Salidas del Convento (10)

Ese encuentro casual con Rolando cambiará el futuro de las ex-novicias.

Salidas del Convento 10

Una vez en el sótano, Martín, luego abrir las celdas, ordenó a ambas que se presentaran. Esta era la primera vez que debían mostrarse ante un extraño, completamente desnudas y esposadas.

-Muéstrenle las marcas del látigo en todas sus partes.-

Ambas obedecieron y mostraron las distintas partes de sus cuerpos que habían recibido castigos recientemente y que por lo tanto las marcas eran notables. Incluso sus vulvas tenían marcas recientes.

Rolando palpó las tetas y los culos de ambas, que se dejaban magrear sin oponer resistencia alguna. Revisó sus cuerpos exhaustivamente como quién revisa ganado antes de hacer una compra. Luego, dirigiéndose a Martín le indicó que quería hablar a solas con él. Las encerró nuevamente en las celdas y se dirigieron a la planta alto de la casa.

-Es una lástima maltratar esos cuerpos. Entiendo que podrá gozar castigándolas además de cogerlas, pero esas dos mujeres valen mucho dinero para que las trate así. Tienen buenos cuerpos, son obedientes y de buenas facciones.-

-¿Y qué propone Rolando?-

-Que las venda. Puede obtenerse mucho, pero mucho dinero por ambas. Insisto, tienen buenos cuerpos, son jóvenes y obedientes. Puede lograrse un buen precio.-

-Siempre que las he vendido como putas a las casas públicas ha recuperado muy poco dinero. No creo que este sea un caso diferente. Ni siquiera cogen con mucho entusiasmo. También por eso debo castigarlas con frecuencia. Lo hacen casi por obligación.-

-¡Claro que lo hacen por obligación¡ No estoy pensando en venderlas como putas sino como esclavas. Todo lo que hace falta es que por quince a veinte días no la azote ni le aplique castigos que dejen marcas. Una esclava sumisa, con buen cuerpo y sin marcas de castigos anteriores, son buscadas. Loo que más me llamó la atención de ambas son sus tetas. Firmes, con pezones duros y prominentes. Si además salieron de un convento… Estoy pensando en algunas de las personas que conozco cómo disfrutarían de disponer de esos cuerpos.-

-¿Qué me sugiere entonces?-

-Yo le puedo ayudar a buscar comprador. Hay requerimientos en Internet de estas esclavas. Convendría sacarle algunas fotos, para enviar, cuando no tengan marcas visibles y mostrando su cuerpo en varias posiciones.-

-¿Sabes? Las he tenido colgadas de sus tobillos casi una hora y han resistido muy bien, incluso las he azotado en esa posición. ¡No te imaginas cómo se movían y gemían! Una vez las azoté con las piernas separadas hasta que sus conchas quedaron rojas de los azotes.-

-Evidentemente están bien domadas.-

-Ha ayudado mucho su paso por el noviciado. Ya estaban acostumbradas a obedecer.-

-Bueno Martín, confírmame que las quieres vender y no las castigues dejándoles marcas.-

-Déjame pensar si las vendo. ¡Las estoy disfrutando tanto!-

Martín quedó pensando en esa posibilidad y decidió ir a su ordenador y buscar sitios de compra-venta de esclavas. Quedó sorprendido por los sitios tanto de los pedidos como de los ofrecidos de esclavas. Los precios eran realmente altos. Quizás fuese una buena idea venderlas, pero su inexperiencia en este negocio hacía que necesitara a Rolando. Lo llamó para ultimar detalles.

-Puedo ir de nuevo a tu casa para ver bien la mercadería. Quisiera que las tuvieras suspendidas de sus tobillos y con las piernas separadas.-

-No hay inconveniente. Mientras llegas hasta aquí las ato y las suspendo de sus tobillos.-

Casi de inmediato Martín bajó al sótano, abrió las celdas y les indicó que las colgaría de sus tobillos.

-¿Qué deben decir cuando les anuncio un castigo?-

-Gracias Señor Marqués por castigarnos como merecemos.-

Martín procedió a suspenderlas, pero no dejó libres sus brazos. Cuando esto ocurría ambas trataban de alcanzar la cuerda de la cual eran sostenidas para lograr una mejor posición evitando quedar con sus cabezas bajas.

En ese intento se balanceaban y hacían contorsiones para lograr su objetivo, cosa que difícilmente lograran. Martín gozaba viéndolas moverse y tensionando sus músculos hasta que finalmente abandonan el intento por la fatiga que les producía.

En dos oportunidades lograron alcanzar su objetivo, pero quedaban sus culos muy expuestos, situación que aprovechó Martín para descargar un fuerte azote con una vara. Tal era el dolor que en ambas oportunidades soltaron las cuerdas para calmar el dolor de sus cachetes, quedando nuevamente suspendidas.

Cuando fueron colgadas, ambas creyeron que serían azotadas y posiblemente más duro en sus conchas, ya que tenían sus piernas algo separadas, pero sin embargo se equivocaron.

Una vez suspendidas, Martín se retiró del sótano a esperar al visitante. Poco después arribó Rolando.

-Quiero tomarles unas fotos a las esclavas y palpar sus cuerpos. Es para ver cómo nos convendrá presentarlas para la venta.-

-¿Cuál será tu comisión para hacer la venta?-

-20%, como siempre que intervengo en estas operaciones.-

-De acuerdo. 20 % será ara ti, pero dime ¿Quiénes compran estas esclavas? Yo siempre las he conseguido de la calle, engañándolas o secuestrándolas, pero no pensé que se pudieran comprar. He visto en el ordenador sitios que venden y compran. Otras veces he vendido mujeres que tenía pero una cosa es negociar una puta con un prostíbulo y otra vender una esclava.-

-Es similar. Es una mercadería como cualquier otra. Veremos de venderla en el extranjero. Pagan mucho más, en especial si son monjitas. ¿Las tienes suspendidas de los tobillos?-

-Sí, así están. Tienen los brazos atados en la espalda para ocultar a algunas marcas del látigo. Justamente la última sesión de castigos la dediqué a la espalda.-

-Bien, vamos a verlas.-

Se dirigieron al sótano. María y Lucía estaban ambas con la cabeza a unos 70 centímetros del piso, suspendidas con sus piernas separadas. Apenas se observaban las marcas en la espalda y ninguna en otra parte de sus cuerpos producto de los castigos recibidos. Los latigazos en la espalda estaban ocultos por los brazos y las cuerdas.

-Debo reconocer que tienes dos esclavas muy apetecibles.-

Se dirigió a una de ellas (era María) y tomó las tetas en sus manos. Las palpó y comprobó su turgencia. Luego dedicó su atención a los pezones.

-Esta parte está muy bien. Tetas bien proporcionadas, firmes y no excesivamente grandes que se caen. Veamos el coño.-

Acercó su mano a la entrepierna y metió el dedo pulgar en la vagina, que estaba algo húmeda. Apretó los labios vaginales y comprobó la firmeza del clítoris.

-También tiene muy buen coño. Veamos el ano.-

Y dirigiéndose a María le indicó: "Esclava, separa los cachetes que quiero verte bien el culo".

María aflojó el culo para la inspección. Rolando metió el dedo índice en el agujero del culo de María, quién hizo sólo un pequeño movimiento de incomodidad.

-Tiene un buen agujerito, bien apretado. Es una esclava que vale. Ahora veamos la otra.-

Repitió el procedimiento sobre Lucía. Primero las tetas y los pezones, luego la vagina y finalmente el culo.

-Es una buena esclava. Creo que se podrán vender a buen precio las dos. Tienen buenos cuerpos, son jóvenes y muy obedientes. Esclavas, ¿Qué edades tienen?-

-28 años señor.- respondió Lucía.

-27 años señor.- respondió María.

-¿Qué tan buenas son con la mamada?-

-Son buenas las dos. Las chupan bien y se la ponen bien adentro. ¿Quiere probar a alguna de ellas?-

-No es una mala idea. Que me chupe esta de 27 años.-

Rolando sacó su polla y la acercó a la boca de María que ya la había abierto para recibirla. La introdujo en su boca y comenzó a acariciarla con la lengua y succionar las primeras gotas de semen. La polla se puso más y más dura y cuando estaba a punto de correrse, Rolando la retiró para hacerlo en la cara de María. Ésta la recibió sin inmutarse ni intentar limpiarse. Simplemente dejó su cara mojada con la leche esperando alguna orden.

Rolando no dijo nada y preparó su cámara para tomar las fotos. Tomó varias a cada una de las esclavas y luego le indicó a Martín que las bajara de la posición en que estaban para continuar con las fotos.

-La esclava puede lavarse. Las fotos que siguen serán con su cara limpia.-

Así tomó varias fotos más y prometió a Martín ver qué fotos enviaba a algunos posibles clientes.

-Me gustaría que las compre alguien del extranjero. Pagan más, especialmente si son para algún serrallo de oriente.-

-¿Las usarán para cogerlas o también para castigarlas?¿Tú qué sabes?-

-No sé muchas cosas pero generalmente las usan tanto como esclavas sexuales como para otras tareas que generalmente van acompañadas de algunos castigos corporales.-

Se despidieron, quedando en volverse a hablar cuando hubiera novedades. Lucía y María volvieron a sus celdas y fueron nuevamente encadenadas