Sala de Juntas convertida en Sala de Lactancia
La curiosidad de un empleado al pasar por el pasillo donde quedada la Sala de Juntas de la empresa hizo que se produjera una situación inesperada pero muy agradable e inolvidable.
Sala de Juntas convertida en sala de lactancia
¡¡¡CRACK!!!
‘¿Qué ruido fue eso’, se dijo Gary Tomson, mientras pasaba por delante de la puerta cerrada de la sala de juntas en su camino hacia el cuarto de las fotocopiadoras.
El largo pasillo estaba vacío, ya que la mayoría del personal había salido a almorzar y Gary se preguntó quién podría estar en esa sala vacía a esa hora.
Quienquiera que fuera, estaban haciendo gran ruido allí, así que Gary acercó la oreja a la puerta, escuchó por unos momentos y luego giró lentamente la manivela y entró en la sala supuestamente vacía.
Lo que vio lo dejó completamente anonadado y durante varios segundos se quedó allí, quieto, boquiabierto y absolutamente incapaz de hablar... Luego cuando reaccionó dijo:
- "Lo-lo-lo siento... Escuché cómo un cristal que se rompió y sólo quise comprobar que todo estaba bien!", tartamudeó Gary con la cara roja.
La razón de todo estaba en una mujer sentada en una silla de respaldo recto junto a una especie de artilugio con tubos conectados a sus pechos... Era la secretaria, Britt Wilkens con sus pechos expuestos.
- "Gary, como sabes tengo un bebé y cada cuatro horas, más o menos, tengo que ordeñarme los pechos y guardarlo en un tarro para más tarde dárselo con biberón... Pero ahora estoy teniendo todo tipo de problemas con esta estúpida máquina, y acabo de tirar un tarro cristal lleno de leche al suelo... Nada parece que me está saliendo bien hoy", respondió.
Gary estaba escuchando lo que le decía, pero sus ojos estaban clavados en las magníficas tetas que brotaban del delgado pecho de Britt.
Gary recordó cuando su esposa, Sheila, estaba embarazada, pero incluso en su mejor día, sus pechos no podían compararse con las increíbles mamas de Britt.
"¿Crees que podrías arreglar mi extractor de leche?... Parece que ha dejado de funcionar y me empiezan a doler los pechos por toda la leche que tengo acumulada", preguntó ella con seriedad.
"Lo puedo intentar... Nunca antes había manipulado un extractor de leche, pero voy ha echarle un vistazo!", balbuceó Gary.
Cuanto más se acercaba al pecho de Britt, más dura se le ponía su polla... Gary esperaba que ella no se diera cuenta.
- "Veamos qué tenemos aquí", dijo, mientras comenzaba a revisar los tubitos que iban desde los pezones hinchados oscuros de Britt hasta la unidad de bombeo.
Después de un minuto o dos de examen, Gary dijo:
- "Ya veo cuál es el problema... Hay una pequeña grieta en este tubito de succión... ¿Lo ves?"
Britt se inclinó hacia adelante para ver mejor el tubito y, en el proceso, sus tetas se movieron de un lado a otro, lo que hizo que Gary soltara un gemido que ella sin duda escuchó.
"Aquí está... Esa pequeña grieta impide que la máquina succione, lo que a su vez no permite que la leche salga de tus pechos", dijo Gary en voz baja.
"¿Qué voy a hacer?... Tengo que sacar leche de mis pechos que me están empezando a doler”, dijo Britt con una voz a medias llorona.
"Bueno, vas a tener que cambiar ese tubito... Hasta entonces no va a funcionar la bomba... Lo siento", respondió Gary.
Gary se dio la vuelta y estaba a punto de irse cuando Britt le preguntó:
- "¿Crees que podrías ordeñarlos para mí... Una vez en casa durante un apagón de luz, mi esposo me los ordeñó lo suficiente como para quitarles la presión que tenían?"
Gary se quedó mudo ante la solicitud, pero tan pronto como se dio cuenta de que ella hablaba en serio, se acercó a ella y cogiendo una silla se puso al lado de Britt y le preguntó:
- "¿Cómo los ordeñaba tu marido?"
Britt se quitó las dos ventosas de sus pezones, puso un frasco de vidrio debajo de uno de ellos y con su mano libre le mostró a Gary cómo sacar la leche de su pecho.
- "Mira, aprietas suavemente justo por encima del pezón y tira de él un poco hacia afuera, y ya está... La leche sale a chorros... Ahora, házmelo tú... Inténtalo", le ordenó.
Con manos temblorosas, Gary cogió uno de los pezones de Britt y, usando la misma técnica que ella acababa de demostrar, comenzó a extraer la leche de su pecho!.
- "Es fácil... Creo que te voy a ordeñar bien", le dijo emocionado.
Britt se reclinó en la silla y se relajó mientras Gary trabajaba en sus pechos al tiempo que le preguntaba:
"¿Te estoy lastimando?", queriendo asegurarse de que todo estaba bien.
"Oh, no, al contrario, tus dedos los siento de maravilla, mucho mejor que este sacaleches", respondió ella.
Gary continuó ordeñando a la joven, aún sin poder creer que ella le estaba permitiendo estirarle los pezones de su espectacular pecho, pasando de un pecho a otro y dándole a cada uno un descanso de los constantes tirones y apretones.
Estaba a punto de preguntarle a Britt cuánto más necesitaban extraer cuando escuchó el inconfundible sonido de una mujer sexualmente excitada... Ella, con los ojos cerrados, había dado un suave gemido e inconscientemente presionó sus muslos... Todo ello, seguros indicadores de que estaba muy excitada.
Lamiéndose sus labios, que ahora estaban muy secos, Gary decidió arriesgarse y sin siquiera preguntar, se inclinó y se metió un pezón oscuro en su boca.
- "Oooh... Lo haces muy bien", gimió Britt,
‘¡Ostras!... No creo que esto me esté pasando’ , pensó Gary mientras sorbía en el pecho de Britt.
- “Gary, querido... Chupa un poco más de leche de mis pezones... Me calienta mucho amamantar a un hombre", le dijo suavemente.
Gary no necesitó otra invitación... Utilizando sus labios y su lengua, chupó con fuerza el pezón hinchado e increíblemente su boca se inundó con una dulce leche de tetas.
Britt siseó en voz alta mientras amamantaba cada vez con más ganas por lo caliente que estaba y le ofrecía alternativamente sus dos pezones oscuros.
- "Gary, ¿me harías un favor?", le preguntó de nuevo
A estas alturas, Gary habría caminado sobre brasas para esta perra de grandes tetas, y se apartó lo suficiente para decirle jadeando:
"Lo que sea... Lo que sea, Britt.”
"Gary, cariño, mi coño está muy húmedo y tú chupas muy bien... ¿Podrías chuparme el coño?"
Gary, ahora delirando de lujuria, ni siquiera respondió, sino que metió la mano debajo de la falda de Britt y le quitó las bragas rosas de encaje, mientras que la perra de grandes tetas gimió de nuevo, abriendo las piernas y diciéndole con voz suplicante:
- "Por favor, Gary, lame mi coño... Lámelo."
El aroma almizclado del coño mojado llenó las fosas nasales de Gary lo que por supuesto tuvo el efecto inmediato en su polla que se puso tiesa como una barra de acero.
El coño de Britt era una masa de vello púbico negro enredado con un par de labios de color rosa brillante corriendo justo en el medio.
Gary husmeó por el lado exterior del coño mientras saboreaba el dulce olor de una vagina excitada... Britt retorcía su culo, tratando en vano de que Gary entrara en contacto con su clítoris tieso.
Él se esperó unos segundos, antes de enterrar su lengua profundamente en su orificio vaginal y poco después, su lengua comenzó a lamerle su clítoris y darme mucho placer.
Britt arqueó la espalda, cogió sus pechos con sus manos y se los apretó... Segundos después tuvo un orgasmo demoledor.
- "Oooh, Gary... Eres el mejor chupador de clítoris que he tenido nunca... Me calientas sin parar", gimió ella en voz alta.
Gary disfrutó mucho, haciendo de que su orgasmo se conectara con otro y otro, antes de que él retirara la boca de su coño.
- "Gary... ¿Me la enseñas, por favor?!", preguntó Britt casi sin aliento por lo agotada que estaba.
Gary se puso de pie de un salto y con manos temblorosas se abrió los pantalones y extrajo sus veinte centímetros de polla gruesa.
- "Oooh, Gary... Qué gran erección... ¿Puedo chuparla, por favor?", le pidió Britt en voz baja.
Gary se acercó, para que Britt no tuviera que estirarse, y segundos más tarde la cabeza de su polla estaba rodeada por la boca más suave y dulce que jamás había sentido... Jadeando le dijo:
- "Chúpala más fuerte, Britt."
Parecía que su boca se aceleraba y la polla de Gary estaba recibiendo la chupada de su vida.
Mirar su cara dulce e inocente, su enorme pecho y su entrepierna bien abierta fue demasiado para Gary, y la única advertencia que recibió Britt fue un gemido bajo que fue creciendo hasta que sus bolas vaciaron su esperma en su boca chupadora.
Cuando su semen estalló en su garganta, ella alcanzó su coño, y con dos o tres golpes rápidos y duros en su clítoris, tuvo otra corrida que coincidió con la de él.
Todo lo que Gary pudo decir fue, ‘ Oooh ’, mientras Britt se quedó quieta saboreando la sensación de su tercera corrida, que aún latía en su ingle.
Gary volvió a meterse la polla en los pantalones y le dijo:
- "No te olvides de cambiar ese tubito, y creo que entonces tu bomba funcionará bien."
Ella giró la cabeza para mirarlo y respondió dulcemente:
"Mmm, lo haré, pero creo que será mejor que lo compruebes mañana para asegurarte de que funciona... ¡Vale!”
"Síiii... Buena idea... Lo comprobaré todo... Absolutamente todo", respondió Gary sonriendo.
Y al día siguiente, al otro y todos los días de trabajo, la sala de juntas pasó a ser para ellos, la sala de lactancia, de lactancia mutua, como una simbiosis... Britt le ofreció sus pechos para darle su leche y en agradecimiento Gary le ofreció su polla para darle la suya, aunque ella siempre ganaba al ofrecerle su coño para que se lo lamiera hasta correrse.
F I N