Saldando Cuentas (2)

Cuando dos personas son tan ardientes que se vuelve casi imposible apagarlas es necesario darles rienda suelta a lo que ambos sientan pues no saben cuando volveran a verse...

Saldando Cuentas ll Parte

Llenó de agua caliente la bañera, pero esta vez en lugar de echar las burbujas que ya se habían convertido en parte de nuestro ritual, las sustituyó por pétalos de rosas rojas y rosas, encendió unas velas aromáticas y puso una varita de incienso que plagaban el ambiente de un aroma intenso y agradable. Se dirigió posteriormente a la zona del dormitorio y puso en el reproductor de DVD el disco que yo llevaba en el bolso y que sabe que me pone los pelos de punta, todo parecía apuntar que habría una nueva escena plagada de pasión y sexo que dejaría la habitación oliendo a nuestro perfume una semana por lo menos.

Al escuchar la música reaccioné girándome en torno a él y mirándole con picardía, es como un hipnotismo lo que ese disco me transmite, mi serpiente baila al son de la música y hace que me pierda entre sus notas, no necesito mas insinuación que esa para que mi cuerpo reaccione inmediatamente y me caldee nuevamente las ideas si estas se encontraban frías, aunque claro, con Jorge a mi lado las ideas nunca se enfrían, es una droga que al inyectarla me da el subidón, pero el efecto se mantiene mientras le tenga frente a mi. Es darme cuenta y agradecer no ser su pareja real, porque terminaríamos matándonos un día de placer, ambos somos fuego y no podríamos pasar toda la vida ardiendo o terminaríamos por quemarnos, pero no puedo negar que un poco de fuego intenso de vez en cuando no viene pero que nada mal a ninguno de los dos.

Jorge se acercó hasta donde me encontraba y me extendió su mano, mirándome a los ojos, yo ya estaba para ese entonces sobre la cama bailando y moviendo la cadera de un lado a otro como lo hacen los gatos al andar, mis manos circulaban por mi cuerpo y como no paraba de moverme, Jorge empezó a excitarse nuevamente, por lo que se quedó un rato mirándome sin perderse nada, empezó a masturbarse mientras veía como me frotaba los pechos y luego llevaba mis manos hasta la vagina, le estaba encendiendo nuevamente, por lo que se acercó a mi lo más que pudo y tiró de mi mano pidiéndome que me agachase para cubrir mis ojos, cosa que sin dudar ni temer hice, me llevó en brazos hasta el jacuzzi, entramos juntos a la bañera con mucho cuidado de no caerse y lentamente me depósito en ella, al estar dentrote quitó la cinta de los ojos y yo me quede sorprendida de lo que veía, los pétalos flotando en el agua era un sueño que yo tenía ganas de realizar un día con alguien, pero la daba por perdida en mi imaginación y al encontrarme ahí dentro me sentí fenomenal, me sentí "ESPECIAL", nunca mejor dicho, Jorge se había tomado la molestia de tener ese detallazo conmigo e hizo que sacara de mi el lado mas tierno, no supe que decir, solo me acerqué hasta donde estaba sentado y me abracé a su cuello, sentándome de lado sobre sus piernas.

Gracias — Es lo único que se me ocurrió decirle, era un momento muy lindo y que no me esperaba de él, algo dentro de mi se removió y no me gustó, por lo que salí de mi asombro y le besé, no quería pensar, solo sentir, sentir lo que hace un momento: pasión, excitación, emoción, adrenalina, locura, así que descarté mi lado mas tonto y me prendí a su cuello con fuerza e introduje mi lengua dentro de su boca hasta el fondo, le tiré suavemente del pelo para hacer que su cabeza se hiciera un poco para atrás y le pasé la lengua por todo el cuello, llegando hasta las orejas, tiene un pelillo muy fino blanquecino que las hace muy suaves y suculentas, es imposible no comérselas lentamente; después le tomé del brazo y lo coloqué enfrente de mi y ahora él dándome la espalda aproveché la ocasión para dedicarle un tiempo a la parte trasera de su cuerpo, empecé por el cuello mientras con una mano acariciaba su cabello y con la otra su pecho, poco a poco fui bajando por todo lo ancho de su fuerte espalda y le iba dando pequeños mordisquitos que lejos de hacerle daño le provocaban placer, llegué lentamente hasta donde el agua me lo permitió, pues aunque hice el intento de seguir besándolo bajo el agua, la sensación del líquido dentro de la nariz no me gustaba en lo mas mínimo, por lo que descarte seguir por ahí, así que le pedí se pusiera de rodillas dándome nuevamente la espalda, él sorprendido me miró y aunque se lo pensó un momento no puso ninguna objeción.

Ahora le tenía dándome su hermoso trasero peludito en la cara, es ahí donde empecé a hacer virguerías con mis labios y mis dientes, mientras que con una mano le hacía una masturbación por delante con la otra le estrujaba suavemente sus nalgas, mis dientes se hincaban suavemente en su piel, no era mi intención lastimarlo, sino alterarle el cuerpo, le pasé la lengua por su ano, quería que se sintiera vulnerable, que temblara un poco. Sus gemidos no se hicieron esperar, tenía su pene a punto de estallar de gusto no sé si de la manoseada tan rica que le estaba dando o de pasarle la lengua por su lindo agujero, o el conjunto de todo ello, pero cuando se sintió débil se giró y se dejó caer sobre el agua.

Ven aquí cariño — Me dijo con unos sudores en la cara que le escurrían lentamente, estaba adorable, si hubiese tenido una cámara de fotos esa hubiese sido la imagen ideal. — Es mi turno, pues eres tú la que tiene que sufrir ahora —

Pues yo encantada de la vida corazón — Le dije en medio de una gran sonrisa y me abandoné a sus fuertes brazos, me recostó sobre la bañera, me tomo por las nalgas y elevó mi pelvis hasta la altura de su cara y es ahí cuando empezó a comerme el clítoris — ¡AAAAHHHHH! — Lo hacía tan bien, pues su lengua es especial; es suave, sensual y muy caliente, la movía en círculos perfectos, ahí sobraba cualquier consolador, esa lengua era uno en persona, después con sumo cuidado fue introduciendo uno de sus dedos bien lubricado con su saliva dentro de mi y empezó a meterlo y a sacarlo muy rápidamente, después introdujo uno mas y en un movimiento fuerte los metió hasta el fondo, creí que me mataría en ese instante, pues sentí sus dedos tan adentro que me dolió e hizo que me estremeciera, no sabía por que ese dolor me hacía disfrutar tanto. — Me duele — le dije.

¿Pero te gusta? — me preguntó sin sacar los dedos dentro de mi.

Si, me gusta mucho, pero también me duele —

¿Quieres que siga así o mas despacio —

Vuelve a empezar mas despacio y poco a poco aumenta tu fuerza — Le pedí con la voz entrecortada.

Muy bien cariño, yo hago lo que tu me digas — Y así fue, saco los dedos y los volvió a meter lentamente, con suavidad y poco a poco los fue introduciendo mas y mas; conforme a esto iba subiendo la intensidad de su fuerza, note como unos temblores me iban subiendo por las piernas y creí que de un momento a otro se me soltaría el brazo con el que me sujetaba de la bañera, él notó que estaba llegando y tuvo precaución de no dejarme caer, actúo rápidamente y me colocó sobre de él, me puso en posición y empezó a moverse fuertemente para que mi orgasmo al cual ya había llegado, se ligara a otro mas intenso, y así fue, la sacudida que me pegó hizo que me quedara nuevamente sin fuerzas sobre su pecho, creí que moriría en ese instante. Eran muchos los minutos tan intensos que había pasado, que creí que no podría detenerme en pie cuando saliera de aquella bañera.

¿Cómo estas? — Me preguntó mientras me enderezaba la cara con su mano para mirarme a los ojos y saber si aguantaba un poco más o no.

Estoy muy cansada cielo. He intentado pagarte todo lo que te debo en un solo día, pero me es ya imposible, haces que el alma se me escape y no quiera ya volver a mi, estoy sin fuerzas —

Muy bien, te comprendo, solo quiero pedirte un último esfuerzo, ayúdame a irme en tu boca — Me decía esperando que aceptara.

O. K. será todo un placer — Le respondí mientras nos enderezábamos para salir de la tina y dirigirnos nuevamente a la cama, ahí se quedó de pie y yo me arrodillé frente a él a la altura de su entrepierna y poco a poco empecé a comerle su deliciosa polla de la forma que a él tanto le gusta, empecé despacito, suave, cariñosamente y después fui sintiendo como el ímpetu de sus gemidos iban inundando mis oídos y mi cerebro, con lo cual me concentré en lo que él sentía y me puse en su lugar, imaginando lo que él deseaba a cada instante, por lo que llevé mi mano a sus testículos para acariciarlos suavemente y con la otra le acariciaba su trasero apoyándome de vez en cuando para hacer que mi boca abarcara todo su miembro, era difícil tragármelo entero, pero lo intenté varias veces, sabía que así le gustaba a él y por ello no cesé de hacerlo, movía mi cabeza para un lado y para otro, sacaba la boca del todo y la volvía a meter, lento y luego más rápido, me esmeré en que llegara a un orgasmo muy intenso que le dejara definitivamente sin fuerzas por esa noche, y no tardé mucho en desearlo cuando sentí como su pene se iba contrayendo y al poco unos chorros calientes se dispararon dentro de mi boca, Jorge al sentirlos me tomó de la cabeza y me inclinó ligeramente hacia atrás, para terminar de correrse en mis pechos, los cuales dejó bañados de semen. — Guauuuuuuuu — Aquella sensación de calor que dejaba sobre mi era realmente encantadora, era como sentir una lluvia ligera muy cálida y espesa, escuché a la par sus gemidos de inmenso placer que me avisaban que ese sería el último orgasmo de la noche, pues acto seguido se dejo caer de espaldas sobre la cama mientras yo me quedaba encima de su pene para chuparle los restos de semen que quedaban, posteriormente me incorporé y fui al cuarto de baño para limpiarme la cara y el pecho, a los pocos segundos volví a su lado y me acosté sobre su pecho abrazándolo con una mano y una pierna, del mismo modo que suelo abrazar mi almohada por las noches. — Hola — Le dije mirándole a los ojos.

¡Hola!, me has dejado muerto por hoy —

Esa era la idea ¿no, pues tú has hecho lo mismo conmigo — Le dije y después besé su mejilla y me recosté nuevamente en su pecho.

¿Quieres dormir esta noche a mi lado? —

Si —

Pues acompáñame al baño para ducharnos y luego volvemos a la cama— Y así fue, nos incorporamos y nos duchamos mutua y cariñosamente entre besos y caricias ya sin llegar a nada más volviendo a la cama con muchas ganas de descansar y de dormir muy relajadamente.

Buenas noches corazoncito — Me dijo y después me dio un tierno beso en la frente como a una niña

Buenas noches, que descanses— le respondí en medio de una mirada cariñosa.

Ambos nos quedamos dormidos muy juntitos y desnudos, estábamos expuestos a ser atacados el uno al otro por la madrugada si alguno se despertaba, pero ese era un riesgo que habría que correr