Salidas
Salidas ********************************* Esa palabra tiene varias acepciones. Que sobresale en un cuerpo más de lo regular: Lugar por donde se sale: Que siente gran deseo sexual: ********************************* Es evidente que en este caso nos referimos a esta última acepción.
Lola y Marta mantenían la costumbre de relatarse las aventuras con todo detalle; desde niñas lo hacían y entonces se trataba de las típicas travesuras, en la adolescencia compartieron algo más llegando incluso a intercambiarse los “ligues” aparentemente sentaron la cabeza al entablar ambas casi al mismo tiempo una relación más seria con chicos de la pandilla y pensaron que al casarse perderían esa magia.
A pesar de que el noviazgo se hizo formal y se fueron a vivir juntos Lola continuó teniendo algunos líos aunque solo por mantener la forma como contaba a su amiga que unas semanas después le confesó que ella también necesitaba ese tipo de estímulos.
• Dos años después de la boda.
Chica no te creerás lo que me pasó este fin de semana; nuestros chicos se fueron al partido y tú a la casita de la playa con tu madre; así que el sábado acepté ir al cine con Pablo; aquel macizo de la empresa en la que trabajé el año pasado: lleva tiempo enviándome whatsapps y al fin le contesté y quedamos pero resultó ser un bocas, muy lanzado en público o por whatsapp pero en las distancias cortas no funciona; nos encontramos en la salida del metro y fuimos en su coche hasta el cine y por el camino no paró de hablar sobre la película los artistas y el director: faltó poco para que me bajara en un semáforo.
Al llegar al cine pensé que empezaría el juego pero ni siquiera es un caballero: la sala ya estaba en penumbra y en lugar de hacerme pasar delante fue él quien comenzó a avanzar por la fila de asientos hasta llegar a nuestras localidades; un tipo bien parecido que ocupaba la butaca contigua a la que Pablo me había dejado se levantó para facilitarnos el paso y no me pude resistir; me apoye en él restregándome contra su cuerpo y me pareció simpática la forma en que susurró rozándome el cabello.
Nos acomodamos y en unos instantes aparecieron las primeras imágenes; me acerqué a Pablo para facilitarle la tarea pero me apartó sin mirarme y colocando un dedo sobre sus carnosos labios que ansiaba besar me hizo guardar silencio. Estaba indignada y a punto de estallar cuando aquel tipo tomó mi mano con decisión y la llevó hacia su bragueta; miré de reojo y a duras penas pude distinguir lo que de inmediato tuve en mi mano; un falo impresionante; giré un poco la cabeza y vi que sujetaba su cazadora con la otra mano lo suficientemente alta para que nadie se percatara de lo que allí sucedía; sonreí por primera vez desde que comenzó la escapada y estuve acariciando ese prodigio hasta oírle suspirar; afloje en varias ocasiones y al fin le hice terminar; unas cuanta descargas contra el respaldo de la butaca fueron la única prueba que después de limpiarse con unos clínex también eliminó; estaba caliente como una perra pero sabes que no me gustan los escándalos y fue por eso que me dedique a ver la película sin más sobresaltos. Al terminar, como es lógico salió delante de nosotros y lo perdí de vista.
Pablo me haba dicho que después del cine iríamos a cenar: me llevó a una pizzería llena de adolescentes donde no había mesas libres; nos instalamos en la barra y me dijo que fuera mirando lo que me apetecía mientras iba al baño; noté unas manos en la cintura y un cuerpo apoyado en mi con el cipote contra mi culo y al girar la cara vi a aquel tipo que preguntó.
< ¿Nos vamos?>
Asentí y rodeó mi cintura con sus brazos y andamos con los cuerpos totalmente pegados; al salir a la calle dijo que si me daba miedo ir en moto tomaríamos un taxi: hacía más de un año que no montaba en una y acepté a condición de que me diera una vuelta por aquella carretera que tú y yo tan bien conocemos y que después me llevara donde quisiera.
La moto, una Honda CBR 650 es un trueno y como no llevaba ropa adecuada me ofreció una chaqueta de cuero que me venía grande pero olía a él; me espatarré para montarme detrás suyo y me abracé a ese cuerpo del que ya conocía las dos partes más importante; su ciruelo y una mente capaz de proponerme una escapada a la primera oportunidad sin saber si yo era una guarra calientabraguetas que habría organizado un escándalo o lo que realmente soy; una puta ávida de aventuras y sexo.
— en ese punto Marta hizo un mohín; ambas tenían por costumbre decidir dónde ir para sus encuentros y más cuando se trataba de la primera vez; pero su amiga la tranquilizó.
Se lo que estás pensando pero no hay de que apurarse; el chico es tan lanzado como correcto y además; antes de montar en la moto me preguntó si quería llamar a alguien de confianza para decirle con quien estaba y a donde iríamos pero con eso tuve suficiente. ¡Lo conocerás! Y estoy segura que me darás la razón en todo.
El paseo fue alucinante: conduce muy bien y en aquellas curvas llegó casi a rozar el suelo con la rodilla; paramos en el mirador y si no hubiera sido porque había una patrulla de la policía nos lo habríamos montado allí mismo.
Antes de comenzar a bajar le di la dirección de aquel hotelito al que llamamos “palacio del placer” y aunque insistió en pagar no lo consentí; le hice un guiño al recepcionista y me entregó uno de esos sobres con varios condones: no me fio de los que han estado en una cartera ni se sabe el tiempo.
En el ascensor comenzó la fiesta; es una fiera y me puso a mil antes de llegar a la habitación donde cambió de actitud para mejor; me desnudó con parsimonia acariciando y besando cada pedazo de piel en cuanto aparecía; me tumbó en la cama y me hizo sexo oral hasta hacerme llegar en dos ocasiones; cuando pude tiré de él y estuve jugando con su verga que estaba en todo su esplendor y comenzó a jugar al ratón y el gato conmigo; metía la puntita para retirarse a continuación repitiendo la operación hasta hacerme desesperar y exigirle que me poseyera.
• ¡Fóllame ya! Le grite, no había terminado de decirlo que con una terrible estocada metió su vástago hasta golpearme el cérvix arrancándome un lamento. Se quedó quieto al fondo y acariciándome la oreja con sus labios preguntó.
< ¿Te ha dolido? ¡Lo siento! en ocasiones, cuando estoy con una mujer tan ardiente como tu pierdo la conciencia de lo que tengo y entiendo que es un problema; trataré de adaptarme para que no te sea molesto>
Ese chico es un amor; le dije que había sido la sorpresa y le pedí que no fuera “delicado”.
Ya sabes lo bien que lo pasábamos con Lucio; pues la verga de Abel que así se llama es aún más espectacular.
Comenzó despacio pero con cada embestida parecía que me fuera a partir y aunque afloraron algunas lágrimas no fueron de dolor; rodee su cuerpo con mis piernas y así parecía que aun entraba más en mí; estaba en la gloria y por un instante pensé en ti aunque de inmediato volví a la realidad; ese salvaje me estaba destrozando y un primer orgasmo vino a premiar el esfuerzo pero es un sátiro y no aflojó; después de encadenar cinco orgasmos perdí la cuenta; en todo ese tiempo no dejó de sorber y mordisquear mis pechos y pezones por turnos que me dolían también pero no quería que lo dejara; fue mucho después que le oí decir.
Se lanzó en una cabalgada infernal y aquel orgasmo casi continuo se multiplicó por mil y llegué a perder el sentido unos instantes; al rato y con la mirada vidriosa le pregunté que me había pasado.
— Marta conoció esa sensación en una de sus escapadas el verano anterior aunque pensó que había sido a causa de la presión arterial.
Estábamos tendidos en la cama abrazados y le pregunté cómo se le había ocurrido abordarme.
< Si lo piensas bien fuiste tú quien comenzó. Dudo mucho que perdieras el equilibrio al pasar por delante de mí y te restregaras como esos gatitos que buscan calor humano; lo demás fue rodado aunque no sé qué escusa le darás a tu acompañante; no creo que le haya echo gracia no encontrarte donde te dejó>
Hasta el momento no había vuelto a pensar en Pablo.
• Es simple; le diré que se presentó mi cuñado y como no quería problemas en casa marche con él porque “había mucha gente” y no estaba dispuesta a esperar tanto por una pizza que podíamos comer en otro sitio.
Nos besamos como si no hubiera un mañana y al fin susurró.
Miré el reloj y le respondí sonriendo.
• Hace media hora que ha terminado el partido; mi marido y su amigo estarán yendo a un restaurante a cenar y después encontraran alguna putilla o pagaran para pasar un buen rato y no creo que lleguen a casa antes de las tres de la madrugada; así que aun disponemos de un par de horas si prometes llevarme de regreso a eso de la una.
Chica; ¡que dos horas más bien aprovechadas! Ese Abel es una máquina y al llegar a casa le propuse que nos viéramos el miércoles que es fiesta y nuestros chicos irán a por níscalos y pasaran la mañana fuera.
¿Quieres conocerlo? Te aseguro que te encantará.
Marta se abrazó a su amiga y le susurró al oído.
• Somos un par de putones pero ¡que nos quiten “lo bailao”!
© PobreCain