Salidas del Convento (4)

Comienza el entrenamiento y humillaciones de Macarena.

Salidas del Convento 4.

-Creo que debes descansar vamos a la mazmorra nuevamente. La condujo hasta allí y abrió una jaula de reducidas dimensiones y ordenó a Macarena que ingresara.

-Nooo. ¡No puede encerrarme en la jaula como a una fiera salvaje!-

Sonó un bofetón seguido de otro golpe con la mano abierta sobre una de sus tetas.

-Has de obedecer mis órdenes. Entra en la jaula ya.-

Macarena se arrodilló y penetró en la jaula. Tras sí se cerró la puerta y se aseguró con un candado. Por su parte Macarena se acomodó lo mejor que pudo en su encierro y comenzó a gemir de angustia por la situación que le tocaba vivir. Afortunadamente todavía conservaba sus calzones aunque sus tetas ya habían quedado a merced de Martín.

A pesar de lo incómoda que estaba en la jaula, el sueño la venció y sólo despertó al escuchar la voz de Martín que le ordenaba salir de la jaula. Gateando salió y ante una orden se incorporó.

-Será mejor que descanses en una camilla.-

La condujo a una que Macarena desconocía su uso. Era una camilla ginecológica. Martín la ubicó y le amarró las muñecas, el cuello y la cintura, para luego ubicarle las piernas en alto y separadas amarradas con gruesas correas. Fue entonces cuando la novicia comprendió que el próximo objetivo sería su coño pero estaba completamente inmovilizada. Sólo atinó a implorar que la dejara libre pero sin anteponer el Señor Marqués. Esto le valió un fuerte puñetazo en la teta izquierda.

-Te he dicho que debes dirigirte a mí como Señor Marqués. ¿Es que nunca aprenderás?-

-Señor Marqués, le pido perdón y le solicito que no me castigue más.-

-Denegado. Ahora quiero que me pidas que te quite ese horrible calzón que cubre tus partes pudendas. Quiero escuchar una imploración coherente y con respeto.-

-Señor Marqués, le pido humildemente que me quite el calzón para que pueda observarme mejor.-

-¿Qué quieres que te observe mejor?-

-Señor Marqués, quiero que observe mis partes prohibidas.-

-¿Partes prohibidas? Di mejor mi coño y mi culo. Vamos, repítelo.-

-Señor Marqués, quiero que observe mi …co…coño y mi cu…y mi cu… y mi culo.-

  • Ya que lo pides, te cortaré el calzón para dejarte completamente desnuda.-

Tomó las tijeras y fue cortando lentamente la tela hasta que quedó completamente desgarrada. Luego, lentamente, la fue retirando dejando el pubis, la vulva y el ano al descubierto. Por su parte el pulso de Macarena había subido rápidamente. Era inminente la violación. Dadas las circunstancias prefería que ocurriera rápido y luego la liberara para poder volver al convento.

-Tienes mucho pelo por aquí y eso no es higiénico y oculta parcialmente tu conchita. Voy a afeitarte.-

Señor Marqués, le pido que no me afeite. ¿Cómo lo justificaré cuando vuelva al convento?-

-No te preocupes, no tienes por qué decirlo. Nadie te verá desnuda como te veo yo ahora. Nada más lindo que un coño afeitadito, con el clítoris asomando entre los húmedos labios.-

Se tomó el tiempo necesario para afeitarle el coño hasta que no quedara ni un pelo a la vista.

-Así está mucho mejor. ¿Tienes miedo que te viole?-

-Señor Marqués, soy virgen, con mi himen intacto. No lo haga y se lo agradeceré toda la vida.-

Martín comenzó a acariciarle la vulva. Notó que poco después no solamente se humedecía sino que el clítoris asomaba rozagante y turgente. Consideró que se acercaba el momento de desvirgarla. Era la primera vez que rompía el himen a una de sus esclavas. Todas, anteriormente, habían tenido relaciones con hombres, excepto una de escasos 17 años que se había roto el himen con un consolador muy poco antes que Martín la tuviera vonsigo.

Decidió vendarle los ojos y luego de quitarse el pantalón acercó la punta de su verga en la entrada de la concha. Fue presionando lentamente hasta que la tuvo totalmente enterrada en la vagina de Macarena. Con movimientos lentos, pero cada vez más profundo, fue cogiendo a Macarena, que a pesar de la sensación agradable que sentía en su vagina no podía evitar pensar que estaba siendo violada contra su propia voluntad. Se sobresaltó cuando sintió el chorro de leche caliente dentro de su vagina. Entonces no pudo contener las lágrimas.

Esta había sido su primera experiencia en desvirgar una esclava. Poco después su polla estaba otra vez en condiciones. Tomó un frasco con vaselina y untó el ano de la novicia. Desvirgaría también ese culo que se le presentaba a sus ojos tan apretado y rosado. Sin preparación previa apoyó la glande en la entrada y comenzó a empujar.

Macarena cuando advirtió que sería cogida por el culo comenzó a implorar que se detuviera y a quejarse del dolor de la dilatación que ya se insinuaba. Martín haciendo caso omiso de las súplicas continuó empujando hasta que logró que toda su polla se alojara dentro del culo de su esclava. Comenzó el movimiento con intenciones de correrse dentro de las tripas de Macarena, cosa que logró poco después entre el llanto y los gemidos de la novicia.

-Ya te he dicho que serías mi esclava y que deberías obedecerme en todo. Cogerte en el momento y circunstancia que desee es parte de mis derechos como dueño tuyo. Por lo tanto basta de gemidos y lloriqueos. Estás aquí también para esto.-

Dadas las circunstancias y su satisfacción, consideró que lo mejor era tomarse un descanso, dejando a Macarena una media hora en la camilla. Luego la desató y la condujo a la celda. Por el resto del día ella pudo descansar. Al llegar la noche volvió a la celda.

-Esclava, ya has sido desvirgada por el coño y el culo. Has descansado en tu camastro y espero que estés en condiciones de brindarme tu coño nuevamente. En esta oportunidad no te amarraré a la camilla. Solamente te ataré las manos en la espalda y tú me pedirás que te penetre por la vagina.-

-Señor Marqués ¿cómo voy a pedirle que me penetre nuevamente? Eso no es cosa que una novicia deba decir. Soy su prisionera y podrá vejarme todas las veces que quiera porque no puedo defenderme, pero pedirlo, nunca.-

Ya sabes que no quiero castigarte por desobedecerme. Debes pedirme que te folle.-

Ante la contundencia del argumento, decidió que lo mejor era obedecer.

-Señor Marqués, le pido que me folle.-

Martín le ató las manos en la espalda y le indicó que separara las piernas. Estar tendida de espaldas con las manos atadas atrás no le resultaba cómodo, pero prefirió soportarlo. Sería mucho peor ser cogida.

Macarena se acomodó y separó las piernas dejando su vagina abierta y lista para ser penetrada. Algunas lágrimas empañaron sus ojos. Martín acercó la glande a la estrecha entrada de la concha de la novicia y comenzó a empujar lentamente. Notó que estaba bastante bien lubricada por lo que la penetración fue sencilla no causando dolor o molestia tampoco a la joven.

Luego comenzó el lento movimiento mientras se apoderaba de la boca de la novicia y la besaba e introducía su lengua en la boca. No demoró mucho en volcar el semen dentro de la vagina y notó, no sin cierta sorpresa, las contracciones vaginales de Macarena, clara indicación que se había corrido.

Luego le desató las manos y la invitó a pasar al comedor para cenar. A estas alturas Macarena estaba hambrienta y no le sentaba mal tomar alimento. Una vez en el comedor, Martín ató las piernas a las patas de la silla y pasó una correa debajo de los pechos de la esclava para evitar que tuviese libertad de movimiento.

La cena transcurrió casi en silencio. Al finalizar, Martín le anunció que verían algunos films que él miraba con frecuencia.

La condujo al salón y le anunció que la ataría a una silla.

Una vez amarrada de pies, manos y con una correa alrededor de la cintura, puso el marcha el reproductor de DVD.

El primer film era "Castigos Continuos". Allí se mostraba cómo era secuestrada una joven y llevada a un país de oriente, comprada por un magnate para su hijo. Una vez alojada en la mazmorra de la residencia comienzan los padecimientos de la joven a manos de Idin, el hijo del magnate.

Desde azotes por todo el cuerpo, humillaciones diversas y tirar de un carro como una "pony" hasta ser marcada a fuego, torturada con electricidad y ser violada no solamente por Idin sino también por sus amigos. Luego de los 40 minutos del vídeo, Macarena lloraba en silencio. Martín le comentó.

-Esto es para que tengas una idea de lo que tengo pensado hacer, pero no te asustes. Antes de llegar a todas esas vejaciones deberás ir aceptando castigos cada día un poco más rigurosos de manera que luego los aceptarás con naturalidad.-

-¿Puedo aceptar con naturalidad ser tratada de esa forma, humillada y torturada?-

-Sí que podrás. No eres la primera muchacha a quien castigo en esta mazmorra. Ya han pasado varias y todas, absolutamente todas, terminaban aceptando ser castigadas de la manera que has visto o peores.-

-¿Y qué pasó con las muchachas que pasaron por esta casa?-

-La mayoría se han convertido en putas que además de coger, se dejan castigar por los clientes. Han sido muy buen material para esos prostíbulos sadomasoquistas.-

Macarena no pudo contener las lágrimas.

-¿Ese es mi futuro?-

-Creo que no. Contigo podré hacer otras cosas, pero ahora veamos el otro vídeo que te propongo.-

Se llamaba "Látigos Sádicos". Casi es innecesario decir que se presentaban a lo largo del film varias mujeres que eran azotadas con distintos modelos de látigos en todas las partes de sus cuerpos, quedando profundas marcas. Macarena cerró los ojos cuando una muchacha era azotada entre sus piernas, que estaban bien separadas, con unas disciplinas de cuero que insidian directamente en el coño

-Creo que puedes tener un panorama de lo que te espera. Ya es tarde y será mejor que te lleve a tu celda.-

Se encaminaron al sótano y luego de encadenarla en la celda que ya había ocupado, Martín cerró la puerta y apagó las luces.

Macarena estuvo largo rato sin poder dormir. Las visiones de los videos eran demasiado fuertes como para pasarlas por alto teniendo en cuenta que ella misma podría ser la protagonista, pero sin los trucos usados en los films.