S - De mi?

D - Si, depende de si quieres una simple cena o quieres jugar.

Silvia se quedó pensativa. Sentía al angelito diciéndole que solo una cena romántica y nada más, pero por otro lado tenía al diablillo que le susurraba que se animase a más, que hiciese alguna travesura, que al fin y al cabo cada vez que Dani le preparaba algún juego ella siempre acababa disfrutándolo de lo lindo. Además era algo que quería hacer, algo que le había prometido a su chico, ir sacando esa parte de loba que tanto le costaba sacar por mucho que lo desease.

S - Hoy seré tu putita, tú mandas, yo solo acato.

D - Bien, entonces te quiero bien sexi, ya sabes lo que me gusta. Ah y sin ropa interior.

S - Ok, haré todo lo que me pidas – contestó ella sin casi tiempo de pensar pero notando como su entrepierna ya empezaba a coger temperatura

Llegó la hora para empezar a prepararse. Silvia se metió en la ducha. Mientras se iba enjabonando pensaba en qué le podía haber preparado el morboso de su chico y eso la calentaba cada vez más, hasta que sin darse cuenta se estaba acariciando su coñito ya mojado y empezaba a gemir suavemente, cerrando los ojos e imaginando mil cosas. Se acariciaba los pechos, con esos pezones ya duros, bajaba sus manos por su barriga, llegaba a su clítoris, cosa que le encantaba acariciar, la ponía a mil.

Cuando estaba a punto de correrse, una voz la despertó de ese estado de semitrance.

D - Te queda mucho?

S - … no, no, ya acabo, salgo y me visto

En un par de minutos salió del baño, envuelta en una toalla. Dani que estaba sentado en la cama la miró con su cara de malote y le hizo un gesto para que ésta se acercase. Cuando la tenía delante, lentamente le quitó la toalla, la dejó caer al suelo y se entretuvo observando todo ese cuerpo desnudo. Sin una palabra, sus manos empezaron a acariciar el cuerpo de la chica, lentamente, todo el cuerpo, sus piernas, el culo, espalda, cuello, mejillas, volviendo a bajar por el cuelo, pechos (donde aprovechó para darles un pequeño pellizco que a ella la hizo estremecer), barriga y al fin acariciar el coñito, suavemente, notando esa humedad que delataba la excitación de la chica.

D - Creo que hoy lo pasaremos bien. Sigues siendo mi putita?

S - Sí cariño, soy lo que tú quieras que sea.

D - Sin preguntas, ni peros, tan solo obedeciendo a la primera, ok?

S - Ok, así será, tú mandas.

D - Buena chica, vístete

Y sin más, salió de la habitación y fue a prepararse una copa a la cocina. Los hombres tenemos facilidad para vestirnos, por lo que él ya estaba más que arreglado para salir a cenar, sport pero elegante, era su estilo.

En media hora más o menos, cuando ya la copa se le terminaba, apareció Silvia. Iba impresionante. Zapatos de tacón alto negro, falda cortita negra, ajustada, que le daba forma a ese precioso trasero, y una blusa blanca que al hacer caso al que sería su amo esa noche y no llevar sujetador, le marcaba unos pezones duros y apetitosos. Dani se acercó a su chica, hundió su mano bajo su falda y comprobó que no llevaba ropa interior. Tan solo un liguero que sujetaba las medias de rejilla.

D - Bien, asi me gusta – le dijo mientras la masturbaba un poco haciendo que el calentón de Silvia aumentase más si cabe. Le metió un dedo, lo sacó y lo chupó.

D - mmmm hoy estas muy rica.

Cogieron el coche y salieron dirección al restaurante que tenían reservado. Durante todo el camino Dani estuvo acariciando las piernas de la chica, a veces su mano incluso llegaba a su coño, asegurándose que no perdiese un ápice  de excitación. Era un sitio muy tranquilo, romántico, en penumbra, pero elegante. El camarero les llevó a su mesa. Pidieron la cena y les trajeron el vino blanco, fresquito, que con ese calor entraba como el agua. Durante la cena estuvieron charlando tranquilamente sobre diversos temas, pero las miradas lo decían todo, los ojos eran como manos acariciando sus cuerpos. Justo al lado, a pocos metros de ellos, otra pareja cenaba tranquilamente, pero Dani se fijó en que el chico no perdía detalle de las piernas de Silvia, se la comía con la mirada, algo que aprovechó.

D - Bonita camisa te has puesto hoy.

S - Gracias, te gusta?

D - Si, pero estaría mejor con un botón mas desabrochado.

Ella lo entendió a la primera y disimuladamente se lo desabrochó. No se veía nada, la verdad, pero solo ese simple gesto le daba la sensación de mostrar más de lo debido y eso la excitaba.

D - Tira la servilleta al suelo y te agachas a cogerla, lentamente, dejando caer la camisa por su gravedad.

Tras meditarlo por unos cuatro o cinco segundos y viendo que Dani no le daba ninguna orden contraria al final accedió. Tiró con disimulo la servilleta y se agachó a recogerla. Solo fueron dos segundos, pero lo suficiente para que el vecino de mesa no perdiese detalle de ese escote.

D - Bien, vete al baño a retocarte. Quiero que el paseo lo hagas moviendo bien el culo al ir y al volver. Cuando salgas nos vamos.

Así lo hizo, se levantó y se dirigió al baño, meneando ese culito que a Dani le tenía loco y que por la cara del otro chico a él también y volvió de la misma manera. Incluso fue más osada y pasando al lado de la mesa de la otra pareja se humedeció los labios con su lengua mirando al chico.

Poco a poco, con tantos juegos y sumando las horas que llevaban entre una cosa y otra,  Silvia estaba ya imparable, estaba entregada a su Amo sin condiciones. Confiaba plenamente en él. Sabía que no la lastimaría y solo le enseñaría y le haría sentir cosas buenas y eso le encantaba, sentirse así, dominada, sometida a sus caprichos pero a la vez relajada y tranquila.

Salieron del restaurante. Subieron al coche y arrancaron, no sin antes volver a asegurarse Dani de que la humedad del coño de Silvia no bajase. La sorpresa fue encontrar que no solo no había disminuido, si no que ese coñito era un mar de líquidos. A ella le estaban gustando los juegos. La tenía donde él quería.

Después de conducir unos 15 minutos dejaron la carretera principal para adentrarse en un camino rural, muy oscuro, solitario, sin vida aparente cercana. Pararon el coche.

D - Vamos a los asientos traseros

S - Que hacemos aquí? No me vas a llevar a follar a casa?

D - Aun no. Siéntate atrás

Una vez sentados cómodamente Dani se bajó el pantalón, cogió a Silvia del pelo y mirándola a los ojos le dijo:

D - Vamos zorra, enséñame las ganas de polla que tienes.

Silvia se agacho y lamió la polla de su amo un rato, desde la base hasta la punta, jugando con el frenillo, sin prisas, y volviendo a bajar hasta los huevos, lamiendo con suavidad mientras pajeaba a su macho. Le encantaba mirarle a la cara mientras la obligaba a hacer eso cogiéndola del pelo. Poco a poco se fue poniendo en posición, dejando su coño al alcance de Dani, quien fue acercando su mano para acariciar esa entrepierna calentita y húmeda, metiendo primero un dedo, luego dos, y acabar con un tercero que la dejaba totalmente justa y llena. Entrando y saliendo sin que ella dejase de gemir mientras seguía chupando e intentando meterla cada vez más al fondo de su garganta, provocándole incluso arcadas de vez en cuando, cosa que le daba un morbo terrible ya que sabía que a él le encantaba su empeño.

Después de un rato con ese juego, él la alejó de su polla y la fue guiando hasta que la tuvo encima, con una pierna a cada lado.

D - Fóllate.

Ella misma la cogió con su mano y la acercó a la entrada de su cueva, que como es de suponer, estaba empapada y deseosa de polla. La fue introduciendo lentamente. Le encantaba sentir como entraba centímetro a centímetro, sin prisa pero sin pausa, hasta llegar al fondo, hasta sentirse llena. Así es como empezó a cabalgarle, lentamente, con los ojos cerrados, disfrutando de esa follada profunda. Tan cerrados que no se dio cuenta que a un par de metros tenían un espectador, embobado con el espectáculo y los gemidos, que incluso fuera del coche se estaban oyendo. Dani si se dio cuenta del intruso y aprovechó la situación para añadir más morbo aún. Su cabeza se puso en modo pervertido y a partir de entonces dejó de pensar racionalmente y se limitó a actuar.

Bajó la ventanilla del coche

Empujó un poco a su chica hacia atrás y mirando al invitado le ofreció los pechos de su chica, que no dudo en acercarse y empezar a acariciarlos.

Ella se dio cuenta en ese momento de lo que sucedía, cuando sintió unas manos desconocidas, heladas, acariciando sus pechos, jugando con sus duros pezones. Puso los ojos como platos alucinando con ese cambio en el guión, pero no se atrevió a decir nada, al fin y al cabo había sido una decisión de su amo y él siempre le ofrecía cosas que le gustaban y hasta acababa agradeciéndoselo en su intimidad. Se dejó hacer. Empezó a disfrutar de esa nueva sensación ayudada por la polla de Dani hasta el fondo de su empapado coño. Ya estaba fuera de sí. A partir de ahí ya solo se dedicaba a disfrutar, a descubrir.

D - Quiero que se la chupes

S - Haré lo que me mandes Amo, pero quiero más, estoy disfrutando muchísimo.

Entonces ella alargó su mano hasta el pantalón del desconocido, quien viendo el cariz que estaba tomando la situación, se lo abrió y dejo fuera su polla, dura como una roca. No era de un tamaño muy reseñable, pero si la dureza que tenía, y la acercó a la ventana del coche, al alcance de Silvia, que en ese momento ya no quería pensar, solo disfrutar, La chica se la cogió con la mano, valoró su dureza y le dio unos meneos arriba y abajo, hasta que sin querer se fue acercando a esa polla hasta metérsela en la boca y empezar a devorar como si le fuese la vida en ello mientras su chico se la metía sin descanso. Para ese entonces ella ya se había corrido dos veces, pero no pensaba parar, quería más y más. El desconocido le iba acariciando los pechos y bajaba a su clítoris, frotándolo mientras era follada, lo que a ella le provocaba un placer inaguantable, tanto que se corrió en esa fría y desconocida mano de una manera que desconocía, fue un orgasmo largo e intenso, que la dejó temblando.

Cuando se recuperó, Dani la mandó bajar de coche. Estaban los tres fuera. La empujó suavemente hasta hacerla caer en el asiento, justo a la altura para poder follarle la boca con comodidad. Y así fue, la agarró firmemente de la cabeza mientras ella la tenía en su boca y mas que tragar devoraba, era su manera de mostrarle su agradecimiento por una noche de sexo loco, hasta que su amo la premió con una abundante corrida que ella recogió en su boca con sumo placer, dejándole los huevos secos y la polla bien limpia,

Y el desconocido? Pues mientras Dani se vaciaba en la boca de su chica él no aguanto más y se corrió a su lado casi sin tocarse, tal era el morbo de la escena. Le agradecieron su comportamiento. Subieron al coche y se fueron a casa. Donde nada más llegar y recordando la aventura, tuvieron que volver a follar de manera salvaje, esta vez más cómodos y ahora sí dejándole toda la leche dentro de ese coñito que tanto deseaba sentirla dentro.

Nos gustaría nos dejasen comentarios sobre el relato y esperamos que les haya gustado.

Si vemos que gustan seguiremos con nuestras aventuras.