Salidas moteras matutinas

Una salida en moto para descubrir nuevas rutas, cambió la "ruta" de mi vida ...

MIS SALIDAS MOTERAS MATUTINAS

Soy un aficionado a los deportes del motor en general y al motorismo en concreto. El olor a gasolina quemada y a lubricantes calientes me excita tanto como el olor del sexo de una mujer. Aunque obviamente esa excitación es distinta. Como dijo Woody Allen, el sexo es la cosa mas divertida del mundo sin necesidad de reir. Los moteros también decimos que ir en moto es la cosa más divertida del mundo sin necesidad de quitarte la ropa. Y tampoco es verdadera esa imagen que algunos pretender dar de que las mujeres caen rendidas a los pies de un centauro en motocicleta. Qué mas quisiéramos ...

Normalmente me gusta salir solo en mi moto. Toma la dirección que me apetece, paro cuando quiero y llevo el ritmo que yo mismo me marco. Digamos que soy un solitario de la carretera, con la única compañía de mi máquina y del viento.

Siempre me han gustado las carreteras divertidas, con curvas y a ser posible con poco tráfico, independientemente que circule en coche o en moto. Supondrán que al ir en motocicleta, busco con mayor deseo éste tipo de rutas.

Realicé una salida, digamos de reconocimiento, en busca de nuevas carreteras, nuevas sensaciones, nuevos sitios para parar y tomar algo o comer un poco mientras gozas de un descanso. Por así decirlo vas un poco a la aventura cuando paras y entras en algún bar o restaurante que encuentras en el camino. Nunca sabes qué vas a ver o qué vas a encontrar tras la barra.

Aquel día frío y húmedo de febrero, fui afortunado. Entré en un pequeño bar-restaurante, uno de los cinco o seis que había a lo largo de la calle mayor del pueblo. No había ningún cliente, cosa que en un principio me sorprendió y que podía decir poco en su favor. Tras la barra, ligeramente oculta por un expositor de pastas, se afanaba en la pica lavando vasos y platos un chica menuda, no muy alta, delgadita, no debía de pesar más allá de unos 46 ó 47 kilos y calculé de unos 32 años. Levaba gafas de pasta cuadradas, pequeñas, de color anaranjado, que le daban un cierto aire intelectual. Le favorecían sin duda. Levantó levemente la cabeza para saludarme con un preciosa sonrisa. Las facciones de su rostro eras armoniosas, equilibradas, enmarcadas con un corte de pelo juvenil y teñido a "mechas". Vestía pantalón negro ajustado que le marcaban unos hermosos glúteos, no por su tamaño, era por su forma, ligeramente respingón, de esos que cuando los ves, te entran ganas de darle una zurra. Arriba vestía un fino suéter muy ajustado también de color negro, con escote en forma en pico que se perdía entre sus senos justamente hasta la unión de las dos copas del sujetador, de color negro. Sus pechos, desde mi posición, se veían grandes y elevado, sin duda por los efectos de la prenda íntima. Cuando se percato donde tenía perdida mi mirada, se incorporó de su faena y con una leve tonalidad rojiza en sus mejillas, me preguntó qué deseaba tomar ... sonreí con levedad por los pensamientos que en esos momentos pasaron por mi cabeza y me conformé con pedirle un cortado y una pasta.

Ella inició una conversación relacionada con el tiempo, y de la locura de los moteros saliendo en día tan desapacibles, con el frío que debíamos pasar encima de la moto. Yo le expliqué que todo era cuestión de ir con un buen material de abrigo y capas suficientes para aislarnos de la temperatura ambiente. Para demostrarle que realmente no pasaba frío, tomé su mano. Ambos sentimos como un chispazo en el contacto de nuestras piel, sin que por ello soltáramos en ningún momento nuestras manos. Aprecié su anillo de casada. Nos quedamos mirándonos a los ojos por un tiempo indeterminado. A pesar de no saber ni tan siquiera nuestros nombres, su mirada se transformó en sensual, con un brillo en los ojos que irradiaban deseo, dejando su boca entreabierta y jugando con su lengua eróticamente con sus perfilados y finos labios. Sus nariz daba muestras de excitación al moverse rítmicamente con su cada vez más agitada respiración. Por mi parte, mi cara debía ser todo un poema, ya que esa mujer me estaba consiguiendo excitar tan solo con su mirada y el leve contacto de nuestras manos.

Unos gritos hombre, que venían de la cocina del establecimiento, nos sobresaltaron e hicieron que recuperásemos al instante nuestra compostura. Ella se dirigió a la cocina para comprobar que le pasaba al autor de los gritos. Realmente estaba enfadado. Se produjo un fuerte enfrentamiento entre ambos, aunque quien más levantaba la voz era el hombre, recriminándole a la mujer por algo que le faltaba y pidiéndole dinero, una suma importante. El salió de forma violenta de la cocina guardando la cartera en el bolsillo interior de abrigo, mostrando poca educación, golpeando con la mano a lo largo de la barra al mismo tiempo que salían de su boca insultos e improperios hacia la pobre mujer y saliendo del establecimiento con un fuerte portazo que hizo vibrar los cristales de la puerta.

Instantes más tarde salió ella de la cocina al bar. Su cara reflejaba impotencia, vergüenza y rabia por el espectáculo que me habían ofrecido. Su mirada solicitaba comprensión. Una comprensión que con toda seguridad aquel nefasto hombre no sabía darle. Traté de transmitirle confianza con una sonrisa, mirándola directamente a sus lacrimosos ojos.

Sin mediar palabra, continuó con la limpieza de la vajilla y su posterior colocación en la cafetera y en distintos estantes Una señora de unos 55 ó 60 años, apareció por una puerta que tenía un cartelito de PRIVADO. Me saludó amablemente y cambiando el semblante inquirió a la joven

¿Qué le pasa hoy al salvaje de tu marido?

Nada mama. Cuando no duerme bien, ya sabes como se levanta.

Mira hija te respeto mucho, lo sabes, pero el día que ese animal me haga perder la paciencia lo pondré de patitas en la calle. En nuestra casa nadie nos levanta la voz. Y menos ese ...

Vasta ya mamá, por favor. No es el lugar ni el momento. Y no estamos solas ahora.

Sí tienes razón. No es el momento. ¿Quieres subir un rato y tumbarte para descansar? ... Sé que has pasado muy mala noche. Oí sus gritos y ... tus lloros.

No mamá, de momento me encuentro bien. Quizá dentro de un rato, cuando termine con lo que estoy haciendo.

Como quieras ... Iré preparando la comida del medio día para los huéspedes. Si hace falta bajará también papá.

A pesar de que la conversación llevada entre madre e hija era apenas una susurro inaudible, y siendo yo el único cliente, pude escuchar prácticamente toda la conversación. - Un caso más de malos tratos sin lugar a dudas – pensé inmediatamente. Me quedé mirándola como embobado. ¡Qué bonito perfil el de su rostro! ¡Qué bonito perfil el de su cuerpo! ... Ella notó que la estaba mirando alzó la mirada por encima de sus gafas mirándonos directamente a los ojos, con una leve sonrisa, casi forzada. Le guiñe un ojo y le sonreí abiertamente. Se limitó a encogerse de hombros y a ladear un poco su cabeza, como diciendo ¡qué puedo hacer!.

Terminó de lavar los vasos y secándose las manos se aproximó donde yo estaba.

¿Vienes de muy lejos? No te he visto nunca por aquí ...

De la capital provincial ... aunque dando un buen rodeo ... Ando buscando un poco de sol y creo que lo he encontrado a pesar de la niebla.

Gracias por el cumplido – contestó con una amplia sonrisa para nada forzada en esta ocasión – Quiero pedirte perdón por el espectáculo que hemos ofrecido hace un rato .

No debes de disculparte. Eso suele pasar de vez en cuando en todas las parejas.

Sí, es cierto ... en unas más que en otras desgraciadamente ... – dijo, al mismo tiempo que en su cara aparecía un rictus de amargura.

Y desgraciadamente más habitual de lo que nos imaginamos, aunque eso no es consuelo para quien lo sufre. ¿no te has planteado dejarlo?

Con una sonrisa triste y encogiéndose de hombros, se giró hacia un casillero que tenía a su espalda comando una de las llaves que allí colgaban, diciéndome al mismo tiempo

¿Te espera alguien?

No. Vivo solo

¿Tienes prisa en volver a casa?

Realmente no, ya te digo que vivo solo y no tengo que dar explicaciones a nadie.

Y ... ¿Dónde tienes previsto comer? - dijo, depositando la llave que había tomado del casillero en mi mano obligándome al mismo tiempo a cerrarla.

Sinceramente, aún no lo tengo previsto, pero ..

Por las escaleras, primera plata, la tercera puerta de la derecha ... Por favor ...

La expresión de sus ojos me impactó tanto en ese momento que no pude pronunciar palabra alguna ... desprendían sensualidad, deseo, erotismo y una vergüenza no disimulada ... su labios entreabiertos pedían a gritos ser besados con pasión, pero con una dulzura que hacía mucho tiempo que no sentían ... sus pechos, denotaba una respiración agitada, subiendo y bajando a un ritmo acelerado ... en su cuello, se podían apreciar las palpitaciones de su corazón, rápidas como las de una caballo en plena carrera de obstáculos ... sus mejillas de un color bermellón acentuaban aún más la vergüenza que en ese momento estaba sintiendo por la forma tan rápida en que me estaba seduciendo. Realmente no es un buscona que le tira los "tejos" al primero que llega a su establecimiento.

Sin mediar palabra alguna, tomé el casco y los guantes que había depositado sobre la barra del bar y me dirigí hacia las escaleras que accedían a las habitaciones. Pude escuchar que llamaba a su madre que quería retirarse a su habitación a descansar.

Entré en la habitación y pude ver que su decoración no era la típica de cualquier pequeña pensión fría e impersonal, con una cama una mesita con su lámpara de noche y un silla donde poder depositar la ropa. Sin ser lujosa ni ostentosa, denotaba cariño y buen gusto, con una serie de cuadros en sus paredes de colores dulces y suaves, como solo las acuarelas son capaces de ofrecer, en perfecta combinación con la pintura de la pared, con el mobiliario y con el ajuar que completaba la habitación. El suelo, totalmente enmoquetado con colores suaves, te recibía en la estancia agradablemente. Una puerta situada a un lado de la habitación, daba acceso a un baño, no muy grande, pero sí completo y tan acogedor y bien decorado como la habitación.

En esos momentos no sabía muy bien que estaba haciendo allí ... una mujer joven, atractiva y sensual, de la que desconocía todo, hasta su nombre, me había pedido que subiese allí ... En ningún momento me dijo que la esperase, aunque imaginaba que tendría que aparecer en cualquier momento y darme una explicación de lo que deseaba ... Con esos pensamientos, me senté en un pequeño sofá de dos plazas, dejando los "aparejos" de la moto sobre una pequeña mesa auxiliar, donde estaba el mando a distancia de la TV. Tomándolo pulsé el botón ONN y comencé a mirar sin ver las imágenes que se sucedían en la pantalla. Mis pupilas únicamente verían su rostro, sucediéndose distintas imágenes de las muchas expresiones que en el poco rato que estuvimos en el bar, habían pasado por él ...

La puerta se abrió y apareció ella, volviéndose de inmediato para cerrarla y poner el cerrojo.

Esta habitación no la utilizamos nunca con los huéspedes ... es mi refugio ... donde me escondo con mis pensamientos – comenzó a decir.

Es muy acogedora ... se nota que aquí ha intervenido la mano de una mujer ... imagino que la tuya ... Me gustan las acuarelas, sus paisajes ... me relajan

En ocasiones también me escondo en el altillo ... allí tengo un pequeño estudio donde me siento libre pintando con acuarelas ... me siento libre imaginándome perdida en esos paisajes ... soñando ... – Sus palabras se truncaron un volvió a su rostro nuevamente ese rictus de amargura que ya aprecié abajo, en el bar.

Levantándome, puse mis manos en sus hombros y al mismo tiempo dije:

Un euro por tus pensamiento. Y otro más por una sonrisa ...

Pensarás que soy una cualquiera, una golfa que anda buscando rollo con el primer hombre que aparece. Te juro que nunca he hecho esto y ... no sé si está bien, ahora me parece una locura una tontería y una chiquillada ... estoy casada, me debo a mi marido aunque ... Se interrumpió cuando se dio la vuelta, dándome la espalda y rompiendo a llora amargamente.

No llores por favor. Me da la sensación que tu marido es un auténtico hijo de mala madre, que te maltrata y humilla sin importarle quién esté delante. No se merece una sola lágrima de la que estás derramando. Si estás aquí y me has invitado a subir, es para poder hablar y desahogarte. ¿Verdad que no tienes amigas con las que charlar?... solo tu madre sabe, comprende y calla ... y tu no la quieres escuchar, porque imagino que a pesar de todo sigues queriendo a tu marido. Mira, no nos conocemos, es más ni siquiera sabemos nuestro nombres y, aquí estamos, en una habitación de un pequeño hotel rural, sin saber muy bien qué estamos haciendo juntos.

En la misma posición en la que se encontraba, sus manos una vez cruzados los brazos, tomaron la parte inferior de su suéter negro y tirando de él hacia arriba, como si se arrancase la piel, lo deslizó hacia su cabeza quitándoselo por completo y lo dejó caer sobre la moqueta. Girándose hasta quedar frente a mí, mostrándome con orgullo sus desafiantes y tungentes pechos cubiertos a duras penas por el sujetador de encaje negro y, mirándome directamente a los ojos dijo:

Me llamo Mari Luz, convivo con un hombre con el que soy muy desdichada y tengo que soportar a diario los consejos y los sermones de mis padres. Hace más de seis meses que no me siento mujer y en las últimas semanas me han pasado por la cabeza cosas que es preferible no confesar. Quiero ser tuya, que me hagas sentir una mujer deseada, que me demuestres que aún hay motivos para continuar viviendo y tomar fuerzas para soportar esta vida tan desdichada en la que me encuentro inmersa. Ahora dime tu nombre, aunque sea inventado me es igual, no quiero acostarme con un perfecto desconocido. Me resultaste atractivo desde el momento en que entraste en el bar y todos los acontecimientos no han hecho nada más que precipitar ésta situación.

Antes de nada he de decirte dos cosas – le contesté - La primera es que desde el momento que te vi al entrar, no pude apartar la mirada de tu rostro ni de tu cuerpo. Te aseguro que cualquier cliente masculino que se precie y que haya entrado aquí, habrá pensado que eres atractiva y muy deseable. Y la segunda, que en cualquier otra circunstancia no me lo hubiese pensado lo más mínimo y ahora mismo estarías sobre la cama, desnuda y yo dentro tuyo. Eso te lo puedo jurar. Pero tal como se han desencadenado los hechos, y ante la situación, tengo la amarga sensación, que si accediera a tus deseos estaría abusando de ti y no me sentiría bien conmigo mismo. Perdóname, pero moralmente no quiero pensar que estoy abusando de ti y ... y muy posiblemente mañana o dentro de un rato, tú misma pudieses sentir sucia y que has cometido una locura. Mi nombre es Antonio, Tony para los amigos ... para ti, porque me gustaría ser tu amigo.

Muy bien Tony, amigo mío ... no me sentiré sucia ni me arrepentiré, te lo aseguro ... deseo que me hagas tuya, que me hagas sentirme la mujer más deseada del mundo. Dame unos momentos de una felicidad que hace mucho tiempo que no disfruto. Lo necesito imperiosamente. Quizá sea el paso que necesito para adquirir las fuerzas necesarias y tomar una decisión que hace tiempo debería haber tomado. Te lo pido como amiga, ya que me has dado ese rango. Lo necesito ...

Y diciendo esto, desbrochó los botones de su pantalón, bajó su cremallera, dejándolos caer hasta sus tobillos, quedando a la vista unas bragas negras a juego con el sujetador tipo boxer. Quedé embobado contemplando su cuerpo ahora prácticamente desnudo. Con frecuencia muchas mujeres vestidas tienen un cuerpo perfecto, pero cuando se desnudan encuentras partes de su anatomía que les falta un pequeño rasgo para ser perfecta. El caso de Mari Luz, era todo lo contrario ... su anatomía era más perfecta si cabe con esas pocas prendas.

Sin dejar de mirarnos, se acercó hasta que sus pechos rozaron en mi tórax, tomando de la abertura del ¾ y tirando de él hasta quitármelo, continuando de una forma muy sensual retirando de mi cuerpo las distintas prendas que me protegían del frío. Cuando intentó quitarme el pantalón tuve que ayudarla, ya que esa prenda no es como un pantalón convencional y no es tan simple de quitar. En pocos instantes allí estábamos los dos, uno frente a otro en ropa interior, mirándonos sin decirnos nada.

Sus brazos se alzaron rodeando mi cuello y mis brazos se ciñeron a su cintura ... nuestro acoplamiento inicial fue perfecto, nuestras alturas compensadas ... como si fuéramos el uno complementario para el otro. Se desprendió de sus gafas, dejándolas sobre el tocador que teníamos a nuestro lado y girando levemente nuestras cabezas, mis labios fueron en busca de los suyos, con leves y sensuales roces, como haciendo las presentaciones. Nuestro brazos cada ver se enroscaban más en el cuerpo del otro obligándonos a aproximar más nuestros cuerpos y nuestros labios, que finalmente se fundieron como si de un solo elemento se tratara, comenzando a juguetear con nuestras lenguas, con leves roces inicialmente aunque pronto se transformó en una lucha llena de deseo y pasión, aunque sin dejar en ningún momento de ser muy dulce ... como pocas veces en mi vida he sentido el beso de una mujer.

Mi sexo comenzó a aumentar de tamaño y a ejercer una cierta presión sobre el suyo. El calor que transmitía su sexo lo sentía de forma intensa en el mío a pesar de las dos finas capas de tela que los separaba en esos momentos. Sus manos comenzaron a desplazarle muy lentamente desde mi cuello hacia los hombros y posteriormente a lo largo de mi cuerpo, sintiendo la caricia de sus uñas de forma tan sensual que lograba que mi piel se erizara de placer. Cuando llego a la parte superior de mi boxer, comenzó a tirar de él hacia abajo muy despacio, pero sin para ni un solo instante y hábilmente me lo bajó lo suficiente para que mi pene quedara liberado, dejándolo a medio muslo de mis piernas, dejando sus manos acariciándome los gluteos. Nuestros labios seguían unidos y las lenguas con sus juegos.

Por mi parte mis manos acariciaron toda su espalda desde el elástico de sus bragas hasta sus hombros, disfrutando de la calidez y la suavidad aterciopelada de su piel. Tropecé con el cierre de su sujetador y con un simple movimiento de los dedos pulgar e índice de la mano izquierda, solté los dos corchetes que lo ceñía a su espalda, liberando sus pechos de la presión que la prenda les ejercía. La dulzura de sus labios seguían deleitando los míos en todo momento, sin querer separarse para poder seguir disfrutando de esa golosina que a cada instante nos proporcionaba mayor placer.

Así, en pié continuamos un buen rato más, sin dejar de besarnos un solo instante. Jamás en mi vida me habían dado un beso tan largo, dulce, apasionado y cálido como ese. Los dedos de mi mano derecha acariciaron sus cabellos y allí se perdieron. Separando finalmente nuestros labios y mientras nos mirábamos sin decir palabra alguna, mi mano izquierda deslizó los tirantes del sujetador has liberar sus pechos totalmente de la prenda. Solo en ese momento desvié mi mirada y la dirigí hacia ellos ... ahora los sentía perfectamente en mi pecho ... tungentes, desafiantes, con una aureola no excesivamente grande y un color poco más tostado que el resto de su piel y culminados por unos pezones erectos y duros como pocas veces he podido ver. Sin poder mi querer evitarlo, alcancé con mi boca su pezón izquierdo, mientras mi mano derecha acariciaba el otro pecho. Un tacto maravilloso delicado, suave ... aprecié que su piel se erizaba por mis caricias y unos suspiros salieron de su boca.

Mis caricias bucales continuaron desplazándose hacia su canalillo, continuando por su cuerpo hasta encontrar su ombligo, con el que me entretuve a placer, arrancándole suaves jadeos y contracciones de su vientre, llegando finalmente a su centro de placer ... que aroma mas maravilloso ... que sabor mas delicioso ... me incorporé y la ayudé a recostarse sobre el lecho, separando sus piernas y buscando nuevamente su entrepierna y ... ahora sí, comenzando a saborear con deleite aquel manjar ... sus jadeos y convulsiones no tardaron en llegar ... su sexo, pronto se llenó de humedad, tanto por su excitación como por mi aporte de efluvios bucales ... su clítoris adquirió un buen tamaño, sobresaliendo de sus labios, abiertos totalmente por mis acciones con la lengua ... mis manos acariciaban su monte de venus y pronto, bajé la derecha, introduciendo en su húmeda vagina, la primera falenge del dedo índice, describiendo un leves movimientos horizontales ... su respiración, cada vez más agitada, así como los movimientos en todo su cuerpo, me indicaban que estaba disfrutando de mis caricias, que no tardaría en ofrecerme su primer orgasmo . No gritaba, no hablaba, solo suspiros y respiración entrecortada y a veces desacompasada ... casi de forma violenta sus piernas me aprisionaron y sus manos sujetaron mi cabeza con fuerza contra sus sexo ... mi boca se inundó de sus efluvios de placer impregnándome de su sabor dulzón, denso y agradable, sin que ello me impidiera continuar con los masajes ...

Instantes después, relajándose y dejando de ejercer presión en mi cabeza, musitó alguna palabra que no le entendí ... quedó con los ojos cerrados, descansando .... Aproveché para contemplar con detenimiento su cuerpo totalmente desnudo ... era realmente hermoso ...

Por mi parte, mi miembro estaba en plena ebullición, en su máximo esplendor. Ardía en deseos de penetrarla por todas partes, pero ... no se merecía eso. No. Estaba carente de cariño, de delicadeza y de amor. Tenía que darle en la medida de mis posibilidades eso que tanto necesitaba.

Decidí deshacer el camino que había hecho al principio, y desde su monte de venus, comencé a ascender poco a poco hacia su ombligo, donde volvía a entretenerme, sin dejar de acariciar sus pechos, en los que destacaban sobremanera, sus pezoncitos, duros como rubíes por la excitación acumulada, y que pronto estaba disfrutándolos como un poseso ... De nuevo mis labios buscaron los suyos, que me recibieron entreabiertos y nuestras lenguas se buscaron y comenzaron un baile erótico.

Sus manos pronto fueron a buscar mi sexo, que pedía a gritos tener algunas atenciones ... y vaya si la tuvo ... tras recorrerlo con sus manos muy lentamente de arriba abajo, pronto lo dirigió hacia la entrada de su vagina, donde fue introduciéndose lentamente en su totalidad ... un acoplamiento perfecto ... solo de sentirme dentro suyo estuve a punto de eyacular ... sin dejar de besarnos estuvimos quietos, sin hacer ningún movimiento ... leves contracciones de sus músculos vaginales, me estaban proporcionado un placer de difícil parangón. Tras estar en estas condiciones un buen rato, Mari Luz, comenzó a realizar un ligero movimiento pélvico, pausado y tranquilo, como invitándome a que yo también iniciara un movimiento similar.

Pronto, nuestros movimientos se fueron acompasando, y la entrada-salida, como un pistón, poco a poco se fueron acelerando ... el placer que recibía era intensísimo, me resultaba muy agradable sentir la humedad de su cueva envolviendo mi miembro, deslizándose suavemente a pesar de lo apretado que se encontraba en tan placentero lugar. Para ella no fue menos, ya que en poco rato me obsequió con un nuevo orgasmo que hizo que todos los músculos de su cuerpo se tensaran y su boca emitiera un "mmmmmmmmmmmmmm" de lo más esclarecedor.

Increíblemente, a pesar de la aparente fragilidad de Mari Luz, en un hábil movimiento, invirtió nuestras posiciones, quedado yo entre la cama y ella ...

Ahora me toca a mí ... yo ya he tenido los dos mejores orgasmos de mi vida ... y tu no vas a ser menos ... prepárate, que mis fantasías se van a realizar ...

Dicho esto, comenzó a cabalgarme, de forma pausada, haciendo sentir en cada centímetro mi piel el placer que me estaba dando .... cerré los ojos y me dejé llevar en ese maravilloso mundo de sensaciones de placer que me estaba otorgando ... su ritmo por minutos se fue acelerando ... su uñas se me las clavaba en el pecho, ella estaba a punto de explotar en un nuevo orgasmo, y yo ya no podía aguantar más, estaba a punto de explotar .... a los pocos instantes, Mari luz, tensó nuevamente los músculos de todo su cuerpo, sintiendo en mi pene toda la presión que su vagina me estaba proporcionan ... no pude aguantar mas y sin poderlo evitar, eyaculé todo los que mis testículos fueron capaces de producir en las últimas horas ... quedó tendida sobre mi, con su cabeza apoyada en mi hombro.

Cuando ambos nos recuperamos, ella se incorporó y nos miramos a los ojos... apenas habíamos cruzado unas palabras desde que había empezado nuestra particular batalla. Tras darme un ligero "pico" en mis labios, continuó besándome por el cuello, por el pecho, por mi vientre, hasta llegar a mi pene, que estaba morcillón en esos momentos, pero que con los suaves roces de sus labios, las caricias de sus uñas y suaves masajes en los testículos, pronto comenzó a adquirir el tamaño apropiado para una nueva batalla. Definitivamente, alcanzó su máximo esplendor cuando sentí sus labios rozando mi pubis y noté como su lengua salía de su boca y me acariciaba el escroto ... Dios, eso me puso al borde del colapso ... la suerte fue que hacía poco mas de 10 minutos que me había vaciado ... continuó con una felación, digna de la mismísima Mesalina ... que delicia, que dulzura en sus movimientos, que pasión ... sin lugar a dudas la mejor de mi vida ... perdí la noción del tiempo, todo mi ser estaba exclusivamente recibiendo oleadas cada vez mas intensas de un placer inusitado, maravilloso .... ya no podía aguantar mas ... estaba a punto de explotar nuevamente ... así se lo dije ... y sin hacer nada para evitarlo, ni por su parte ni por la mía, descargué nuevamente toda la producción de semen en su boca, en lo más profundo de su boca, sin que se le saliese ni derramara una sola gota, lo tragó con decisión, casi con glotonería, mirándome a los ojos y sin dejar en ningún momento de darme placer con su boca, hasta que caí derrumbado sobre la cama, con los ojos cerrados. Si no fuera por el agradable cosquilleo a aún tenía en mi pene, hubiese jurado que todo aquello era un sueño. Un maravilloso sueño del que aún no me quería despertar.

Como media hora mas tarde, estando abrazados y habiendo perdido totalmente la noción del tiempo, rompió el silencio de la habitación

Tony ... Tienes ... Dios mío que locura ...

¿Qué debo tener?

¿Tienes otro casco y otra "chupa" para ir en moto?

Sí ... tengo dos equipos completos ... pero obviamente no aquí .. el otro lo tengo en casa.

Y ... ¿Cuánto tardarías en ir a tu casa, ponerlo en una bolsa y volver aquí?

No sé ... depende de la niebla que haya, pero ... calculo que una hora y media o dos ... ¿por qué?

Cuando llegaste, después de la bronca con mi marido, me preguntaste los motivos por los cuales no dejaba a ese bastardo ... la respuesta es muy simple ... porque nunca he encontrado a un hombre que me hiciera sentirme la mujer más maravillosa del mundo sin necesidad de decir una sola palabra ... ahora lo he encontrado ... y .... y solo me queda enamorarlo, y que sepa lo felices que seremos compartiendo nuestras vidas.

Esto pasó hace tres años y medio aproximadamente

Tony, cariñoo ... la cena está puesta ... ¿Vienes?

Sí Mari Luz ... cierro el correo y estoy contigo y con nuestra hijita.

Sí, increíblemente somos muy felices ... ella consiguió el divorcio ... unos meses después nació nuestra hija ... y el día de su bautizo, también fue el dia de nuestra boda ... Por cierto, desde el día que fue a buscar a Mari Luz, no he vuelto a salir solo en MIS SALIDAS MOTERAS MATUTINAS.