Sakura y el Señor Ito (5)

Termina la historia de Sakura y el Señor Ito, o empieza, según se mire (con fotos de Sakura, esta vez sí)

La furgoneta siguió el largo viaje por serpenteantes carreteras con su cargamento humano. Tras abusar de todas sus compañeras, el guardián se fijó por fin en Sakura y tras meterle mano le pidió una felación a lo que la chica accedió tras intentar aclarar inútilmente de qué iba aquello.

Sakura ya no pudo decir más, pues el tío se la metió hasta dentro y literalmente se la folló por la boca con bastante brutalidad. Esta vez, la joven se avergonzó de que ese hombre la usara como un objeto delante de las demás. El cerdo del guardián ni siquiera se preocupó de si a ella le gustaba. Aquello fue un mete-saca rápido terminándole dentro de la boca y obligándola a tragarlo todo. Casi no le dejó ni escupir, pues le puso la ballgag casi de inmediato.

No era difícil adivinar que su jardinero la había enviado a otra pequeña aventura sádica, pero, ¿en qué consistía?

Una vez se hubo aliviado con ella, el guardián terminó de preparar a las mujeres volviendo a abotonarles las camisas, arreglándoles las ropas y poniéndoles un antifaz a cada una que les impedía completamente la visión.

El viaje aún duró un buen rato pues la furgoneta se dirigía a una zona bastante aislada y recóndita de las montañas.

En aquella oscuridad, Sakura perdió completamente la noción del tiempo de manera que cuando llegaron a su destino ya no sabía si era de día o de noche.

En realidad era de noche, y aquello debía ser un bosque pues hacía frío y se oía el viento que agitaba las hojas de los árboles. Por lo demás el silencio era total. A la llegada de la furgoneta debieron acudir otros hombres que ayudaron a las chicas a salir del vehículo y las condujeron a ciegas hacia su destino.

La joven Sakura y sus compañeras tenían miedo y frío, mientras caminaban apresuradamente atenazadas por los brazos sólo podían oír sus propios pasos y jadeos de cansancio. De hecho, esos hombres no dijeron ni una palabra en todo el trayecto, sino que se limitaron a cumplir diligentemente su cometido.

Tras casi media hora caminando a oscuras por el bosque, entraron finalmente en un interior e inmediatamente las llevaron hasta una sala donde debía haber bastante gente a juzgar por los murmullos.

  • Ahí están las candidatas, ¡por fin!. Oyó que decía uno.

  • Muy bien, que se quiten la ropa, queremos verlas desnudas, pero que lo hagan una a una.

Sakura estaba nuevamente avergonzada, parecía haber mucha gente allí delante y le daba pánico desnudarse delante de gente desconocida.

De repente unas rudas manos cogieron a Keiko y la hicieron adelantarse, entonces le soltaron las esposas y una voz le susurró

  • Desnúdate, pero hazlo despacio.

Keiko afirmó con la cabeza y poco a poco se fue desabotonando la camisa. Cuando se la abrió del todo la dejó caer al suelo y se oyó un murmullo de aprobación, lo mismo ocurrió cuando ella misma se dio la vuelta y se quitó la falda.

Al oír aquello, Keiko sintió una repentina vergüenza de exhibirse desnuda e hizo ademán de taparse con las manos.

-¡Las manos en la nuca, abre bien las piernas y date la vuelta!, oyó que le ordenaban bruscamente.

  • Ahora estira los brazos,.... así muy bien, ...ahora el cuerpo,... más, más.

La joven obedeció y tras un rato de exhibirse a ciegas y de oír cuchicheos sobre sí misma, le dejaron que se quitara el antifaz.

  • Bienvenida, ¿cómo te llamas?.

  • Keiko.

  • ¿Cuantos años tienes?

  • Dieciocho

  • Pareces más joven, ¿habéis comprobado si es mayor de edad?

  • Sí, tiene todo en regla.

  • Muy bien Keiko, estás admitida. Es la primera vez que estás aquí. ¿Sabes lo que pasará mañana?

  • Sí, me hago una idea.

  • ¿Y a pesar de eso estás dispuesta a seguir adelante?

  • Sí señor.

  • Sabes que a partir de aquí ya no hay marcha atrás, si te resistes tendremos que obligarte y tus ruegos no te servirán de nada.

  • Lo sé señor

  • Muy bien, procederemos mañana por la mañana a primera hora, esta noche dormirás desnuda y atada en las mazmorras.... para que te vayas preparando......, pero no serás castigada ni nadie abusará de ti por el momento, ¿de acuerdo?.

  • Gracias señor.

A Keiko la cogieron dos guardias y tras volver a atarle las muñecas y los codos a la espalda se la llevaron a las mazmorras.

Las siguientes fueron las colegialas que tras desnudarse también fueron admitidas y se les hicieron las mismas preguntas y consideraciones. Por contra la chica que estaba atada en el suelo de la furgoneta y la otra, fueron rechazadas. Las dos lloraron amargamente y la primera lamentó que sería duramente castigada por su dueña si no la dejaban participar, quizá incluso su ama la rechazara y echara de su lado. Sin embargo, aquellas personas no hicieron caso alguno de sus ruegos, le soltaron sus ataduras, le dieron unas ropas y volvieron a llevarlas a las dos a la furgoneta.

La última en pasar el examen fue Sakura. Cuando alguien la empujó ligeramente hacia adelante la joven vaciló unos momentos. Estaba temblando y no entendía nada de aquello. Alguien le dijo entonces que lo hiciera sin miedo y ella empezó a desabotonarse la camisa. Aunque no lo hizo a posta, el hecho es que se desnudó muy despacio y cuando mostró su torso el murmullo de admiración fue, si cabe, mucho más intenso.

  • Qué magnífico ejemplar, dijo uno, y automáticamente Sakura cruzó los brazos por delante, roja de vergüenza.

  • No tengas miedo y muéstranos los pechos, pequeña.

Tímidamente Sakura levantó los brazos y los puso en la nuca, descubriendo sus pechos completamente erizados de excitación.

  • Qué delicia de criatura, que se lo quite todo, ¡vamos!.

Sakura obedeció al momento y nuevamente sus encantos maravillaron al público.

  • Estira los brazos, así, más arriba, ¡qué bonita es!.

  • Por supuesto estás admitida, preciosa, quítate el antifaz.

Cuando fue capaz de ver algo, Sakura sólo pudo distinguir siluetas pues una luz intensa le daba de lleno. Lógicamente se puso una mano delante de la cara.

  • ¿Cómo te llamas?

  • Sakura

  • ¿Estás dispuesta a continuar?

  • No, no sé a qué se refiere, ¿continuar qué?

  • ¿Qué va a ser? La crucifixión.

  • ¿Qué?

  • La crucifixión, mañana a primera hora os llevaremos ahí fuera y seréis crucificadas, a eso has venido, ¿no?

Sakura se quedó sin habla y se le puso toda la piel de gallina.

  • Vais,.... ¿vais a crucificarme?

  • ¿Lo harás, si o no?

  • Sí, sí, por supuesto.

La joven no sabía qué contestar pero finalmente dijo que sí entre escalofríos, ¿qué otra cosa podía hacer?.

  • Está bien lleváosla con las otras, tampoco serás castigada esta noche pero tendrán que atarte para evitar que te masturbes.

A Sakura le volvieron a atar las manos y los brazos y fue conducida a un sótano oscuro y frío donde habían encerrado a otras veinte mujeres en celdas individuales. Todas estaban desnudas y las habían atado las manos a la espalda para evitar que se "tocaran" durante la noche. Sin embargo, con ella tuvieron un problema pues no quedaban celdas libres. De este modo, los guardias decidieron encerrarla con Keiko.

Los hombres se marcharon tras cerrar la verja de hierro y las dos jóvenes se quedaron a solas. Ambas se situaron en los extremos opuestos de la celda e hicieron un ovillo con su cuerpo manteniendo las piernas cerradas y dobladas para ocultarse lo más posible la una a la otra. De todos modos, no paraban de mirarse. A Sakura le pareció que Keiko tenía un cuerpo muy bonito y se excitó de estar también desnuda en su compañia.

Fuera de las celdas estaba oscuro, sin embargo, cuando sus ojos fueron capaces de distinguir algo, Sakura se dio cuenta de que aquello debía ser una cámara de tortura o algo así, con un enorme potro en el centro.

  • Keiko, ¿qué nos van a hacer mañana?, se atrevió a decir de pronto en voz baja.

  • Ya te lo han dicho

  • ¿Es verdad? ¿nos van a crucificar?

Keiko afirmó con la cabeza y Sakura sintió como un mareo, casi como si estuviera experimentando un orgasmo.

  • ¿Y qué, y qué más?, ¿usarán clavos?

  • No, no te asustes, es sólo bondage, nos atarán a la cruz con cuerdas y nos dejarán colgadas varias horas, supongo que hasta que no podamos más, luego nos bajarán y podremos volver a casa. Esta,... ésta va a ser mi primera vez.

  • ¿Tienes miedo? Preguntó Sakura muy excitada.

  • Sí, tengo mucho miedo, pero sobre todo estoy cachonda.

  • ¿A ti también te envía tu amo?

  • No, yo no tengo amo, estoy aquí porque quiero. Vi una página en internet que solicitaba a mujeres que quisieran ser crucificadas voluntariamente y entregarse como esclavas un día entero. Me costó mucho decidirme, ¿sabes?, me he echado muchas veces atrás. Pero ahora sólo quiero que lo hagan de una vez, esta espera me mata.

Mientras hablaba, Keiko fue relajándose y cambiando de postura. Sakura pudo así ver mejor su cuerpo y ella misma se relajó por momentos. Keiko era menuda pero muy bonita y debía tener una piel fresca y suave.

  • A mí me ha enviado mi amo, pero no me arrepiento, ahora que lo pienso yo misma se lo pedí. También estoy muy cachonda pues sueño desde niña con esto, lástima que nos hayan atado las manos, si las tuviera libres me gustaría acariciarme.

Keiko comprendió la indirecta.

  • ¿Quieres decir que quieres...? quizá yo pueda....

Sakura era algo más lanzada, pues tras decir que sí con la cabeza, se acercó a su compañera de rodillas. Keiko se retrajo al principio, pero Sakura fue tan dulce con ella que poco a poco cayó .... Las dos acercaron sus rostros y empezaron a besarse en la boca, primero piquitos cortos, luego un poco más largos, con los labios húmedos y después sacaron a pasear la lengua lamiendo la una contra la otra con los ojos cerrados. Sakura tomó entonces un papel más activo. Nunca lo había hecho con una chica, pero Keiko le pareció muy agradable con esa cara de muñequita y ese cuerpo menudo....

Tras besarla un poco en los labios y la boca siguió besándola y lamiéndola por todo el cuerpo de tal manera que inconscientemente Keiko fue deshaciendo el ovillo para facilitar su labor.

En unos minutos las dos estaban retozando sobre el colchón sucio que les habían dado para dormir y como tenían las manos atadas utilizaron sobre todo su boca y su lengua para darse placer la una a la otra.

Keiko cerró los ojos y tuvo que hacer un esfuerzo por no gritar ni gemir cuando Sakura siguió lamiéndole todo el cuerpo al igual que hacía con Ito. Lentamente Keiko ofreció sus pechos como si quisiera dar de mamar con ellos y Sakura se los chupó con avidez y les dio unos insistentes mordisquitos que casi le provocan un orgasmo. Después siguió lamiéndola por el torso haciéndole cosquillas con su lengua juguetona.

  • ¿Sabes?, dijo Keiko suspirando de placer, -Nunca había estado con una mujer.

Sakura se limitó a sonreirle para seguir con su dulce trabajo, Keiko se tumbó en el colchón y ofreció su entrepierna abierta a su compañera de celda.

Inmediatamente Sakura inició un lento y sabroso cunnilingus que duró más de diez minutos.

Aunque Keiko tenía novio, él nunca se lo había comido tan bien así que la muchacha creyó oir música celestial con la cara de Sakura ahí abajo lame que te lame. Se abandonó al placer y el orgasmo le llegó muy poco a poco.

  • Así, así, qué gusto, así, sigue, sigue por favor, me,... me corro, me corroooo.

La joven Keiko se sacudió y estremeció durante su orgasmo mientras Sakura enterraba literalmente su cara entre los labia exteriores y no paraba de chupar. Una vez calmada, Sakura restregó su cuerpo cálido y sudoroso con el de Keiko y ambas se besaron apasionadamente. Tras un rato de lamerse sus labios y lenguas ávidamente, y con todo el cuerpo húmedo de sudor, babas y otros flujos, Sakura se puso en cuclillas y colocó su coño mojado y muy caliente sobre la cara de Keiko.

La joven dudó un momento pero entonces su lengua se puso a acariciar la cálida y sedosa piel del coño de Sakura.

Ésta cerró los ojos y se puso a suspirar de gusto.

El resto de las esclavas pudo oír perfectamente a las dos jóvenes hacer el amor y se acercaron a las rejas de sus celdas muertas de envidia y deseo, podían haber llamado a los guardias, pero ninguna dijo nada, sino que se quedaron allí escuchando.

Keiko siguió y siguió devolviéndole el favor a Sakura con su lengua, sin prisa pero sin pausa y no se conformó con el coño sino que también le lamió el ano.

Mientras alcanzaba poco a poco su orgasmo, Sakura se puso a recordar todas las fantasías de crucifixión que había plasmado en sus relatos y que a la mañana siguiente se harían por fin realidad, eso le ayudó mucho a llegar.

El resto de la noche, las dos jóvenes la pasaron tendidas una junto a la otra. Aún hicieron el amor un par de veces, pero no pegaron ojo contándose intimidades y fantasías.

Unas horas después Sakura pudo ver la luz del amanecer colándose por un ventanuco y el corazón le empezó a latir más aprisa pues eso significaba que pronto vendrían a buscarlas. Efectivamente en unos minutos la puerta se abrió violentamente y varios guardianes entraron dando órdenes a gritos.

  • Arriba, vamos, todas arriba, ha llegado la hora.

Les abrieron las celdas y a empujones y tirándoles del pelo las sacaron de ellas. Después les obligaron a salir a un exterior. Eso lo tuvieron que hacer corriendo y como no les soltaron sus ligaduras algunas tropezaron y otras incluso cayeron al suelo ganándose unos cuantos latigazos y puntapies. Sakura y Keiko también corrieron teniendo cuidado de que no las separaran. Entre gritos y jadeos llegaron finalmente a un cobertizo en cuyo interior había unas duchas.

Todas las jóvenes fueron colocadas contra una pared y allí las enchufaron por turno con una manguera de agua helada a presión. Las chicas gritaron y se quejaron por la violencia del impacto del agua pero no pudieron hacer nada por evitarlo. Luego de unos minutos y tras remojarlas bien de arriba a abajo, las hicieron pasar una a una a una habitación aparte.

Allí unos guardias brutales se encargaban de limpiarlas con cepillos de cerdas duras y jabón desoyendo sus lloros y protestas. Tras cepillarlas bien, las obligaban a agacharse y les introducían un enema por el ano con una enorme jeringa de plástico. Lo del enema era absolutamente necesario pues no querían que ninguna se cagara cuando estuviera en la cruz.

Aquello fue otro episodio humillante, pues Sakura, como las demás se vio obligada a vacíar su vejiga e intestinos delante de todos, entre las risas y burlas de los guardianes y las miradas asqueadas de sus compañeras. Tras evacuar toda el agua sucia, aún les esperaba un aclarado a presión realizado con una pequeña pistola de agua bien metida en el coño y después en el ano.

Finalmente los guardianes volvieron a sacarla al sol y la llevaron brutalmente hasta unos postes horizontales con grilletes a más de dos metros de altura. Allí le soltaron las cuerdas y la volvieron a atar con los brazos en alto tan estirada que sólo llegaba con las puntas de los pies al suelo. Por último la amordazaron con una ballgag y le dieron un último manguerazo de agua fría.

Desnuda, empapada y tiritando por el aire frío de la mañana, la joven quedó colgando de los brazos junto a sus compañeras. Un par de minutos después trajeron a Keiko y la colgaron a medio metro de ella. Las dos se miraron muertas de deseo. Sería por el frío pero las jóvenes tenían sus pezones y su sexo tiesos y excitados.

Tras un rato, allí estaban las veinte mujeres colgando en fila y secándose al sol. Aquella semana se habían presentado cerca de cincuenta candidatas, pero más de treinta fueron rechazadas y sólo aceptaron a las de mejor físico. Podemos imaginarnos el efecto que le produjeron a Sakura esas veinte bellas jóvenes completamente desnudas, colgando de sus brazos aún empapadas esperando a que empezara el lúbrico espectáculo.

Entretanto, los guardias las dejaron en paz y se pusieron a montar las veinte cruces de madera, delante de sus ojos. Y así estuvieron una hora esperando a que llegaran los invitados.

En ese momento, Sakura no lo sabía pero los invitados eran en realidad ricos hombres de negocios que producían y financiaban todo aquello sólo para tener el placer de gozar de aquellas jóvenes masoquistas.

A medida que fueron llegando, los hombres inspeccionaban adecuadamente a las mujeres como si fueran ganado, tocándolas y acariciándolas donde querían y haciendo comentarios sobre su cuerpo. Sakura vio impotente cómo se acercaban a ella tres hombres maduros de la edad de su padre y se ponían a tocarla sin ningún miramiento aprovechando que estaba atada.

La bella joven cerró los ojos sintiendo mil manos ávidas de deseo sobre su cuerpo, recibiendo las caricias con placer y sin disgusto. Por si todo aquello no le estuviera poniendo suficientemente cachonda, pronto empezaron a comprobar si sus agujeros estaban limpios y le introdujeron los dedos por el coño y por el culo.

Ignorando el orgasmo que le produjeron con sus insistentes manejos, los tres hombres se pusieron a discutir si Sakura era o no virgen por detrás no pudiendo llegar a ninguna conclusión.

Finalmente, tras inspeccionarlas adecuadamente los hombres se fueron y los guardianes empezaron a descolgar a las chicas.

A todas las mujeres las ataron con un elegante y artístico Shibari. Los artistas de la soga se inspiraron en las curvas y formas de cada mujer y en el caso de Shakura y Keiko aprisionaron sus pechos apretándolos por la base y lo hicieron tan fuerte que los dejaron como dos esferas brillantes, con los pezones empitonados y de un color ligeramente azulado.

Mientras la ataban Sakura sintió un placer inmenso, las sogas hábilmente manejadas le restringían los movimientos y apretaban ciertas partes de su cuerpo haciendo que aumentara su sensibilidad al tacto, sin embargo, en un momento dado la joven puso gesto de terror: una cámara lo estaba grabando todo.

A esa misma hora en Tokio, el Señor Ito se encontraba frente al ordenador, pues en pocos minutos iba a empezar el espectáculo en vivo. El hombre accedió a la página web y en un segundo apareció en la carátula una chica crucificada en el momento en que un látigo impactaba en sus pechos. La joven mostraba un elocuente gesto, pero Ito nunca acertaba a interpretarlo correctamente. ¿Era un gesto de dolor, o esa chica se estaba corriendo?. Inmediatamente y muy excitado entró en la zona de miembros. Por supuesto, y dado que había enviado a su esclava gratis le dieron una membresía.

El espectáculo en vivo estaba a punto de empezar. Ito se sacó el miembro y empezó a masturbarse, ¿vería pronto a su querida Sakura?

Los guardias empezaron a traer a las muchachas a presencia de aquellos hombres ricos que en ese momento disfrutaban de un refrigerio. Todas estaban atadas mediante complejos bondages de cuerdas, desnudas y amordazadas. Con brusquedad las fueron colocando en una fila arrodilladas y la cámara hizo un travellin lateral para mostrar bien a todas las esclavas por delante.

El señor Ito se emocionó al ver a Sakura que era de las últimas de la fila. La joven mostraba un gesto de desesperación muy convincente y aunque hizo lo posible por ocultar su rostro, un guardián le obligó a mirar a la cámara cogiéndola del cabello y ella lo hizo respirando agitadamente. Si eso lo grababan sería público y su padre podría verla, la muchacha estaba aterrorizada, pero como tenía la mordaza puesta no podía decírselo a nadie.

  • Muy bien esclavas,- un hombre empezó a hablar-, estáis aquí voluntariamente porque sois unas sucias masoquistas, por eso sufriréis el suplicio de la cruz como castigo, pero antes, recibiréis unos latigazos y os ocuparéis de nuestras pollas como se debe.

La mayor parte de las jóvenes siguió con la cabeza baja tras oír aquello. Seguramente muchas sintieron cómo su entrepierna se mojaba de placer ante lo que les iba a pasar.

El hombre señaló a la primera y ordenó que empezaran por ella.

Dos guardianes la cogieron y se la llevaron hasta una compleja estructura de madera que basculaba sobre unos caballetes. A la joven la desataron diligentemente y le quitaron el shibari sólo para atarla acto seguido de muñecas y tobillos a cuatro cintas de cuero que estaban enganchadas a su vez a cuatro sogas. La muchacha respiraba agitada y un poco nerviosa de ser la primera.

Entonces los guardianes empezaron a dar vueltas a dos manivelas y por sorpresa las cuerdas de los brazos se fueron tensando y levantando a la chica del suelo. Los hombres siguieron con las manivelas hasta que estiraron y estiraron completamente su cuerpo hasta tensarlo como la piel de un tambor y ésta empezó a quejarse de dolor. A pesar de eso siguieron y siguieron apretando hasta estirar las sogas al límite y casi dislocar sus brazos.

Si no hubiera sido por la mordaza, la chica hubiera gritado de veras. Ahora su cuerpo desnudo se exponía grotescamente suspendido en el aire indefenso con los brazos y las piernas totalmente tensos y formando una gran equis casi perfecta. Entonces dos guardianes con látigos se acercaron a ella poniéndose a su frente y a su espalda y empezaron a chasquearlos contra el suelo.

La escena la grabaron con dos cámaras que enfocaban a la joven una por delante y otra por detrás. Para el espectáculo en vivo sólo utilizaban una, pero luego montarían aquello para hacerlo más artístico.

Mientras tanto, los guardias obligaron al resto de las chicas a mirar atentamente esa primera flagelación para que vieran lo que les esperaba, entonces a una señal empezaron de azotar a la desdichada. El primer latigazo empezó por detrás pero fue inmediatamente respondido por otro latigazo por delante y sin pausa otro por detrás. El castigo fue brutal desde el principio.

Completamente indefensa y suspendida en el aire, la joven sólo podía gritar con todas sus fuerzas y eso fue lo que hizo casi desde el primer golpe.

El resto miraba la escena con una mezcla de excitación y de terror. Algunas chicas ya sudaban al ver lo que les esperaba y otras mostraban claramente una profunda excitación al ver cómo azotaban a su compañera. Probablemente alguna se arrepintió de su estupidez y osadía en ese momento y comprendió de verdad lo que le esperaba, pero ese arrepentimiento ya no le serviría de nada y sería torturada igualmente.

El impacto de los latigazos contra la piel seguía rítmicamente mientras en el cuerpo desnudo de la joven aparecían más y más rayas rojas oblicuas. La bella muchacha gritaba y lloraba incapaz de soportar el doloroso tormento con un mínimo de dignidad.

Los guardianes, entre tanto, no permanecieron ociosos, sino que fueron escogiendo a las muchachas más bellas para que satisficieran a los ricos hombres de negocios. Ni que decir tiene que Sakura y Keiko fueron elegidas de las primeras para chupar pollas, lo cual significaba que serían crucificadas al final.

Para eso tampoco las separaron, sino que se las llevaron a uno de los grupos más selectos de inversionistas, un grupo de ocho cuarentones o cincuentones que sonrió encantado de que les trajeran esas dos preciosidades. Los tipos miraban la escena de la flagelación completamente trajeados, degustando sake, pues seguramente esa misma tarde tendrían que irse a atender sus negocios.

Los guardianes les quitaron las mordazas a las mujeres para que tuvieran la boca libre y las obligaron a arrodillarse delante de ellos, pero los hombres no les hicieron caso por el momento, pues la flagelación había concluido y estaban soltando ya a la primera mujer. Keiko y Sakura se miraron respirando profundamente y luego miraron también hacia la mujer azotada. Las dos estaban super excitadas con el corazón retumbando en su pecho. Una vez que las cuerdas se destensaron la mujer flagelada cayó al suelo de agotamiento. Entonces le soltaron de las ataduras y la llevaron hasta la cruz que descansaba en el suelo. Allí la acostaron y empezaron a atarla pero eso quedó fuera de la vista de todos.

Al mismo tiempo llevaron a la segunda mujer al potro para ser cruelmente flagelada.

Por fin, los hombres que estaban con Sakura y Keiko les hicieron caso y los dos que tenían delante se sacaron sus miembros al aire sin siquiera mirarlas a la cara.

Para Sakura, sentir ese olor a sexo masculino, mezcla de semen y orina, se había convertido ya en algo muy familiar y extrañamente agradable, preludio de intensos placeres, de modo que cerró los ojos y se dispuso a sentir otra vez la sensación de un pene duro y suave entre sus labios. Por un momento, la joven olvidó lo de la cámara y se preparó para disfrutar.

  • ¡Oooohhh, qué gozada!, dijo el tío que estaba recibiendo la felación ante las primeras lamidas de la muchacha.

Repentinamente Sakura interrumpió la mamada. ¿Esa voz?

La chica separó la boca del pene y le miró a ese hombre a la cara.

  • ¡Sakura!, dijo él poniendo gesto de sorpresa, ¿tú aquí?.

Un escalofrío de terror recorrió el cuerpo de la chica, se trataba de un amigo íntimo de su padre que solía frecuentar su casa y que la conocía perfectamente. No podía ser, la joven estaba muerta de vergüenza de que precisamente fuera ese hombre. Siempre le había tenido asco pues desde niña la miraba con mal disimulada lujuria.

De hecho, en cuanto se dio cuenta de su identidad, y superó su sorpresa inicial, el tipo sonrió con lujuria y sadismo y se dispuso a aprovecharse de la situación.

  • Sí, claro que eres tú, ven aquí preciosa, le dijo agarrándola cuando se dio cuenta de que ella hizo ademán de huir.

  • Vamos, sigue chupando lo estabas haciendo muy bien.

  • No, no déjeme, suélteme, no quiero, déjeme .

  • Vamos no seas tan arisca, llevo años deseando esto, dijo el tío acariciándole los pechos.

  • No, no me toque, déjeme.

  • ¿Qué ocurre aquí?, un guardia acudió presto armado de un látigo.

  • Esta esclava se niega a hacerme una mamada.

El guardia se puso azotarla sin piedad.

  • Estúpida, haz lo que te mandan o te moleré a palos.

  • No déjeme, quiero irme de aquí.

  • Ya es tarde, haberlo pensado antes.

El guardia siguió y siguió dándole latigazos, pero Sakura se negaba a obedecer.

  • Espere, espere un momento, tengo una idea mejor, dijo el hombre más tranquilo. Haga que la crucifiquen ahora mismo, y que traigan una cámara sólo para ella, creo que esta chica merece algo especial.

Los guardias obedecieron y se llevaron a Sakura al potro cuando ya estaban a punto de estirar los miembros de la otra, pero al ver a la nueva candidata, la soltaron y en su lugar colocaron a la propia Sakura tras quitarle el shibari.

Una cámara grabó todo el proceso centrando su atención en el suplicio de la joven.

Ito lo vio todo en su ordenador y tuvo que parar de masturbarse completamente anonadado. Los guardias ataron las cuatro extremidades de la bella Sakura desoyendo sus gritos y protestas y cuando la tuvieron bien atada empezaron a accionar las manivelas para estirar su cuerpo.

La joven sintió de pronto cómo esa fuerza sobrehumana estiraba sus brazos hacia arriba y pronto empezó a colgar en vilo. Las manivelas siguieron y siguieron apretando y las cuerdas de los tobillos se tensaron con un siniestro crujido.

El amigo de su padre quiso ver el espectáculo más de cerca y se llevó a Keiko con él para que sustituyera a Sakura en la felación.

  • UUUaaaah

La pobre Sakura gritó con todas sus fuerzas cuando empezó a sentir el tremendo dolor de los brazos separándose de los hombros. Sin embargo, ese dolor no cesó sino que se hizo más agudo, pues los de las manivelas siguieron y siguieron apretando hasta que las cuerdas empezaron a crujir más fuerte.

  • Mis brazos, mis brazos, por favooor.

La pobre Sakura gritaba de dolor con la cara dirigida al cielo, pero no por eso cesó su tortura.

  • Apretad más, más fuerte, dijo el hombre apretando los dientes con sadismo.

Ito casi sintió pena por la pobre Sakura pues se dio cuenta de que se estaban ensañando con ella. Su bello cuerpo estaba totalmente estirado al límite y su rostro reflejaba un dolor insoportable.

Por fin dejaron de estirarla con las manivelas, pero acto seguido empezaron los latigazos.

Para azotar a las mujeres, los guardianes utilizaban látigos de cuero trenzado que literalmente "arañaban" la piel. Antes de impactar sobre su cuerpo, Sakura notó perfectamente el aire rasgado por la punta de los látigos a pocos milímetros de sus pechos y un siniestro zumbido que le hizo estremecerse. Casi inmediatamente los latigazos acertaron sobre su piel como picotazos producidos por mosquitos gigantes y unos intensos relámpagos de dolor atravesaron su cuerpo. Los alaridos de la joven respondieron casi inmediatamente al chasquido de los látigos pero éstos no pararon sino que siguieron golpeándola con una rápida cadencia por delante y por detrás.

El hombre que la había condenado a aquello se excitó muchísimo al oir los gritos de dolor de su pequeña Sakura y agarrando a Keiko por el cabello la obligó brutalmente a hacerle la felación que la otra le había negado.

La flagelación no fue más cruel que las de las demás, pero como Sakura no llevaba mordaza , sus gritos desesperados la hacían parecer más severa y brutal.

En medio de su suplicio, la joven comprendió horrorizada que no era lo mismo ser azotada por el señor Ito que por aquellos verdugos expertos. Los látigos mojados en vinagre con sal golpeaban con inusitada fuerza en todos los rincones de su cuerpo, entrepierna incluida, haciendo que toda su piel fuera puro fuego.

A pesar de que ya habían levantado la primera cruz con una bella joven desnuda colgada de la misma, la mayor parte del público y las cámaras siguieron deleitándose de la flagelación de Sakura durante unos minutos más. La cadencia de los latigazos no era rápida pero sí regular y la bella joven, envuelta en una orgía de dolor no podía ni coordinar su pensamiento entre gritos y sollozos.

Finalmente cuando los gritos de la chica empezaron a decrecer, los sudorosos verdugos dieron por terminada la flagelación. Se acercaron a Sakura y riendo satisfechos vieron que ella no dejaba de sollozar con la cara manchada de lágrimas y el cuerpo brillante de sudor y cruzado de líneas rojizas.

Como habían hecho con la anterior, cuando soltaron a Sakura, su cruz estaba ya preparada en el suelo, así que dos verdugos la agarraron de los brazos y la ayudaron a caminar hasta ella.

Antes de acostarla en la cruz, Sakura vio por unos momentos esos dos maderos cruzados donde dos verdugos agachados se afanaban en preparar las cuerdas y correas y un escalofrío recorrió todo su cuerpo.

  • Por fin, pensó para sí, por fin se había librado de todo, aquel hombre lo sabía y eso sería la ruina de su padre. Ella ya no podía hacer nada todo el mundo la vería desnuda en la cruz y su secreto quedaría en evidencia.

Extrañamente, y a pesar del dolor y escozor de los latigazos, Sakura se sintió bien consigo misma y cuando los guardianes la obligaron a acostarse en la cruz y le estiraron de brazos y piernas para atarla sintió un enorme placer.

De hecho como en uno de sus relatos, Sakura se abandonó a lo que quisieran hacer con ella.

Mientras le ataban de brazos y piernas, la bella joven miró al cielo respirando con profundidad lenta y pausadamente. El proceso de crucificarla le pareció un siglo con todos aquellos tipos manipulando las sogas y haciendo nudos en muñecas y tobillos. Repentinamente todos desaparecieron de su vista y ella notó que la cruz se movía.

Muy excitado, Ito tuvo en su ordenador un primer plano de cómo ponían erecta la cruz de Sakura, la cámara no perdía detalle y grababa cada segundo de la operación con la máxima fidelidad posible.

La joven desnuda colgaba como un pelele y a medida que la cruz se ponía recta sus brazos se estiraron y sus piernas se doblaron tensándose el torso.

Sakura creyó que perdía el equilibrio y se caía hacia delante, pero las sogas con las que la habían atado se lo impidieron.

La base de la cruz cayó en el fondo de un agujero hecho para eso y todo el cuerpo de la chica se resintió del golpe. Tras esto, los guardianes calzaron el poste para que se mantuviera en una perfecta vertical y finalmente la dejaron sola para que empezara a "disfrutar de los placeres" de la cruz.

La chica comprobó casi de inmediato lo incómodo que era aquello. Todo su cuerpo pendía de sus brazos abiertos y aunque no pesara mucho, tampoco era musculosa ni resistente, por lo que el dolor y los agarrotamientos empezaron muy pronto. Además la piel le ardía y no podía evitar rasparse la espalda y el trasero contra la madera de la cruz con los consiguientes dolores. Sin embargo, su rostro no parecía reflejar dolor por el momento sino un inmenso placer.

Los de la página web tenían experiencia suficiente como para saber que las chicas de complexión delgada no duraban más allá de dos o tres horas en la cruz antes de perder el sentido, y eso es lo que le esperaba a Sakura. Dos o tres horas de bondage puede no parecer mucho, pero suspendida en la cruz cada minuto dura una eternidad.

Tras crucificar a Sakura, los guardianes siguieron con las demás y poco a poco se fueron erigiendo cruces con bellas mujeres colgando de ellas. El espectáculo era digno de verse y las cámaras se deleitaban captando planos generales o detalles, especialmente de los rostros de aquellas pequeñas masoquistas.

De hecho, como toda fantasía sado, recurrieron a un truco y mientras la cámara grababa el rostro de las muchachas alguien les masturbaba con un vibrador hasta que se corrían. Lógicamente, para el espectador se producía la ilusión de que las chicas tenían un orgasmo sólo por efecto de la crucifixión.

Sólo que con Sakura lo hicieron más real.

Keiko se demoró bastante haciendo una felación a aquellos ocho hombres de tal manera que fue la última en ser crucificada. La orgía de mamadas con aquellos tipos terminó con un aparatoso bukkake que le dejó la cara perdida de esperma, de modo que los guardianes la condujeron así sin siquiera limpiarle la cara, hacia el potro para proceder a su flagelación.

Sin embargo, por indicación del conocido de Sakura, Keiko no fue azotada por el momento. En su lugar, los guardias la utilizaron para dar placer a su compañera.

Agarrada por los cabellos, un guardia cogió a Keiko y la llevó delante de Sakura. Esta la miró e intentó esbozar una sonrisa olvidando por unos momentos su propio sufrimiento.

  • Bueno, preciosa, le dijo el guardián a Keiko, antes de crucificarte vas a aliviar los sufrimientos de tu compañera, así que métete entre tus piernas y hazle eso que sabes hacer tan bien con tu lengüita.

Por supuesto, una cámara se colocó estratégicamente para captar la escena con todo detalle.

Keiko no tenía ningún reparo en repetir en público lo que había hecho en la celda, pero Sakura le dijo que no lo hiciera y mantuvo las piernas apretadas entre sí.

  • Vamos, abre las piernas y enseña tu tesoro a cámara, seguro que estás mojada como una puta.

Y como Sakura siguió negándose un guardia trajo una picana y le empezó a aplicar descargas en las piernas.

Sakura "bailó" hacia los lados intentando no rendirse y gritando de dolor por las descargas, hasta que finalmente los guardias se cansaron y le separaron las piernas manteniéndolas así.

Entonces el otro guardia acercó la cabeza de Keiko hasta la entrepierna y frotándosela contra el coño le limpió la cara de los restos de esperma.

  • Y ahora chúpaselo, zorra, chúpaselo hasta que se corra.

Efectivamente la cámara captó un primer plano de Keiko lamiendo la raja depilada de Sakura, mientras otra cámara sacaba un plano general de la escena.

Al principio Sakura siguió resistiéndose y forcejeando, pero llegó un momento en que la joven no tuvo más remedio que rendirse. Keiko le comió el coño con toda la delicadeza que pudo de manera que pronto los guardianes dejaron de forzarlas y las dos jóvenes dieron voluntariamente un buen espectáculo.

  • Por... favor... Keiko... no, déjalo, por favor.

Pero Keiko no lo dejaba sino que utilizaba toda la cara para lamerle el coño bien lamido, la lengua, los labios, e incluso la barbilla y la nariz. El coño de Sakura le sabía a una mezcla de semen y flujos vaginales, pero Keiko estaba fuera de sí, de modo que siguió y siguió hasta que el coño de Sakura se empezó a estremecer con fuerza. Con varias intensas sacudidas la joven Sakura se estremeció y se corrió entre gritos agitando todo su cuerpo en la cruz.

Ito y otros miles de pervertidos que veían la caliente escena desde sus ordenadores personales, debieron eyacular en ese momento al no poder más.

Una vez cumplida su misión, los guardianes desataron a Keiko y la empezaron a crucificar.

La sesión en vivo duró un par de horas más. Primero, los hombres de negocios se follaron a las chicas en las cruces, siempre fuera de plano pues ellos tenían que mantenerse en el anonimato. Ni que decir tiene que Sakura recibió la visita del conocido de su padre que la penetró un par de veces y se corrió dentro de su vagina. Tras que esos hombres se fueron marchando, los guardianes tuvieron entonces vía libre para disfrutar de ellas.

Sin embargo, cuando las muchachas empezaron a dar muestras de agotamiento, decidieron dar por terminado el castigo pues podía ser peligroso.

Lo que tanto temía la joven Sakura se hizo realidad al de pocas horas. Por internet cualquier imagen se expande y viaja a una velocidad de vértigo y el video de su suplicio y orgasmo en la cruz era una auténtica joya para todo tipo de sádicos y pervertidos, de modo que se copió y transmitió por la red con inusitada rapidez. Los jefes de su padre lo habían visto al día siguiente, seguramente por culpa de su conocido.

Probablemente Ito no lo había pensado así, pero ya no había remedio, Sakura se había convertido en lo que amablemente se suele denominar "modelo de BDSM" sin proponérselo.

El caso es que al darse cuenta de su error el Señor Ito quiso poner pies en polvorosa, recogió todo rastro de su paso por la casa de Sakura y se fue rápidamente a su piso a recogerlo todo y desaparecer del mapa.

Cuando la joven Sakura volvió a su casa se encontró algo que no se esperaba. Sus padres habían vuelto urgentemente y al verla hubo una escena horrible.

Tras una violenta discusión su padre le dijo que la repudiaba pues había deshonrado el nombre de la familia y le echó de su casa, además la desheredó, dejándola en la calle. Sakura se quedó sin nada.

Epílogo

Un año después, el Señor Ito seguía con su vida de siempre. Sakura nunca le denunció ni confesó a su padre que el jardinero era quien la había chantajeado y esclavizado. De este modo, tras unos días de precaución, Ito comprobó que nadie le perseguía, volvió a su casa e incluso pudo retomar su trabajo como jardinero.

Su vida seguía siendo gris y había vuelto a su única actividad sexual: sus masturbaciones viendo porno. Recordaba con agrado el mes pasado con su pequeña Sakura y todos los días pasaba las fotos y los vídeos que había hecho con ella. Además ahora tenía muchos más videos de su pequeña....

Ese día el señor Ito volvió a su casa especialmente contento, su querida Sakura salía en la tele.

El hombre se sentó delante del aparato de televisor y el programa empezó oportunamente.

  • Buenas noches, tenemos hoy como invitada a unas de las mayores estrellas del porno en nuestro país, buenas noches Sakura.

  • Buenas noches

  • Tu éxito ha sido fulgurante, Sakura, sólo llevas un año haciendo porno y sin embargo te has convertido en una de las estrellas más cotizadas de Japón. ¿Cuál es el género que más te agrada hacer?

  • Sin duda alguna, el BDSM.

  • ¿Ah sí?

  • Por supuesto, en el porno normal no siempre me ocurre, pero en las escenas de bondage siempre me corro.

  • ¿Y por qué crees que es así?

  • Desde niña he tenido fantasías sadomasoquistas sólo que antes me daba vergüenza mostrarlas en público.

  • ¿Y ahora no, ya no te da vergüenza?

  • No, desde hace un año la he perdido.

Para deleite de Ito, la entrevista siguió y cuando estaba a punto de terminar Sakura quiso añadir algo que le abrió el cielo.

  • Perdona, pero antes de terminar me gustaría hacer una petición a través de tu programa.

  • Adelante, contestó el presentador extrañado.

Sakura habló mirando fijamente a cámara.

  • Estos meses he ganado bastante dinero y voy a comprarme una casa con jardín, por si me está oyendo, quiero decirle que necesito a mi antiguo jardinero.